More than this | Fan-fic de L...

由 judiLimon

663K 25K 3.5K

"Nuestros ojos chocaron por sexta vez en la noche y me estremecí. ¿Qué había en ellos? ¿Estaba viendo deseo e... 更多

More than this
I. Miradas
II. Nunca había hecho esto
III. Cuenta hasta diez
IV. Sabes perfectamente la respuesta
V. Me gustaría mucho que fuera contigo
VI. Calma, preciosa
VII. Dime si quieres que me quede
VIII. ¿Eso es humillante?
IX. Desnúdate
X. Creo que somos muy parecidos
XI. No voy a llevarte a ninguna parte
XII. Esto es muy intenso
XIII. Nunca
XIV. ¿Por qué eres así?
XV. Lo prometo
XVI. ¿Y si se quedaba conmigo?
XVII. Poniéndome a prueba
XVIII. Puedes hacer lo que quieras conmigo
XIX. No eres tan duro como aparentas
AVISO
XX. Mía
XXI. Algo que he querido hacer para ti
XXII. El cuartel general
XXIII. Mucho, pequeña
XXIV. Hasta que me besó
XXV. ¿Qué me estaba pasando?
XXVI. Miedo
XXVII. Confía en mí (1/3 maratón)
XXVIII. No lo permitas (2/3 maratón)
XXIX. Gracias por cuidarme (3/3 maratón)
XXX. Especial
XXXI. Necesitaba sentirla mía
XXXII. A su lado
XXXIII. Querida
XXXIV. ¿Lo has hecho por mí?
XXXV. No quiero que nos vayamos ninguno
XXXVII. El muro, la fuerza y la valentía
XXXVIII. Tuyo
XXXIXL. Sólo sexo
XL. Ganamos los dos
XLI. Historia de amor
XLII. Blanco o negro
XLIII. No puedo
XLIII. Negro
XLIV. ¿Por qué no podía dejarme sola?
XLV. Haz conmigo lo que quieras
XLVI. Paraíso
XLVII. La decisión
XLVIII. Y siempre lo voy a ser | FINAL |

XXXVI. A cada paso que daba sin él

11.2K 406 61
由 judiLimon

Martes 8 de abril de 2014

[Punto de Vista Alice]

- Venga, dormilona, arriba...

Una dulce voz de sobra conocida me hizo querer abrir los ojos y di media vuelta en el colchón, siguiendo esa llamada. Elevé un brazo como si de esa forma esperase tocarle y me ofreció su voluntad al instante, colocando mi mano sobre su mejilla y presionándola con una de las suyas. Sonreí y abrí un ojo al que fue mi segundo despertar al lado de Louis.

Para mi sorpresa, él ya se encontraba vestido de cintura para abajo. No pude reprimir un bostezo y me cubrí la boca cuando éste ya había dado inicio. Louis se sentó en la cama, a mi lado, y lo miré aún tumbada y somnolienta. Todo mi cuerpo estaba agarrotado y me di cuenta de un detalle: mi manta preferida, fiel compañera en mis ratos de sofá, escondía parte de mi cuerpo. ¿Louis me había arropado? No podía ser más tierno.

- ¿Qué hora es? -Pregunté, sin librarme del atontamiento típico de una recién levantada.

- Las ocho menos cuarto.

- ¿¡QUÉ!? -Me incorporé de un salto, quedando a su altura, y emitió una carcajada preciosa que hizo que sus ojos se achinaran. No quise perderme en esa bella imagen y bajé los pies de la cama-. ¡Es tardísimo!

- Tranquila, tranquila -colocó su mano en mi espalda y lo miré-. Te llevo yo a la librería, por eso te he dejado dormir más -se inclinó hacia mí para besar mis labios y apartó el pelo de mi cara-. Te he preparado el desayuno.

- ¿En serio? -Soné demasiado incrédula.

- En serio.

Enrollé mis manos en torno a su cuello y le devolví el beso que me había dado segundos antes, con algo más de fervor. Me aproximé todo lo que pude a su figura y mordí su labio inferior, tirando de él con cuidado.

- Mmm... creo que voy a pedirte que duermas todos los días conmigo si eso implica un rico desayuno a la mañana siguiente -jugueteé con mi nariz por su rostro y pellizcó mi muslo derecho, a modo de protesta por mi comentario.

Me levanté de la cama sólo para sentarme sobre él de inmediato, a horcajadas, como su posición me permitió. Colocó sus manos en mis caderas y mi zona íntima me aseguró que el incidente de la noche anterior estaba ya completamente olvidado. Lo quería todo de él.

- Alice, no me enciendas...

Reí.

- Claro que quiero encenderte. Siempre quiero encenderte.

- No, ahora no.. vamos.

Se incorporó arrastrándome con él a regañadientes. Eché la cabeza hacia atrás, desesperada por su negativa, mientras él se dedicaba a colocarme su camiseta, que aún llevaba puesta, evitando, imaginé, que viera algo en mí que pudiese encenderlo. Caminé hasta la mesilla de noche, cogí mi móvil e inspeccioné por encima lo que tenía. Quité el silencio, entendiendo que ya estaba disponible para cualquiera. Louis cogió mi mano y juntos caminamos hasta la cocina.

Había hecho tortitas. Tortitas de chocolate. La boca se me hizo agua en cuanto las tuve cerca y su delicioso aroma se hizo dueño de mi ser. Dirigí una última mirada hacia Louis, que contemplaba orgulloso su creación, y me dispuse a darme un gran festín de comida.

Nos acercamos a la mesa, donde había dejado dos tazas de leches, dos vasos de zumo y un par de bollos, también de chocolate, que había encontrado rebuscando entre los cajones. En un tazón de considerable tamaño había colocado con cuidado cuatro fresas, con nata, que parecían estar gritando “cómeme”.

- ¿Tienes bastante con eso? -Preguntó.

Lo miré maravillada. Cercó con sus manos mi cintura y me aprisionó, pegándome a él. Nos besamos varias veces con melosidad, sonriendo, y sentí de nuevo que la conexión entre ambos era total y absoluta.

- Definitivamente quiero pasar el resto de mis noches contigo, señorito Tomlinson. O, al menos, el resto de mis mañanas.

Rió y me besó con ganas, hasta que la melodía establecida como tono de llamada para mi teléfono interrumpió ese momento. Abandoné sus labios y me apresuré a ver de quién se trataba.

- Es Chloe -anuncié.

- Contesta, pero voy desayunando.

Le saqué la lengua y descolgué la llamada, sentándome al mismo tiempo en el taburete contiguo a donde estaba Louis.

- Dime, Chloe.

- “¿Qué tal, Alice? ¿Todo bien?”

Miré a Louis, que daba un primer mordisco a una de sus tortitas.

- Todo muy bien -admití-. ¿Tú qué tal? ¿Cómo fue la noche?

- “Bien, muy bien. En fin... ya te contaré”.

- Eso no suena muy bien, la verdad -fruncí el ceño, cogí el vaso lleno a rebosar de zumo de naranja y di un sorbo-. ¿Qué ha pasado?

- “Luego hablamos, ¿vale? Sólo quería que supieras que sigo viva. Si quieres, podemos cenar juntas hoy”.

- Sí, claro, estupendo. Mi casa sigue siendo tu casa tanto tiempo como quieras, aunque ayer decidieras abandonarme.

La escuché reír y me sentí algo aliviada.

- “Genial, entonces a media tarde me paso y empiezo a preparar la mejor cena que te han preparado en la vida. Estará lista cuando llegues del trabajo, prometido”.

- Con unas patatas fritas soy la persona más feliz del mundo, no te compliques.

Louis giró de inmediato su cabeza y me taladró con la mirada. Suprimí una risa. Desde luego, él parecía haberse complicado preparando el desayuno. Le lancé un beso pero continuó mirándome de igual manera.

- “Ya veré que se me ocurre. ¡Luego nos vemos!”

- Hasta luego, tonta -colgué y dejé el móvil sobre la mesa, esperando que Louis censurara mi comentario de forma divertida-. Con el desayuno sí me gusta que la gente se complique -comenté, queriendo provocarle.

- Prefiero no decir nada al respecto -suspiró, haciendo que riera de nuevo. Dejé caer mi cabeza sobre su hombro y me llevé un trozo de tortita a la boca-. Me gusta la canción que tienes de tono de llamada.

- ¿Te gusta Maroon 5? -Pregunté, sorprendida.

Estaba segura de que la había escuchado sonar mil veces en mi teléfono y nunca me había comentado nada.

- Sí, claro. Y esa canción es de mis favoritas -bebió del vaso de zumo y dejó escapar una tos-. You push me... I don't have the strength to resist or control you... -Tarareó.

Levanté la cabeza y lo miré, esperando más. Queriendo más. Deseando más. Rezando por más.

- Sigue -pedí. Rio y negó con la cabeza-. Por favor...

- Wake me up in the middle of the night to say I will never walk away again... I'm never gonna leave this bed...

Sus ojos se clavaron en mí y me derretí. Por completo. Nunca había tenido, hasta entonces, el placer de escucharle cantar delante de mí. Era algo que no le había pedido, para no incomodarle, y algo que él tampoco había querido hacer. Sin embargo, en esos momentos...

- Un poco más.. -Supliqué.

- So come here... And never leave this place... Perfection on your face -tocó con suavidad mi nariz y me estremecí por la frase con la que había acompañado ese acto de cariño-. Slows me down... Slows me down...

- Louis... -Pronuncié su nombre una vez que se detuvo y negó.

- No más por hoy, lo siento -se encogió de hombros.

- ¿Por qué te gusta hacerme sufrir? -Condené, cruzándome de brazos.

- ¿Por qué te gusta llegar tarde al trabajo? -Contestó, con una sonrisa en su boca, sabiendo que me había vencido-. Tocada y hundida -levantó el puño en señal de victoria y reí-. Venga, anda.

Llegué tarde, claro, aunque bastante menos de lo que hubiera imaginado tras no poder evitar hacer una guerra con nuestra propia ropa en la habitación mientras tratábamos de vestirnos. Aparcó en la acera de en frente a donde se encontraba la librería, y echó el freno de mano de inmediato.

- Hoy no hace falta que entres, ¿no? -Pregunté, esperando escuchar un “no” por respuesta que nos alejaran de más posibles disputas.

- Sí, de hecho pienso hacerlo -sonrió.

Puse los ojos en blanco y escuché cómo se desabrochaba el cinturón. Reclamó mi contacto acercándose a mí y me colmó con varios besos, largos, dulces, tiernos.

Elevé las cejas cuando se separó de mí.

- Luego no protestes si salen fotos nuestras, te recuerdo que estamos en un lugar público -inesperadamente, rió tras mis palabras-. Ah, ¿hoy te hace gracia? Podrían concederte un premio a la bipolaridad.

- Sí, el bipolar más guapo del mundo. ¡Venga!

Salió del coche antes de que yo pudiese hacerlo y, en el fondo, me sentí afortunada. Sabía que acompañarme hasta la entrada misma a la librería era una forma de demostrarme, sin palabras, que estaba a mi lado. Era una forma de hacerme ver, y de hacerle ver a Benedict, que no me iba a dejar sola. Supuse, además, que era su manera de protegerme.

- Nada de discusiones -le advertí, antes de abrir la puerta.

- Prometido.

Asentí y me adentré en ese averno al que llamaba trabajo. Benedict ya se encontraba tras el mostrador, con su habitual cara de pocos amigos, y ni siquiera levantó la vista cuando entramos, lo cual me alivió. Una nueva lucha entre ellos habría acabado con mis nervios.

Di dos pasos al frente y me giré de inmediato, con el propósito de despedirme de Louis cuanto antes para evitar provocaciones innecesarias con su presencia allí. Él me abrazó por la cintura y dejó un beso en mi frente que me hizo sonreír.

- Gracias por traerme -susurré.

- No tienes que darlas -besó mis labios, varias veces seguidas, sin pausa entre unas y otras-. Lo de la fiesta sigue en pie hasta el último momento, ¿vale? Ahora te mando la dirección por si cambias de opinión.

- Gracias, Louis, pero prefiero quedarme con Chloe, de verdad.

- Estaré esperándote igualmente. Avísame si decides venir. Puedo pasar a buscarte.

Me besó de nuevo y no tardé en entender que quería alargar ese momento varios minutos. Lo empujé hacia la puerta, hasta que chocó con ella y rió, con una actitud provocativa que me hizo asesinarlo mentalmente.

- Vete, venga -pedí, entre dientes.

- Otro beso.

Acercó sus labios a mí, formando casi un corazón con ellos, y golpeé su pecho al tiempo que, entre risas, le daba el beso que esperaba. Sorteé su cuerpo para ser yo misma quien abriese la puerta y le invité amablemente, con la mirada, a salir por ella. Dejó un nuevo beso en mis labios cuando pasó por mi lado y sonreí una vez que me dio la espalda. Me dispuse a cerrar la puerta pero, de repente, introdujo su cabeza por ella, sonriente.

- Un beso más.

Reí. Y lo besé.

- ¡Vete! -Exclamé, mordiéndome el labio inferior.

Me sentí vacía cuando se marchó. En realidad, era como me sentía casi siempre cuando no estaba junto a él. En ocasiones, no podía evitar sentir que lo perdía a cada paso que daba sin él y era una sensación de lo más espantosa y, por fortuna, una sensación con la que empezaba a acabar. Quería creer que lo conservaba a mi lado, incluso aunque estuviese lejos. Quería creer que entre nosotros existía ya un fuerte vínculo. Quería creer que no se lanzaba a los brazos de otra cuando no podía estar conmigo. Era una esperanza que había nacido vaga, pero que empezaba a fortalecerse a medida que seguíamos pasando por multitud de cosas juntos.

Caminé hasta el almacén y me perdí entre libros, polvo y mis pensamientos. Había rechazado asistir a una fiesta con Louis por quedarme con Chloe, y no me arrepentía de mi decisión, pero me hubiera gustado comprobar hasta qué punto iba a ir “oficialmente” con él. Hasta qué punto le hubiera gustado que fuéramos una “pareja” en esa fiesta.

Ven conmigo”, había dicho. Podía interpretar de diversas maneras esa simple frase, pero la esperanza, la ilusión y lo que sentía hacia él sólo me dejaba interpretarlo de una: quería que fuera con él, de manera oficial, porque empezábamos a ser una pareja que desayunaba tortitas por las mañanas.

[Punto de Vista Chloe]

Alice llegó a la hora esperada, cuando la mesa ya estaba puesta y una primorosa pizza barbacoa hacía que las tripas me rugieran de hambre cada vez que la miraba. Mi genial amiga clavó sus ojos en ella cuando entró al salón y, acto seguido, los posó en mí.

- Me habías prometido poco menos que la mejor cena de la historia de la humanidad... -Comenzó, manteniéndose seria-. ¡Y lo has conseguido! -Clamó, con teatralidad-. Pizza barbacoa, mmm... mi favorita. No quiero ni quitarme el abrigo.

- Y patatas fritas -señalé el plato situado en un extremo de la mesa y la vi asentir-. Y nuggets de pollo. Dime, ¿quién te ha preparado algo así alguna vez?

- Nadie. Nadie, oh, maravillosa Chloe. ¡Voy a ponerme el pijama que de esto hay que disfrutar en condiciones!

No tardamos en estar sentadas frente a la gran mesa que tenía en el salón. Cogió con dos dedos una patata frita, que aún conservaba bastante del calor de la sartén, y se la llevó a la boca.

- Entonces, ¿qué tal ayer? Cuéntame.

- Muy bien. Tenía ganas de verlas, la verdad. Desde que me marché de Donfrield he tenido poco contacto con la gente que dejé allí, y ahora empiezo a arrepentirme de ello -comenté, con desánimo.

Me había alejado bastante de la realidad cuando mi relación con Niall había comenzado.

- No me preguntes en qué lo noto exactamente, pero... no te veo muy bien.

Reí. Alice era muy observadora, era extraño que se le pasase un detalle de ese estilo por alto.

- Me hicieron pensar. Las conté todo lo que había ocurrido y me escucharon con una atención sorprendente teniendo en cuenta lo lamentable que es mi historia con Niall. Después, se quedaron demasiado calladas y las pregunté qué las pasaba. Martha sólo supo decirme “si todavía le quieres, ¿por qué no le pides volver a intentarlo?”. Carrie, después, añadió un doloroso “eres tú quien debes hacerlo”.

- ¡Bien! -Aplaudió Alice, para mi sorpresa, masticando el trozo de pizza que conservaba en su boca-. ¡Te hicieron pensar en ello! ¡Estupendo! Dame su número, quiero contactar con ellas.

- Espera... ¿qué?

- Oh, vamos, ¡Chloe! Llevas días encerrada en casa, arrastrándote como si fueras un reptil y comiendo lo necesario para vivir un día más. ¿Es qué piensas seguir así de por vida?

- Pues... no, pero...

- ¿Pero qué? ¡Sabes de sobra cuál es la solución! Y sabes de sobra quién puede aportarte lo que te falta. Oye -se giró, cogió mi mano y me miró fijamente, con las cejas alzadas-, yo puedo estar a tu lado tanto tiempo como quieras, pero no es a mí a quien necesitas. ¡Es a Niall! Tienes que recuperarlo de una maldita vez. Por eso te aplaudo, porque me alegro de que alguien te lo haya hecho ver.

Arrugué la frente.

- Pero si yo no he dicho que vaya a recuperarlo, sólo he dic...

- ¡Claro que no! -Me cortó-. Pero no hace falta que lo digas. Sé que lo tienes casi decidido. Al noventa y cinco por ciento, me atrevería a decir -sonrió.

La miré pasmada.

- Vale, bruja, ¿dónde tienes la bola de cristal?

Rio.

- Chloe, te conozco. Incluso aunque llevemos apenas un mes conociéndonos, te conozco bien. Después de la conversación que tuvimos con Louis el otro día, sabía que era cuestión de tiempo que tomases esta decisión. Nadie se rinde ni tira la toalla tan fácilmente cuando quiere de verdad a alguien que le corresponde. Sólo necesitabas un impulso, alguien que te diera el capón definitivo, con cariño, y consiguiera que la venda que tenías puesta en los ojos cayese al suelo. Me alegro de que eso haya sucedido.

Asentí. Lo había relatado todo a la perfección, como solía ocurrir. Llevaba días encerrada en casa para evitar de esa forma abrirme a los demás y dejar al descubierto todas mis heridas, que también me trataba de ocultar a mí misma. Comía poco, dormía mal, pensaba en exceso y extrañaba a Niall como nunca había extrañado a nadie. Y en las últimas horas todos mis pensamientos se habían concentrado en la forma de conseguir su perdón y una nueva oportunidad. Y en rezar a todos los astros para que sus sentimientos hacia mí no hubiesen cambiado.

- Sólo hay un problema.

- ¿Cuál? -Preguntó, con la boca casi llena.

- Niall. ¿Por qué iba a querer volver conmigo?

- De eso tienes que hablarle, del por qué de un nuevo intento.

- Ni siquiera yo estoy convencida de por qué tiene que volver conmigo -suspiré.

- ¿Porque le quieres? ¿Porque nadie le va a querer como tú? ¿Porque habéis pasado mucho tiempo, muchas cosas y muchos momentos juntos? ¿Porque estáis enamorados? ¿Porque...?

- Vale, campana y se acabó -alcé la mano, como si estuviera haciendo resonar la campana-. Ese es el problema, en realidad. ¿Sigue queriéndome?

- Claro que lo hace.

- ¿Y eso cómo lo sabes?

- Porque lo sé -aseguró, convencida, y supe que para ella no era necesario dar argumentos.

- No me atrevo a hacerlo -admití, segundos después, pinchando con el tenedor varias patatas empapadas en keptchup-. No sin saber qué siente él. Tengo miedo a hacer el ridículo.

- Cuando una persona quiere a otra, nunca hace el ridículo al decirle lo que siente.

- Aun así... no soy capaz. Me gustaría hablar con Louis, por ejemplo, y que me contara cómo está Niall. Sería de gran ayuda, pero, claro... -Hice una pausa. No sabía de qué forma pedir lo que quería pedir-. Louis hablaría con Niall de esto, y no quiero que esté informado de ello antes de que tome la decisión definitiva. Entonces... -Tragué saliva.

- ¿Quieres que hable yo con Niall? -Se ofreció Alice, sin necesidad de proponérselo. Observé su cara de bondad absoluta y me mordí los labios-. Puedes pedírmelo sin temer nada -añadió.

- ¿Lo harías?

- ¿Por ti? Claro -afirmó, sin dudar.

- Nunca sabría cómo agradecértelo.

- Con muchas pizzas barbacoas.

Ambas carcajeamos y cogimos, a la vez, otro porción de ella.

- Pero... hazlo disimuladamente, por favor -me sonrojé al tener que ponerla condiciones a un favor que pensaba hacerme-. No sé de qué forma puedes hacerlo pero... si pudiera parecer que no hablas con él exclusivamente para eso... -Alice hizo un movimiento afirmativo con la cabeza, como si ya estuviera trazando un plan-. Esto me está matando, te lo prometo. No sé cuánto tiempo voy a seguir así.

- ¡Tengo una idea! -Exclamó. Sólo necesitaremos acabarnos la pizza, que yo me ponga guapa y que tú esperes pacientemente hasta mañana por la mañana para obtener el veredicto.

Entreabrí la boca, tratando de imaginar de qué podía tratarse.

- Concreta, por favor -pedí, nerviosa.

- Sé dónde está Niall ahora mismo: en una fiesta. ¿Y sabes lo mejor? Que puedo ir a verle porque tengo la excusa perfecta -sonrió y aguardé a que me hablara de ella-. Louis.

[Punto de Vista Alice]

Todo parecía programado para que yo estuviese en ese lugar en esa hora exacta. Louis me había dado la dirección del local donde tenían la fiesta aun sabiendo que no iba a asistir, y eso sólo podía ser una señal del destino. Debía estar allí. Debía hablar con Niall, primer paso para que retomara su relación con Chloe.

Debía estar allí, con Louis. Oficial o no, como pareja o no. Pero algo me decía que debía estar allí.

Me subí a un escalón a cierta altura para buscar con la mirada a Louis, Niall o cualquiera que después pudiera indicarme dónde estaba uno de ellos dos. Tuve cuidado de que los tacones que esa noche lucía no me jugaran una mala pasada, y aproveché para colocarme con mimo el vestido azul marino, de manga larga y precioso corte con vuelo, que había decidido estrenar. Había acudido a hablar con Niall, de acuerdo, pero también quería estar guapa para Louis.

Tuve suerte al instante, otra señal más, cuando descubrí a Liam y Niall unos diez pasos situados a la derecha de donde yo me encontraba, cerca de la barra destinada a pedir las bebidas. Me acerqué hasta ellos con paso acelerado, sin poder esperar más para escuchar de Niall las palabras que necesitaba escuchar.

- ¡Hola! -Exclamé, con ánimo, colocándome frente a los dos.

- ¡Pero, Alice! -Chilló Liam, abrazándose de inmediato a mí-. ¿Tú qué haces aquí?

- Pues... ver a Louis -reaccioné rápido, de una manera impulsiva-. ¿Qué tal estáis?

- Bien -afirmó Liam, con una sonrisa.

Volteé mi cabeza para observar a Niall, que me miraba con simpatía.

- Y tú, ¿cómo estás?

- Bien -alzó sus hombros, como si esa fuera la única respuesta posible.

- ¿Bien? ¿Seguro? -Increpé, pasando deprisa al interrogatorio de tercer grado al que debía someterle.

- Bueno... -Cambió su respuesta, dejando salir de su boca una risa nada alegre-. ¿Cómo voy a estar bien?

Quise sonreír, pese a entristecerme verdaderamente que alguien como Niall estuviera pasando por un mal momento. Pero eso sólo podía significar que sus sentimientos por mi amiga seguían intactos.

- Chloe está viviendo en mi casa -dije, directamente-. Ha venido a pasar unos días conmigo.

- ¿Y cómo está? -Preguntó, con una evidente y preciosa preocupación.

Sonreí.

- Es bonito ver cuánto la quieres.

- Mucho -contestó, con la voz rota.

Me mordí el labio. Misión completada. Tenía una confesión más que suficiente para que Chloe se animase a dar el paso definitivo. ¡Volverían a estar juntos! Y todo estaría como tendría que estar.

- Niall, todo va a arreglarse, confía en mí -dije, sin querer hablar más de la cuenta. Rodeé su brazo derecho, próximo a mi cuerpo, y lo miré-. ¿Tomamos algo y charlamos un rato?

Di media vuelta, llevándole conmigo e indicándole a Liam con una mirada que nos acompañase. Pero me detuve en seco cuando volví la vista al frente. En la barra, situada frente a mí, me esperaba una auténtica sorpresa. La auténtica razón por la que el destino había querido que esa noche, en esos momentos, yo estuviese allí.

Solté el brazo de Niall mientras contemplaba destrozada cómo Louis hablaba con una espectacular chica morena que jugueteaba con el inicio de su camisa. Él tenía sus brazos en torno a su cintura, y ambos sonreían.

Los observé pasmada, a unos cuantos pasos de ellos, sintiéndome morir. Las piernas me fallaron y Liam se colocó inmediatamente a mi lado cuando observó cómo me desplomaba.

- Alice, ¿estás bien?

Dejé que innumerables lágrimas resbalasen por mi cara mientras el dolor más profundo, más real y más desgarrador se hacía dueño de mi pecho. Esa era la realidad. Esa era la realidad que tenía que afrontar de una maldita vez. Louis nunca sería mío. Louis jamás dejaría de ser de otras. Poco importaba el vínculo existente, poco importaba la conexión entre los dos, la magia, un abrazo mientras dormíamos juntos o las tortitas que pudiésemos desayunar por la mañana. ¡Nada de eso tenía sentido! Louis no me quería. Nunca lo había hecho y nunca lo haría porque no quería hacerlo.

- ¿Alice?

La voz de Niall sonó lejana y cerré los ojos, queriendo escapar de allí de inmediato.

- Tengo que irme -anuncié, librándome de todas las sujeciones que habían trazado en torno a mi cuerpo, queriendo evitar que cayera al suelo.

Caminé entre la gente como si estuviese en mitad de una pesadilla, como si nada de lo que estaba sucediendo fuese real. Choqué con algunos cuerpos y tropecé contra otros muchos mientras las lágrimas seguían resbalando, llevándose consigo el maquillaje que una hora antes me había dado para estar guapa para el hombre que no me quería. Para el hombre que nunca me iba a querer.

El frío helador me traspaso los huesos cuando salí a la calle y no me importó. Poco importaba ya. Había chocado de bruces contra el muro más grande, más indestructible, más doloroso y más impenetrable que nunca iba a conocer. A varios metros de altura, subido en ese muro, me contemplaba Louis. Impasible. Indiferente. Como si nada de lo que había sucedido en esas últimas semanas tuviera que ver con él. Como si yo no importara. Como si lo nuestro, pese a todo, no importara.

Al final, yo llevaba razón. Lo perdía a cada paso que daba sin él, incluso aunque fuera mío cuando estaba a mi lado. Pero eso, la relación a medias que podía ofrecerme, ya no era suficiente. Nunca más podría ser suficiente.

____________________________________________

Empieza el sufrimiento, chicas.

Capítulo dedicado a andreaamalik :)

¡Por cierto! He subido una nueva historia, se llama "Imagina... ONE DIRECTION". Decidme una cosa... ¿Queréis ser las protagonistas de una historia con alguno de los chicos? Entonces pasaros por mi perfil y buscad esta historia :)

Mucho amor xxx

Tw: @LookAfterYou28

继续阅读

You'll Also Like

3.7K 78 3
。゚・ ☆ ・。゚ 「❀」❝Dicen que los sueños no se hacen. realidad y mira, te encontré a ti❞ 「❀」 ...
73.7K 8.6K 27
Jimin, es un joven omega que no espera de los alfas nada más que traición. Vendido a la prostitución siendo aún un niño, Jimin sobrevive manteniendo...
137K 8.2K 36
•fan fic con jungwon de ENHYPEN •mafia
250K 10.8K 69
Esta es la historia de ____ (tn) y Harry Styles, Ella una simple chica que junto a El descubrirá el verdadero sentido de la vida. Esta novela no es m...