Una Black de ojos violetas ➳ (George Weasley)

Capítulo 30

Para mí desilusión, mi primer año en Hogwarts se había terminado. No había sido como lo esperaba, creo que puedo decir que fue bastante sufrido, salvo por esos momentos de alegría que me daban mis amigos.

Y aunque no lo sabía todavía, este no sería mi peor año...

Me subí al Expreso de Hogwarts un poco triste. Aunque me gustaba volver a casa y ver a mi familia, iba a extrañar este lugar en mis vacaciones. Mi madre y Remus prometieron esperarme a las once en punto en la estación de King's Cross, así que eso me entusiasmaba un poco más... Pero igualmente estaba un poco decaída.

— ¿Te quedas conmigo? —le pregunté a Cedric mientras ambos caminábamos por los abarrotados pasillos del tren que todavía seguía en la estación de Hogsmeade.

— Había arreglado para ir con Félix y Oriana —contestó apenado. Oriana Smith era una compañera nuestra de hufflepuff también. Estas últimas semanas Cedric se había encariñado bastante con la chica.

— Oh —me encogí de hombros— buscaré otro compartimiento entonces.

— Puedes venir con nosotros tres si quieres.

— Me da vergüenza. Además no los conozco —dije sin importancia— seguramente iré con mis compañeras o Lee, Fred y George.

— Bien, si no tienes ganas —hizo una media sonrisa y nos frenamos en medio del pasillo del vagón, dejando lugar para que los demás alumnos pasaran sin dificultad— supongo que nos veremos en el verano, ¿Verdad? Vecina —dijo con una mueca.

— Claro que sí, te escribiré en estos días para arreglar.

— Más te vale —frunció el ceño— sino iré a buscarte y te secuestro —me reí y me lancé sobre él para apretujarlo en un abrazo.

— Nos vemos luego entonces —ambos sonreímos y nos separamos. Cedric siguió caminando y lo perdí de vista al atravesar la puerta hacia el otro vagón. Yo me acomodé en un compartimiento que estaba vacío y agarré mi walkman para ponerme a escuchar un poco de música durante el viaje.

Lo bueno era que ya estando en las afueras del castillo ciertos aparatos muggles funcionaban bien.

Oí un silbido y el tren comenzó a moverse lentamente. Dejé mi mochila en el suelo y me acurruqué en el asiento mientras sonaba I saw her standing there de los Beatles. Era una de mis canciones preferidas de la banda, junto con Yesterday.

Miré hacia la ventanilla y rodeé mis piernas con mis manos, estaba sentada en una posición rara pero yo era rara de por sí, así que no me importaba.

— Well, she looked at me —comencé a cantar por lo bajo— and I, I could see, that before too long I'd fall in love with her... She wouldn't dance with another when I saw her standing there —cerré los ojos y aumenté el sonido de mi voz— Well, my heart went boom, when I crossed that room —me emocioné aún más y comencé a hacer de cuenta que mi puño cerrado era un micrófono y yo estaba en algún escenario cantando— and I held her hand in mineeee —esta última palabra la hice con una nota tan aguda que podría haber roto un jarrón si estuviera enfrente mío.