Una Black de ojos violetas ➳...

By LuisaLane-

505K 38.9K 12K

El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia... More

Prefacio (Aclaraciones)
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟭
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟮
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟯
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟰
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟱
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟲
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟳
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
𝗘 𝗣 𝗜́ 𝗟 𝗢 𝗚 𝗢
♡ Gracias ♡

Introducción

26.1K 1K 277
By LuisaLane-


— Isa —levanté la vista del libro que leía y vi a Lee Jordan golpeando la puerta del compartimiento en el cual me encontraba— necesito que vengas, rápido.

Suspiré resignada, porque ya sabía que algo había sucedido. No siempre algo bueno. De hecho, si lo pedía con ese cierto tono de nerviosismo en la voz sólo eran malas noticias.

Cerré el libro muggle que estaba leyendo y lo dejé sobre el asiento para luego levantarme, con cierto pesar.

— ¿Me lo cuidas? —le pregunté a Jennifer, la chica con la que estaba sentada.

— Sí, claro —me contestó sonriendo. Al siguiente segundo regresó al libro que estaba leyendo ella también. Ambas somos ravenclaw. ¿Qué esperaban de nosotras? ¿Que no estuviéramos leyendo nada?

Sí, sí. Sabía bien que aquello era un gran estereotipo hacia los alumnos de mi casa, pero no iba a negar nunca que nosotras dos lo cumplíamos a raja tabla. Y eso que conocía poco a la chica, nada más vernos en la biblioteca seguido y en la sala común.

Alguna que otra vez nos hemos compartido información acerca de novelas para recomendarnos, rara vez hemos hablado de nuestras vidas, pero con ello era suficiente para llevarnos bien.

Salí hacia el vagón y mientras seguía a Lee con paso firme, él me relataba lo sucedido minutos atrás con nuestros amigos gemelos que teníamos en común.

— Fred y George decidieron hacerle una broma a uno de segundo año, que se estaba haciendo el creído, y el chico los hechizó y ahora no saben cómo deshacerlo —dijo— en la primera persona que pensamos en buscar fue a ti, ya que de seguro sabes cómo arreglar esto. ¡Mira, allá están! —indicó el último compartimiento con su dedo índice.

Me asomé por la puerta y pude verlos a ambos desesperados, moviéndose de un lado para el otro y haciendo gestos frenéticos con las manos.

— Mejor te dejo sola con ellos —se excusó— no quiero oír sus voces... durante un largo rato —Lee se rió y caminó con lentitud para el lado contrario de donde habíamos venido. Me acomodé mejor mi pulóver para luego abrir la puerta con suavidad. No se habían percatado de mi presencia fuera hasta ese momento que entré dentro.

— ¡Ah! ¡Menos mal que Lee te encontró! —Gritó Fred— ¡Estamos desesperados Isa!

— ¡Tienes que arreglar esto! —Gritó George también— ¡Estamos horribles!

— Primero que todo ¡Dejen de gritar como locos! —les grité a los gemelos Weasley para que terminaran con ese escándalo— ni que fuera el fin del mundo. Están haciendo drama por una tontería.

— ¿Tontería? —Dijo Fred haciéndose el ofendido.

— Ayúdanos, por favor, tú eres muy inteligente —suplicó George, haciendo caso omiso de todo lo demás que estábamos diciendo— Sabes cómo arreglar este hechizo ¿Verdad? ¡Nacimos pelirrojos y moriremos pelirrojos!

Rodé los ojos. Miré el cabello de Fred y luego pasé mi vista al de George. Quise reírme pero me contuve, aunque me costaba mucho. Ambos tenían el pelo color negro.

— No, en realidad no sé cómo arreglarlo —contesté apenada. Eso me sucedía por no haber prestado atención en la clase de encantamientos que, justamente, enseñaba ese hechizo y su contra— si se disculparan con el chico tal vez les devolvería el color natural a su pelo ¿No? —Me acomodé en el asiento del compartimiento— compórtense como deberían por una vez en la vida y verán que las cosas no son tan malas como creen.

— ¿¡Estás loca!? Somos Fred y George, no damos disculpas a nuestras víctimas —habló Fred cruzándose de brazos— ellos nos la dan a nosotros. Además el chico fue el prepotente —rodé los ojos otra vez. Esos dos no cambiarían nunca.

— Bueno, entonces lamento informarles que se quedarán así hasta que lleguemos a Hogwarts. Porque yo no sé cómo solucionarlo —saqué algunos galeones de mis bolsillos y conté tres monedas de oro, para luego guardar las cuatro restantes otra vez.

— No quiero que los demás me vean así —murmuró George mirando por la ventana, haciéndose el dolido— soy pelirrojo.

— ¿No quieres salir del compartimiento y preguntarle a alguien una solución para esto? —preguntó Fred esperanzado.

— No, gracias —sonreí con falsedad— no soy tu sirviente. Además puedes hacerlo tú.

— Isadora, por favor —comenzó a suplicar Fred arrodillándose en el suelo para sumarle mayor dramatismo a la situación— no estamos aptos para salir nosotros mismos, y no te estamos pidiendo que saltes de un rascacielos ¡Te estamos pidiendo que des un paseo por los vagones!

— Levántate del suelo Fred, por favor —murmuré. El chico se incorporó de nuevo sosteniéndose de los asientos del compartimiento.

— Recuerda que ya cumplimos diecisiete años —habló George en forma de amenaza— podemos hechizarte para que lo hagas.

— Soy mayor que ustedes. Yo también cumplí diecisiete —agregué— y soy más inteligente que los dos juntos. A mí no me das miedo, aprendiz de brujo —me levanté del asiento— ya vuelvo.

— ¿Entonces lo harás? —preguntó George sonriendo.

— ¡Por supuesto que no! Iré a comprar dulces... ¿Quieren?

— Que buena amiga —contestó Fred sarcásticamente.

Les di una última mirada fulminante y salí del compartimiento. Realmente no iba a comprar comida, aunque si el carrito de dulces se aparecía en mi camino no dudaría en obtener unas ranas de chocolate y un paquete de grageas. Nunca venían mal un par de golosinas.

Nuestra amistad era así. Rara.

Siempre lo fue desde el inicio.

Ellos necesitaban una cómplice que les permitiese hacer bromas y no les quitase puntos a su casa o les castigase. Yo necesitaba estar del lado de los dos estudiantes más populares y queridos para dejar de ser tratada como bicho raro y hacer algunos amigos.

Los tres ganábamos con esta amistad.


Caminé dos vagones más hasta llegar al de los prefectos y me introduje otra vez en el compartimiento en el que estaba desde un principio.

¿De los prefectos? ¿Eso quiere decir que Isadora es prefecta? Sí, lo soy. Supuse que era entendible en el párrafo anterior aunque en realidad soy premio anual. Este era mi último año en Hogwarts. Jennifer iba un año atrás y ella sí era prefecta.

En el último año no hay prefectos, tan solo un chico y una chica que son nombrados premios anuales y son los encargados de organizar a los otros dieciséis prefectos, entre otros deberes y obligaciones que demandaba el puesto.

Mi novela muggle seguía en el mismo lugar en el que la había dejado y la otra chica de Ravenclaw tampoco se había movido ni un milímetro.

Me arrodillé en el asiento para alcanzar con mayor facilidad mi baúl y lo bajé al piso para hurgar dentro. Lo escondí con mi espalda para que Jennifer no pudiese ver ni lo que buscaba ni lo que guardaba allí.

— ¿Qué buscas? ¿Te puedo ayudar? —preguntó ella sin levantar la vista de su lectura.

— Un... —Hice silencio antes de continuar hablando. Recapacité el plan que tenía en mente por unos segundos— pensándolo mejor ¿Sabes cómo solucionar el hechizo multicorfors?

— ¿Qué? ¿Por qué? —me miró con curiosidad, alzando una ceja. Giré mi cabeza atrás hacia ella.

— Porque alguien lo utilizó en el pelo de Fred y George Weasley —ella se rió y negó con la cabeza.

— No lo sé, es un hechizo muy básico que solo sirve para molestar a otros —hizo un ademán de poca importancia y volvió a bajar la vista para continuar leyendo— No les doy atención a ellos.

— Si, eso mismo me imaginaba —abrí mi baúl resignada, sabía que no había otra salida. Y no, no andaría por ahí preguntándole a la gente si sabía cómo solucionar el problema cabelludo de los Weasley. Porque por si no lo saben todavía, no soy muy sociable que digamos.

Rebusqué en el fondo y tanteé por todos los rincones hasta que sentí una pequeña caja. La saqué y acomodé la ropa que se había desarreglado encima. Abrí la caja azul y coloqué en mi cuello un viejo giratiempo.

¿Estoy segura de que vale la pena usarlo?

No, claro que no.

Pero son Fred y George. Haría lo que fuera por ellos y les debo mucho.

Devolverles este favor no me cambiará la vida, pero a ellos les alegrará el día y será un buen inicio de curso.


Guardé la pequeña caja ahora vacía en el baúl y luego lo subí otra vez arriba de los asientos, con cierta dificultad.

Escondí el giratiempo dentro de mi pulóver y me encaminé de nuevo al compartimiento de los pelirrojos Weasley, o mejor dicho, los pelinegros Weasley.

Si se preguntan de dónde salió esa reliquia, la heredé de mi madre. Fue lo único que me quedó de ella. Pero ahora no es el momento oportuno para hablar sobre mis difuntos padres.


— ¡Sabía que regresarías! —Gritó George triunfante al verme entrar— ¿Has encontrado la solución?

Saqué el giratiempo de su escondite y se los mostré, verificando que nadie afuera del compartimiento nos estuviera mirando. Pero para asegurarme al cien por ciento, decidí cerrar las cortinas que daban hacia el pasillo del vagón.

— ¿Qué? ¿Hace cuánto tiempo lo tienes? —preguntó Fred con cara de sorprendido. Ambos gemelos se acercaron para contemplarlo con mayor detalle. George trató de tocarlo con la yema de sus dedos pero le quité la mano por precaución.

— No lo sé, desde que tengo memoria —me encogí de hombros— nunca les dije nada porque, seguramente, hubieran querido sacarle provecho para sus bromas.

— Pero por supuesto, incluso está escrito en la biblia —agregó Fred sonriendo de forma burlona. ¿De dónde había aprendido qué era la biblia?... Lo más probable de Lee Jordan— ¿Y cómo nos ayudará esto? Si se puede saber.

— Bien, daré una vuelta y volveré una hora atrás —intenté explicarles de la forma más sencilla posible— tendré que distraer a Fred y George del pasado para que no hagan la broma y así no les colorearán el cabello.

— ¿Y por qué irás solo tú? ¿Nosotros no podemos también? —preguntó George.

— ¿No se imaginan lo que sucedería si los del pasado se ven a sí mismos? —los dos se miraron entre sí extrañados.

— No, yo veo a alguien igual todos los días —comentó Fred con tranquilidad.

— Yo también —agregó su hermano.

— Es diferente —dije— habrá cuatro de ustedes.

— No seas aguafiestas Isadora, déjanos viajar en el tiempo —suplicó George— aunque sea una vez sola. Por favor.

— Prometemos escondernos de los demás —dijo Fred rápidamente, a lo cual su gemelo asintió— sólo queremos ver cómo es la experiencia.

— Bueno, pero de verdad tienen que ocultarse. No es chiste —les entregué una de las dos cadenas y ambos la pasaron por sus cuellos, de forma dificultosa— ¿Lo harán, cierto? —George fue el único que asintió porque Fred todavía hacia muecas de molestia con la cara— nos encontramos en el vagón de prefectos donde yo estaba, tenemos que volver en una hora o antes.

— ¿Esto no tiene otra cadena por algún lugar? —se quejó el chico.

— No Fred, son sólo dos —los miré a ambos con el ceño fruncido, esperanzada de que se quedasen quietos porque no estaban cooperando conmigo. Pero tampoco quería seguir esperando a que dejasen de ser dos niños porque era algo casi imposible en ciertos momentos, así que acerqué mis dedos al giratiempo para darle sólo una vuelta a la manecilla.

Con mucho cuidado.

Argh, me está ahorcando —masculló George.

— Sí, a mí también —Fred intentó tirar de la cadena para que ésta se agrandara. Era un intento inútil.

— Quédense quietos los dos, santo cielo, no quiero dar ninguna vuelta de más sin querer.

— Espera. No. Fred, deja de hacer eso —George intentó quitarle la mano a su hermano, que seguía tirando de la cadena. Mientras tanto, con sumo cuidado miré el preciado objeto y pude hacer girar la manecilla de él, una vez sola.

— Basta, por las barbas de Merlín —gruñí entre dientes soltando el giratiempo— ya se la podrán quitar.

Todo lo que estaba a nuestro alrededor comenzó a moverse. El tiempo estaba retrocediendo al fin, y pronto terminaría. Volver atrás una hora era cosa rápida.

— Isa —intentó decir George pero lo interrumpí.

— Ya falta poco.

— Pero Isa —otra vez quiso hablar pero no lo dejé.

— Tarda porque está viejo, George. Estate callado —seguí mirando a mí alrededor. En definitiva lo que decía mi boca no lo sentía mi mente. Sabía que algo malo estaba pasando, porque nunca tardaba tanto tiempo en retroceder. Y mucho menos si era por una vuelta sola nada más.

— Pero Isa, mira...

— No hay tiempo para mirar nada —dije todavía con los ojos puestos en el paisaje alrededor nuestro, que se movía a velocidades inimaginables sin parar.

Creo que tiempo es lo que nos sobra... le escuché murmurar a George casi en un eco perdido y repetitivo. Giré mi cabeza hacia él, mirándolo extrañada. Él miró hacia abajo y lo seguí hasta llegar a sus manos, que me extendían un giratiempo roto.

La cadena que estaba con ellos se había desenganchado por completo y en la unión con el objeto se había generado una grieta que atravesaba casi medio lateral.

— ¿¡Qué!? ¿¡Qué hicieron!? —grité con un hilo de voz. Ya sabía yo que algo había pasado, pero deseaba haberme equivocado esta vez.

— Nada —contestó sorprendido— después que diste la vuelta al giratiempo y lo soltaste, en vez de quedar colgando de las cadenas se... se cayó y lo intentamos agarrar pero... bueno que Fred también estaba tirando de la cadena. No creímos que fuera tan frágil —lo interrumpí.

— ¿Y dónde está Fred? —con tanto alboroto, recién me había percatado de que faltaba un gemelo.

— N-no lo sé —George negó con la cabeza, frustrado— La cadena se rompió cuando él tironeaba. Supongo que antes de que pudiéramos viajar él se quedó fuera.

— Eso podría ser algo grave.

— Y... eh... el giratiempo dio unos cuantos últimos giros antes de morir.

— ¿Qué? —pregunté preocupada.

— Que giró varias veces.

— ¿Cómo cuantas?

— No tengo idea —se encogió de hombros— pero casi que fue a la velocidad de la luz.

— ¿Sabes lo que significa eso? —Pregunté sin esperar una respuesta acertada por su parte— terminaremos en cualquier hora, día, y tal vez época.

— Por las barbas de Merlín —susurró espantado y se llevó una mano a su cabeza.

— A mi hermana no le gustará saber que rompí esto —dije mirando el pequeño objeto hecho añicos— ella lo utiliza muchas veces para sus trabajos de auror.

Mi única hermana es Nymphadora Tonks.

Podrían haberlo supuesto ya que nuestros nombres son parecidos; Isadora, Nymphadora... ¿Ven?

Y como deben estar pensando, mis padres son Ted Tonks y Andrómeda Black, aunque, estoy segura que ahora se preguntarán ¿Pero si sus padres son ellos dos cómo puede ser posible? ¿Si Isadora antes dijo que ambos habían muerto?

Cierto. Esos dos son mis padres adoptivos. Mi madre era una bruja joven y falleció al darme a luz por una enfermedad. Cuando quedó embarazada tenía tan solo dieciséis años y mis abuelos eran "muy derechos y estrictos y morales" y no querían que la sociedad supiera que su hija estaba en ese estado. Por eso ellos no quisieron saber más nada de su hija... y de un día para otro, la abandonaron a su suerte.

Samantha, como se llamaba mi verdadera madre, fue a buscar contención por parte de la familia de mi padre pero solamente fue bien recibida por su cuñado Sirius Black, quien luego de unos días le encontró un mejor lugar junto a su prima Andrómeda.

Sí, como leyeron, Sirius Black era cuñado de mi madre. Y si hacen algunos cálculos simples se darán cuenta de que Regulus Black era mi padre... No me pregunten sobre él porque nunca supe nada. La mayoría dice que desapareció y algunos llegaron a pensar que al fin y al cabo había muerto, porque estaba del bando de los malos.

Aún sigo en contacto con mi tío Sirius y con mi padrino, Remus Lupin. Este año estuve todo el verano con ellos en la antigua casa de mi abuela Walburga Black, y fue, después de mucho tiempo, uno de los veranos más lindos que he pasado.


Pocas personas saben sobre mi historia real. Y no es porque me avergüence decir lo que les sucedió a mis padres en verdad o decir que soy adoptada, sino porque no estoy lista para que los demás lo sepan.

Mucho menos quisiera que se enteren que provengo de los "sangre pura Black" y que mi tío "es un asesino", lo cual no me haría ni un mínimo de buena fama en el colegio. Tal vez Fred y George (que ya lo saben) lo acepten bien, pero si alguien más se llega a enterar, quizás sería mi perdición. ¿Recuerdan que les dije que no soy muy sociable?

Todos se burlaban de mi (y sigo creyendo que lo hacen) porque soy muy callada y tímida. Siempre estoy leyendo algún libro o el periódico. Estoy en casi todas las materias que pudiera estar y siempre consigo la nota más alta.

Claro que a los de ravenclaw no les molesta ya que ellos están hechos de la misma madera que yo, pero a los demás, sobre todo a los de slytherin, no les agrada mi actitud. O podría ser que ellos saben de dónde vengo realmente, cuáles son mis raíces... nunca me lo comentaron pero tengo mis dudas al respecto.

Lo único de lo que estoy segura es que siempre se la rebuscan para ponerme un apodo nuevo.

De todos los que he escuchado, sólo hay uno del que me enorgullezco y mucho;


"Ojos violetas".


Continue Reading

You'll Also Like

235K 14.8K 54
Billy Hargrove y tu Es 1983, ultimo día de clases y comienzan las vacaciones. Un chico nuevo llega a Hawkins. Y ocurrirán muchas cosas. Fecha de inic...
43K 1.8K 57
Theo Raeken el chico malo que vuelve a Beacon Hills Allisa Argent la chica que vuelve a Beacon Hills a buscar venganza, por la muerte de su prima All...
1.1K 169 4
❝Everybody wants a hero, Everybody wants someone to lay it all down on the line, Everybody wants someone who's gonna fight fire with fire❞ Historia b...
10K 645 18
Ser hija de uno de los grandes no es fácil y mucho menos después de una guerra contra la madre tierra pero la vida de nuestra semidiosa se volverá un...