Hard Luck Woman. | Paul Stanl...

By itsoeasy

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Cuando Vee chocó contra Paul, lo deslumbró. Y el chico que estaba listo para ser el vocalista principal de la... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32

Capítulo 18

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By itsoeasy

-Espera, quiero una gaseosa.

Paul detuvo sus manos y bajó la guitarra, mirando a Ace ir al pequeño refrigerador de la habitación. Estaban solos ensayando una canción del último disco que planeaban tocar en vivo, a pesar de que no tenían mucho de haberla compuesto decidieron practicar porque se habían confundido con algunos acordes y terminaron tocando los del otro.

-¿Cuánto crees que tarden? -preguntó Ace impaciente.

-Se acaban de ir. -le miró extrañado. -Hace como un minuto.

-Voy a suponer que eso significa "mucho". -dijo, bebiendo de la botella.

El guitarrista paseó un poco mientras seguía tomando su bebida y mientras tanto Paul tocó algunas notas en la guitarra. Al cabo de unos minutos ya tenía una pequeña melodía.

-Suena bien, ¿qué es?

-Nada. Sólo algo en lo que he estado pensando. -murmuró.

-¿Una canción?

-Todavía no. Tal vez la escriba y la deje ahí para ver qué se me ocurre.

Paul cerró la boca sin ninguna intención de hablar más, pero luego la abrió haciendo pensar a Ace que iba a hacerlo. El Spaceman se quedó mirándole por largos segundos y después se dirigió de nuevo a su lugar.

-¿Qué te pasa? -cuestionó directamente. Paul le miró.

-¿Sobre qué? -le miró extrañado.

-No sé. Estás todo pensativo, parece que te drogaste. -dijo al tiempo que tomaba su guitarra, entonces le miró con los ojos muy abiertos. -¿Te drogaste?

-Por supuesto que no. -negó, mirándole mal. -Estoy bien, es una tontería.

-Si tú lo dices...

Tan pronto como Ace tomó el instrumento ambos retomaron la canción desde donde se habían quedado. No era difícil, por lo que terminaron en unos minutos, mucho antes de que Gene, Peter y Vee regresaran, pues habían ido a buscar algo para comer.

-Vee me besó. -le dijo Paul a Ace. Su voz sonaba sin convicción, como si estuviera confundido, y aunque así era definitivamente no era la forma en que quería expresarlo.

Ace seguía con su guitarra, tocaba la misma canción sólo para repasar. Al escuchar a su amigo levantó la vista.

-Nos besó a todos, creo. -respondió de la misma forma. Paul le miró perplejo y Ace explicó. -Pero fue un beso en la mejilla, ¿eso te tiene así?

-Sí... Digo, ¡no! -sacudió la cabeza. -Es eso, pero no porque me besara la mejilla.

-No entiendo...

-Me besó. En la boca. -anunció. -Luego me volvió a besar en la mejilla, y el otro día nos besamos.

-Oh. -articuló Ace, estaba sorprendido. -Y... ¿Te gustó?

-¡Claro que me gustó!

-Nunca lo pensé.

-¿No se ve como que es buena besando?

-Sí. -soltó sin darle mucha importancia. -Quise decir que nunca pensé que le gustaras...

-¿Le gusto? -Paul abrió mucho los ojos.

-¿Quién dañó tanto tu autoestima? -rió Ace por su reacción. Paul rió falsamente.

-No le puedo gustar... Ella me dijo que no le gusto.

-¿En tu cara? -señaló Ace divertido.

-En un día diferente, pero sí. -murmuró con una sonrisa. -Le gusto, ¿no?

-Eso diría yo. -se encogió de hombros, esbozando una sonrisa. -Y es genial, porque la verdad es que ni siquiera lo noté. Estoy seguro que los demás tampoco.

El vocalista le miró sin comprender cómo era eso genial, comenzaba a sentir que no era así porque entonces el "gustarle" no era seguro. Y probablemente se sentía así porque quería gustarle.

Cuando estaba a punto de cuestionar a Ace por lo que había dicho, voces se escucharon fuera de la habitación y segundos después irrumpieron un Peter con bolsas de comida y un Gene que cargaba a Vee en su espalda. La muchacha esbozó una gran sonrisa al mirar a Paul y bajó de su transporte.

-¡Vamos a comer!

//

La banda se encontraba descansando en una habitación. Aún quedaban un par de horas para iniciar el concierto, pero el dueño del club llamó a Bill y les dijo a los chicos que no descargaran sus instrumentos hasta que él les avisara, por lo que se habían sentado a hacer nada. Gene y Vee jugaban guerras de pulgares, mientras que los otros tres discutían sobre béisbol.

-Gané. -se burló Gene. -Otra vez.

-Ni siquiera es divertido, ¡tienes dedos enormes! -Vee dijo quejándose.

-No serías la primera en decirlo. -se encogió de hombros divertido. Vee rió, golpeando su brazo.

-De nuevo.

Los chicos se giraron a verlos jugar. Rápidamente Gene le ganó y comenzaron otra vez, pero esta vez Vee fue más rápida y con la otra mano bajó el hasta entonces invicto pulgar de Gene.

-¡Ja!

-Eres una tramposa.

La puerta se abrió y los cinco la miraron, ya esperando a Bill junto al otro hombre. Cuando aparecieron comenzaron a levantarse.

-Eh, chicos... -su mánager hizo un ademán para que se sentaran.

-¿Qué pasa? -cuestionó Paul. Los dos tenían caras sin entusiasmo y él se rehusó a sentarse.

-Hay algunos problemas. No creo que puedan presentarse hoy. -admitió el hombre, se veía un poco desanimado.

-¿Qué?

-¿Por qué?

-Verán; ustedes son famosos por la pintura, los trucos... Tu lengua. -señaló a Gene. -Y a dos o tres manzanas hay una iglesia a la que acuden las personas de por aquí...

En el momento los cinco captaron y casi al mismo tiempo rodaron los ojos. Suponían por dónde iba el asunto.

-Ellos creen que ustedes son diabólicos y que los jóvenes no deberían acudir a este tipo de eventos, así que están bloqueando la entrada. Además lograron que algunos padres se les unieran y están intentando cancelar el evento con la policía. -terminó.

-¿Y qué? Hagamos que se vayan. -Peter se levantó enérgico, pero Bill lo detuvo.

-No te meterás en problemas en otro país. -aseguró. -Vamos a ver qué podemos hacer, ustedes... Hagan algo.

Los dos se marcharon dejando ahí a los chicos contrariados, pero todos entendían lo que Bill había dicho y aunque apoyaban al baterista, tenían suficiente sentido común para no dejar que llevara a cabo ningún plan.

No pasó mucho tiempo para que todos se aburrieran y Bill, conociéndolos, abrió la puerta en el momento justo. Con medio cuerpo adentro les avisó que había una cafetería en la cuadra a la que podían ir.

-Yo tengo hambre. -Gene se encogió de hombros, mirando a los demás.

-Yo también, vamos. -dijo Ace.

-Bien, salgan por la parte de atrás. No quiero que se encuentren con esos idiotas. -dijo Bill, sosteniendo la puerta mientras todos salían. -Cuídalos, Vee.

-Lo haré.

Los cinco se dirigieron hacia la calle y una vez ahí rodearon el recinto para encontrarse con la manifestación de religiosos frente al lugar. Había también una patrulla que probablemente sólo vigilaba que las cosas no se salieran de control.

-No los soporto. -dijo el Catman con los dientes apretados mientras encendía un cigarrillo. -Yo respeto la religión, pero esos imbéciles hacen que me den ganas de...

-Hey, hay menores aquí. -habló Paul llevando sus manos a los oídos de Vee.

La chica rió mientras caminaban dentro de la cafetería de esa manera, Peter se había quedado fuera acabando su cigarrillo y Ace había ido al baño mientras que Gene miraba qué ordenar.

-¿Qué haremos si no pueden tocar? -la pelinegra preguntó a Paul, quien le prestó atención al instante.

-Tocaremos. -dijo con seguridad.

-¿Y si no? -volvió a cuestionar.

-No sé... Recuperar el dinero de alguna otra forma. -se encogió de hombros. Ella apretó los labios mirando el desánimo que pensar en eso le ocasionaba.

-Bien, pero tienes razón: tocarán. -aseguró sonriendo mientras le tomaba la mano. Paul miró el gesto por un segundo, podía estar asustado pero simplemente se sentía bien.

-Buenas tardes. -la puerta se abrió y los dos jóvenes respondieron el saludo automáticamente. Al girarse pudieron observar a tres mujeres con sus hábitos, las tres con un rostro que mostraba cierta extrañeza al mirar a los chicos de cabello largo. -Ustedes vienen a ese concierto, ¿verdad?

-Así es, hermana. -habló Paul.

-Desde muy, muy lejos. -dijo Vee.

-Mejor que vayan haciendo el camino de regreso, porque no va a haber tal cosa. -dijo la que parecía ser la mayor de las tres. -Ese no es lugar para jóvenes, deberían estar en casa.

-¿De verdad? ¿Por qué? -cuestionó Vee, sonando afligida. Paul se mordió la mejilla, podía creerle hasta él si no la hubiera visto actuando así ya varias veces.

-Es un show, con perdón de Dios, increíblemente diabólico. -aseguró una de ellas. Vee abrió la boca sorprendida. -Se hacen sacrificios, magia negra... Algo que no debería existir.

-No me lo creo... Stanley, ¿sabías eso? -dijo mirando al chico.

-Claro que no.

-No puedo creer que estuvimos a punto de ir. -negaba enérgicamente. -Hermanas, hemos intentado salir de esta vida...

-Esto no es un juego. -dijo una de ellas. Vee tocó su pecho.

-Por supuesto que no lo es, estoy hablando en serio. Nosotros dos dejamos las drogas, alejarnos de Satán es todo lo que queremos. -decía asintiendo. -Stanley, ¿qué te parece si en vez de ir a ese concierto vamos a la iglesia?

Paul se estaba cubriendo la cara, quería reír con ganas, por lo que sólo asintió sin decir nada ante la expresión de sorpresa de las monjas.

-¿Pueden decirnos dónde queda? Me gustaría traer a mis chicos conmigo...

-Claro. -la señora habló para darles la dirección. -¿Tienen niños con ustedes? Pero si se ven tan jóvenes...

-En realidad no, pero no somos jóvenes tampoco. De hecho, estamos casados. -aseguró levantando sus manos que seguían entrelazados. -¿Verdad, cariño?

-Sí, la amo tanto. -respondió Paul sonriendo mientras se acercaba más a ella. Giró el rostro para poder reír y vió a sus dos amigos dirigirse hacia ellos.

-Yo también te amo. -decía acariciando su mano, su sonrisa se agrandó cuando notó a los chicos acercarse y a Peter entrar. Los tres les miraron extrañados, a la vez miraban a las monjas. -Miren, estos son los chicos de los que les hablaba.

-¿Qué pasa? -cuestionó Gene.

-Nada, amor. -el apodo escapó por sí solo, y las tres le miraron incrédulas. -Oh, lo siento. Él es el mejor amigo de mi esposo, y seré honesta, últimamente he tenido sentimientos indecentes hacia él.

-¿Cómo? -una preguntó. Los chicos le miraron extrañados, ella giró levemente la cabeza y les guiñó un ojo.

-Lo sé, es repugnante. Disculpa, mi amor. -pidió mirando a Paul, luego volvió a mirarlas. -Este muchacho aquí se llama Ace, es mi novio.

-Y parece que yo estoy de acuerdo con eso, eh. -Paul levantó ambas cejas, abrazando a Ace por los hombros.

-Hola. -saludó Ace sonriente, ya entendía, al igual que Gene y Peter.

-Claro, eres el mejor esposo. -Vee señaló al restante de los chicos. -Y él es Peter. Me gustaría llamarlo mi novio también pero se hace el difícil, ¿verdad, dulzura? -miró al Catman quien apretaba los labios para no comenzar a reír. -Así que por ahora es mi amante. Queríamos traer a sus hijos pero están con su esposa, quien, perdona Peter, a veces me hace dudar si estoy en el equipo equivocado.

-Santo Dios. -la más joven los miró con un gesto horrorizado, no muy diferente al de las otras dos.

-Sí, somos un cuarteto extraño... Quinteto si cambias de opinión. -le sonrió con malicia a Gene, él sonrió también. -De verdad queremos cambiar... Supongo que las veremos en la iglesia. Vamos a comer algo, chicos. Fue un gusto hablar con ustedes, hermanas.

No pasaron ni dos minutos cuando las tres mujeres salieron murmurando con una expresión asustada y el establecimiento quedó sólo con los cinco. Mientras comían reían a carcajada abierta por lo ocurrido y molestaban a Vee fingiendo que todo lo que había dicho era real.

//

-¿Chicos? -la voz de Bill llamó, provenía de la habitación donde habían estado.

Había pasado cerca de media hora desde que habían regresado, pero en vez de estar en la habitación designada convencieron a un chico de que los dejaran ver televisión en otra habitación.

-Estamos aquí. -gritó Gene.

-Oh, genial. Pensé que se habían ido. -volvió a respirar al verlos, el dueño del club estaba otra vez junto a él.

-Eso es lo que ellos quieren. -mencionó Vee cabeceando hacia el lugar de la manifestación.

-Sobre eso...

-¡Pueden tocar!

-¿En serio? -todos se levantaron.

-Sí. -sonrió el hombre. -No sé qué pasó, la gente de la iglesia dijo algo sobre que involucrarse no es bueno para ellos por la gente que viene... O algo como eso, ¡no sé! Se fueron y hay algunos padres, pero no podrán detener a los que vienen a verlos.

-¡Vee, eres la mejor!

-Sólo me estaba metiendo con ellas, pero está bien. No dejen de abrazarme. -decía sonriente mientras los cuatro músicos hacían lo que decía.

-De verdad quisiera preguntarles qué pasó, pero ya escucharon. Cámbiense que tienen un show qué dar.

Ante las palmadas de Bill los cinco asintieron y salieron corriendo hacia la otra habitación, no tenían ni un minuto para perder y en realidad uno de ellos no podía esperar para volver a sentir ciertos labios sobre su piel.

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