Una Black de ojos violetas ➳...

By LuisaLane-

506K 38.9K 12K

El día que Isadora Joanne Black vino al mundo, no sabía con lo que se iba a encontrar. No sabía que la magia... More

Prefacio (Aclaraciones)
Introducción
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟭
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟮
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟯
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟰
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟱
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟲
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
𝗔𝗖𝗧𝗢 𝟳
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
𝗘 𝗣 𝗜́ 𝗟 𝗢 𝗚 𝗢
♡ Gracias ♡

Capítulo 69

4.8K 296 166
By LuisaLane-


Terminé de atarme los cordones de la zapatilla izquierda y miré a George, quien estaba a mi lado también finalizando de vestirse. Me dedicó una gran sonrisa para luego levantarse del banco de mármol.

Me tendió su mano para que yo hiciera lo mismo que él. Nos miramos unos segundos a los ojos y noté como se me calentaban los cachetes mientras George sonreía.

— ¿Se tatuaron y no me dijeron nada? —me quejé. El pelirrojo tan solo se encogió de hombros— ¿Cuándo?

— Fue de esas locuras que nos gustan hacer. Lo hicimos en el verano. No creímos que fuera importante como para contarlo.

— O quizás me querías ocultar que tenías un tatuaje mío... —George sonrió de lado y ocultó su cara, que estaba roja como tomate.

— No sabes si es para ti. Es simplemente una huella de leopardo violeta —me reí.

— Espero que no hayan sentido mucho nuestra ausencia —dije negando con la cabeza.

— Esta vez deberemos montar una muy pero muy buena excusa.

— Fue una charla súper profunda y sentimental y luego tú te fuiste a despejar la mente porque estabas abrumado y yo vine a darme un largo baño de burbujas para no ir a hacer mis deberes por una vez en la vida.

— Creo que no hay que pensarlo tanto entonces —ambos reímos.

— Siempre tengo todo bajo control Weasley.

— No me sorprende Black.

George se acercó hacia mí una vez más para plantar en mis labios un corto pero dulce beso. Me devolvió una sonrisa y ambos salimos fuera del baño de prefectos, habiéndonos ya asegurado de que todo estuviera en su lugar y de que no nos olvidábamos ninguna pertenencia en el lugar, para luego tomar rumbo fuera hacia la torre de gryffindor.


Nos separamos y elegimos caminos diferentes para no levantar ni una sola sospecha. Cuando estaba a punto de entrar por el retrato de la señora Gorda, éste se abrió y dejó ver a un grupito de chicos de segundo saliendo por allí acompañados de Fred, Ron y Harry.

— Ah, que por fin te apareces —dijo el primero bufando.

— ¿Qué? ¿Por qué? —Me hice la desentendida— ¿Y George?

— Tú dime donde está. No apareció desde que fue contigo a charlar —comenzó a bajar las escaleras siguiendo a su hermano menor y a Potter.

— ¿A dónde van? —pregunté imitándolos. Fred se giró confundido.

— A cenar, tonta. ¿A dónde más?

— Oh, si —susurré. De verdad se nos había pasado el tiempo esta vez— no sé dónde está George... charlamos un rato largo pero necesitaba despejar mi cabeza y fui al baño de prefectos a darme un caliente y relajador baño de burbujas.

Vi que Fred se encogía de hombros y fijaba la vista en el suelo, angustiado. Me pareció rara su actitud. Sé que todo esto de no poder jugar al quidditch y que Umbridge le confiscara la escoba lo traía entristecido, pero hoy por la tarde cuando le lanzaba bolas de nieve a su hermano y a Potter mientras intentaban estudiar no estaba muy preocupado por estar triste.

Perdimos a los otros dos chicos en el vestíbulo. Yo seguía el ritmo de Fred.

Aproveché para inclinarme de costado hacia él y chocar con suavidad mi hombro con el suyo. El pelirrojo alzó la vista y esbozó una diminuta mueca con su boca.

— ¿Qué sucede Freddie?

— Pues... la verdad que no estoy seguro.

— Bueno, sea lo que sea, sabes que puedes hablarlo conmigo.

— No, eso ya lo sé —deliberó— pero es que... estoy en una situación difícil. No te lo había comentado y de hecho, hice mal, porque te considero mi mejor amiga. Solo que, es un problema muy grande —ambos hicimos silencio mientras entrabamos por la puerta del gran comedor. Sentí que todos me miraban mientras íbamos caminando hacia nuestra mesa. Pero era tan solo mi tonto pensamiento. Mi cabeza me jugaba malas trechas cuando sabía que debía mantener algo en secreto.

Como por ejemplo en estos momentos estar ocultándole a mi mejor amigo que me acosté con su hermano hace unos minutos.

Fred se sentó a mi lado y continuamos la conversación. Por lo menos así estaría entretenida en otras cosas que no fueran George Weasley.

— Puedes confiar en mí.

— Bueno, pero tómalo con calma —miró a su alrededor, asegurándose que los alumnos que teníamos cerca estuviesen lo duficientemente lejos para no escucharnos— hace cosa de un año, quizás más, no creo, pero hace cosa de un año empecé a sentirme atraído por alguien —lo interrumpí.

— Sí, lo sé. Angelina —él negó con la cabeza— ¿No? ¿La chica misteriosa entonces? —abrí los ojos ante la sorpresa.

— Malfoy.

— Tienes que estar de chiste, ¿Draco?

— Su hermana, idiota —susurró— Deneb.

— Oh... —miré mi vaso vacío, confundida por la abrumadora noticia.

— A ver, con Angelina tuvimos una noche de pasión, ella se me insinuó, dijo que quería probar y bueno, nada, tan sólo se dio... pero —lo interrumpí.

— Es que Freddie, creo que no pudiste ver que Angelina sí sentía cosas por ti. Tantas veces que se pone celosa de mí por estar cerca de ti o de George.

— Es que creí que estabas sumándole drama nada más —hizo un ademán de exasperación con las manos— pero me doy cuenta que no es así, que ella quiere estar pegada a mi todo el tiempo, quiere saber a dónde voy, todo. Es insufrible. No sé si siente algo de verdad por mí —bufó— no quiero lastimarla de ser así, pero si no siente nada tampoco quiero que esté histérica conmigo de esa forma.

— Mira, lo único que no puedo prometerte es que hablaré con ella, porque sabes que antes que pase eso nos tiraremos ambas de la torre de gryffindor —advertí— pero puedo pedirle a Alicia que lo haga... ellas se llevan mejor.

— No sé qué hacer, la verdad —dudó— porque me gusta mucho Deneb. Hemos estado viéndonos a escondidas hace meses... creo que me enamoré de ella. Y nadie puede enterarse de lo nuestro. Si sus padres llegan a saberlo —asentí con la cabeza.

— Tranquilo, tu secreto muere conmigo —George se nos sumó a la cena sentándose frente a nosotros dos.

— Qué cuentan —dijo sonriendo.

— No mucho —me encogí de hombros— Fred por fin está teniendo un drama emocional y amoroso y te perdiste toda la historia —George soltó una carcajada.

— No sé si me da más gracia por cómo has dicho eso o lo que está pasándole a Fred. Yo ya sé igual... me he enterado.

— Ah que bueno, gracias por tu apoyo hermano —Fred rodó los ojos— por cierto, ¿Dónde te has metido toda la tarde?

— Paseé por los terrenos para despejar mi mente —George me miró— luego de la charla que tuve con Isa.

— Me alegro de que le hayas contado a tu novia verdadera que la estás engañando con otra.

— No somos novios —dijimos ambos al mismo tiempo. Fred sonrió y luego negó con la cabeza. Comenzó a servirse la cena en silencio. George y yo decidimos copiarlo y tomar comida nosotros también. En el mientras tanto el Gran comedor terminó de llenarse de alumnos hambrientos. Angelina Johnson se sentó lo bastante cerca nuestro como para lanzarle miradas furtivas a Fred, o a mí, no lo sabíamos con exactitud.

— ¿Tienes que quedarte en Hogwarts en vacaciones? —volvió a hablar Fred, intentando sacar tema de conversación para distraerse de Angelina. Lo miré confundido— ya sabes, por lo de ser la pedo —lo interrumpí.

— No tengo que quedarme y no soy la pedo astral Fred —rechisté. Los gemelos se miraron entre sí y estallaron en risas. Por la forma en que estaban llamando la atención de todo el colegio yo suponía que en ningún momento me habían escuchado decir "pedo astral" o alguno de los apodos nuevos que me habían puesto, haciendo referencia a ser premio anual.

— Ah, te quiero Isa —murmuró George recomponiéndose poco a poco.

— ¿De verdad? —dije sorprendida. Mi corazón se aceleró de repente. Sé que no se refería a... bueno, no lo sé. Pero fue una más de esas tantas veces que me dijo te quiero, como amigo. Porque George seguía siendo mi amigo. Algo más que mi amigo ahora. ¿Cierto?

— ¿De verdad qué?... Oh... —susurró— sí, de verdad —sonrió de lado. Lo miré a los ojos unos segundos mientras yo también le dedicaba una sonrisa sincera y cálida.

— Yo también los quiero —nos interrumpió Fred. Apreté una de sus mejillas para molestarlo. Lo más divertido era que él no sabía que esa frase tenía detrás otro significado, uno más profundo, quizás más pasional. Pero también me hacía la vida mucho más difícil tener que seguir escondiendo estas cosas.

Era la broma más grande mi vida y la víctima, uno de los mejores bromistas de todo el colegio, no tenía ni idea de lo que estaba sucediendo.

Fred se vengaría a lo grande.



Estaba volviendo de la última reunión de premios anuales del semestre. Cedric y yo estuvimos hablando con la profesora Sprout y McGonagall, ya que eran las jefas de nuestras casas. Nos mantuvieron al tanto de cómo estaban las cosas en el colegio (empeorando, claro) y nos ayudaron a planificar el resto del año, las reuniones de prefectos, los deberes, y todo lo que necesitábamos hacer. No solían comprometerse tanto con los premios anuales como lo estaban haciendo este año, ya que Umbridge nos estaba haciendo la vida miserable.

Cuando entré en la sala común lo vi a Lee sentado frente a la chimenea, abrazado a Katie Bell. Quise acercarme a él para hablarle pero creí que era inoportuno hacerlo, viendo que estaba ocupado en algo más.

Tomé rumbo hacia las escaleras de caracol pero escuché que me llamaba por detrás.

— Hey, Isa —dijo Lee apresurándose para llegar a mí.

— Hola Lee —dije saludándolo.

— Ven, tengo que hablar contigo —me agarró del brazo y ambos subimos al pasillo de las habitaciones.

— ¿Tiene que ver con que los clones están desaparecidos el día de hoy?

Lee se cercioró de que no hubiera moros en la costa y me hizo señas para que fuéramos a su habitación. Cuando estuvimos dentro cerró la puerta y se apoyó con pesadumbre en ella.

— Fred y George me pidieron que te pasara el mensaje —dijo en voz baja— ellos se fueron del colegio hoy a la madrugada junto con Ron, Ginny y Harry. No sabían a dónde iban pero —lo interrumpí.

— ¿Qué se fueron? —murmuré sin comprender— ¿Por qué?

— Bueno, es que... no lo sé. En la madrugada vino McGonagall a despertarlos, dijo que era algo muy importante. Cuando salí de la habitación vi que también estaban Ron y Ginny esperando.

— ¿Pero qué...? —dije todavía sin comprender.

— Mira, la profesora dijo que estaba sucediendo algo con Arthur y Harry. Y se los llevó. Fred y George dijeron que te avisara por las dudas —negó con la cabeza— y dado que no los hemos visto en todo el día, seguro se fueron. No me han llegado noticias de ellos todavía.

— Qué raro Lee —susurré— espero que no haya sido nada muy grave.

— Si sabes de algo más mantenme al tanto por favor.

— Lo haré —afirmé con la cabeza.


Volví a salir de su cuarto para dirigirme al mío, ahora preocupada. No estaban ni Alicia ni Angelina dentro, pero estaba Zeus en el marco de mi ventana. Era el búho que le di a Remus cuando mamá falleció. Recogí la carta que traía. Era de parte de él.


"Querida Isa:

Mañana te recogeré en la estación de Kings Cross para pasar las navidades con nosotros. Tonks tiene asuntos del ministerio que resolver y no puede ir. El resto ya está avisado que vendrás.

Hay dos pelirrojos ansiosos de verte y contarte todo lo que sucedió.

Te esperamos,

Remus"


Me senté en la cama sin poder conectar una idea con la otra. No entendía qué estaba pasando y por qué tampoco no podía Remus contármelo por carta. Lo más probable era que Umbridge estuviera interviniendo el correo.

Me froté la frente y abrí el cajón de mi mesita de luz. Junté todas las cartas que estaba guardando allí. Rebusqué entre los sobres hasta encontrar la última que me había enviado Phillipe, hoy.


"Isa

He venido a Londres para pasar las fiestas como siempre. Damien quiso quedarse en Francia. Está muy raro últimamente. De hecho, mi padre también lo está. Hemos venido hasta aquí los dos el lunes, pero hoy, martes, me ha dicho que debía atender un problema urgente en el banco mágico y que estaría un par de días con eso...

No me sorprendería que volviera el último día de las vacaciones.

En fin, estoy hospedándome en el Hotel Baglioni; la dirección es Hyde Park Gate 60, en Kensington. No sé dónde por donde estás tú, además quizás me pierdo yo solo en Londres, pero si quieres que nos encontremos en algún lugar sólo dime la dirección y me las arreglaré.

Espero tu respuesta,

Bisous. Phil"


No sabía en dónde estaría yo a decir verdad, así que no podía darle una dirección concreta. Lo que sí podía hacer era ir a buscarlo y llevarlo a algún lugar. Después de todo, yo tampoco había podido recorrer Londres por completo todavía desde que estaba viviendo con Tonks.

Digamos que no fue mucho el tiempo que compartimos juntas allí, lamentablemente. Esperaba poder seguir estando con ella un tiempo más después de Hogwarts. Extrañaba su compañía y que me peleara por cualquier cosa o que me molestara solo por la satisfacción de verme enojar.



Remus me recogió en la estación de Kings Cross como había dicho. No pude sacarle mucha información al respecto de todo lo que estaba sucediendo, pero logré enterarme que el señor Weasley había sido atacado por una serpiente en el Ministerio mientras hacía guardia para la Orden del fénix. ¿Guardia de qué? Bueno, hasta ahí llegó la información.

Al parecer estuvo muy mal pero fue mejorando. En San Mungo dijeron que todavía tardaría algunos días en sanar por completo y que le dieran el alta así que los Weasleys estaban hospedándose en la casa de Sirius, ya que quedaba más cerca del hospital que la Madriguera.

Remus me dijo también que él pasaría las fiestas con nosotros. Que Ted y Andrómeda se habían tomado una semana para ir a Perú, a pasear, y que llegarían para el final del año. Probablemente Tonks vendría con nosotros, si es que aquellos "trámites" de aurora se lo permitían.



Remus cargó mi baúl hasta la entrada de la casa número 12 de Grimmauld Place. Junté la jaula de Blinky del suelo y subí los peldaños de piedra hasta llegar a la puerta que recién había abierto Remus. Le di un rápido vistazo al hall de entrada. Seguía siendo tan tenebroso y espeluznante como lo recordaba de las vacaciones de verano.

— Subiré tus cosas a tu habitación, el resto de la gente debe andar por la casa —dijo Remus. Asentí con la cabeza y me quité la mochila de la espalda. Movió su varita e hizo levitar mi baúl, mi mochila y mi lechuza en el aire, llevándolo todo consigo escaleras arriba.

— ¿¡Isa!? —Gritó alguien desde la puerta entreabierta de la cocina. Caminé hasta allí y me asomé dentro. Fred y George estaban sentados en la mesa jugando a las cartas con Ginny y Sirius. Molly se encontraba en una esquina de la habitación tejiendo.

— ¡Oh, Isadora! —dijo ella apenas verme entrar. Se levantó para estrujarme entre sus brazos— ¿Cómo has estado mi niña? ¿El viaje bien? ¿Tienes hambre?

— Yo, no, gra —me interrumpieron.

— ¡Mi sobrina preferida! —Sirius dejó sus cartas en la mesa y se dirigió hasta mí para darme un abrazo.

— Hola tío —dije fundiéndome en sus brazos unos segundos— me alegro mucho de verte yo también —nos separamos y noté una pequeña sonrisa en su rostro.

George y Ginny intentaron saludarme pero sus voces fueron calladas por la de Fred en ese mismo instante.

— Sirius por favor, ¡A lo importante! —dijo tropezándose con sus pies al levantarse de la silla. Corrió hasta mí y me agarró de ambos hombros— George dijo que...

— ¡Fred Gideon Prewett! —Lo reprochó su madre— la chica acaba de llegar, déjala que respire un poco.

— No mujer, ¡Que no lo entiendes! —Miró a Molly y después giró hacia mi otra vez para sacudirme un poco de hombros— ¿Has venido sola?

— ¿Yo? —Dije confundida— pues no, vine con Remus, él está arriba acomodando mis cosas —Fred rodó los ojos.

— Lo que quiere intentar decir el muy tonto es si has venido con alguien más de Hogwarts —dijo Ginny exasperada. La miré sin comprender, luego a George, luego a Fred... y por último a Sirius, quien había comenzado a reírse por lo bajo y señalar a George con el dedo. "Ah, bien jugado Weasley" le dijo, antes de irse arriba a buscar a Remus.

El otro pelirrojo se levantó también de la mesa y se acercó hacia mí.

— Es que les conté que hoy vendría la chica con la que salgo —dijo mirándome— creí que sería bueno dejar de esconderla.

— Merlín... —susurró Ginny. Se giró hacia nosotros y también comenzó a reírse— ¡Que Fred se la ha creído por completo! —dijo entre carcajadas.

— No comprendo —dijo el aludido— ¿De qué se ríen? ¿Conoces a la chica Gin? —su hermana continuó riéndose.

— Bueno Freddie no te voy a mentir —dije rascándome la nuca— pero yo también la conozco, la conozco muy bien de hecho. Y sí, está aquí.

— ¡Oh, George! —Molly se llevó ambas manos al pecho y sonrió muy dulcemente para luego abrazarlo a su hijo— Cuánto me alegro por ti mi niño. Y por ti también querida —se dio vuelta hacia mí y me estrujó de nuevo en sus brazos— yo sabía que George por fin sentaría cabeza con la indicada y quien mejor para eso

— ¿¡Qué!? —Gritó Fred llevándose ambas manos a la cabeza— ¿¡Qué carajo!? ¿¡Se volvieron todos locos!?

— No hermano —George me rodeó la cintura con su brazo— te dije que hoy vendría mi chica, y aquí está —me señaló. Fred se quedó boquiabierto unos segundos mirándonos a ambos, como procesando toda la información que le habíamos ocultado en estos meses. Cuando cayó en sí y entendió todo lo que estaba pasando, se llevó las manos a su cara.

— Por el amor de dios, ¡Fred! —Dijo Ginny— ¿Estás llorando?

— ¡Pues claro que estoy llorando, Ginevra! —le dirigió una mirada de odio a su hermana y luego se giró hacia nosotros dos, para encerrarnos en un fuerte abrazo— los odio por esconderme semejante noticia, pero en estos momentos estoy siendo tan feliz que no puedo quejarme.

— ¿Era para tanto? —dijo George intentando zafarse de su hermano.

— ¡Seis años! —Fred lo golpeó en el hombro cuando nos dejó de abrazar— ¡Seis años, idiota! —Continuó pegándole mientras George intentaba escaparse y Molly los retaba a ambos— ¿¡Todo este tiempo estuve esperando y me vienes a decir "Es para tanto"!?

— ¡Que no le pegues Fred! —gritó Molly regañándolo.

— Ah lo siento, pero es que no lo puedo creer —sollozó. Se limpió otro par de lágrimas que se habían escurrido por sus mejillas— ¡Seis años mamá! ¡Fue una eternidad!



Intenté tomar otro sorbo de té que me había preparado pero las manos me temblaban demasiado. Kreacher, el elfo, me estaba mirando con recelo desde una esquina oscura fuera de la cocina. Sirius le había ordenado que se fuera de la cocina hacía unos días, sin embargo no perdía oportunidad de espiarme y dejar grabada mi imagen en su memoria.

Por el silencio que había en toda la casa yo suponía que éramos los únicos despiertos a esta hora.


En la noche no había podido pegar un ojo. Dentro de un rato debía encontrarme con Phillipe para almorzar juntos y compartir la tarde. Estaba él solo en Inglaterra y no quería que pasara estos días sin compañía, en un aburrido hotel. Me había dicho por carta varias veces que no se estaba llevando bien con su padre y su hermano, y por lo visto cada día empeoraba más la situación.

Lo bueno era que hoy podría hacer algunas compras navideñas. No quería dejar a nadie sin regalo para mañana.

— ¿Quiere que le prepare otra cosa ama Black? ¿No le gusto el té? —murmuró Kreacher por lo bajo, con una voz tétrica.

— N-no —dije sobresaltada, saliendo de mis pensamientos— Kreacher, gracias... es solo que estoy nerviosa.

El elfo me miró unos segundos más y luego subió aprisa por las escaleras. No sé qué era lo que le pasaba conmigo. Sirius decía que era porque soy la hija de Regulus y él le tenía mucho aprecio a mi padre. Mi tío suponía que Kreacher debía sentir algo así como una mezcla de admiración y fanatismo por mí, al igual que siempre lo tuvo por mi abuela o mi padre. A decir verdad, no me molestaba su presencia, tampoco me trataba mal y por supuesto debía obedecerme, así que no me generaba conflicto que estuviera dando vueltas por la casa. Sí me molestaba que de vez en cuando subiera a mi habitación para ver las fotos de Regulus. No era de mi gusto que estuviera merodeando entre mis cosas.

Tuve que regalarle una de las fotos. Me pareció que así podría alejarlo de aquel lugar... solo que no tuve en cuenta que después de eso el elfo prácticamente me trataba como si yo fuera Regulus.


Terminé regañadientes el té que me había preparado y subí hasta mi habitación para cambiarme. En el camino me encontré a Molly quien bajaba a desayunar para luego irse hasta el hospital a ver a Arthur.

Abrí mi baúl y saqué de allí un jean limpio, una remera y un sweater. Me cambié y acomodé todas mis pertenencias adentro de una pequeña cartera. Cuando estaba por cerrar el baúl nuevamente vi que había quedado un paquete de regalo allí dentro. Decía "Para que lo uses en el momento adecuado", y debajo la firma de Sirius.

Me lo había dado como regalo por ser Premio anual pero nunca me dijo que era o para qué. Sólo que debía abrirlo más a final del año. Ya casi que estaba olvidándome de aquello. Lo coloqué arriba de toda la ropa para recordar que todavía lo tengo que abrir y cerré la valija. Me coloqué mi tapado y una bufanda para luego bajar despacio otra vez a la entrada de la casa. Ya había aprendido que no debía hacer mucho ruido en el hall o sino la arpía de mi abuela en su cuadro comenzaría a gritar a todo pulmón.

Me despedí de Molly, Moody, Sirius y Remus, quienes estaban en la cocina charlando. Pronto irían a San Mungo, salvo por Sirius. De los cuatro sólo mi padrino sabía con quién me iba a encontrar. También se los había dicho a Fred y George pero el primero todavía no sabía la historia de mi hermano perdido, no estaba preparada para que todos se enteraran de eso.

Estaba a punto de salir por la puerta de entrada cuando Sirius me llamó. Me invitó a entrar en una especia de sala de estar que había en planta baja. La chimenea estaba prendida y hacía que el ambiente fuera muy hogareño, sobretodo porque habían puesto algunos adornos navideños en el lugar.

— Remus me ha dicho a dónde vas.

— Quería contártelo pero es que no tuve el momento —me interrumpió.

— Solo quiero que sepas que todos te apoyamos en esto —posó una mano en mi hombro— y que la ayuda que necesites, la tendrás —afirmé con la cabeza— pero no seas apurada, dale tiempo al chico. No puede enterarse de un día para otro que es tu hermano.

— No, no lo voy a hacer. Nada más quiero pasar un tiempo con él. Está solo en la ciudad y no quiero que pase estos días sin nadie —suspiré— su familia no se lleva bien con él.

— De acuerdo. Pero yo solo te digo esto porque tú y yo estamos hechos de la misma madera y nos gusta pensar todo tres, cuatro veces, pero hay ocasiones donde las emociones nos ganan y nos precipitamos a hacer las cosas.

— Sí, créeme que lo sé —Afirmó con la cabeza- no haré nada tonto.

— Bueno... ve. Confío en ti.

Me di media vuelta para salir de la habitación, pero Sirius se quedó quieto, estático, mirando el fuego chispeante de la chimenea.

— Tío. ¿Crees que papá me hubiera querido si estuviera vivo? —pregunté.

— ¿Cómo no quererte? —Dijo Sirius con una sonrisa en su rostro— Regulus era un buen hermano, pero tomó caminos equivocados.

— ¿Hubiera sido un buen padre? —me miró con los ojos entrecerrados y luego volvió a girarse hacia el fuego de la chimenea.

— No sabría decírtelo —murmuró— pero creo que le hubiese encantado poder tener a un bebé tan pequeño e indefenso en sus brazos —sonreí melancólicamente— yo no fui padre, tampoco me interesaba serlo, pero tuve el placer de ser parte de la vida de tres pequeñas criaturitas. Acunarlos hasta que se durmieran, hacerlos reír cuando lloraban, mimarlos con regalos... Seguro le hubiera gustado a Reg. Y debe estar muy orgulloso de ti.

— Gracias tío.

Le di un último vistazo a Sirius y salí fuera de la casa.



Caminé un par de cuadras divagando por el lugar hasta que por fin se apareció el autobús mágico violeta. Stan Shunpike seguía siendo el guarda del autobús Noctámbulo. Me dio la bienvenida cuando subí y le indiqué hacia donde necesitaba ir. Tomé asiento en el medio y esperé unos minutos mientras llevaban a otras personas a sus destinos. Después de mil vueltas y frenadas, que casi me hacen caer al piso, el muchacho me gritó "Hotel Baglioni". Bajé a la acera y respiré hondo antes de entrar al lugar.

Me acerqué hacia el mostrador con las piernas temblándome. Me puse detrás de dos señoras en la fila para que avisaran a Phillipe que estaba esperándolo, pero no fue necesario siquiera hablar con nadie, porque él me estaba esperando a mí.

— Isadora —dijo una voz masculina tocándome la espalda. Giré mi cabeza y me encontré con un chico rubio y sonriente detrás de mí.

— ¡Phil! —exclamé dándole un abrazo.

— No creí que me extrañarías tanto —se rió. Me separé algo apenada.

— Lo siento, fue un impulso.

— No te preocupes —volvió a sonreír— ¿Cómo estás?

— Bien, como siempre. ¿Y tú?

— Bien, como siempre —ambos reímos— ¿Qué tenías planeado para hoy?

— Tengo que hacer compras de navidad —dije— pero si te aburre eso podemos ir a pasear por alguno de los parques que hay.

— Lo que tú quieras. Serás mi guía hoy.

— De acuerdo, entonces será sorpresa —le guiñé un ojo.

Continue Reading

You'll Also Like

171K 9.9K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
1K 108 11
Nacio de la luz, encerrada en una familia fragmentada desde los cimientos donde esas grietas eran disfrazadas por una fachada que imponía respeto y t...
3.9K 466 9
En el año 2016 ocurrió algo que nadie se imaginaria jamás, el 90% de los niños comenzaba a morir por una plaga llamada NAIA (Neurodegeneracion aguda...
206K 8.8K 50
Jenn Wells es la hija del Dr Harrison Wells,ella vive en Gotham y cree estar profundamente enamorada de su prometido Bruce Wayne y ella lo apoya como...