More than this | Fan-fic de L...

By judiLimon

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"Nuestros ojos chocaron por sexta vez en la noche y me estremecí. ¿Qué había en ellos? ¿Estaba viendo deseo e... More

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I. Miradas
II. Nunca había hecho esto
III. Cuenta hasta diez
IV. Sabes perfectamente la respuesta
V. Me gustaría mucho que fuera contigo
VI. Calma, preciosa
VII. Dime si quieres que me quede
VIII. ¿Eso es humillante?
IX. Desnúdate
X. Creo que somos muy parecidos
XI. No voy a llevarte a ninguna parte
XII. Esto es muy intenso
XIII. Nunca
XIV. ¿Por qué eres así?
XV. Lo prometo
XVI. ¿Y si se quedaba conmigo?
XVII. Poniéndome a prueba
XVIII. Puedes hacer lo que quieras conmigo
XIX. No eres tan duro como aparentas
AVISO
XX. Mía
XXI. Algo que he querido hacer para ti
XXII. El cuartel general
XXIII. Mucho, pequeña
XXIV. Hasta que me besó
XXV. ¿Qué me estaba pasando?
XXVI. Miedo
XXVIII. No lo permitas (2/3 maratón)
XXIX. Gracias por cuidarme (3/3 maratón)
XXX. Especial
XXXI. Necesitaba sentirla mía
XXXII. A su lado
XXXIII. Querida
XXXIV. ¿Lo has hecho por mí?
XXXV. No quiero que nos vayamos ninguno
XXXVI. A cada paso que daba sin él
XXXVII. El muro, la fuerza y la valentía
XXXVIII. Tuyo
XXXIXL. Sólo sexo
XL. Ganamos los dos
XLI. Historia de amor
XLII. Blanco o negro
XLIII. No puedo
XLIII. Negro
XLIV. ¿Por qué no podía dejarme sola?
XLV. Haz conmigo lo que quieras
XLVI. Paraíso
XLVII. La decisión
XLVIII. Y siempre lo voy a ser | FINAL |

XXVII. Confía en mí (1/3 maratón)

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By judiLimon

Jueves 27 de marzo de 2014

[Punto de Vista Alice]

Le pedí a mi prima unos minutos en silencio para poder tranquilizarme por completo y ordenar mis pensamientos antes de comenzar a relatarle todo lo que había sucedido en los últimos días. No me permitió tener ese silencio hasta que no la aseguré con sinceridad en la mirada y en la voz que ya me encontraba mucho mejor, entonces aplacó el deseo de saber qué era lo que había pasado durante todo el trayecto hasta mi casa y me concedió ese rato de paz que le había solicitado.

Pero lanzó su acometida en cuanto puse el primer pie en mi apartamento. Cogió mi mano, nos condujo a las dos hasta el sofá y me miró con seriedad.

- Dime por favor que Louis no tiene nada que ver con todo esto.

Negué con la cabeza.

- No, no es eso.

- ¿Seguro?

- Seguro -afirmé, algo molesta por su desconfianza-. Se trata del trabajo.

Abrió sus preciosos ojos azules con exageración.

- ¿La librería? ¿Qué ha pasado? Si estabas contenta con ese trabajo, ¿no?

- Sí, sí, y estoy muy contenta -aclaré, aunque quizá ese sentimiento cambiaría a partir de ese mismo día. Inhalé aire y no comencé hasta no cerciorarme de que estaba verdaderamente calmada como para rememorar lo sucedido-. ¿Te acuerdas de que te he hablado varias veces de mi jefe, Thomas?

- Sí.

- Tiene dos hijas, la mayor, Katherine, y la pequeña, Sarah -tragué saliva. Ahí empezaba lo complicado-. Katherine lleva casada unos cinco años con un hombre que se llama Benedict. A simple vista parece el marido que todas desearíamos...

- ¿Pero? -Me cortó, adivinando que había algún fallo.

- Pero ayer me besó.

- ¿¡QUÉ!? -Lanzó un grito tan estridente que me vi obligada a cubrirme los oídos-. ¿¡Pero por qué siempre estás metiéndote en líos!?

- ¡Yo no hice nada! Es cierto que me parecía muy atractivo -me percaté de que había empleado un tiempo pasado, y no presente, y comprendí que se había perdido toda la atracción que sentía por él-, pero te juro que no he hecho nada. Bueno, puede que a veces coqueteara un poco, pero...

- ¿¡A veces!? ¿¡Un poco!? Ay, Alice, un día de estos vas a acabar mal. ¡Es un hombre casado!

- ¡Lo sé, lo sé! Si no quiero nada con él, me gustaba tener su atención, nada más -admití, algo avergonzada-. Pero no quiero nada con él.

- Aléjate de él, por favor -dijo, con preocupación.

- No quiero nada con él -repetí-. Y deberías darle las gracias a Louis por ello -no estuve muy convencida de haber despertado algo de alivio en ella con mi última frase pero me despreocupé por ello-. Además, eso no es lo importante.

- ¿No es importante que el marido de la hija de tu jefe te haya besado? ¿Y qué es lo importante entonces?

- Que no he sido la única -contesté, al instante-. Hoy he ido a buscar comida y cuando he vuelto... -Agaché la cabeza y suspiré, con la imagen de ambos besándose clavada en mi retina-. Eran Benedict y Sarah, su cuñada, los que estaban besándose.

Perrie se inclinó hacia mí, con la expresión de sorpresa más grande que había visto nunca. Asentí, sin saber qué más añadir, y volví a sentirme tan estúpida como me había sentido al descubrirles juntos.

- ¡Pero ese tío es un cabrón! -Clamó.

- Lo sé. Lo que no sé es qué tengo que hacer. Benedict se ha puesto hecho una fiera cuando he decidido enfrentarme un poco a él, y la verdad es que he sentido pánico al verle de esa manera -recordé su presión en mis brazos y el golpe contra la pared y cerré los ojos-. ¿Debería hablar con Katherine? ¿Con Thomas?

- Deberías dejar el trabajo -fue rotunda.

- No, no puedo hacer eso.

- ¡Claro que puedes! Ya encontrarás otra cosa pero ahí no puedes seguir -negué con un movimiento de cabeza-. ¿No será que te has pillado por él? ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Por eso no quieres dejarlo?

El tono de su voz fue acusatorio.

- Me gustaba, sí -reconocí-. Y me gustaba pensar que tenía otra opción aparte de Louis -suspiré-. Pero lo que me preocupa es... ¿Qué tengo que hacer ahora? Katherine no se ha convertido en mi mejor amiga, ni mucho menos, pero nos reímos juntas, hablamos mucho y pasamos bastante tiempo la una al lado de la otra. ¿Cómo voy a ocultárselo?

- No tendrías por qué hacerlo si lo dejas.

- No quiero dejarlo. Me gusta estar allí, me siento bien rodeada de libros, teniendo el trabajo que siempre he querido tener. Está al lado de casa y tengo un jefe maravilloso -fui clara.

Dejarlo no entraba en mis planes. Perrie modificó su posición y dejó de mirarme de frente. Cruzó una pierna sobre la otra y los brazos alrededor de su pecho, pensativa.

- Entonces no digas nada. Imagino cómo puedes sentirte pero no debes meterte en ello. Son una familia y son ellos mismos los que deben solucionar sus problemas.

- ¿Cómo va a solucionar Katherine el hecho de estar casada con un cerdo si no sabe que lo está?

- Es su problema, Alice. Imagínate que se lo cuentas y ni siquiera te cree.

Bufé y me dejé caer en el sofá, medio tumbada.

- Todos son iguales. Lo único que hacen es daño -dije, apesadumbrada-. Ojala fuera capaz de quererme a mí misma sin necesidad de querer a ningún hombre a mi lado.

Pensé en Louis. Pensé en él porque en esos momentos lo veía todo de un color negro intenso y rompí por completo la bolita de esperanza que tenía nuestros nombres escritos. Él no tenía la culpa de nada de lo que había pasado pero sí tenía la culpa de hacerme sentir de una manera que detestaba. Tenía la culpa de no salir de mis pensamientos. Y estaba convencida de que tarde o temprano me haría daño, cuando no pudiera más con todo lo que llevaba dentro y tuviera que confesarle lo que sentía. Ahí, me haría daño. Por eso no quería más esperanzas.

- ¿Tenías pensado ir a la fiesta de esta noche? -Preguntó Perrie, haciendo que por un momento abandonara el suplicio en el que se habían convertido mis pensamientos.

- No, no me apetecía.

- Pues vamos a hacer una cosa -cogió mi brazo izquierdo y tiró de él hacia arriba, obligando a que me levantara-. Vamos a ver cualquier película que nos haga llorar de risa, vamos a ponernos guapas, vamos a darnos un festival de comida en Nando's y vamos a ir a esa fiesta a pasárnoslo bien.

La miré extrañada. ¿Quería que fuera a un lugar donde estaba Louis?

- ¿Quieres que vaya a la fiesta?

- Sí -asintió-. No voy a permitir que te quedes aquí torturándote. Así que vas a venir conmigo y vamos a disfrutar como siempre hemos hecho, ¿de acuerdo?

Cogió mi mentón y me miró con ternura. Inundé mis ojos en lágrimas antes de abrazarme a ella con fuerza. Tenía la mejor prima del mundo.

[Punto de Vista Louis]

Alice apareció en la fiesta por sorpresa y mi ritmo cardíaco se alteró completamente cuando mis ojos pudieron observar toda su figura con claridad. Apenas pude seguir respirando mientras la veía avanzar hasta dónde estábamos, con su andar particular y su mirada enfocada en el suelo. Contuve el aliento cuando la alzó y comprobé que no detentaba su alegría habitual, esa misma a la que estaba acostumbrado. ¿Le había pasado algo?

Observé de reojo a Perrie colocarse junto a Zayn, aunque el noventa y cinco por ciento de mi atención estaba centrada en la mirada cabizbaja de Alice. Se situó junto a su prima y sólo entonces alzó la mano para saludarnos a todos, dispuestos en un amplio círculo. Sus ojos apenas se detuvieron en mí un par de segundos y no pude contener más la ansiedad que estaba sintiendo. No me importó que Perrie estuviera junto a ella, ni me importó que estuviéramos rodeados de personas, avancé hasta ella sin vacilaciones y rodeé su cintura con mis brazos cuando la tuve cerca. Dejé un suave beso en su mejilla y la impulsé hacia mi cuerpo, sintiendo que la distancia que había entre nosotros era demasiada. Descansó sus manos en mi pecho sin firmeza alguna, apenas rozándome, y empecé a preocuparme realmente.

- Pensaba que no ibas a venir -comenté, tratando de romper de alguna manera el hielo.

Dio un paso hacia atrás provocando que nuestra unión se deshiciera y ni siquiera me ofreció una rápida mirada que me indicara que todo estaba bien.

- Ya -se limitó a contestar.

Me aproximé de nuevo a ella y acaricié su precioso rostro, aún más intranquilo.

- ¿Te pasa algo?

- No, no -negó deprisa con la cabeza y esquivó mi cuerpo ligeramente. Estiró su brazo hasta que consiguió tocar a Perrie y ésta se giró para mirarle-. ¿Vamos a por algo de beber?

Reprimí un bufido y evité mirarle mientras ella y su prima se alejaban de nosotros, sin decir una palabra más. ¿Había hecho algo de lo que no era consciente? Junté mis manos y retomé mi sitio anterior entre los chicos, demasiado angustiado como para unirme a su conversación.

[Punto de Vista Chloe]

Quizá todo hubiera sido más fácil si hubiera podido contar con los consejos y los ánimos que siempre me infundaba Alice, pero su constante expresión me decía que esa noche no era la adecuada para marearla con mis problemas. Con los mismos de siempre, además.

¿Quién a esas alturas no sabía que la 'maravillosa' Ellie Goulding había tenido una especie de rollo de una noche con Niall? Por eso mismo concentraban todas las miradas mientras charlaban animados en medio de todo el mundo. Y por eso mismo yo me sentía morir cada vez que levantaba la cabeza y seguían estando allí, frente a mí, con dos sonrisas dibujadas en ambos rostros y una complicidad entre ellos que empezaba a asustarme realmente.

Finalizaron la conversación apenas diez segundos después de que la primera lágrima cayera por mi rostro. La atrapé con mi mano derecha y mantuve la mirada pegada a Niall mientras se acercaba a mí, adivinando lo que estaba pasando por mi cabeza. Yo ya estaba sobradamente concienciada de que nunca podría confiar en él, en nosotros y en mí misma, que era lo que me había pedido para que esa nueva oportunidad que nos habíamos concedido saliera adelante.

- Chloe, por favor, no hagas esto -susurró, una vez que estuvo junto a mí.

Omití sus palabras, inhalé aire y me preparé para hacer algo que debía haber hecho hacía mucho tiempo.

- Tenemos que hablar.

[Punto de Vista Alice]

Mantenerme alejada de Louis durante toda la noche no era algo que entrara en mis planes iniciales y que, sin embargo, me salió de una manera natural. No podía tenerle cerca, simplemente eso. Era probable que esa sensación acabara desapareciendo pero por el momento me resultaba difícil mirarle sin recordar que tarde o temprano acabaría haciéndome daño de una u otra forma.

En esa tesitura estuvimos constantemente. Sabía que él me buscaba con la mirada y yo me limitaba a eludirla de todas las maneras posibles. Me refugié en la agradable compañía de los demás y deseé que Perrie se diera por satisfecha con la media sonrisa que intentaba mostrar en todo momento. Me había llevado a esa fiesta con la única intención de que me despejara, me distrajera y lo pasara bien, y lo único que estaba haciendo era darle mil vueltas a todo.

Miré el reloj por cuarta vez a las doce y cinco de la noche y me pregunté hasta qué hora querría Perrie tenerme allí recluida. Suspiré y repasé con la mirada el lugar en el que nos encontrábamos, con las voces de Liam y Harry de fondo. Una mano rodeó el contorno de mi muñeca derecha y, como si de un acto reflejo se tratara, tiré de ella para zafarme, intranquila ante ese contacto. Los ojos de Louis me miraron extrañados ante el rechazo que le había ofrecido a su roce y comprendí que las amenazas de Benedict seguían demasiado recientes en mí. Por un momento me había sentido acorralada entre él y la pared con sus manos apretando con fuerza mis brazos.

- ¿Qué te pasa? -Cuestionó Louis, con un cierto nerviosismo-. ¿No quieres que te coja la mano?

Moví mi cabeza negativamente.

- Lo siento, no sabía que eras tú.

- ¿Y quién creías que era? -Ladeó la cabeza y sonrió-. ¿Qué te pasa? Cuéntamelo.

Apoyó su mano derecha en mis caderas y avanzó un paso hasta mí, dejando únicamente unos centímetros de separación entre nuestros rostros. Bajé la cabeza. No estaba segura de poder mentirle mirándole a los ojos.

- Estoy cansada.

- Y completamente alejada de mí -añadió, desencadenando que le mirara de nuevo. Se había dado cuenta de mi actitud, por supuesto-. ¿Te he hecho algo?

- ¡No! -Exclamé-. ¿Me has hecho algo?

Le devolví la pregunta, queriendo quitármela de encima.

- Diría que no, pero...

Frunció los labios y le mostré una sonrisa, incapaz de ver su rostro contraído mucho más tiempo.

- Sólo estoy cansada -repetí.

- ¿Y por qué has venido?

- Mi prima y sus cosas, ya sabes.

Arrugó la expresión y entreabrió la boca. No tardé demasiado tiempo en darme cuenta de mi error.

- ¿Te ha obligado a venir Perrie a un sitio en el que estoy yo? ¿Y quieres que crea que no ha pasado nada?

Reí ante su perspicacia y empecé a desarrollar tres mil excusas diferentes que me permitieran escapar de la incomodidad que empezaba a producirme ese interrogatorio por su parte.

- Sí, créeme -dije, finalmente.

- ¿Puedo hacer algo por ti?

Por primera vez en todo ese tiempo lo miré con verdadero interés. Lo miré como siempre lo había mirado, con ansias de sus brazos, de sus besos, de sus ojos puestos en mí, de su cuerpo sobre el mío y de su voz susurrándome al oído. Y él entendió al instante el cambio que se había dado en mí.

- Ven conmigo.

Cogió mi mano y sin esperar una respuesta por mi parte comenzó a andar entre la multitud. No había reparado verdaderamente en las dimensiones de la mansión a la que me habían llevado hasta que no tuve que cruzar su salón de un extremo a otro. La ingente cantidad de gente que allí se hallaba hacía mucho más complicado el desplazamiento y Louis no tardó en colocarse a mi lado, en lugar de ir delante, evitando así que alguien pudiera separarnos. Pasó su brazo izquierdo por mi espalda y me apretujó con fuerza contra él. Lo miré casi divertida, fascinada por su manera de sostenerme cerca de su cuerpo.

- ¿Dónde vamos? -Pregunté.

- Confía en mí.

¿Lo hacía?

Me apretó más a él mientras manteníamos el paso y mi sonrisa se volvió más amplia.

- Vas a hacerme explotar si sigues agarrándome así.

Sus ojos me miraron dichosos.

- Es que te quiero bien pegada a mí. Te quiero muy cerca de mí.

Me mordí el labio inferior ante la honestidad que percibí en sus palabras y la seguridad con la que había dicho éstas. Todo el miedo, la inseguridad y la intranquilidad que había estado arrastrando durante el día se hizo polvo cuando sus brazos rodearon con firmeza mi cuerpo.

Sorteamos a las últimas personas estancadas en el pasillo anterior al salón y la música fue bajando de volumen a medida que nos fuimos alejando de donde se encontraba la muchedumbre. Louis giró su cabeza cuando estuvimos a los pies de una gigantesca escalera y, tras comprobar que no había nadie, aferró con fuerza mi mano y me instó a ascender por ellas, casi corriendo. Mis ojos se movieron con velocidad de un lugar a otro de la construcción. No sabía a quién pertenecía aquella casa, pero desde luego tenía que tener mucho dinero.

Abrió la primera puerta que nos encontramos una vez arriba, a nuestra derecha, y me dio un leve empujón para que entrara en ella.

- ¿Qué pretendes?

- Chssss... Confía en mí.

Entré en la estancia, completamente a oscuras, y anduve un par de pasos a ciegas. Escuché cómo se cerraba la puerta y supuse que Louis ya estaba dentro, conmigo. Esa suposición se volvió una constatación cuando sus labios encontraron a los míos en las tinieblas. Giró mi cuerpo hasta que quedó orientado de espaldas hacia el lugar por el que habíamos entrado y consiguió apoyarme en un emplazamiento firme con otro rápido movimiento. Siguió besándome con pausa, con calma, con la sensibilidad que requería en él en esos momentos. Descansé mis manos en su rostro aún sin permitirme perderme del todo en ese beso.

- Nos va a ver alguien... -Susurré, transcurridos ya unos minutos en los que lo único que habíamos hecho había sido besarnos.

No detuvo esas caricias entre nuestras bocas. Las volvió más lentas, más dóciles, y me estremecí al comprender que únicamente estaba ofreciéndome lo que sabía que necesitaba. Me conocía bien y no sabía si eso era una buena o una mala noticia.

- Ni siquiera sé de quién es esta habitación... -Comenté, a los pocos segundos, apartándome ligeramente de él.

- ¿Dónde está mi chica aventurera?

- Se ha metido en su saco de dormir y quiere cerrar los ojitos -traté de bromear.

- Vale, pues vámonos a casa -propuso.

Quise decirle que sí, pero recordé todo lo sucedido durante el día y entendí que no podría darle lo que él quería de la manera en que él quería. Seguía demasiado consternada.

- Louis, no estoy para muchas fiestas...

- Pero yo puedo conseguir que te encuentres mejor -rozó mis labios con los suyos y convirtió en beso el segundo roce-. Confía en mí -reiteró las palabras que ya había pronunciado.

Suspiré y recordé todo lo que había pasado por mi cabeza justo antes de recalar en esa fiesta. No podía seguir conservando las esperanzas con respecto a Louis porque nunca sería mío de la manera en que yo quería que fuera mío. No podía seguir conservando esas esperanzas ni tampoco debería seguir viéndome con él o mis sentimientos aumentarían conforme pasara más momentos a su lado.

Pero detestaba la distancia que había intentado poner entre nosotros. La detestaba porque no la quería. Nunca la querría, incluso aunque no fuera completamente mío, incluso aunque no sintiera por mí ni la mitad de todo lo que sentía yo por él. Lo necesitaba cerca. Siempre.

- Vale -dije, al fin-. Vámonos a casa.

El trayecto hasta donde se encontraban los demás lo realizamos en completo sigilo, con nuestras manos unidas y nuestras bocas cerradas.

- Tengo que avisar a mi prima -anuncié, una vez que ya los divisaba, aún a unos cuantos metros.

- Voy contigo.

- No, mejor no -respondí, con rapidez.

Probablemente mi prima querría pedirme explicaciones sobre mi cambio de conducta y no quería tener que dárselas delante de Louis, la persona responsable de ese cambio.

- Vale, os dejo hablar si es lo que quieres. Voy a decírselo yo a los chicos.

Así fue. Caminé hasta Perrie con cierto nerviosismo y su cara me lo dijo todo mucho antes de que pudiera abrir la boca.

- Te vas con él, ¿no? -Asentí, azorada-. Si quieres te recuerdo las frases lapidarias que has pronunciado esta misma tarde, tales como “todos son iguales” o “lo único que hacen es daño”.

- Él me hace sentir bien.

En otra ocasión hubiera sido capaz de responder con humor, con alguna frase irónica o sarcástica que permitiera que siguiéramos manteniendo esa conversación, pero lo único que pude hacer en esos momentos fue responder con sinceridad y mostrarle a mi prima por vez primera cómo me sentía realmente con Louis. Lo percibió en seguida, su cara varió y sus ganas de bromear dejaron de existir.

- Estás cometiendo un error -dijo, con seriedad.

- Creo... creo que ya no hay vuelta atrás.

Abrió la boca.

- ¡Oh, Alice! -Exclamó, entendiendo a qué me refería.

Entendiendo que había dejado de ser simplemente mi compañero sexual. Entendiendo que lo que sentía por él era real, y era fuerte.

- Las charlas en otro momento, por favor -nos miramos y me llené de valor para decir algo que temía decir en voz alta-. Él es diferente conmigo.

- No, no lo es.

- Sí, sí lo es -refuté-. Lo sé.

- Tienes esperanzas.

No fue una pregunta. Fue una afirmación cargada de preocupación.

- Él me hace tenerlas.

Mi yo interior jugueteó con la bolita de esperanza entre sus manos, con seguridad.

Unos brazos me rodearon desde atrás y volteé mi cabeza para encontrarme con mis ojos favoritos en el universo. Éstos se posaron primero en Perrie, como si estuviera pidiéndola permiso. Después, regresaron a mí.

- Voy arrancando el coche, te espero en la puerta, ¿vale? -Preguntó, meloso.

Asentí y besó mi mejilla más próxima a él con ternura. Sonreí y miré a mi prima cuando Louis ya se había alejado de nosotras.

- Quiero intentar esto -aseguré.

- Estás equivocándote.

- Pero quiero intentarlo. Dime que saldrá bien -pedí.

- Alice...

- Tú dímelo -la petición se volvió un ruego.

Frunció el ceño y se acercó a mí. Me abrazó con fuerza, con mucha fuerza, y descifré en ese abrazo el apoyo absoluto que me estaba ofreciendo. Cerré los ojos y respiré tranquila.

- Te quiero mucho, Alice -susurró, en mi oído.

Contuve las lágrimas.

- Y yo a ti. Te prometo que mañana te llamo y hablamos tanto como quieras.

- Vale -sonrió, afable-. Cuídate, anda.

Despedí a todos los chicos con un movimiento de mano y me dirigí hasta la puerta de salida, con una marea de sentimientos encontrados debatiéndose dentro de mí. Al menos, tenía claro cuál era el que ganaba. Louis me hacía sentir bien y nunca querría tenerle lejos. Ese era el resultado final.

____________________________________________

¡Hola, preciosas! Estoy un poco pachucha así que me está costando bastante escribir, pero haré todo lo posible por cumplir con ese maratón que me habíais pedido. De momento, aquí tenéis el primer capítulo de los tres que quiero subir. Muchas gracias a todas por los comentarios en el capítulo anterior, los acabo de leer y estoy muuuuy agradecida por cada uno de ellos, en cuanto me encuentre mejor os contestaré a todas, como siempre. Hasta entonces disculpadme, prefiero invertir las pocas energías que tengo en seguir escribiendo para vosotras <3

Mucho amor xxx

Tw: @LookAfterYou28

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