Una Black de ojos violetas ➳...

By LuisaLane-

506K 38.9K 12K

El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia... More

Prefacio (Aclaraciones)
Introducción
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟭
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟮
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟯
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟰
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟱
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟲
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟳
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
𝗘 𝗣 𝗜́ 𝗟 𝗢 𝗚 𝗢
♡ Gracias ♡

Capítulo 17

6.7K 546 79
By LuisaLane-


Los días habían pasado y no había nada fuera de lo común, todo normal por suerte. Ya estábamos a mediados de diciembre.

Me carcomía la cabeza por saber que había sido de mi "hermano" en el futuro, pero claramente nadie en esta época lo sabía y tampoco podía preguntarlo. Por ahora el bebé seguía vivo y me hacía compañía adentro de mi madre, quien ya tenía una panza bastante más notoria.

Mi relación con George ya había llegado al mes y medio. Todas las mañanas me esperaba para desayunar juntos, y como para no perder la costumbre, todos los lunes a la tarde íbamos a la cocina a tomar una merienda. Los elfos comenzaron a regalarnos galletitas en forma de corazón. Era un gesto muy lindo.

James y Lily seguían teniendo sus pequeñas peleas pero siempre terminaban callándose con un beso y luego seguían con sus vidas con normalidad. Era muy gracioso verlos y saber que si empezaban a gritarse entre sí, terminarían besándose. A veces hacíamos apuestas sobre eso, pero quien iba por el lado de que no sucedería aquello siempre perdía.

En cuanto a Sirius y Remus, tardaron bastante en arreglarse. En mayor parte porque Sirius no quería disculparse. Luego de la última noche de luna llena ambos se amigaron otra vez. Según ellos "el estar castigados con Hagrid los hizo reflexionar a ambos", pero todos sabemos que no hubo ningún castigo con el guardabosque.

Igualmente no me interesaba eso, sólo me importaba que hubieran vuelto a ser amigos y que todo estaba siendo como antes. No quería volver al futuro y saber que mi tío y mi padrino ya no se querían más.

Y quién sabe en cómo afectaría eso a todos los demás acontecimientos...


Era la tarde del martes. No quedaban más materias por lo cual estaba sentada en la sala común leyendo un libro cuando Sirius entró, bastante nervioso, y se dirigió directo hacia mí.

— Isa tenemos que hablar —me dijo agitado, acercándose.

— Bueno —dije sin entender— hablemos.

— No, pero en privado —murmuró señalando hacia arriba con su cabeza. Y viéndolo de reojo a James para que no entrometiera sus narices donde no debía.

No me dio ni un segundo a contestar que ya había subido las escaleras, desapareciendo de mi vista.

— ¿Qué quiere? —preguntó George desconcentrándose de su juego de cartas.

— No lo sé —me encogí de hombros y cerré el libro. Lo dejé al cuidado de James y George que seguían jugando y subí a las habitaciones de hombres. La puerta de los de séptimo año estaba abierta así que entré sin pedir permiso, ya sabía que sólo estaba Sirius allí. Peter estaba con Remus en la biblioteca y James estaba con George abajo.

— Ciérrala, por favor —dijo Sirius cuando me vio. Le hice caso y luego me senté en la cama que estaba frente a él. Miré como se pasaba la mano por su pelo una y otra vez, ya me había acostumbrado a que hiciera eso al estar preocupado. Pero hoy era peor porque se movía para todos lados.

— Dime —le dije, tratando de sonar serena.

— Escucha, no debería contártelo —comenzó a decir— pero eres la única amiga que tiene Samantha. Que en realidad tiene otra pero... no la conozco y me cae mal. Lo sabes, y creo que tú lo deberías enterarte de esto de todas formas.

— ¿Qué? —Le pregunté asustada— ¿Qué sucede?

— No sé si te contó que ella le envió una carta a sus padres para encontrarse en la estación de Londres, para decirles todo este asunto del embarazo.

— No, no me lo dijo —murmuré extrañada. La verdad es que últimamente Sam me contaba todo lo que le sucedía o tenía que hacer. Era raro que justo eso, que parecía bastante importante, no me lo hubiera dicho.

— El encuentro ese fue ayer... y salió todo mal —Sirius se revolvió el cabello otra vez y después de una pequeña pausa siguió— sus padres se pusieron como locos, ella comenzó a llorar, fue un lío. Le dijeron que no querían volver a verla, que era una desgracia para la familia, que se iban a mudar a otro país y nunca más sabría sobre ellos. Terminaron enviándola en el expreso de Hogwarts de regreso —respiró hondo— Esto me lo contó hace unas horas ella misma —suspiró— y me pidió que no lo hablara con nadie... pero necesitaba decírselo a alguien más. No puedo cargar con esta responsabilidad solo.

Me había olvidado por completo esta parte de la historia.

— ¿Por qué te lo dijo a ti si no quiere que nadie se entere? —pregunté confundida, todavía en cierto estado de asombro.

— Porque a pesar de todo, pues, soy el único de la familia en quien puede confiar —me miró— por más que no nos llevemos bien tengo que ayudarla. Al fin y al cabo son mis sobrinos con los que está cargando —dijo tristemente.

— ¿Y pero qué puedes hacer tú? Tienes diecisiete años nada más.

— Casi dieciocho —me corrigió.

— De todas formas sigues siendo un niño Sirius. Ella también. Ambos.

— Gracias —dijo con sarcasmo, chistando con la lengua— supongo que de alguna forma me las arreglaré, no sé. Lo hablaré con James y veremos qué hacer. Tampoco puedo dejar que ella viva allí con nosotros. Ya bastante que yo le ocupé la casa a los Potter, pero necesita un hogar.

— ¿Y no queda nadie más en la familia?

— N-no lo sé —hizo una pausa— en realidad, sí. Está mi prima Andrómeda, con ella me llevo muy bien. Pero está casada y tiene una hija pequeña, su casa no es muy grande como para que vivan otras tres personas. Sería demasiado pedirle tal cosa.

— Pero y si no hay otra salida...

— Debe haberla —me miró otra vez, con ojos implorantes— ¿No se te ocurre algo?

— ¿A mí? No —negué con la cabeza— no sé qué decirte.

— Bien... Bueno, era eso nada más —dijo acostándose en su cama— no le digas a Samantha que te lo conté. Me mataría.

— Tranquilo, no se lo diré —me levanté de la cama con rapidez— ¿Ya me puedo ir?

— Claro.

Salí de allí con un nudo en la garganta que no se iría fácilmente.

Era una noticia que debía digerir con lentitud. Pero en estos momentos precisaba despejar mi mente y alejarme de todos estos problemas antes que terminasen de abrumarme por completo.

Decidí que me pondría a leer para no tratar de pensar en el tema.



Cuando terminé con mi libro ya era la hora de la cena. Guardé a subirlo a mi habitación y bajé rápidamente. Me acerqué hasta donde estaban George y James.

— Voy a cenar ¿Vienen conmigo?

— Ya vamos —dijo James aún concentrado en el juego.

— Frenemos un rato, tengo hambre James —dijo George tocándose el estómago.

— ¡No! ¡Tengo que ganar! —Dijo frustrado— no puede ser que esté perdiendo.

— Si quieres te dejo ganar, pero basta por hoy —George dejó las cartas en la mesa y se levantó. James sacó su varita y la movió para que el mazo de cartas se acomodara solo en su caja, aunque lo hizo de mal humor.

— Qué mal perdedor eres —murmuró levantándose también.

— ¿Perdedor? ¿No iba ganando seis a cero? —dijo George. Rodé los ojos.

— Eso es mentira —contestó el merodeador.

— Vamos George —lo agarré del brazo— quiero comer.

— Espera, aún no hemos terminado de pelear —dijo James cruzándose de brazos.

— ¡Lily te está esperando! —le grité desde la entrada de la sala común. Terminé de arrastrar a George por el retrato de la señora Gorda y solté su brazo.

— Quisiera aclarar que yo iba ganando seis a cero —murmuró enojado.

— Te creo —dije riendo. Me tomó de la mano y caminamos hablando y riendo hasta el gran comedor. Era bueno tener a alguien que pudiese hacerme reír y olvidarme de los problemas al menos por unos minutos.

Tomamos asiento uno al lado del otro y esperamos poco tiempo que llegaran los demás. No nos gustaba empezar a comer sin ellos. Era como la rutina diaria que manteníamos.

El último en aparecer fue Remus. Después de eso todos empezamos a servirnos comida en los platos. Raramente Sirius hoy se había servido muy poco... Sólo miraba sus cubiertos y jugueteaba con el tenedor en su mano pasándolo por entre los dedos.

¿Sufede jalgo? —le preguntó James con la boca llena, escupiendo algunas migajas.

— No, nada —dijo Sirius sin levantar la vista— es solo que no tengo hambre.

— Pero tienes que comer algo —habló Peter.

— No quiero —contestó cortante.

— Déjenlo, tal vez se siente mal —agregué mirándolo y recordando todo lo que me había dicho pocas horas atrás. Era normal que siguiera preocupado. Yo tampoco podía digerir la comida con tanta facilidad.

— Estoy bien, no estoy mal.

— Intenta comer algo entonces —dijo Lily mirándolo preocupada también.

— Ya dije que no quiero —contestó entre dientes.

— Pero si no comes te sentirás mal después —agregó Remus tomando jugo de su vaso.

— ¡Que no tengo hambre! ¡Maldita sea! —dijo gritando tan fuerte que resonó en todo el salón. Se hizo un silencio completo y varias cabezas se giraron a verlo. Sirius se paró del asiento haciendo caso omiso a todas las miradas y comenzó a caminar hacia la salida sin titubear.

— ¿Qué le pasó? —murmuró Lily sorprendida.

— No lo sé. Iré a ver —dijo James mientras se levantaba del asiento y lo seguía por detrás, no sin antes lanzarme una mirada fugaz. Sentí como si me estuviese echando la culpa de que Sirius estuviese así. Luego de que salió todos volvieron a comer y el murmullo se expandió otra vez por el comedor.

¿Qué hablaste con él? —me susurró George en el oído.

No puedo contártelo ahora —dejé los cubiertos en la mesa y me levanté yo también— en un rato vuelvo —le dije a George. Troté hasta la salida para poder alcanzarlos. Los vi bastante lejos, encaminándose hacia los terrenos. Podía escuchar cómo ambos se gritaban entre sí. Corrí un poco más para estar a la misma distancia que ellos.

— Déjenme en paz —dijo Sirius caminando más rápido cuando notó mi presencia.

— ¿A dónde vas? —le pregunté.

— A morir en soledad.

— Sirius ¿Qué intentas hacer? —dijo James agarrándolo del brazo pero éste se soltó con brusquedad.

— Déjenme tranquilo.

— Dime que te sucede —le preguntó su amigo. Sirius dio unos pasos dentro del bosque y logró sentarse apoyado en un tronco— somos como hermanos, cuéntame.

— No puedo decirte —dijo él, con tono de voz y cara triste, mientras James se sentaba a su lado.

— Será mejor que se lo digas —me apoyé sobre una pequeña roca— necesitas ayuda de todos nosotros

— ¿Qué ayuda? —James me miró a mí y luego volvió a posar sus ojos en su amigo— ¿Qué tienes que decirme? ¿Es alguna chica? —dijo James dándole un codazo— ¿Quién es la afortunada? —Intenté contener mi risa al ver la cara de odio de Sirius— ¿No es por una chica?

— Si, es una chica, pero no de la manera que piensas. Ahora, si podrían dejarme solo sería estupendo.

— Vamos Canuto, no te dejaré solo aquí y, encima, de noche —James apoyó una mano en el hombro de su compañero— aunque sea te haré compañía.

— ¿No tienes hambre? —dijo con los mismos ánimos de antes.

— Puedo sobrevivir —sonrió— Isa si quieres puedes volver, yo lo cuido.

— Bueno —murmuré levantándome, aunque no muy convencida— Sirius te conviene decírselo, y a los demás también. Son tus amigos. Confía en ellos —miré a James— y luego hagan alguna travesura así se divierte y puede despejarse un poco —James afirmó con la cabeza. Miré a Sirius una vez más y volví por el camino que había hecho antes.



Golpeé la puerta y esperé unos segundos a que George me abriera.

— ¿Qué haces despierta a estas horas? —dijo aún dormido.

— ¿Puedo entrar? —susurré despacio.

— Por supuesto —abrió más la puerta y entré dentro. Apenas la cerró me senté en su cama. Sabía que ninguno de los otros chicos estaría en la habitación porque habían salido a divertirse por el castillo.

Tuve que convencer a Lily de que los dejara ir sin castigarlos, quitarles puntos o delatarlos con alguien más. Por supuesto que terminó enterándose de la noticia. Sólo espero que no comiencen a comentarlo entre sí porque se convertiría en una cadena inmensa y todo el colegio terminaría por enterarse. Y eso era lo que menos queríamos en estos momentos.

— ¿Sucede algo? —me preguntó George refregándose los ojos. Tenía unas ganas inmensas de contarle todo aquello sobre Samantha para pedirle algún consejo, pero no valía la pena, George tenía sueño y si comenzaba a hablarle de mis problemas me sentiría como un estorbo.

— No —mentí.

— ¿Por qué viniste entonces? —se sentó a mi lado en la cama.

— Nada, es solo que quería un poco de compañía.

— Y qué mejor cosa que estar conmigo —sonrió— igualmente no sabes mentir ¿Qué sucedió?

— Nada, nada —me acosté en su cama y apenas apoyé la cabeza en la almohada George se me abalanzó encima a hacerme cosquillas— Basta —dije riéndome.

— Más te vale que confieses o morirás riéndote.

— George basta —intenté decir entre risas— ¡Para!

— Está bien —se recostó a mi lado izquierdo— ahora cuéntame.

— Es Sam —suspiré.

— ¿Esto fue lo que hablaste con Sirius? —Afirmé con la cabeza— sigue...

— Se encontró con sus padres para contarles lo del embarazo, pero ¿Te acuerdas que una vez te dije que habían desaparecido y dejado a mi mamá sola? Sucedió eso otra vez. Y se lo contó a Sirius para que la ayude, a nadie más. Ni a mí me lo dijo, y para colmo no puedo hacer nada.

— No podemos hacer nada —me corrigió.

— Lo sé. Me encantaría poder ayudarla.

— Ya la estás ayudando bastante dándole apoyo.

— No es lo mismo —lo miré a los ojos— ¿Por qué justo vinimos a parar en esta época? Odio todo esto.

— ¿Me odias a mí también? —Se hizo el dolido— sal ya de mi cuarto, engendro de satanás —ambos reímos.

— A ti no te odio —cerré los ojos y lo abracé— eres la mejor parte de esta aventura —me devolvió el abrazo y sentí como me daba un pequeño beso en la frente— ¿Sabes qué es lo más triste de todo? —dije apenada.

— ¿Qué?

— Que mi madre jamás sabrá quién soy en realidad —susurré. George no contestó y tampoco volvió a hablar, así que pronto caí en un profundo sueño.



Al día siguiente me desperté en la habitación de los chicos. Me había olvidado por completo que me había quedado allí. Miré a George durmiendo, parecía un angelito.

Me levanté cuidadosamente para no hacer ruido y despertar a alguien y me volví a mi cuarto. Por suerte inclusive las chicas seguían dormidas. Me cambié y bajé hasta la sala común a esperar que alguien más se levantara para ir a desayunar. No me gustaba ir sola, siempre prefería tener alguna compañía.

Casi me estaba por volver a dormir en el sofá cuando bajó Sirius y me sacó de mi estado semi despierto.

— ¿Desde cuando estás aquí? —me preguntó.

— Hace unos minutos —bostecé y me levanté del sillón— ¿Vas a desayunar?

— Así es, ¿Vienes? —afirmé con la cabeza y agarré mi mochila que estaba en el suelo.

— ¿George no se despertó aun? —pregunté mientras salíamos de la sala.

— No, todavía dormía. Supongo que estuvo entretenido en la noche —me guiñó un ojo y yo me ruboricé.

— Mira quién habla... —Sirius se rió.

— Casi ahogamos a la señora Norris anoche. Queríamos darle una pequeña ducha pero se nos fue de control la situación y terminamos inundando el baño de prefectos, con nosotros adentro y la tonta gata —me reí— supongo que Filch debe seguir limpiando el desastre que hicimos.

— ¿Cómo lograron atraparla? —era una tarea muy difícil conseguir secuestrar a la señora Norris y más todavía si no usaban ningún tipo de hechizo o poción o caramelo contra Filch y contra el animal. Cosa que los merodeadores, según ellos mismos decían, no utilizaban ninguno de esos métodos.

— ¿Interesada en saber nuestros secretos? —Dijo sonriendo— es una lástima, pero es confidencial todo eso. Ya bastante que tienes nuestro mapa.

— No lo tengo ¿Lo recuerdas?

— Ah, cierto —ambos reímos. Llegamos al gran comedor y nos sentamos a desayunar. A los pocos minutos bajaron George, Lily y Remus para unirse a nosotros.

Hoy nos tocaban pocas materias pero por suerte la última del día era mi preferida; pociones. Amaba como el profesor Slughorn dictaba esa clase, porque a diferencia de Snape, él era muy amigable y considerado. 

Aunque también era estricto no llegaba al punto de cómo era Snape.



Terminé mi poción y le dejé una muestra en el escritorio al profesor Slughorn. Este la recibió con una sonrisa y yo se la devolví. Regresé a mi asiento y limpié mi área de trabajo mientras Lily también entregaba su muestra. Remus ya la había terminado unos minutos antes y estaba haciendo un crucigrama muggle. Terminé de acomodar todo y me senté a jugar un rato con Remus hasta que sonara la campana.

Cuando al fin sonó todos agarramos nuestras mochilas y estábamos por salir afuera.

— Antes de que se vayan —dijo Slughorn— necesito que se queden unos segundos las señoritas Dickens y Evans, y los señores Gauss, Lupin y Snape —dicho esto todos los demás salieron del aula. Nosotros cinco nos miramos entre sí confundidos y nos acercamos al profesor— no se preocupen —dijo sonriendo— no es nada malo. Sólo quería avisarles que el lunes es la fiesta de navidad del club de las eminencias. Deben venir vestidos de gala. Y recuerden que pueden invitar a una pareja para acompañarlos —Lily me miró y me sonrió— ya pueden retirarse.

Me acomodé mejor la mochila en el hombro y salí fuera de las mazmorras junto a los otros.

— Amo estas fiestas que da Slughorn —dijo Lily entusiasmada— al fin puedo usar un vestido y también invitar a alguien.

— No hace falta ni preguntar quién es —Remus se rió— nos vemos más tarde, voy a la biblioteca señoritas —luego de subir las escaleras giró para el lado contrario a nosotras.

— Creo que voy a ir con Remus —dije frenándome— te veo luego Lily —la pelirroja me saludó siguiendo a otros alumnos de gryffindor, yo troté hasta donde estaba el licántropo.

— ¿A dónde vas? —preguntó al verme.

— A hablar con Dumbledore.

— ¿Sobre qué? —Me miró confundido— perdón si es algo personal, no quise entrometerme.

— No —le sonreí— no es nada mío, es sobre lo de Sam, para ver si puede ayudarla.

— Pobre chica, no se lo merece —dijo agachando la cabeza, apenado— ¿Quieres que te acompañe?

— No, gracias, prefiero hablar con él a solas.

— Pero aunque sea te puedo acompañar a su despacho.

— Remus, Remus... Acepto sólo para que no sigas insistiéndome —sonrió— camina Lunático.

— Si señorita —dijo él siguiéndome.

— ¿Y a quién invitarás a la fiesta? —pregunté para sacar tema de conversación.

— No lo sé —se encogió de hombros— ¿Tú invitarás a George? —me preguntó.

— Seguramente —afirmé con la cabeza— a menos que no tenga ganas de ir, entonces voy a tener que buscar otra pareja —me reí— ¿Y Joanne? Podrías invitarla.

— Está ocupada con otras cosas. Además no quiero... —hizo una pausa— no lo sé.

— No pierdes nada con intentarlo —le dije sonriendo. Remus afirmó con la cabeza, mas no se veía muy convencido con la idea.

Después de unos minutos ambos llegamos hasta el despacho. Golpeé varias veces la puerta de madera y cuando terminé se abrió sola. Miré a Remus y este me hizo señas para que entrara. Me despedí de él y le hice caso.

— Permiso profesor —dije tímidamente cerrando la puerta.

— Señorita Black, que sorpresa verla por aquí —dijo mirándome a través de sus anteojos de medialuna. Se alejó de su pájaro fénix y se sentó en su gran y cómodo sillón rojo que tenía frente a su escritorio— tome asiento por favor —señaló una silla frente a él. Me acerqué y me senté— ¿Qué se le ofrece?

— Necesito hablarle de algo muy importante.

— Adelante —murmuró.

— Bien... —no sabía cómo empezar— usted sabe que Samantha fue a ver a sus padres ¿Verdad? —Afirmó con la cabeza— ¿Y qué le dijo luego de volver?

— Que estaba todo en orden.

— Le mintió.

— ¿Por qué dice usted eso?

— Ella le contó a Sirius todo lo que en verdad sucedió. Sus padres no lo aceptaron bien, dijeron que se irían y que ella nunca más sabría sobre ellos. Sirius después me lo contó y yo ahora se lo digo a usted —suspiré— necesita ayuda. Y de preferencia de alguien mayor a diecisiete años.

— ¿Quiere que hable con la señorita Lewis? —preguntó con lentitud.

— ¡No! —Contesté rápidamente— no, no. Justo ella no debe saber esto que acabo de decir, debe quedar entre nosotros.

— Entiendo —murmuró— ¿Y qué desea que haga?

— ¿No hay forma de que usted hable con sus padres? No lo sé. De que los haga recapacitar sobre todo esto para que no la dejen sola.

— Supongo que sí, podría intentarlo. Después de todo no quisiera que una estudiante de mi colegio tuviera tantos problemas juntos.

— ¿En serio lo hará? —Sonreí— gracias profesor.

— De nada. Si eso era todo ya puedes retirarte —afirmé con la cabeza y me levanté de la silla. Fui hasta la puerta y salí afuera con una gran sonrisa en el rostro.



Entré a la sala común. No había mucha gente. Me acerqué hacia Peter, Sirius y George. Estaban parados en un rincón cerca de la ventana ya que los sillones estaban siendo ocupados por otros alumnos menores.

— ¿Dónde estabas? —me preguntó George dándome un pequeño beso.

— En la biblioteca con Remus —mentí.

— ¿Y Remus? —preguntó Peter.

— Sigue ahí —dije sin importancia— ¿Está vacía su habitación?

— Sí, ¿Por qué? —preguntó Sirius desconfiado.

— Tengo que hablar unos minutos en privado con George, si me lo permiten —lo agarré de la mano y lo hice subir hasta su cuarto. Me aseguré de que nadie nos siguiera o nos estuviera espiando y cerré la puerta.

— ¿Qué pasa ahora? —dijo abrazándome por detrás.

— Hablé con Dumbledore recién —dije sin rodeos.

— ¿Sobre qué? —dejó de abrazarme repentinamente.

— Le pedí que hablara con mis abuelos —me di vuelta para mirarlo a la cara— para que los hiciera recapacitar sobre su decisión.

— Espera, espera un momento —dijo confundido— ¿Le pediste ayuda para que piensen lo que le hicieron a Sam?

— Así es —sonreí.

— ¿Estás loca? —Puso una cara de espanto— Isa no debiste haber hecho eso, ¿No se suponía que tus abuelos la dejaban sola? Si ellos no lo hacen todo nuestro futuro cambiará, quién sabe qué nos pasará.

— No pasará nada George —rodé los ojos— además tal vez Dumbledore no lo consiga y ellos de todas formas dejen sola a Samantha.

— ¿Y si no lo hacen? —Comenzó a caminar de un lado a otro nervioso— ¿Por qué no te fijaste en todas las consecuencias que esto podría traer?

— Bueno... no lo sé —dije apenada— no creí que fuera tan malo lo que hice. Siento decepcionarte entonces.

— Lo hecho, hecho está —negó con la cabeza— no sirven de nada las disculpas ahora.

— No entiendo por qué te enojas —me crucé de brazos— en todo caso el futuro que cambiará será el mío, no el tuyo —rodó los ojos.

— Eso no lo sabes.

— ¡Pero es obvio que no te afectará! —Grité— es mi madre y mis abuelos ¡No los tuyos!

— Pero los dos estamos aquí. No sabes lo que podría pasar.

— ¡Y tú tampoco!

— ¿¡Qué no te dije ayer que no hicieras nada!? —gritó ahora él también.

— ¡Si, lo hiciste!

— ¿¡Y aun así tenías que hacerlo!? —golpeó la pared.

— ¿Sabes algo? ¡Enójate todo lo que quieras! Total, en el futuro tienes una madre, un padre, hermanos. Parece que esa parte jamás me tocará a mí. Sólo quería que mi madre no sufriera cómo lo hizo, quería ver si al final puedo llegar a tener una familia —me limpié una lágrima— pero parece que no lo entiendes —pasé al lado de George chocándolo apropósito. Salí de la habitación y escuché como él venía detrás llamándome pero no le presté atención. 

Entré al cuarto de las chicas y fui directo a mi cama.

Quería dormir y olvidarme de todo lo sucedido. Siquiera tenía ganas de cenar.


En todos estos años jamás había tenido una pelea seria con George, siempre eran sobre quien comía la última gragea o quién abría primero los regalos de navidad.

Nunca me había sentido tan mal antes.

Y para colmo, algo que había hecho de todo corazón para mejorarle la vida a mi madre, se supone que era la peor decisión que había tomado en todos estos años.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1K 173 4
❝Everybody wants a hero, Everybody wants someone to lay it all down on the line, Everybody wants someone who's gonna fight fire with fire❞ Historia b...
4.6K 351 12
𝐄𝐧𝐞𝐦𝐲 𝐓𝐨 𝐋𝐨𝐯𝐞𝐫𝐬✈︎ 𝑽𝒂𝒍 𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆 𝒐𝒅𝒊𝒂𝒔... ☁︎ ☁︎ ☁︎ ⚠️La historia es totalmente ficticia y no tiene la intención de incom...
105K 3.3K 25
Entre alegrías, desgracias, sorpresas, el amor avanza y de la forma más peculiar y bonita. Dos personalidades idénticas, con carácter fuerte, ¿Qué po...
39.4K 5K 71
Charity Lestrange tiene que ocultar su verdadero yo en Hogwarts, hechizadose para cambiar su apariencia, se convierte en Jacob Miles. Draco Malfoy se...