El inesperado despertar a tu...

By Aomame_kz

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Tony tiene un accidente. Steve vive con un accidente. San Pedro es muy voluble. Y bueno, los pecados no sie... More

Año Nuevo
San Pedro
Camino
Despertar
Azul
Culpa
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Tony
Castaño
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Cita
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Rogers
Contigo
Conmigo
Nada
Imposible
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Merecer
Belladona
Confesión
As
Desplome
Intacto
Siempre

Intrusos

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8:00 am || Latveria

Tony abrió los ojos. Víctor lo vio desde su asiento, un sillón al lado de la cama en la que el castaño yacía. No dijo nada, lo observó por un momento. Sin lugar a dudas, Tony estaba confuso. Respiraba fuerte y cortamente, con desesperación, sus movimientos, también eran torpes, pesados. Aún no podía articular palabras, toda su voz se reducía a sonidos guturales.

—No te esfuerces—le dijo y Tony dejó de forcejear consigo mismo, para buscar la fuente de esa voz—. Aún estás bajo los efectos del narcótico; y tardarán un poco más en desaparecer. Pero puedes tranquilizarte, no tendrás secuelas.

Tony tragó saliva, no necesitaba hablar, bastaba su mirada, para que Víctor comprendiera que lo estaba maldiciendo mentalmente con lo más florido de su repertorio de insultos.

—Por cierto —dijo—, bienvenido a Latveria.

Tony gruñó.

Víctor le sonrió y se levantó para mirar por la ventana detrás de él, se podría decir que había un bonito día del otro lado del vidrio.

—Te enamorarás de esta tierra—continuó—, después de todo, será tu hogar de ahora en adelante.

Tony frunció el ceño, su vista seguía un poco borrosa, pero, al menos, ya no se movían las cosas. Así que podía ver la silueta de su captor un poco más allá.

—En fin—Víctor suspiró—. Sé que te estarás preguntando qué demonios estoy haciendo, y considero justo que lo sepas.

Después de decir aquello, el rey de Latveria se acercó a la cama y se sentó a un lado de Tony. Le acarició el cabello con los dedos y, al hacerlo, Tony bufó, estaba molesto y asustado al mismo tiempo e hizo por moverse.

—Tranquilo, no luches, no servirá de mucho—Víctor sonrió mientras sus dedos seguían entreverando el pelo de Tony—. Siempre quise tenerte aquí, ¿sabes? Siempre estuve enamorado de ti, pero tú nunca lo notaste, o quizás, nunca quisiste aceptarlo.

Tony movió un poco la cabeza, en un intento de librarse de aquel toque que le desagradaba, pero no fue suficiente. Víctor le dirigió una mirada condescendiente.

—Creí que podía vivir con ello, seguir mi camino dejando de lado mi amor no correspondido—continuó éste como si nada— Y ¿sabes? Por un instante creí haberlo logrado, incluso tuve una relación que parecía dejar atrás estos sentimientos. Algo pasó, y volviste, siempre vuelves. Te quería de vuelta o más bien, te quería conmigo.

"No lo sabía entonces, hasta que esa mujer me lo dijo. Sí, Tony, yo sabía todo eso del cambio de cuerpos. Sharon me lo dijo, ella buscó mi ayuda, pero terminó arruinándolo todo al empujarte por esas escaleras. Déjame decirte que no sabía exactamente que había pasado, pero esa llamada, con tu voz, sí sucedió. Jugué con la suerte, y el vídeo, por un instante, pareció favorecerme.

Pero hay algo que nunca se va. Siempre está ahí, estorbando: Steven Rogers. No puedes imaginar la furia que me causó saberte con él, en cuerpo de mujer o no, lo escogiste a él, incluso, pariste a sus hijos. Me pregunté: ¿por qué él? ¿Qué tiene de especial? Había pensado que no tenía oportunidad contigo porque no te gustaban los hombres, y en un parpadeo tienes todo con uno. No sabes qué decepción, qué enojo. Creo que eso lo detonó. Al principio sólo quería volver a ser cercano a ti, pero eso, me hizo querer tenerte.

Busqué una solución rápida, contundente e hice un trato con un Dios."

Víctor se levantó y corrió las cortinas oscureciendo un poco la habitación. Tony lo observó. Sentía su cuerpo entumido, sin fuerza. La indefensión era, probablemente, la sensación más horrible de todas. Si estuviera bien, pelearía, correría, cualquier cosa, con tal de volver a casa, de ver a Steve, a sus hijos. Si tan sólo...

—Resultó—dijo Víctor, continuando con su relato, al tiempo que se quitaba el saco—. Creó una ilusión, en la que tu realidad sería alterada y tus recuerdos de esta. Pedí que él no fuera afectado por ella, quería que sintiera la desesperación que yo sentí. Pero, de nuevo, una vez más, él se sobrepuso. Te ganó una vez más.

Tony negó, no se trataba de ganar o perder, Steve nunca había competido con nadie realmente, porque para Tony, desde que despertó, aun con sus recuerdos alterados, al único que siempre quiso era, precisamente, a Steve. Sin embargo, no esperaba que Víctor lo entendiera, incluso a él le había causado conflicto. Víctor volvió a sentarse a su lado en la cama y está vez comenzó a deshacerse de los botones de los puños de su camisa.

—Los dioses, Tony, son complicados. Caprichosos. No me dirás que no. Basta con ver lo que te hicieron a ti, ese jueguito de cambiarte de cuerpos... Hay que saber jugar con ellos, y aún haciéndolo, siempre tienen recursos. El Dios con el que hice el trato, me permitirá mantener la ilusión, si hago algo: demostrale que el amor verdadero es un invento. De lo contrario pagaré un costo, y es muy alto. No me lo puedo permitir—con calma llevó sus dedos a los botones de la camisa de Tony, éste le sujetó la muñeca, pero su agarre era tan débil que Víctor sólo sonrió—. Además, necesito el Ironman, y ya que, desde la última vez que robé algo de ti, mejoraste la seguridad de tus diseños, necesito que me des los planos tú mismo. Verás, tenías razón, quiero reforzar mi ejercito, pero también quiero expandir mi gobierno. Sí, tengo planes de invasión, pero Tony, piénsalo, con el Ironman, con varios de éste, la guerra será corta, morirán menos personas y la paz llegará pronto.

—No—murmuró Tony, fulminándolo con la mirada; por fin había podido pronunciar una palabra.

Víctor le sonrió y volvió a entreverarle el pelo.

—No me mires así. Ni siquiera te opondrás después de que estemos juntos. La ilusión será permanente, olvidarás a ese intruso y a sus mocosos, y gobernarás conmigo. Todo estará bien. Así que, porque no comenzamos con un beso.

Víctor se inclinó hacia Tony, éste ladeó el rostro tanto como pudo y se mordió los labios para evitar el contacto. Víctor sonrió paciente, le sujetó la barbilla y lo hizo girar el rostro de nuevo hacia él. Sus labios estaban ahí, faltaba nada para besarlo, cuando una alarma sonó estridentemente.

Víctor levantó el rostro.

—¡QUÉ SUCEDE!—vociferó y un segundo después, apareció en la puerta un guardia.

—No lo sé, su majestad.

Víctor gruñó.

—¡Averigua, maldición! —Al decirlo se puso de pie, el guardia se encogió en sí mismo, pero fue salvado por la campana, o más bien, por uno de sus compañeros.

—Majestad—dijo el recién llegado—, han entrado a palacio.

—¿Cómo? ¿Cuántos son?

El guardia tragó saliva, antes de contestar.

—Uno, majestad.

Víctor enfureció.

—Pues mátenlo, maldición.

—Eso intentamos, pero...

—Pero ¿qué?

—No hemos podido, majestad.

Víctor bufó.

—¿Cómo que no? ¿Quién es? ¿Qué armas usa?

—No lo sabemos, majestad. Es un hombre, porta un uniforme azul y lleva un escudo.

Tony estuvo seguro de que una sonrisa se dibujó en su rostro, ojalá no hubiera sido así, porque Víctor pareció enfurecer más.

—Ese—murmuró y luego, se agachó hacia Tony—. Me temo que tendré que deshacerme de él antes. ¿No te parece curioso, Tony? Estás atrapado como una princesa en una torre, ahí viene tu príncipe azul al rescate. Pero en este cuento, el príncipe morirá entre las espinas que rodean el castillo.

Se apartó de la cama y avanzó hacia su guardia.

—Vigilenlo, y avisen que voy en camino. Me haré cargo de esto personalmente.

***

*******

Horas atrás || NY, EUA.

Strange vio interrumpida su comida romántica, y no necesitó ni siquiera pensarlo un poco para saber de dónde venía la emergencia.

—¿Stark? —preguntó limpiándose los labios con la servilleta.

Pepper miró su teléfono con espanto y asintió al tiempo que bajaba la copa de vino lentamente,  hasta dejarla a salvo sobre el mantel.

—Lo secuestró—dijo con un hilo de voz.

Strange frunció el ceño. ¿Había escuchado bien?

—Víctor lo secuestró—aclaró Pepper—¡Oh, Dios! Jarvis me envió la información.

Strange sujetó el teléfono de su prometida y, si es que era posible, frunció un poco más el ceño. Sabía que von Doom estaba desequilibrado, pero no pensó que llegaría a tanto.

—No le servirá de mucho—dijo—, el amor no puede ser forzado.

—Pero eso no impide que le haga daño—Pepper levantó el brazo y pidió la cuenta—. Tenemos que irnos. Llamaré a uno de los pilotos de Tony, usaremos uno de sus aviones privados—dijo estirando la mano pidiendo su teléfono.

—¿Estás pensando ir a Latveria?—Strange, sin embargo, no se lo dio— No puedo permitirte que vayas.

—No te estoy pidiendo permiso.

—No lo dije en ese sentido—Stephen suspiró como siempre que se disponía a intercambiar argumentos con su novia—. Latveria es un lugar peligroso, von Doom no tendrá consideraciones y, querida, estás embarazada. Iré yo si eso te tranquiliza, pero no voy a arriesgar tu vida y la de mi hijo o hija.

Pepper se mordió el labio inferior. Le gustara o no, tenía que reconocer que Stephen tenía razón. Pero no podía quedarse de brazos cruzados.

—Tienes razón, pero en ese caso no quiero que vayas tampoco.

—Soy un hechicero, como él, podré ayudar a detenerlo en ese sentido. Así que...

Pepper estiró su mano de nuevo y le pidió el teléfono.

—Estoy segura que Steve está en camino ya—dijo—, pero puedo ayudarlo de otra manera. Vamos a la mansión de Tony.

—¿Qué vas a hacer?—Stephen le entregó el aparato, al tiempo que veía al mesero acercarse con la cuenta.

—Necesito comprobar algo—dijo Pepper—, pero primero, hablaré con Steve.

***

—No le servirá de nada—dijo Loki mordiendo tranquilamente una de las donas que encontró en una caja, en la parte más alta de la alacena.

Thor cargaba a uno de los gemelos, mientras Bucky hacía lo propio con el otro.

—¿Por qué lo dices, hermano? —preguntó el rubio.

—Porque el amor no se puede forzar, ¿no? Eso dicen los humanos siempre. Se supone que Stark debía amar sinceramente a von Doom, de otra manera no es más que una patraña.

—Tu ilusión es una patraña—refunfuñó Bucky—¿Estás lista? —preguntó a voces, girando el rostro hacia un costado.

—¡Lista!

Natasha apareció en la cocina llevando una mochila militar y un estuche negro que puso sobre la isla y abrió. El escudo de Steve apareció ante los ojos de todos.

—Me lo llevaré así—dijo Nat poniéndose el arnés que usaba Steve en la espalda, y lo sujetaba.

Bucky asintió y le tendió el bebé a Loki, quien se embutió la dona completa y corrió en su auxilio; para ayudarle a Nat con su carga.

—Llévate la moto—le dijo—, ¿estás segura que no quieres que vaya?

Nat le sonrió, mientras se dirigía a la salida, seguida de su marido, quien cargaba la mochila con el uniforme de Steve dentro.

—No es una misión a la que podamos ir todos—dijo Nat—. De hecho, al estar en servicio, cariño, es mejor que no vayas. Y Steve te encargó a sus tesoros.

Bucky gruñó, pero aceptó que tenía razón. Ató la mochila a la parte trasera de la moto y ayudó a Nat a subir.

—Avísale a Sam—dijo ella, mientras subía a la moto de Bucky aparcada frente a la casa—Sea como sea, debemos estar preparados.

—Bien.

Bucky y Nat se besaron a modo de despedida; y luego, ella arrancó. Buck regresó al interior de la casa de su amigo. Thor lo esperaba, con un bebé en un brazo y una mamila en su mano libre.

—Yo iré a auxiliar a mi amigo Rogers—dijo firmemente.

—Esperemos instrucciones de Steve—dijo Bucky—, él sabrá cómo actuar. Ahora, llamaré a Sam, por si las dudas, al menos, debemos estar todos avisados.

***

Peggy estacionó la moto frente a una casa de aspecto común y corriente. Steve no estaba seguro de que ese fuera el lugar al que tenían que ir, pero confiaba en Peggy, así que la siguió hasta la puerta.

Les abrió un hombre corpulento y con cara de cansancio.

—Soy la agente Carter de SHIELD—dijo Peggy a modo de saludo—, él es el capitán Steve Rogers y necesitamos su ayuda, Sr. Grimm.

El hombre levantó una ceja, escéptico, miró a Peggy y luego, a Steve.

—¿Capitán América? —dijo y sonrió— Es usted, ¿cierto?

Steve asintió, pero le pareció un poco inquietante que aquel hombre supiera cuál era su alias.

—Bueh, una vez escuché que nadie se le niega al Capitán América—dijo y abrió la puerta un poco más, al tiempo que se hacia a un lado para dejarlos pasar—, veamos si puede convencerme a mí de ayudarlo.

Steve frunció el ceño, pero no fue él quien habló a continuación, sino Peggy.

—Sr. Grimm, sabemos que usted es un piloto excelente.

—Ajá, ¿quién les dijo esa barbaridad?

—El Dr. Richards—dijo Peggy—. También dijo que usted nos ayudaría en caso de emergencia. Pues bien, Sr. Grimm, esta es una emergencia.

—¿Strech dijo eso?

Peggy asintió.

—Usted, ¿conoce Latveria?

—Ese hoyo del diablo, sí, por desgracia.

—Necesitamos llegar ahí, entrar.

Ben Grimm volvió a levantar la ceja.

—¿Para que demonios irían a ese lugar?

—Un rescate—dijo Peggy—. Víctor von Doom secuestró a Tony Stark.

—¿Y ese quién es?

—Mi esposo—dijo Steve.

Ben le miró por un breve instante y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Déjenme ver si adivino, ¿esto se trata de ir a patearle el trasero al Dr. Doom?

—Básicamente—respondió Steve.

Ben volvió a sonreír.

—Esa idea me gusta—dijo—. Tenemos el vehículo perfecto y conozco las entradas con menor seguridad de Latveria, será pan comido. ¿Cuándo nos vamos?

—Ahora mismo.

—Ah—dijo Ben—, yo puedo llevarlos, sin duda. Pero necesitamos a Reed, él conoce ese lugar mejor que nadie.

—Bien, iremos por él, ¿puede comunicarse con él?—dijo Peggy y volteó a ver a Steve, en quien la impaciencia se dibujaba claramente en su ceño. Ben dijo que sí y se retiró para prepararse—Reunamos equipo, Steve.

Éste asintió. 

Ben regresó unos minutos después. Les dijo dónde se encontrarían con Richards, el mismo lugar donde se encontraba la nave que usarían. Steve llamó a Nat para darle su localización y partieron de inmediato.

***

*******

Horas después || Latveria.

—Capitán—Steve escuchó la voz de Sue Storm en su oído—, dé vuelta a su derecha.

Steve patinó y giró en la esquina que le había dicho Sue. Un grupo de cinco hombres le salió al paso. Lanzó su escudo, el cual rebotó en la pared y noqueó a dos de ellos antes de volver a sus manos. El tercero cayó con un par de golpes, el cuarto fue lanzado en una limpia proyección y el quinto cayó cuando Steve le estrelló el escudo en la cara. No tenía tiempo que perder, y poco cuidado tuvo con aquellos. Ya llevaba varios grupos en como ese, que había dejado atrás. Ni las balas ni las armas avanzadas de von Doom, habían podido detenerlo. Tenía un buen escudo para protegerse y un buen brazo para derribar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

—Richards—murmuró mientras volvía a emprender la marcha—, estoy llegando al punto. ¿Cómo vas?

—Lo tengo, capitán—dijo Reed—. Le veo ahí.

Steve apuró el paso.

La voz de Sue volvió.

—Siguiente esquina a su izquierda, capitán.

Steve siguió la indicación. Entonces paró. En el otro lado del pasillo estaba Víctor von Doom, y claramente lo estaba esperando.

—Capitán—dijo éste acercándose. Steve también emprendió la marcha hacia él—, me temo que esto cuenta como invasión norteamericana al territorio de Latveria. Me está dando un pretexto para atacar a su país.

—Cierra la boca, von Doom—Steve avanzó hacia él—, no estoy de servicio, además, ¿ve un ejercito? Esto es personal.

—Supongo que es así.  Pero me temo que es tarde; Tony quiere quedarse aquí, vino por su propia voluntad.

Steve bufó.

—Mentira. Lo drogaste y secuestraste.

—Parece que Jarvis es muy chismoso.

Steve rodó los ojos, estaba harto de hablar, apresuró el pasó y en plena carrera lanzó su escudo. Víctor sonrió y con un movimiento y su magia, detuvo la trayectoria de éste, antes de que le golpeará. Lo que no esperó fue que Steve corriera y lo embistiera, derribándolo en el piso. Steve no perdió el tiempo y lo golpeó en el rostro, repetidas veces. Víctor rió, a pesar de la sangre que brotaba de sus pómulos y salpicaba los guantes del capitán. Dos soldados de von Doom salieron en su defensa y dispararon contra Steve, éste se movió, recuperó su escudo y los derribó también. Aunque no pudo evitar que una de las balas alcanzara su hombro.

Víctor se incorporó, se dijo que, esta vez, no iba a fallar.

—El príncipe muere aquí—dijo limpiándose el rostro con la mano, mientras con la otra levantaba su arma. En esa ocasión no estaba Strange para salvarlo de la bala.

Y sí, no estaba Strange. Pero alguien lo tacleó por la espalda.

—¡Capitán! ¡Atrápelo!

Reed le aventó un dispositivo, que Steve atrapó en el aire.

—¡Vaya! Yo me hago cargo.

Steve asintió y echó a correr por el pasillo. Von Doom maldijó y empujó a Reed para poder incorporarse.

—¿Qué diablos haces aquí?

—Te dije que te detendría.

Víctor le miró con resentimiento, tenía el arma aún en la mano. Reed se incorporó también e irguió.

—¿Vas a disparar? Hazlo ahora; no tendrás una mejor oportunidad—le dijo.

Víctor levantó el arma.

***

******

Horas antes|| Apunto de despegar|| Afueras de NY, EUA.

—Un equipo pequeño—dijo Peggy cuando hubo más personas de las que esperaba en el anden de despegue. Detrás de ella, había un avión de aspecto moderno y ligero—. Debe ser una operación pequeña, pero eficaz. ¿Entienden?

—Significa que no iremos todos—dijo Sam—. Steve ¿qué dices?

—Hagan lo que dice Peggy—respondió él, ajustando su escudo a su espalda.

Sus amigos, Nat, Sam, Carol y Rhodey, habían llegado al anden. Junto con Pepper y Strange, quienes habían sido avisados por Natasha.

—No hay, tampoco, muchas plazas—dijo Ben—. Yo necesito a Sue de copiloto y ellos necesitan a Reed, y luego el armatoste ese. Así que sólo dos lugares, quedan libres.

—Steve y yo—dijo Peggy—. Confíen en mí. Mi presencia se vuelve importante por cualquier reclamo a la unión europea.

—Bien—dijo Nat refunfuñando—, pero estaremos listos.

—Muy listos—dijo Rhodey—. Carol y yo gestionaremos con el ejercito.

—Nosotros con SHIELD—dijo Sam, señalando a Nat, también.

—Yo tengo algo más que puede ayudar—dijo Pepper acercándose con una laptop—. Cuando Sharon estaba en el cuerpo de Tony, nos encargamos de poner dispositivos de localización en su ropa. Pensé que podían seguir ahí—dijo a Steve—, ya que no modificamos las cosas después... pedí a Jarvis que buscara a Tony através de ellos y lo encontró.

—Perfecto—dijo Sue Strom, acercándose—, esto será útil para localizarlo en Latveria.

—Está funcionando—dijo Reed observando el punto rojo en la pantalla, que marcaba a Latveria como el lugar del mundo en el que el dispositivo funcionaba—. Significa que Víctor no se preocupó por ello o aún no lo ha desconectado. Pero debemos darnos prisa.

—Adelante—dijo Steve—. Suban todos.

Steve fue el último en subir, porque antes se acercó a sus amigos, todos se apiñaron a su alrededor.

—Quiero pedirles un favor a todos ustedes—ellos asintieron—. Haré todo lo posible por sacar a Tony de ahí. Pero... si algo me llega a pasar o a ambos...quisiera que...por favor, no dejen a mis hijos solos.

—No tienes ni que decirlo Steve—dijo Carol—. Pero volverán, ambos.

—Seguro—dijo Rhodey—, tienen que hacerlo.

Steve asintió y dio media vuelta para subir a la nave.

***

******

Horas después|| Palacio de Latveria.

Tony se removió en la cama en cuanto Víctor salió. Lenta y torpemente, reptó por el colchón hasta la orilla. Sabía que Steve estaba allá afuera, pero no podía quedarse quieto, esperando a que éste llegara, necesitaba hacer algo. Tal vez, pensó, si se movía, el efecto de aquella droga lo dejaría más rápidamente.

Estaba a punto de bajar de la cama, o de caer de ella, cuando la puerta se abrió de golpe y Steve apareció.

—¡Tony! —Dijo éste avanzando hacia él.

—S...te...—Tony levantó los brazos tanto como pudo, y sintió un alivio tremendo.

Steve hincó una rodilla en el suelo, soltó el escudó y lo abrazó. Tony cerró los párpados cuando también recibió el inminente beso. Sonrió lánguidamente cuando se separaron y vio los ojos azules de Steve enmarcados por la protección de su casco.

—¿Estás bien? ¿Te hizo algo?

Tony negó, quería decirle que había llegado justo a tiempo, pero aún le costaba trabajo. Steve también sintió alivio, a pesar de todo.

—Tony, tengo algo—dijo y le mostró el dispositivo que Reed le había dado—; es el antídoto. Te recuperaras más rápido con esto. Sentirás un pinchazo.

Tony asintió y agradeció que, al menos, esa vez, le habían avisado.

Capitán—escuchó por su auricular—, será mejor que se mueva.

—Vamos, Tony. No podemos quedarnos a esperar que haga efecto.

Steve tomó en brazos a Tony, lo cargó sobre su hombro y puso su escudo frente a él.

—Bien, ¿a dónde voy? —dijo Steve.

Izquierda—escuchó y obedeció.

***

Reed levantó las manos, para mostrar que no tenía armas. Víctor seguía apuntándole, con el dedo en el gatillo, pero sin decidirse a tirar de él.

—Sólo hazlo.

—¿Por qué lo ayudas?

—El capitán sólo viene a salvar a Stark—dijo Reed—, quien, por cierto, no te ama, Víctor.

—Cállate.

—Te pedí que no hicieras una estupidez.

—¿Por qué habría de escucharte?

Reed suspiró.

—Por supuesto, no tienes que hacerlo. Pero, no puedes forzar estás cosas. Te estás comportando como un enfermo mental.

—¿Y qué si lo estoy? —Víctor escupió sangre, realmente Steve le había hecho daño, más daño que su pelea pasada.

—Víctor...

—¡Cállate!

Víctor sacudió la cabeza, Reed tenía razón, era el momento de disparar. Pero no podía, su dedo en el gatillo parecía atascado. La figura alta, delgada y encanecida de Reed se mantuvo quieta. No escaparía, no lo detendría, tampoco.

—No lo entiendes—dijo Víctor—. Perderé mucho, si lo dejo marcharse.

—Nunca será tuyo.

—Como tú.

Reed volvió a suspirar.

—Es diferente—dijo—, si tan sólo hubieras esperado un poco, no estaríamos aquí hoy. Ni siquiera te importaría Tony Stark.

—Eso crees tú. Siempre lo he querido a él. Tú fuiste una distracción y nada más. Un mero pasatiempo, antes de que volviera con él.

Reed apretó los labios y cabeceó.

—Bien, dispara entonces. Estás perdiendo el tiempo conmigo. Mientras están robando al amor de tu vida.

Víctor abrió la boca para contestar, pero las palabras se le quedaron a la mitad. En ese momento uno de sus hombres se acercó corriendo.

—Majestad, localizamos el avión en el que llegaron.

Víctor dio un respingo.

—Deténganlo—dijo señalando a Reed— y ataquen la nave.

Dio la vuelta, para perseguir a Steve, pero antes volvió la mirada hacia atrás. Reed no dejaba de verlo a pesar de que lo esposaban.

***

—¡Estamos bajo ataque! —advirtió Sue tanto a Reed, como a Steve— Capitán, a unos cinco metros aproximadamente, encontrará el foso, está seco por ahora, es profundo, pero encontrará una oquedad en la que pueden refugiarse hasta que el antídoto haga efecto.

Bien, resistan.

—Esperáremos su señal. Capitán, también, atraparon a Reed.

Una cosa a la vez. Iremos por él.

Sue agradeció eso último y dejó el micrófono y la pantalla con los planos del palacio y sus alrededores, que Reed había descargado. Combinando eso con la localización de Tony, había sido realmente pan comido llegar hasta él. Ahora, era necesario entrar en acción.

—El escudo no durará mucho—dijo Ben observando desde la cabina como los hombres de von Doom disparaban en contra del avión y los proyectiles salían rebotando.

—Quitémoslo—dijo Peggy a su lado, al tiempo que cargaba el cartucho de su arma.

—¿Está loca?

—Ataques intermitentes—dijo Peggy mirando el tablero—¿Esto tiene armas?

—Sí, señora—dijo Ben.

—Bien, dispare a todo lo que tenga enfrente. Sue, tú desde la rampa de acceso trasero. Así nos encargamos de la vanguardia y retaguardia. Yo subiré por la escotilla, me encargaré de los flancos, tanto como pueda. Tenemos que abrir camino, antes de que el escudo se deblite por completo—ordenó—. Cuando yo le diga, Ben, desactive el escudo y dispare. Cuente hasta diez y actívelo de nuevo. Tenemos que resistir hasta que ellos manden la señal. ¿Entendido?

—¡Entendido!

Peggy subió hasta su posición, esperó a que los demás lo estuvieran y entonces, dio la orden.

***

Steve y Tony habían logrado escabullirse del palacio, iban por un pasillo que llevaba al exterior, cuando fueron rodeados por dos grupos de soldados de von Doom. Steve puso el escudo frente a él y Tony, éste ultimo, entonces, logró activar su reloj y el guante de su traje en él.

—Defensa y ataque—dijo y Steve sonrió.

—Bien, iré tan rápido como pueda, sujétate.

Avanzaron intercalando el escudo de Steve con el rayo del guante de Tony. Un golpe, tras otro, se hicieron paso, hasta alcanzar el foso, en el cuál Steve patinó usando el escudo como una tabla improvisada de surf y con todo y su carga, llegó al fondo de éste.

—Estás loco—le dijo Tony, cuando ambos rodaron por la tierra seca.

—Ya puedes hablar, ¿eh? —dijo Steve recogiendo su escudo y ayudándolo a ponerse de pie.

—Pero aún no me puedo mover como quisiera—, respondió Tony.

Encontraron la oquedad en la tierra, una pequeña cueva en la que se escondieron. Una vez ahí, Tony se sentó en el suelo y tiró de Steve para que hiciera lo mismo. Sólo necesitaba un respiro.

—¿Cómo me encontraste?

—Jarvis me avisó, y después, gracias a unos contactos de Peggy venimos hasta aquí. Pepper nos dio las herramientas para localizarte y junto con los planos del palacio que Reed nos dio, fue relativamente sencillo. Aunque, tardamos un poco en organizarnos y reunir lo que necesitábamos, ya que ésta debe ser una operación rápida, para evitar conflictos internacionales. Al menos, eso espero.

Tony sonrió.

—¿Reed? ¿Reed Richards?

—¿Lo conoces?

—Un poco—dijo Tony—. Es un antiguo colega de Víctor, tuvieron problemas... Brucie tiene más detalles.

Steve rió, realmente la lengua de Tony se había soltado. Tony le miró, se había olvidado por un momento de la situación en la que estaban, hasta que notó la sangre en el hombro de Steve.

—Estás herido—le dijo.

—No es nada.

—¿Cómo que no? Steve, no tenías que arriesgarte así por...

—Claro que sí—dijo éste—, no voy a renunciar al amor de mi vida. Y si tengo que ir al otro lado del mundo para protegerlo, lo haré.

Tony sonrió un poco cohibido.

—No te das por vencido, ¿verdad?

Steve negó.

Tony le sujetó del brazo y tiró un poco de él para atraerlo y besarlo.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó Steve después.

—Mucho mejor. Creo que puedo ponerme de pie y siento mi mente clara.

—Perfecto. Entonces, daré la señal.

—¿Señal para qué?

—He traído tu armadura, Ironman.

Tony sonrió

-+-+-+-+-+-+-

Espero que les haya gustado. 

Tuve que dejarlo hasta aquí, porque ya era muy largo. Espero, también, no haberles hecho bolas con los saltos de tiempo 😆

Ando un poco, mucho muy atrasada jeje Se suponía que tendrían el final de esta historia para el 14 de febrero pasado... pero ya ven no se pudo. Tampoco pude escribir algún especial 😢En fin, espero que hayan tenido un 14 de febrero genial con mucho stony de por medio. 

Respondo sus preguntas el capítulo pasado en breve (perdón), pero no se corten y dejen sus preguntas para éste y sus canciones también.

Canciones aquí.

¿Dudas? ¿Preguntas? ¿Sugerencias? Aquí

¡Nos estamos leyendo!

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