Pedido por: MxrStark
Advertencia: Omegaverse A.U! Lemon
🌸——OST del capitulo; arriba——🌸
Era un día bastante normal en tu vida. El día se veía lo bastante hermoso como para salir, así que tomaste tus zapatilla y te vestiste de manera adecuada para la ocasión.
–¡Madre!¡Voy a salir!
No esperaste una respuesta y te dispusiste a salir a trotar, no sin antes revisar tu calendario corroborando que no se te olvidara nada.
Rayos ¿Tenía que ser hoy?
Tenías que hacer una parada antes de sentirte libre de trotar: la farmacia.
Estabas a punto de entrar en época de celo, algo que podría suceder en cualquier momento y tu, como la perezosa que eras, decidiste ir a último minuto en busca de las benditas pastillas.
Tomaste un poco de dinero y corriste hacia tu destino.
A lo largo del camino, pudiste sentir como tus pies se volvían cada vez más pesados, el calor que emanaba tu cuerpo ya era de niveles anormales indicando que los primeros síntomas ya estaban haciéndose presentes.
–Maldición.
Ya era muy tarde, la estapa de celo había comenzado.
Trataste de volver sobre tus pasos pero todo se tambaleaba hasta que chocaste con algo o más bien con alguien, que quedo totalmente petrificado ante tu tacto.
Fijaste tu mirada en su rostro.
–Bakugō.
Murmuraste débil, hasta que un vago pensamiento pasó por tu mente: el es un alfa.
Su mirada atónita se encontraba sobra ti. Tan indefensa y débil.
Al instante en el que chocaron, aquel aroma lo había cautivado, haciendo que sus instintos más primitivos salieran a flote.
El calor en tu cuerpo iba en aumento y aquella calentura se estaba volviendo cada vez más infernal.
El rubio tomó de tu mano, haciendo que te estremecieras con tan simple tacto, y te guio hacía un lugar desconocido para ti.
El chico te había guiado hacia una gran casa, lo bastante bonita como para dejarte impresionada, pero en esos momentos poco te importaban las cosas a tu alrededor, solo querías calmar aquella sensación.
–¡Llegue!
Anunció, pero no fue correspondido. Al parecer no había nadie en casa y no sabías si eso era algo bueno o algo malo.
El chico solo te guió hacia una de las habitaciones y te dejo ahí dentro.
–Tu...
Alcanzo a formular. Al parecer tampoco era un buen día para él.
–B-baño.
El chico indicó una puerta que estaba adentro de la habitación, haciendo que corrieras en esa dirección. El calor se estaba volviendo insoportable, así que te quitaste todas las prendas y abriste la llave de agua fría para comenzar a mojar tu cuerpo. Eso lo aliviaba en cierto modo, pero la calentura no se iba.
Podría...
Comenzaste a pensar pero rápidamente desechaste la idea, solo era tu deseo hablando. No podrías pedirle eso a Katsuki. Solo se habían hablado un par de veces y nada más.
Cerraste el agua y te quedaste un rato mirando el piso, pensando en que podrías hacer al salir de ahí. Estabas tan sumida en tus pensamientos que no sentiste cuando Katsuki se puso justo detrás de ti.
–Estas arruinando todos mis planes, maldita omega.
La piel se te erizó y el calor volvía a hacerse presente.
–Créeme Bakugō, lo que menos quiero es que esto nos afecte a ambos. S-solo... ah~
Sentiste una leve mordida en tu cuello, aumentando cada vez más ese apetito que tratabas de ocultar.
–Tu aroma... me dejó sin opciones.
Escuchabas como se comenzaba a desprender de la ropa. No querías mirar aquella escena, ya que solo te haría peor, pero si el lo estaba haciendo, eso quería decir que ya no podías evitarlo.
Todas las prendas estaban ya en el piso.
–¿Q-qué planeas hacer?
Preguntaste temerosa. Aunque el orden de la naturaleza lo dictaba así, tu no querías quedar embarazada aún. Podrías ser una omega, pero si no tenía preservativo, hasta ahí quedaría su visita.
–S-Solo quiero deshacerme de este sentimiento tan molesto.
El chico te levanto como una princesa y te llevo hacia la habitación, justo sobre la cama quedando totalmente vulnerable.
Tus mejillas estaban sonrojadas y el hecho de haber salido de aquel ambiente frío te había hecho estallar en calor. Ya no lo soportaba.
En un vago intento por acabar con ello, comenzaste a masturbarte, haciendo que el rubio aumentara su deseo.
Busco entre medio de los cajones un pequeño sobre de aluminio y lo rompió dejando a la vista un bendito preservativo, para luego colocarlo en donde debía estar.
–Espero que estés preparada.
–P-por favor~
Dijiste sin detener tu acción, hasta que el chico posicionó su miembro en tu entrada para luego penetrar sin el mayor cuidado.
Dolía, pero el placer era más grande. Ambos gruñeron ante tal sensación.
El rubio rápidamente comenzó a moverse de adentro hacía afuera llenandolos a ambos de placer mientras tu te aferrabas a su espalda.
–Katsuki~
Gemiste, pero fuiste rápidamente callada por un beso, cosa que te impresionó, pero tu le seguiste el juego.
Ya estaban a punto de llegar al clímax. Tu te aferraste con más fuerza a su cuerpo y el aumentaba cada vez más las estocadas hasta que finalmente ambos llegaron.
Ambas respiraciones eran irregulares gracias a lo ocurrido en el momento.
El chico trató de no poner todo su peso en tu cuerpo, pero tampoco podía salir gracias a aquella "ayuda" que tenían los alfas para fecundar a un omega.
–Maldición.
Musito por lo bajo. Parecía algo enojado.
–¿Que sucede?
Te atreviste a preguntar mientras sentías aquel alivio en tu cuerpo.
–No se va.
–¿Que cosa?
–El sentimiento.
Lo miraste extrañada, generalmente eso ayudaba a aliviar el celo por unas cuantas horas, a no ser...
–¿Q-que es lo que sientes?
El chico se avergonzó totalmente mientras fruncia el ceño mirando hacia otro lado. Se veía adorable.
–Un torbellino en mi estómago. El no querer que nadie se te acerque.
Ahora tu eras la avergonzada.
–¿E-estas enamorado?
Al parecer el no sabía lo que era eso, ya que había mostrado una cara un tanto confusa.
–¿Esto es estar enamorado?
–A-al parecer... si.
El chico salió de ti, para así sacarse el preservativo y tirarlo al tacho de la basura. Después de eso se recostó a tu lado. Tu, sin querer, recostaste tu cabeza en su pecho haciendo que ambos se sonrojaran.
–Bueno, de todas maneras ya tienes mi marca.
Te levantaste de golpe y corriste hacia el espejo corroborando que ahí estaba, la marca típica de los alfas hacía sus omegas.
–No... puede ser.
–Ten.
Miraste a tu lado y ahí se encontraba el causante de tus próximas pesadillas, extendiendote una pequeña pastilla de color blanco.
–Eso es...
–Se la tome a mi papá. El es un omega, por lo tanto tiene que tener de estas cosas.
La tomaste sin demora y esperaste a que hiciera su efecto. Esto había sido la salvación.
Le sonreiste dulcemente y lo abrazaste.
–Gracias.
–Tengo que cuidar que nadie toque a mi omega después de todo.
Eso te hizo avergonzar, aunque... no te quejaba por ese hecho.