El inesperado despertar a tu...

By Aomame_kz

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Tony tiene un accidente. Steve vive con un accidente. San Pedro es muy voluble. Y bueno, los pecados no sie... More

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By Aomame_kz

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—¿Tiro ésto? —Carol levantó una hoja de papel, Rhodey levantó la vista y estiró la mano para ver de qué se trataba.

Estaban en plena mudanza. Más pronto de lo que habían imaginado, habían visto cristalizado su deseo de vivir juntos, ellos dos y Sam, de quien podían escuchar sus pasos acercándose por el pasillo del que sería, muy pronto, el antiguo hogar de Rhodey. Estaban, por lo tanto, ayudándole a empacar y a tirar todas las cosas acumuladas que ya no necesitaba. Por supuesto, había muchos papeles que ya no tenían valor alguno, ropa, zapatos y libros, que seguramente donaría. Incluso, encontró un pequeño recuerdo del baby shower de los bebés de Steve, la invitación y un broche de pasta con dos bebés envueltos en sus mantas. Fue la invitación la que llamó tremendamente su atención al abrirla; al leerla, algo chocó en su cerebro, algo ahí daba la razón a Pepper:

Les invitamos al baby shower 

en honor a la próxima llegada de los gemelos 

de Tony y Steve.

Tony y Steve.

TONY.

 To.ny.

¿Qué demonios? Se preguntó y guardó ambos objetos en el bolsillo de su pantalón de mezclilla para mantenerlos apartados de todo el barullo y de cosas. Ahora, estaba esa hoja de papel que Carol le había extendido. Estaba doblada y al principio no parecía tener nada, porque lo que estaba en ella estaba dibujado tenuemente a lápiz. Era un dibujo de Tony, uno sencillo, donde daba la espalda, pero giraba el rostro hacia atrás como mirando sobre su hombro. Le llegó una extraña sensación, sumamente parecida a la que había sentido con la invitación del baby shower.

¿Qué demonios? Volvió a preguntarse. Mientras intentaba recordar de dónde había salido eso, porque, además, sentía que tenía un recuerdo ahí, pugnando por salir de su mente, como cuando se tiene una palabra en la punta de la lengua, pero no se puede pronunciar; Sam atravesó la puerta y se inclinó hacia Rhodey, por encima de su hombro, curioso por lo que su "trieja" veía con tanto interés. Al principio no le encontró lo extraordinario, era un dibujo de Stark, ni más ni menos, no era raro que Rhodey, al ser su amigo, lo tuviera por casualidad. Pero...

—Lo hizo Steve —dijo.

—¿Qué? —preguntó Rhodey girando el rostro hacia él—¿Cómo lo sabes? No tiene firma.

Sam se acuclilló y le mostró una marca al borde de la hoja. Una simple marca azul y roja.

—Steve suele marcar las hojas de sus cuadernos de dibujo con eso—explicó Sam—, vieja costumbre del colegio. Y ya que es un dibujo muy bien hecho, debo suponer que es suyo.

—Oh, ¿de verdad? —Carol quiso ver el dibujo—. Mi primo es muy talentoso en eso.

Sam asintió.

—¿Por qué lo tienes tú, Rhodey?—preguntó Sam y levantó las cejas pícaramente— ¿Te gusta Stark?

—Claro que no—dijo Rhodey, al tiempo que le pasaba la hoja a Carol y ésta reía por lo que acababa de decir Sam—. Debió dármelo, pero no recuerdo porque...lo qué es más, ¿por qué Steve lo dibujó?

—A veces, Steve dibuja lo que llama su atención o lo que tiene enfrente—Sam se encogió de hombros y luego, señaló unas cajas— ¿Me llevo eso?

Rhodey asintió y mientras Sam ayudaba con eso, él pidió de vuelta el dibujo.

—Estoy seguro que Tony me lo dio a guardar—dijo, y sí, curiosamente, estaba seguro de ello—. Pero, ¿por qué?

Carol se encogió de hombros y continuó con su tarea de ordenar los cachivaches de Rhodey.

—Pregúntale la próxima vez que lo veas.

Fue su solución y Rhodey estuvo de acuerdo con ello. Una vez más, guardó lo encontrado en su bolsillo.

***

*******

Tony despertó cuando sintió movimiento a su lado, se estiró un poco y talló los ojos.

—Buenos días—murmuró.

—Buenos días—escuchó la respuesta de Steve y como éste le acariciaba, una vez más, el cabello.

—¿A dónde vas?

—A correr—dijo—, ya que Peggy y tú están aquí, puedo dejar en buenas manos a Peter y Johnny.

—Por supuesto—aseguró Tony abriendo los ojos para toparse con los de Steve, con el azul del cielo, un cielo más bonito que el que imperaba afuera, gris y amenazando con nieve. Luego, dio un respingo—. ¡Ah, diablos! Tengo que irme.

—¿Ahora? ¿No puedes quedarte?

—Es trabajo.

—Sólo un poco—dijo Steve—. Un día.

—Eso no es poco—dijo Tony riendo.

—Vamos, eres Tony Stark, el jefe, puedes faltar si te da la gana. Dame un día, no te cuesta nada.

Tony sonrió y le pinchó la mejilla con el dedo.

—No lo sé.

—Sí—insistió Steve—. Voy a correr, tu duermes un poco más; después, desayunamos, cocino lo que tu quieras. Me ayudas a cambiar a los niños y, no sé, vamos a dar un paseo con ellos y Dodger. Vamos a comer o pedimos comida de nuevo, vemos alguna película, charlamos, me ayudas a quitar la nieve (si hay). En la noche hacemos la mesa de la sala a un lado, jugamos twister, cocinamos algo para la cena.

—Un pastel—dijo Tony—. Siempre he querido hornear uno, con lo que me gustan esas cosas, tal vez no sería mala idea aprender a hacerlos. Aunque seguramente seré un desastre.

—Buenos, tus galletas estaban feas, pero sabían delicioso.

Tony rió.

—¿He hecho galletas?

Steve asintió.

—¿Y qué dices? —preguntó—¿Te quedas?

Tony le miró sonriente, era tentador, enormemente tentador.

—Está bien —dijo—. Creo que puedo retrasar el trabajo un poco.

Steve sonrió ampliamente y lo besó rápidamente en los labios.

—¡Bien! No me tardo—dijo apartando las mantas, pero antes de bajar un pie fuera de la cama, sintió que Tony lo retenía del brazo; así que giró para mirarle interrogante.

—Conozco un mejor ejercicio matutino que correr—dijo Tony y sonrió con picardía.

—Ah, ¿sí? ¿De qué se trata?

Tony tiró de él hasta atraerlo de vuelta, casi sobre él. Colgó de su cuello y lo hizo bajar el rostro para besarlo. Steve correspondió gustoso, feliz.

Lo abrazó bajo las sábanas, profundizando el beso y frotando sus cuerpos, sintiendo lo delicioso que se sentía incluso con la ropa entre ellos. Tony tiró de la playera de Steve y éste se deshizo de su camisa. Después, llegó el turno de los pantalones y, por fin, pudieron sentir el calor del otro envolviéndoles. Tony separó sus muslos, rodeando con las piernas la cadera de Steve, profundizando el contacto y moviendo la cadera en busca del roce entre sus pelvis. Empujó después, suavemente a Steve, haciéndole caer de espalda en la cama y él se sentó a horcajadas, para tomar entre sus manos el miembro semi erecto de Steve. Lo rodeó con los dedos, masajeando la piel, retirando el prepucio para descubrir la cabeza y acariciar la sensible zona.

—Acércate, Tony— pidió Steve y tiró de su mano.

Tony no comprendió a qué nivel quería Steve que se acercara, hasta que éste lo tomó de la cadera instándolo a subir así, hasta que su pene quedara a la altura del rostro del capitán. Sintió como éste le rodeaba con un mano y luego, succionaba la punta, haciéndolo gemir, obligándolo a apoyarse en el borde de la cabecera de la cama.

Las caricias se extendieron. Steve abrió la boca y devoró todo lo que encontró a su paso. Al mismo tiempo, rodeó la cadera de Tony con las manos, separó sus nalgas y deslizó sus dedos dentro. Dilatándolo, lentamente, provocándole placer simultáneamente en dos zonas. Tony se retorció, gimió y murmuró más de una vez el nombre de Steve. Se deshacía lentamente en puro placer. El ataque por los dos frentes, lo descontroló. No tenía fuerzas para resistirse. Y cuando Steve empujó su cadera hacia atrás y retiró su boca de su pene, gimió a modo de protesta, pero poco le duró la discrepancia, porque, casi de inmediato, fue empalado, penetrado profundamente. Lo sintió, sin dolor, deslizándose en su interior hasta la empuñadura. Bastó un par de movimientos simples dentro de él para provocar su caída al pozo del orgasmo. Eyaculó y vio las gotas de sí mismo sobre los músculos del abdomen de Steve.

Entonces, fue él que, apoyándose ahí, manchando sus dedos con su semen, comenzó a moverse, arriba y abajo, moviendo la cadera en pequeños círculos. Buscando provocar lo mismo que Steve había hecho en él. Disfrutó del rostro crispado de placer de Steve, de sus gruñidos y del agarre de sus dedos en su carne. Él mismo comenzaba a sentir una urgente tirantez en su entrepierna, de nuevo.

¿Por qué? Se preguntó, ¿por qué le gustaba tanto eso? Si era Steve, pensó, lo dejaría hacer lo que quisiera, no temía. Steve se incorporó, lo sujetó y giró, sin deshacer la unión, hasta intercambiar posiciones. Tony levantó la vista, al tiempo que buscaba encajar su cadera un poco más con la de Steve, y sonrió cuando éste, se colocó las pantorrillas sobre los hombros. Cambiando, así, el ángulo de penetración. Ambos sentían el borde cerca, deliciosamente cerca; querían prolongarlo un poco más, pero no pudieron resistir mucho a la ola que los golpeó y noqueó tan contundentemente.

Lo siguiente que Tony supo fue que sus piernas caían a los costados de la cadera de Steve, y éste, aún sin salir de él, buscaba un beso que, sin dudar, él le otorgó. Después, despertó como de un sueño, envuelto en mantas y con Steve abrazándole por la espalda, completamente desnudos, piel a piel. No sabía qué hora era, pero fue el llanto de los niños lo que los puso en movimiento.

Se vistieron como un rayo y cruzaron el pasillo hasta la habitación de los bebés. Pañal sucio, hambre, ganas de ser abrazados, todas esas necesidades fueron aplacadas. Mientras sus padres se miraban con complicidad y reían encantados con su travesura de más temprano.

Entonces, mientras arrullaban a sus pequeños, Peggy asomó la cabeza por el marco de la puerta.

—Buenos días, dormilones—dijo y ellos le sonrieron a modo de saludo—. Hice el desayuno, claro, es un desayuno inglés, espero que no les moleste.

—Amo los calóricos desayunos ingleses—dijo Tony—. Son deliciosos.

—¡Qué bien! —dijo ella—Yo tengo que ir a SHIELD; como te comenté, Steve, Fury quiere tratar no sé qué asunto. Así que se quedan solos, pórtense bien—añadió con una sonrisa y la escucharon después, bajar las escaleras, abrir y cerrar la puerta de la entrada.

También, escucharon la queja de Dodger abajo.

—¡Ah!— Exclamó Steve—Tengo que darle de comer.

Tony rió y lo siguió escaleras abajo, con todo y su pequeño entre los brazos. Tenían el moisés abajo, así que, pensó, podían acomodarlos ahí, mientras ellos desayunaban. Después, los pondrían guapos y abrigados, y saldrían a pasear con Dodger al parque.

***

********

***


Se habría quejado de no ser por su orgullo tan elevado. Lo cierto era que se sentía adolorido. Le dolía todo, hasta podía atreverse a decir que le dolía el cabello. Darse la vuelta fue una tortura, ni hablar de sentarse en la cama. Pero, al menos, podía soportar estar de espaldas en el colchón, por demás mullido. Miró hacia el techo de la habitación, alto y magnifico, y suspiró largamente.

—Oh, buenos días—escuchó a su lado.

Y si, eran días, la luz de la mañana entraba dorada y cálida por las vaporosas cortinas. Pero buenos...

—Muérete, Thor—alcanzó a decir y escuchó, por toda respuesta, la risa de su hermano justo a su lado.

—¿Puedes moverte? ¿Quieres que llame a nuestras médicas?

—Lo dicho—repitió Loki, malhumorado—, muérete.

Thor se incorporó de la cama y Loki vio su rostro asomándose en su campo visual. Sonriente, el desgraciado, radiante, dorado, como el sol.

—¿Por qué? —preguntó Loki sintiéndose demasiado cansado como para levantar la voz o apartarlo.

—Porque te gusta—le dijo Thor muy quitado de la pena—. Porque me gusta. Tal vez, me excedí un poco.

—¿Un poco?—preguntó Loki con ironía.

Aunque le molestara admitirlo, tenía que decir que sí le había gustado. Todas esas veces rudas y también la última, tranquila y amorosa, como el final de una tormenta. Había estado bien, muy a pesar de las secuelas. Sin embargo, confiaba en su capacidad de recuperación acelerada y sólo necesitaba descanso y un poco de comida.

—¿Y ahora qué? —preguntó de mal humor.

—Espero que me digas lo que te pregunté anoche.

Loki torció la boca y se giró en la cama, hasta quedar de costado, evitando así la mirada de Thor. Se trataba de la clave para romper el hechizo, su ilusión; y devolverles a sus amigos la realidad aquella en la que estaban antes de su intervención. Loki se negó cada vez que Thor le preguntó, tal vez con maña, porque cada vez que lo hacía, una nueva "tortura" lo aguardaba.

—Bueno, ¿puedes deshacerlo? —preguntó Thor, hincando la barbilla en el hombro de Loki. Éste sintió su barba haciéndole cosquillas, y la cercanía de su cuerpo le provocó un estremecimiento.

—No—dijo—. Lo siento Thor, pero hice un trato con un humano, y hasta que la ilusión no se rompa no puedes hacer nada.

—¿Cómo se rompe?

Loki suspiró. Thor le besó el hombro y subió un poco hasta su cuello.

—Sólo dímelo, no te cuesta nada, ya te perdoné.

—Bastardo—gruñó Loki, pero estaba demasiado débil como para discutir—. Tienen que unir las piezas—dijo— y aceptar que la historia es real.

—¿La realidad anterior?

—Sí. Pero hay algo más.

—¿Qué?

—No debe unirse a nadie más que a su amor verdadero. Si lo hace, no podrá salir de la ilusión, perderá para siempre los recuerdos y como en el cuento de la Bella durmiente, todos los demás caerán en el sueño con él.

Thor frunció el ceño.

—¿Ese fue el trato que hiciste con aquel humano?

Loki asintió.

—Y si Tony sale victorioso, ¿qué pasa con ese humano?

Loki sonrió maliciosamente.

—Oh, eso...

***

*******

***


Tony rió y su risa bien pudo haber sido escuchada hasta el otro lado de la calle. Junto a él, Steve sonrió. Estaban intentado bañar a los gemelos. Y no es que no lo hubieran hecho antes, pero sus hijos, a pesar de su corta edad, tenían una energía endemoniada, aparte de ser lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta de las intenciones de sus padres, antes, incluso, de que la tina con agua tibia estuviera lista.

En esa ocasión, Peter y Johnny habían decidido que no iban a quedarse quietos, que no sólo iban a llorar a modo de protesta por un baño que no les gustaba, sino que, también, golpearían el agua y mojarían la playera azul de Steve y la camisa de seda de Tony. Era una suerte para ellos, que éstos también estuvieran preparados para algo así.

Tony había decidido ayudar a Steve en dicha tarea, le pareció divertido intentarlo e hizo por imitar lo que el rubio hacía, como sostener al pequeño bebé con un brazo, manteniendo su cabeza sujeta, mientras que, con la mano libre, pasaba el suave jabón por la tierna piel. Sin embargo, pronto se dio cuenta que era una tarea que parecía tener aprendida; fue relativamente sencillo bañar a su respectivo bodoque, a pesar de la resistencia que éste imprimió.

Después, como Steve, envolvió al pequeño en su toalla y con suaves palmaditas secó su piel. Para entonces, tanto Peter como Johnny, habían dejado de llorar. Sólo veían a sus padres con el ceño fruncido, negándose después a que les pusieran sus camisetitas, cerrando con obstinación sus puños.

—Mira que son tercos—dijo Tony y Steve sólo rió por lo bajo.

Terminaron de vestirlos y se entretuvieron un poco más secándoles el cabello, no querían que pescaran un resfriado, y gracias a esas caricias adicionales, los niños terminaron de relajarse y comenzaron a dormitar en brazos de ambos hombres.

Tony se detuvo un momento para pellizcar muy suavemente la mejilla de Peter, a quien cargaba en su regazo. Peter hizo un pequeño mohín y se reacomodó contra su cuerpo, negándose a despertar. Tony rió.

—Te salieron bonitos—dijo Tony a Steve—. Ni con un diseño te habrían salido así.

Steve sonrió.

—Nos salieron—corrigió Steve aunque Tony optó por omitir el comentario.

—Mis bebés no salen tan bonitos—Tony se refería a sus trabajos de ingeniería.

—¿Qué hay del Ironman?—preguntó Steve.

Tony frunció el ceño.

—Bueno...sigo trabajando en él. ¿Quieres ver algo?

Steve asintió.

Entonces, Tony se las arregló para mostrarle su reloj, tras activar un mecanismo, Steve vio como éste se desdoblaba en varias placas rojas y doradas, hasta cubrir por completo la mano de Tony, una pequeña parte del Ironman, justo ahí. Steve no pudo evitar una exclamación de asombro.

—Quiero ver si puedo hacerlo con toda la armadura—dijo Tony orgulloso, haciendo que el reloj volviera a ser lo que era.

—Te gusta mucho, ¿verdad? —dijo Steve—Quiero decir, hacerle mejoras a la armadura.

—Síp—Tony sonrió—. Es mi trabajo favorito.

—¿Si te gusta tanto, por qué vas a venderlo?

Tony le miró extrañado.

—¿Cómo sabes eso?

—Pepper.

—Ah, claro—Tony se sintió incomodo en ese momento, no quería hablar de algo como eso con Steve, prefería una charla casual y sin complicaciones. Vaya que lo estaba pasando bastante bien antes de eso—. Bueno, es un muy buen activo para la compañía.

—¿Acaso necesitan recursos?

Tony negó.

—Es... bueno... en realidad...

—¿Lo prometiste?

Tony se mordió el labio inferior. Sí, eso era. Le había prometido a Víctor que se lo daría. Pero de unos días hasta ese, no se sentía muy cómodo con la venta, ni siquiera quería tratar el tema con su...ejem...novio.

—No tienes que cumplir promesas que te incomodan, Tony.

—No entiendes, Steve.

—Entiendo que von Doom usará la armadura para algo más que sólo protección.

—¡Eso no lo sabes!

—Él no, pero yo sí—en el pasillo apareció Peggy con varias carpetas en las manos, producto de su reunión con Fury—. Deberían tener más cuidado, la puerta estaba abierta—dijo a continuación y sorteó los sillones para dejar las carpetas sobre la mesa de centro. Se acuclilló en la alfombra y Dodger se le acercó para poner la cabeza en su muslo y recibir algunas caricias de paso. Peggy le palmeó la cabeza y después, abrió una de las carpetas.

—SHIELD está avisando a Europa a través de mí—dijo y sacó un par de informes que le pasó a Steve y un par de fotos que esparció por la mesa—. Estos son informes de espías en Latveria. Todo apunta a una desaforada operación armamentística. Encontramos tres diseños de armas, que no habíamos visto antes, excepto por Hydra.

Peggy les mostró un par de fotos, donde el mismo Víctor sostenía una de esas armas, voluminosas y de aparente gran poder destructor.

—Creemos que quiere el Ironman por una razón—dijo Peggy—, está buscando la expansión. Si arma a sus soldados con esa armadura, Tony, no habrá ejército que lo pueda detener.

Tony frunció el ceño.

—Víctor es ambicioso, pero no llagaría a tanto.

—¿Estás seguro? —preguntó Steve.

Tony no respondió.

—Si tiene armas cuya fabricación o diseño, proviene de Hydra no podemos esperar nada bueno—dijo Steve, regresándole el informe a Peggy—. ¿Están seguros de eso?

Peggy asintió. —Era una sospecha oficialmente, pero ya hemos comprobado que fue von Doom quien liberó a Iván Vanko, aunque, claro, después lo entregó a Hydra.

—Y ahora, Hydra le debe un favor.

—Es una posibilidad.

—Oigan—Tony los hizo mirarlo—. El Ironman está hecho para protección, para eso lo diseñé.

—Tony—dijo Steve—, es una armadura que cualquiera quisiera tener, pero que no es conveniente que nadie tenga, excepto tú.

—¿Por qué yo?

—Porque la conoces y sabes sus alcances.

—Creo, Tony, que deberías considerar su venta—dijo Peggy—, no creo que salga algo bueno de esto.

—Además, por alguna razón no la vendiste a SHIELD—le recordó Steve—. Tú eres Ironman, después de todo.

Tony frunció el ceño y desvió la vista hacia las fotografías. Aquello le daba una salida y no sólo en lo referente a su armadura.

***

*******

Al día siguiente, Tony se fue muy temprano. Bucky vio cómo su amigo se despedía del billonario desde el interior de su casa. Cuando el auto de Stark arrancó, Bucky salió al encuentro con su amigo.

—¡Hey, punk!—le gritó y Steve se acercó a la entrada del jardín de su amigo.

—¿Qué hay, Buck? ¿Cómo está todo?

—Es un desastre—dijo Bucky, traspasó la cerca y se sentó en la acera.

Steve lo imitó, la banqueta estaba fría, pero sabía que su amigo necesitaba un momento con él, ligeramente aislado del resto.

—Por un lado, Nat está evadiendo las cosas con los ensayos para su recital—dijo Bucky, al tiempo que encendía un cigarrilo—. Pero tengo el mal presentimiento que, cuando éste se lleve a cabo, colapsará.

Steve suspiró.

—¿A ti como te va con aquel? —Bucky cambió de tema—. ¿Sigues firme en lo que me dijiste? ¿Seguro que no te caíste de la cama y te golpeaste la cabeza?

Steve rió y negó. Le había contado la historia, la inverosímil historia del cambio de cuerpos entre Tony y Sharon. De pronto le parecía muy lejana, como si hubiera sucedido en otra vida. Bucky no le había creído al principio, pero después, le dio el beneficio de la duda, al menos había aceptado que su amigo sentía atracción por Stark. Por el momento, no le habían contado a Nat, ella ya tenía bastante como para quebrarse la cabeza con esas cosas.

—Creo que—dijo Steve—, aunque no recuerde, las cosas entre nosotros se mantendrán. Por supuesto que desearía que todo lo que vivimos juntos lo recordara...

—Comprendo. Pero, aun así, Steve, hay tipos más guapos—bromeó Bucky—, si iba a gustarte un hombre, ¿tenía que gustarte ese?

Steve rió.

—Es que no hay nadie más—dijo.

Bucky lo miró con el cigarrillo entre los dientes y sacudió la cabeza, no necesitó hablar para que Steve entendiera que su amigo le estaba dando los santos oleos, o algo parecido.

—Si Nat descubre que fumaste, dormirás con Dodger—le dijo Steve y Bucky rió.

—¿La casa de Dodger tiene colchón? Con eso me conformo.

Ambos amigos rieron. Bucky le dio otra calada a su cigarro y suspiró después, realmente no tenía muy buen humor esa mañana.

—Te tengo una nueva—dijo en seguida.

—Lánzala.

—Mis suegros se están divorciando.

—Vaya.

Bucky se encogió de hombros.

—Bueno, al menos me libraré del padrastro de Nat; es escalofriante. Eso si no me mata antes.

Steve rió, a él no le había parecido tal, cuando conoció al padrastro de Nat, tan sólo un poco estricto.

—Hablando de eso—Dijo Steve—, ¿Tus suegros ya lo saben? ¿Lo que pasó antenoche?

Bucky se estremeció y Steve pensó que quién estaba al borde del colapso era él.

—Sí, Nat se los contó. A pesar de que Pietro rogó como un niño pequeño. ¿Y sabes que es lo peor? ¿Adivina quién vendrá por los mellizos? Pietro tendrá problemas, yo tendré problemas, Nat tendrá problemas, pero Clint, uff, espero que sus contactos le encuentren un buen escondite.

Steve rió, aunque sabía que no era para reírse, puesto que era un tema bastante serio. Pero, así como Bucky siempre lo animaba con bromas idiotas, él lo intentaba también.

—Ve el lado positivo, ya no tienes que sentirte amenazado por él. Ni tener celos con respecto a su relación con Nat.

—Sí, bueno, pero no me libro de él. Ahora ¿qué será? ¿mi cuñado? No tengo ni mierda idea de que va a pasar cuando llegue el padrastro de Nat.

—Bueno, llámame, al menos te puedo prestar mi escudo.

Bucky rió y apagó el cigarrillo con la suela de su zapato.

—Oye, Buck—continuó Steve y cabeceó hacia su casa—. Ven, quiero mostrarte algo.

***

********

Tony pasó a su casa antes de dirigirse a Industrias Stark. Necesitaba cambiarse de ropa, aunque Steve le había dado una muda completa de su propia ropa. "Hay más en el armario" le había dicho éste con una sonrisa pícara en el rostro. Tony tenía ropa ahí, bueno, se dijo, eso no significaba que la historia de Steve fuera cierta, significaba que Tony había pasado algunos días ahí antes. Ya se lo había dicho Rhodey o ¿había sido Bruce? Que había pasado con Steve los primeros días después del nacimiento de los gemelos.

Fuese como fuese, se cambió y se dirigió a su oficina.

—Pendientes del día de hoy Jarvis—pidió y escuchó la voz de su IA. Lo había extrañado, pero sólo un poco, mientras había estado en casa de Steve.

Tenía una junta a las tres de la tarde, y le daba tiempo para pasarse por su taller un rato. Pepper le había dejado varios mensajes entre ellos uno que tenía letras enormes en rojo y varios signos de exclamación. Rezaba de urgente.

"Tony, necesito que pares esto. Los miembros del consejo acaban de aprobar una propuesta de von Doom, para la venta del Ironman. —decía el mensaje en voz de Pepper—. Es una locura, no avisaron a nadie y ya tienen los contratos, sólo quieren tu firma. ¿Qué diablos está pasando? ¿Tú sabías algo? Tony, yo no creo que debas vender el Ironman..."

El mensaje continuaba, pero Tony no pudo escucharlo todo (aunque con lo que había escuchado le bastaba), porque en ese instante Jarvis anunció la llegada de Víctor von Doom.

—Hazlo pasar, Jarv—dijo Tony al tiempo que se erguía en su escritorio.

Víctor apareció en la puerta de su despacho con cara de pocos amigos.

—¿Dónde estabas? —reclamó nada más entrar— Estuve tratando de comunicarme contigo por dos días.

—¿Para qué?—le preguntó Tony serio— ¿Acaso ibas a decirme que negociaste con los miembros de mi consejo a mis espaldas?

Víctor suspiró.

—Ah, ya lo sabes. Bueno, Tony, me estabas dando muchas largas...y no sólo en eso—acotó Víctor y carraspeó—. No tengo tiempo que perder. Así que, sí, tuve que hacerlo. Ahora sólo necesitamos tu firma para que liberes la patente...

—¡No tendrás nada! —Tony frunció el ceño y se puso de pie— Es mi maldito invento, y he decidido que no lo voy a vender.

—Tony habíamos quedado que...

—No me importa.

—Tony, no estoy jugando...

—Sí lo estás—dijo Tony—. Juegas a las guerras de invasión, ¿crees que no lo sé?

Víctor gruñó y se preguntó, quién había sido el soplón que le había contado sobre sus planes a Tony.

—Te has unido a una organización terrorista, ¿acaso  quieres embarrarme con la misma mierda, Víctor? ¡No voy a estar involucrado en esto! ¡Ni mi empresa!

—Es una tontería—dijo Víctor—. No es así como lo imaginas o te lo contaron. Déjame pensar, te lo dijo el capitán Rogers, ¿no? Tony, él sólo quiere separarnos. Está enfadado porque me elegiste a mí.

—Yo no dije que te había elegido a ti.

—¿Qué dices?

—Estoy diciendo que no. Víctor no voy a venderte el Ironman y con respecto a nosotros, creo que no está funcionando. No es cómodo para ninguno de los dos, hay más presión que deseo sobre algunos temas y yo... siendo honesto contigo, siento algo por alguien más.

El semblante de Víctor se endureció. Lo había imaginado. Había imaginado que Tony había pasado esos dos días con Steve. Pero había estado tan atareado en otras cosas que no había podido ir a hacer una visita sorpresa. Aquello era un problema, una piedra en el plan que había ideado.

—Te lavó el cerebro ese yanqui del capitán.

—No me lavó nada, nadie—dijo Tony y también frunció el ceño molesto—. Sólo sé que a su lado me siento bien, disfruto de su compañía y, lo mejor de todo, me gusta quién soy a su lado. Me siento libre para hacer y decir. No puedo sostener una relación contigo así, Víctor. Lo intenté, quería que funcionara, por eso acepté tu propuesta, pero...

—¿Crees que él te ama? ¿Crees que el capitán Rogers está contigo desinteresadamente?

—Por supuesto, él no gana nada. El dinero o mi armamento no es algo que le interese. Es un buen hombre.

Víctor apretó los puños, estaba seguro de que se estaba haciendo daño en las palmas. Era increíble, unos días, habían bastado unos malditos días para que Tony decidirá irse de cabeza por aquel, de nuevo. A ese paso, se dijo, la ilusión de Loki terminaría, y él no podía permitírselo. Además, no perdería, Tony era... debía ser suyo. Pero tenía que ser inteligente, lo suficientemente inteligente como para mantenerlo a su lado, de ello dependían muchas cosas, incluyendo la posesión del Ironman.

—Está bien, Tony—dijo con calma—. No puedo forzarte a nada. Pero no creo que debas estar con el capitán Rogers.

—Eso no lo decides tú. Ya te dije que es un buen hombre.

—Cierto. Pero no temo por ti, sino por él.

—¿De qué diablos hablas?

—No creo que merezcas estar con él, Tony. Lo siento.

—¡¿Cómo mierda puedes decir eso?!

—Ve los videos del día de tu accidente.

—¿Para qué? —Tony frunció el ceño.

—Creo que una imagen vale más que mil palabras. Vamos, hazlo. ¿Acaso temes a algo?

—¿A qué habría de temer?

—Ve los videos.

Tony le miró con desconfianza, pero, ciertamente, tenía curiosidad.

—Jarvis—dijo—, extrae los videos de vigilancia del día de mi accidente.

—Del laboratorio de Industrias Stark—recalcó Víctor.

—El laboratorio, Jarv—pidió Tony.

Necesito autorización nivel 4, Mr. Stark.

Tony frunció el ceño, pero tecleó un código y dejó que Jarvis escaneara sus huellas dactilares. Eso se volvía más extraño.

La pantalla que tenía frente a él se iluminó y apareció la imagen del laboratorio, lo reconoció como suyo porque ahí estaba parte de su armadura. Debía estar trabajando en ella.

—Dile que lo adelante un poco más, hasta que tú y Sharon Rogers estén en la pantalla.

Tony frunció el ceño. ¿Sharon?

—¿Qué tiene que ver Sha...?

—Veamos—insistió Víctor.

—Hazlo, Jarvis.

Enseguida, señor.

Entonces, en la pantalla Tony vio a Sharon bajar las escaleras. Estaba notablemente embarazada, no había manera de ignorarlo, incluso le costaba trabajo bajar los escalones. En seguida apareció él, bajando las escaleras más rápido y sujetándola del brazo. Algo dijeron, pero el vídeo no tenía audio; después, Tony empujó a Sharon, quien perdió el equilibrio y cayó por las escaleras.

Tony se horrorizó y se quedó sin palabras, viendo en la pantalla su propia estupefacción ante sus actos, mientras Sharon lloraba sosteniéndose el vientre. Un segundo después, entraba Pepper corriendo para auxiliar a Sharon y él, Tony, salía corriendo.

—Me llamaste poco después—dijo Víctor, mientras Tony seguía paralizado—. Dijiste que habías hecho algo, algo malo. Hablabas de Steve y de los bebés, no lo sé bien; estabas histérico; y la llamada se cortó cuando chocaste.

Tony había comenzado a llorar sin moverse, sin pronunciar palabra alguna; las lágrimas caían por sus mejillas como dos ríos amargos.

—No te creí capaz de algo así, pero creo que ya tenías un amor malsano por el capitán—continuó Víctor y se sentó en la mesa del escritorio mirando a la pantalla—. Necesitabas alejarte, por eso decidiste salir conmigo, lo acepto. Pero, no pudiste controlarte, tenías que matarla.

—¡NO!—Tony sacudió la cabeza—¡Yo no...!

—Lo acabas de ver. No te estoy mintiendo—Víctor se encogió de hombros—. Pepper debió esconder la evidencia, por eso la seguridad. Ella siempre está cuidándote las espaldas.

—No es cierto—sollozó Tony—, yo no hice eso. Yo no...

—No lo sé, Tony. ¿Crees que el capitán Rogers sea capaz de tener una relación con la persona que provocó la muerte de su esposa, y puso en riesgo a sus hijos? —Víctor chasqueó la lengua—Bueno, siempre puedes ocultárselo, no tiene por qué saberlo. Pero, sólo dime, ¿crees merecer estar con él?

-+-+-+-+-+-+-+-

Espero que les haya gustado. 

Lamento el drama (no, no es cierto XP), solo un poco más antes del final. No me maten jaja

Pronto les haré una pregunta, no tiene que ver con este fic, pero me ayudara con una duda dudosa. Ahora sí que, próximamente XD

Lamento que hoy sea actualización de madrugada, pero estoy enferma (debería dormir jaja) y no puedo conciliar el sueño (se me tapa una $*#& fosa nasal).

Ahora:

Canciones aquí

¿Dudas? ¿Preguntas? ¿Sugerencias? Aquí. 

y

¡Nos estamos leyendo!

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