Hard Luck Woman. | Paul Stanl...

By itsoeasy

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Cuando Vee chocó contra Paul, lo deslumbró. Y el chico que estaba listo para ser el vocalista principal de la... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32

Capítulo 29

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By itsoeasy

Aquel día estaba terriblemente helado, temperaturas bajo cero habían sido anunciadas por la radio el día anterior y parecía que no iban a variar mucho en el mes que tenían por delante. Había algo bueno: se creía que ese día sería el más frío de todos los que se aproximaban.

Paul frotaba sus manos enguantadas mientras caminaba rumbo al ensayo, había estado haciendo algunas cosas cerca de esa calle, por lo que el auto estaba cerca también. No había ido en él porque con la temperatura habría necesitado un buen rato para calentar el motor, de otra forma se estropearía, y de hacer eso habría estado tarde para el ensayo... Aunque si lo pensaba bien estaría justamente para el momento en que Ace apareciera elegantemente tarde, como el guitarrista decía.

Sacó la llave de su bolsillo y subió las escaleras tranquilamente. La voz de Gene resonó en el pasillo y Paul rió. Comenzaba a preguntar con quién hablaba al tiempo que abría la puerta, pero la carcajada de diferentes personas le exaltó.

-Carajo.

-Hey, Paul.

Miró bien a los presentes: Gene, Peter, Ace, Vee y Bill, todos estaban ahí. Solamente faltaba él.

-¿Qué hacen aquí? -preguntó extrañado. Miró su reloj y vió que aún quedaban diez minutos para las cinco.

-Cincuenta minutos tarde. -Ace habló fuerte, levantándose de su asiento. -¿Cuál es tu excusa?

-¿Qué? -preguntó. -El ensayo es a las cinco.

-Ah, no. -Vee negó.

-Era a las cuatro. -mencionó Gene.

-Por supuesto que no. Ensayamos a las cinco. Siempre. ¿Por qué sería a las cuatro? -dijo a la defensiva.

No llegaba tarde nunca, normalmente estaba ahí antes que cualquiera de ellos, de vez en cuando llegaba junto a Gene.

-Porque tenía cena con mis suegros a las siete. -habló Peter de manera natural.

-¿Y qué haces aquí?

-Cancelé cuando me di cuenta que no ibas a llegar.

La réplica del Catman dejó pensativo a Paul, todos lo miraban con una mueca que resistía la risa. El mánager dejó su café a un lado y se levantó para sacar al chico de sus pensamientos.

-No te amedrentes, muchacho. Puntual siempre, un día tarde no es nada. -le dió unas palmaditas en la espalda. Era obvio que jugaba, lo trataba como si la situación fuera de suma delicadeza. -Pero no lo hagas en alguna junta importante.

Los chicos le miraron sonriendo y Paul rodó los ojos divertido.

-Supongo que lo olvidé. Lo siento, chicos. Y también siento lo de tu cena, Pete.

-Ya, no es nada. -le quitó importancia con un ademán. Luego gesticuló una pequeña sonrisa. -Llegaste tan preocupado que ni siquiera saludaste.

No lo decía por ellos. Vee miró divertida a Peter y Paul la miró a ella, para en seguida acercarse. Vee le dejó espacio a su lado y en vez de esperar le dió un corto beso en los labios. Los chicos gritaron.

-¡Qué infantiles son! -dijo Bill. -Vamos, discutamos esto para que puedan irse pronto a hacer lo mismo.

-¿Con Vee?

-¿Con Paul?

Soltaron una carcajada por lo que dijo Gene. Sin duda era bueno volver a ser los mismos que hacía dos meses, a excepción de que habían hecho un pequeño ajuste interno, todo era igual que antes.

-¿Qué era lo que tenías que decir, Bill? -cuestionó la chica mirando directamente al mencionado.

Evitaba mirar a los chicos porque todos les observaban sonrientes, a ella y a Paul, y si hacía contacto visual con alguno de ellos terminaría poniéndose más roja que un tomate, lo que a su vez provocaría inacabables burlas de parte de los tres chicos.

-Es algo importante. -dijo tomando su taza de café. -Como ya saben, el álbum no rompió récord. Pero hizo algo, y ese algo logró que Richie me llamara ayer en la mañana para decir que están listos para financiar otro álbum.

-¿Qué?

Se levantaron todos de un salto. La disquera no los había contactado en los últimos meses, pero daban por sentado que con su situación económica y la de ellos, no volvería a haber trato por ninguno de los dos lados, el contrato estaba a punto de acabar y suponían que la llamada del productor significaba que volverían a firmarlos.

-Así es. -sonrió ampliamente. -A finales del siguiente mes tendremos que regresar a California para grabar.

-¡Oh, sí!

-Como su representante y como una persona con sentido común, creo que es una gran idea que comiencen a trabajar en más canciones. -señaló. Su mirada viajó hasta Vee, que estaba justo en medio de Ace y Paul. -Y tú: ya sea que trabajes o no, espero que estés ahí.

-Apuesta tu trasero a que así será. -sonrió.

-¡Pues manos a la obra!

//

Con una gran cantidad de bolsas en ambas manos, Vee ingresó al edificio que hasta hace unos días desconocía. Había pasado tiempo ahí con los chicos, sobre todo con Gene y Peter. Al abrir la puerta se topó con el último, le daba la espalda y observaba una revista que arrojó a una mesa en cuanto ella entró.

-Hola, bonita.

-Hey, guapo.

Peter le ayudó con unas bolsas y luego besó su mejilla. Su mano se quedó en sus hombros, ambos miraban el lugar.

-No sé cómo le has estado mintiendo por tanto tiempo.

-Ni yo, aunque no fue tanto. Creí que se iba a enterar. -admitió con una sonrisa maliciosa mientras lo miraba fijamente.

-Lo que yo no creo es que lograras que Gene nos encubriera.

-¿Por qué? Es su mejor amigo, es para el bien de Paul. -dibujó comillas en el aire.

-Justo por eso. No le guarda nada. -rió el batería. -Dice que no le cuenta las cosas pero siempre termina haciéndolo. Por cierto...

-Le dijo que lo ayudara con unas cosas en su casa. Yo le dije que iría a Brooklyn todo el día con Maddie.

-Por eso estaba así. -volvió a hacerlo. Su amigo, tan enamorado, comenzaba a darle hasta lástima.

-¿Cómo?

-Todo... triste. Pero da igual, te dejó libre todo el día y qué bien, yo no quería estar solo aquí.

-Por supuesto que no te iba a dejar solo. -dijo divertida y se alejó de él para seguir con lo que tenía pensado hacer.

Del otro lado de Queens se encontraba la casa de la madre de Gene, estaban ahí para recoger unas tantas cosas del demonio, pero la señora Klein insistió en que comieran algo ya que habían ido.

-Es hora de irnos. -dijo Gene mirando el reloj.

-¿A dónde?

Paul tenía un tono de desesperación. Creía que habían terminado y que sólo dejarían las cosas en el apartamento de Gene, no tenían una "hora" para hacer nada de eso.

-A terminar, se hace tarde. -se bebió lo que quedaba en su vaso y se levantó. -Mamá, ya nos vamos.

-¿Terminaron de comer?

-Sí.

-¿Todo?

-Sí. -dijeron a la par. La señora Klein miró con disimulo ambos platos para comprobar.

-Bien, si no comen bien se van a enfermar. -rememoró y ambos asintieron.

-De verdad tenemos que irnos, mamá.

El chico estrella miró de nuevo a su amigo, notablemente contrariado por su insistencia.

-Está bien, cariño. Me alegra que vinieran. -dijo apretando las mejillas de los dos. Le mencionó otras cuantas cosas a Gene mientras caminaban a la salida, luego se despidió desde la puerta. -¡Cuídense! ¡Y feliz cumpleaños otra vez, Paul!

-Gracias, señora.

-Sí, mamá.

Se dirigieron al auto del bajista, Paul subió al asiento del copiloto mientras que Gene colocaba un par de cajas en el asiento de atrás de manera que no fueran a caerse en el viaje. Cuando subió al auto Paul no tardó en comenzar a quejarse.

-¿Oíste eso, verdad? Es MI cumpleaños.

-Ya te felicité. ¿Quieres un largo abrazo y que te revuelva el cabello? ¿Un besito en la mejilla?

-Sí, idiota, bésame. -respondió con la misma ironía que Gene.

Para su sorpresa su amigo se inclinó frunciendo la boca, listo para alcanzar su mejilla. Paul terminó soltando una carcajada mientras se alejaba lo más que podía.

-Lo que quiero es irme a casa y descansar.

Gene identificó el desgano en su voz. Sus padres estaban fuera del estado, Ace y Peter le habían dicho que tenían planes, justo igual que Vee. Estaba casi seguro que de todos, por ella estaba más triste.

Sólo él estaba disponible para su cumpleaños, y aunque todo era planeado, sí que había aprovechado para hacerlo trabajar en su casa. Se sintió un poco mal por él.

-Ya, viejo. Dejamos eso y luego te invito a comer o algo. -una mentira más, sabía que no llegaría a cumplirla pero al menos ya no estaría tan mal. -Y tú siempre tienes hambre, no me vas a decir que no.

-No soy tú, pero está bien. Quiero comida italiana. -murmuró más animado. Mirando el camino, le señaló. -Te pasaste la calle.

-No es cierto.

-Esa es la principal, por las demás no llegarás al puente.

-¿Quién dijo que voy al puente?

-Mierda. -volteó los ojos, golpeando el asiento con la espalda. -¡Ya vámonos!

-Si llegamos y sigues queriendo irte, nos vamos.

-Quiero irme ahora. -demandó. Gene se estacionó. -¿A dónde vas?

-Con una chica. La pasaremos bien.

-¿Qué? -preguntó alarmado.

El bajista bajó del auto y Paul hizo lo mismo, estaba frenético por lo que le había dicho.

-¿Con una chica? ¡La única chica con la que quiero estar está en Brooklyn, no aquí!

-No seas dramático, vamos.

-¡No, no, no! -dijo con rapidez. -Ve tú, dame la llave y yo paso por ti.

Estaba en serio disgustado. No quería estar con nadie, aunque no hiciera nada se sentiría muy incómodo ahí. Además ni siquiera recordaba a alguien que viviera en ese edificio, qué iba él a saber sobre la chica que Gene conocía de ahí.

-Por supuesto que no. Llegamos juntos y nos vamos juntos.

-Lo digo en serio...

-Ven.

-No.

-Rápido. -no lo miraba, ya estaba entrando al edificio.

-De verdad, no iré.

-Ajá.

-¡Que no!

-Cúbreme la espalda. No quiero que su hombre me sorprenda.

-¿Qué?

Lo siguió. Aunque no entendía por qué Gene iría a ver a una chica que no estaba soltera, no eran sus intereses. No lo podía dejar solo, cualquiera que fuera el caso, y se encontró corriendo escaleras arriba, mirando al demonio con el ceño fruncido.

-Creo que es esta.

-¿Crees?

-Sí.

-¿Vas a entrar así, nada más? -le preguntó al mirar su mano sobre la manija. -¿Quién es esta chica? ¿Y por qué no sé nada de ella?

-Sí. -respondió. Le causaba gracia verlo de esa manera, pero mantuvo la seriedad mientras iba abriendo la puerta. -La conoces, Paul.

-No es cierto. No lo creo. ¿Quién es? -preguntó sin dejar de seguirlo.

El apartamento estaba completamente oscuro. El chico estrella estaba de brazos cruzados, un poco inseguro de estar en el lugar desconocido que para variar parecía estar vacío. Gene buscaba el interruptor por la pared a ciegas.

-La conocimos hace tiempo. Dijiste que era demasiado bonita, algo así, después de conocerla.

-¿Quieres ser más específico?

-Lo tengo.

-¡SORPRESA!

La luz se encendió y al menos unos treinta cuerpos emergieron del suelo, haciendo a Paul dar un respingo. Aunque ya se lo esperaba, Gene también se asustó con el grito.

El vocalista tardó unos segundos en recuperarse y comenzar a analizar lo que tenía en frente: amigos de la infancia, otros tantos de la escuela y diferentes conocidos, todos ahí reunidos. Frente a todos ellos se encontraban los chicos con sus parejas, y con ellos su preciosa chica.

-¡Sabía que no había llegado tarde! -acusó y Vee que se acercaba, rió.

-¡Feliz cumpleaños! -exclamó ella con una gran sonrisa. Se acercó hasta él, las plataformas que usaba le hacían crecer considerables centímetros y su boca encontró la del contrario con facilidad.

Paul la tomó por la cintura y le besó con gentileza, aunque la necesidad era inmensa. Su boca dibujó una sonrisa cuando el aire se hizo necesario.

-Esto no parece Brooklyn.

-Lo sé, lo lamento. -Paul le contagió la sonrisa. -Quería que fuera especial. ¿Te sorprendiste?

-Que si lo hice... Con el susto de hoy y del otro día me van a volver propenso a un ataque cardíaco. -rieron.

-Paul, viejo. Feliz cumpleaños. -se acercó Ace sonriendo. Un corto abrazo se formó.

-Gracias, hombre. -dijo para luego aceptar las felicitaciones de Jeannete y Lydia que se aproximaron.

-Hombre, ¿cómo se sienten esos veintitrés? -Peter lo abrazó.

-No muy diferentes, la verdad. -correspondió.

-Pero haremos que se sientan muy bien hoy.

//

Había pasado un muy buen rato. No se lo había dicho a nadie, pero una fiesta así era justamente lo que quería para ese día; estar con sus amigos, escuchar buena música y despejarse por un rato para poder comenzar a preparar más canciones.

En ese momento se encontraban en el auto de Stanley. Después de que todos se fueran Gene los llevó al apartamento del primero, donde siguieron la fiesta por otro rato, y entonces el vocalista llevaba a Vee a su casa en Manhattan (la cual era otra de las razones por las que la idea de mudarse a ese distrito era una opción que no lograba sacarse de la cabeza).

-Entonces ese es Josh. Y el rubio alto es...

-Su primo. -completó Paul.

-Eso. -rió. Él la miró sonriendo. -Debes estar cansado. Mejor me voy.

-¿Bromeas? No te dejaré en otro lado que no sea tu casa.

Un pequeño recuerdo de la noche después de la fiesta de Chris vino a la mente de la chica. No había sido hace tanto, era menos de un año, pero la verdad era que muchas cosas habían cambiado desde entonces.

Cuando reaccionó, él ya le abría la puerta del auto y le ayudaba a bajar. Caminaron juntos hasta el edificio.

-¿Vee?

-¿Qué pasa?

-Gracias. -dijo, tomando su mano.

-¿Por qué? -preguntó mirando su acción.

-Por la fiesta. En serio me gustó.

-Stanley. -mencionó con una sonrisa, enternecida y un tanto avergonzada. -Me alegra que te gustara, pero no lo hice todo yo sola.

-Sé que Peter consiguió el lugar, nada más.

-Oh, ayudaron más.

-¿En serio?

-Sí...

-Cuando Ace se emborrachó me dijo que había pasado una hora buscando el lugar. Y que lamentaba sólo haber sido parte de la junta, pero que nos iba a ayudar a limpiar. -mencionó. Al final los dos soltaron una carcajada.

-Bueno, Ace no hizo mucho. De hecho no hizo nada. -rió. -Pero Pete y Gene sí. Un poco.

-Gracias a ti, de todos modos. Ya tendré el tiempo para decírselo a ellos. -dijo acariciando su mejilla.

-De nada. -respondió. Le miraba directamente a los ojos y no sabía qué sentir, sus hormonas eran igual de adolescentes que ella. -¿Quieres pasar?

-Es tarde, no quiero molestar a Sky...

-Está trabajando. -cortó ella.

Abrió el departamento con su llave y momentos después encendió la luz, dejando paso para que él pasara y poder cerrar la puerta de nuevo.

Él miró el lugar. Habían bastado unos pocos días para que se sintiera menos extraño; lo habían decorado con las pocas cosas que poseían, y el olor a perfume hacía que quisieras quedarte ahí para siempre. Aunque eso se lo podía atribuir a la chica que se acercaba hasta él con una sonrisa pícara.

-En no mucho tiempo, estos seis años de diferencia no van a ser nada, ¿sabes?

-Sí. -respondió. Ella se acercaba tal y como un depredador hacía, y eso logró que algo dentro del pantalón de él se sacudiera.

-Entonces hay que hacerlos contar.

Las manos femeninas tomaron su rostro para unir su boca con la de él. Al principio fueron movimientos lentos, pero cuando ambas lenguas comenzaron a acariciarse no hubo marcha atrás.

Se devoraban el uno al otro, los latidos de sus corazones incrementaban igual que el ritmo del beso. Paul la tomó por la cintura y la llevó hasta el sofá, donde los dos cayeron sólo para tomar una cómoda posición.

La mano de Paul se movió hasta su espalda, haciendo que sus cuerpos estuvieran aún más cerca. Ella dejó una línea de besos húmedos por su mandíbula y después dió leves mordidas en el lóbulo de su oreja.

-Vee. -gruñó él.

-Shh. Déjame darte esto.

Los dientes de Vee siguieron torturándole por unos segundos, antes de que su cerebro procesara lo dicho. Ella tuvo que detenerse ante el par de veces que escuchó su nombre salir de su boca.

-¿Qué?

-¿Quieres hacer esto? -preguntó seriamente. -¿Estás completamente segura de que quieres?

-Eh...

Le miraba confundida. Parecía una broma, una de mal gusto que en el fondo sabía que Paul no haría, no después de todo lo que había confesado. Tardó en responder, tal vez lo suficiente para que él creyera saber la respuesta a su pregunta.

-Ah, ¿sí?

-No lo creo. -negó, mirando su hermoso rostro.

-Es que... Tú sabes que yo... Y Peter...

-Sí, lo hiciste con Peter. ¿Y qué? -dijo rápidamente. Su mano acarició su mejilla. -No quiere decir que lo quieras hacer ahora. Y quiero que quieras.

-Sí quiero. -dijo con una pequeña risa.

-Tal vez. Pero quiero que estés segura de ello, y no que lo hagas porque sientes que me lo debes por haber estado con él. O porque es mi cumpleaños.

-Técnicamente ya no es tu cumpleaños.

Paul la miró sonriendo, ella lo hacía también, pero tenía la vista clavada en sus manos. De un momento a otro le observó a él.

-Carajo. Te quiero muchísimo. -su cuerpo se volvió a juntar con el de él, pero sólo porque le abrazaba fuertemente por el cuello y le besaba la mejilla con el corazón derretido.

Él también la quería mucho. Lo sabía de antemano, pero esa noche había sido especialmente obvio porque después de que se despidiera de él con un beso y lo mirara bajar las escaleras, él notó el terrible dolor en sus testículos que se extendía hasta su estómago.

Condenada Vee y su encanto, era tanto que Paul no se creía lo que acababa de rechazar. La quería como no tenía idea.




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Hola! Espero que les guste, díganme qué opinan. ❤

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