Reina Escarlata I: Guerra de...

By katiealone

56K 5.5K 3.4K

Riley Hudson tiene dos problemas: El chico popular de la escuela es un vampiro, y su nuevo mejor amigo es una... More

****
Dedicatoria
Saga Reina Escarlata
Sinopsis
Guía de personajes
La leyenda
Capítulo 1: Estúpido Max
Capítulo 2: ¿Por qué eres así?
Capítulo 3: Te pasas de fresco
Capítulo 4: Qué sorpresa
Capítulo 5: Un arma peligrosa
Capítulo 6: Inesperado
Capítulo 7: Peligro
Capítulo 8: Antonette
Capítulo 9: Diferente
Capítulo 10: El origen
Capítulo 11: Ataque sorpresa
Capítulo 12: Novedades
Capítulo 13: Mi héroe
Capítulo 14: El chico de los mandados
Capítulo 15: Vinculados
Capítulo 16: Planes secretos
Capítulo 17: Detrás del vínculo - Parte 1
Capítulo 17: Detrás del vínculo - Parte 2
Capítulo 18: Entre nosotros
Capítulo 20: Aclaremos algo
Capítulo 21: Hora de hablar de los ex
Capítulo 22: Buen amigo
Capítulo 23: Nunca
Capítulo 24: Deseos prohibidos
Capítulo 25: Anhelo
Capítulo 26: Delirio místico
Capítulo 27: Sospechas
Capítulo 28: Enfrentados
Cambio de imagen
Capítulo 29: Dictadura
Capítulo 30: Thierry es un anciano
Capítulo 31: Vaga esperanza
Capítulo 32: Caballo de Troya
Capítulo 33: Impotencia
Capítulo 34: Piezas del rompecabezas
Capítulo 35: Aefentid
Capítulo 36: Danza de brujas
Capítulo 37: Ha empezado
Capítulo 38: Zona de guerra
Capítulo 39: El día de la caída
Capítulo 40: Desolación [Final]
Notas de la autora
No han visto lo último de mí
Spill the T - Vol. 4
Otras obras de la autora

Capítulo 19: Atrapada en el medio

756 96 83
By katiealone

—¿Riley? —interrumpió aquella voz.

"Mierda", se dijo ella por dentro. La habían reconocido en pleno beso de película con Max y no podía decir qué tan malo era aquello. Y por lo visto, Max no tenía intención de soltar sus labios, cosa que no estaba mal para nada, pero si te hablan tienes que dejar de besar al vampiro.

Fue ella la que se separó un poco, siendo sincera, hubiera preferido que ese beso no acabara de pronto y así. Quería volver a hacerlo, eligieron un mal lugar, porque si hubieran estado solos nadie los iba a detener. Cuando Riley se giró a ver quien le había hablado, encontró a Jazmín mirándola sorprendida. A su lado iba un chico de su edad que también miraba la escena sin entender. Y ahora la que estaba confundida era ella, ¿por qué la miraban así?

—Hola, Jazmín —respondió ella. Intentó separarse un poco de Max, porque en realidad estaban pecho con pecho y muy juntos, pero él no la saltó. Momento incómodo. Ella le dio un codazo discreto y al fin se liberó de esos brazos. Aún así, Max se puso tras ella y la rodeó por la cintura, como quien dice "De acá no te escapas, querida".

—Ahh... disculpa, creo que interrumpo algo —dijo la bruja.

—Claro que si —respondió Max en un tono que sonó algo duro—. ¿No deberías estar en la escuela? Y tú también —le dijo al chico pelinegro que acompañaba a Jazmín.

—Si, en teoría debería estar en la escuela —contestó el muchacho—. Pero soy fan de no perder mi tiempo en clases aburridas, así que salimos a hacer algo vivencial por los jardines. No sabía que ya andabas seduciendo niñas.

—Mejor cállate —le dijo molesto Max. Y como ella no quería ser la niña seducida por Max, al menos no delante de esos dos, hizo lo posible para separarse y conservar su autonomía—. ¿A dónde vas, cariño? —dijo de pronto Max. No la quería soltar, era obvio que quería continuar lo que empezaron hace un momento. Ella también, pero no así. Le daba un poco de vergüenza eso.

—Quiero conocer la escuela —dijo ella, la excusa más barata—. Nos vemos luego, Max. Te busco en la casa.

—En el palacio arzobispal —corrigió Jazmín.

—Si, bueno, ahí —se giró para mirarlo. Él le sonrió de lado, al fin Max la había cantado.

—¿En serio? —preguntó él.

—Si, nos vemos al rato —pidió ella. Se había dado cuenta que tenía una extraña manía de huir de Max cada que daban un paso que los unía. Ahora con este beso, en lugar de despedirse de Jazmín y correr con él al palacio, elegía escaparse con Jazmín y el chico desconocido a recorrer la escuela. ¿Tenía miedo de Max? ¿O tenía miedo de lo que le hacía sentir? No estaba segura, y en ese momento no quería pensarlo.

—Está bien, te espero —dijo el vampiro soltándola al fin. Se separó, sentía el corazón acelerado. Max se fue caminando con una sonrisa, como si de verdad no le hubiera molestado que lo cortara así. Quizá ya a esas alturas Max se había dado cuenta que tenía miedo, y fácil hasta le hacía gracia. Para su sorpresa, Max aceleró sus pasos y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba fuera de su vista. Jazmín y su amigo ni se inmutaron, para ellos eso parecía ser normal.

—Riley querida, debería darte vergüenza —se burló Jazmín—. ¿Qué es eso de andarte besuqueando con Maximilan Edevane?

—Pues ese no es tu problema —respondió algo molesta, se le salió. No le debía explicaciones a Jazmín, así que no aceptaba reclamos. El chico a su lado rió, la miró y le dedicó una sonrisa. Parecía agradable.

—¿Ves? Eso te pasa por chismosa —le dijo él a Jazmín—. Por cierto, soy Howard Edevane —se presentó el chico y ella abrió la boca de sorpresa.

—¿Eres un vampiro familia de Max? —preguntó ella sorprendida.

—Ehhh... no, no exactamente. Soy parte del clan, me convirtieron hace veinte años —explicó Howard. Ella solo asintió, seguía sin entender eso de ser del clan Edevane pero no familia.

—¿Y estudias aquí? —le preguntó.

—Si, veinte años no es nada para nosotros. Son diez años de descontrol y diez más de aprender lo que es la vida de vampiro. Técnicamente soy adolescente vampiro —bromeó Howard—. ¿Y tú de donde saliste?

—Ya te conté, ¿recuerdas? —le dijo Jazmín a Howard—. La chica misteriosa del bosque y que los Edevane han adoptado hasta saber qué onda con su vida.

—Espera, ¿le has contado lo que pasó en el bosque a él? —le preguntó asustada a Jazmín. Pero la bruja solo soltó una risa relajada, como si en verdad no fuera tan grave.

—Naa, solo lo básico —contestó ella.

—Suficiente para que piense que Jazmín estaba en drogas y me contaba de una extraña pelirroja con sangre aún más extraña. Creí que me estaba hablando de la nueva novela de moda adolescente, porque chica, tienes que reconocer que tu vida si está bien rara —le dijo Howard y ella terminó riendo sin querer.

—Está bien, lo admito. Soy un cliché andante, para variar es como si alguien estuviera empeñado en convertir mi vida un remake mal hecho y menos popular de "Diarios de vampiros".— Ahora los tres rieron, Riley intentó relajarse un poco. Ya había sido suficiente drama esos días, ver y hablar con gente de su edad la ayudaría con eso. Bueno, Howard era mayor, pero ya dijo que técnicamente era adolescente.

—¿Lo de "Diarios de vampiros" lo dices porque tienes a dos hermanos vampiros en la lucha por tu amor? A ver, quiero chisme completo —dijo Jazmín chasqueando los dedos. A Riley se le borró la sonrisa poco a poco, eso lo había dicho sin querer y ahora se sentía expuesta. No creía que Cassian y Max estuvieran peleando por ella, pero quién sabe y eso de alguna forma llegue a pasar cuando Cassian se entere que ella era reencarnación de su amada Cassandra.

—Uy... y por esa cara diría que estás en lo cierto —agregó Howard como para echarle más leña al fuego.

—Ehhh... no, no es nada —dijo ella nerviosa—. Solo fue lo primero que se me ocurrió.

—Pero de verdad estás con Max, eso no puedes negarlo —le dijo Howard.

—Bueno, estar así como quien dice pareja, todavía.

—Es que no entiendo, tú pareces buena gente. Y Max es... pues... Max —dijo Jazmín. Parecía que quería decir algo más desagradable, pero logró contenerse.

—Si, ya sé que es Max —respondió ella. Por extraño que parezca, entendía lo que quiso decir. Era un pillo, fresco, algo pervertido. Era Max.

—Es un machicerdo —agregó Howard.

—El Club de las feministas católicas de la escuela lo tiene vetado, es el prototipo de hombre con el que nadie debería salir —le dijo ahora Jazmín.

—¿En serio? —preguntó ella arqueando una ceja.

—Si, sabes que es cierto —continuó Jazmín.

—No, me refería al club de las feministas católicas. Un poco raro eso, como que medio contradictorio. Lo de Max siendo un machicerdo ya lo sé —admitió tranquila, hasta se lo tomó a la broma. Obvio que Max era machista, si acababa de demostrarlo mientras la tenía bien cogida en sus brazos como si fuera su propiedad. Ni hablar de como se metió con media escuela en Denver mientras, supuestamente, quería salir con ella. Así que la verdad no le ofendía. Solo pensó que ojalá pudiera cambiar poco a poco su actitud, si se ponía en plan posesivo con ella iba a entrar en histeria—. Lo que no entiendo es cómo pueden ser feministas y católicas a la vez —continuó ella.

—Ah vamos, olvida eso. Nosotros no nos detenemos a pensar en esas cosas profundas, seguimos adelante —le dijo Jazmín mientras chasqueaba los dedos con rapidez—. Pero ahora no nos cambies de tema, ¿quién es el otro hermano que está participando en tu remake de "Diarios de vampiros"?

—Nada, ya les dije que fue una broma tonta.

—Tiene que ser el padre Cass, porque Ettiene ya está ocupado con Helena —aclaró Howard, y dio justo en el blanco.

—Que era una broma, ya dejen de decir eso. En serio no vuelvan a repetir algo así —les dijo más seria, lo que menos quería era que anden de chismosos y medio mundo se entere de eso.

—Está bien, seré una tumba —dijo Jazmín mientras hacía un gesto con los dedos sobre sus labios, como quien los cierra con candado. Ella no estaba muy segura de eso.

—Oye, Riley, ¿vas a estudiar en la escuela? —le preguntó Howard.

—No lo sé, aún no tengo idea de cuánto tiempo estaré aquí —dijo pensativa.

—¿Y te juntarás con nosotros? —le preguntó Jazmín ahora.

—Supongo que sí, son los únicos que conozco.

—¡Si! —dijeron los dos a la vez mientras chocaron las manos.

—¿Qué tiene de bueno que me junte con ustedes?

—Ay querida, creo que no prestas suficiente atención —le dijo Jazmín conteniendo una risa.

—¿No te has dado cuenta que somos los perdedores de la escuela? —bromeó Howard—. A ver si con una chica linda y además protegida del padre Cass nos hacen menos bullying —los dos se rieron, y Riley no sabía si hablan en serio o no.

—Ya casi es hora del almuerzo, ¿no quieres venir con nosotros a darnos un baño de popularidad? —le preguntó la bruja.

—Bueno... —Apenas dijo eso, ambas la cogieron de los brazos y la pusieron al medio mientras caminaba. Riley acabó riendo con ellos. Parecían buenas personas, un poco locos y perdedores, pero buenos al fin.


-------------------


Era por la tarde y apenas sentía hambre. Ni siquiera comió con Jazmín y Howard en la escuela mientras se daban el baño de popularidad. No sabía si eso les había resultado, aunque sintió muchas miradas curiosas sobre ella, nadie se acercó a molestar y menos a importunar a los chicos.

Y como después de almuerzo ellos ya no podían evadir las clases, Riley decidió que era hora de volver al palacio arzobispal con mamá y Max, no podía evitarlos por siempre. Ni siquiera sabía qué decirle a mamá, cómo explicarle que de pronto era una especie de ser con sangre mística y sobrenatural que era clave en esa guerra de clanes y brujos. Si, explicar eso era difícil. Pero pensar que tenía que ir con Max y mirarlo a los ojos después del beso que se dieron la ponía aún más nerviosa.

Caminó de regreso al palacio al fin. El lugar era enorme, apenas había visto un poco de esa escuela. El palacio arzobispal de los Edevane era hermoso, y aunque siempre había pensado que la única iglesia buena es la que arde, tenía que admitir que la iglesia dentro de la zona segura más parecía una bella catedral europea. Al llegar, un mayordomo le abrió la puerta y le indicó que a las siete servirían la cena para humanas. Ella solo asintió, suponía que la cena para vampiros consistía en mucha sangre. Se le puso la piel de gallina de solo pensar en eso.

Ahora tenía dos opciones, o esperaba a la cena o se comía algo para picar mientras. Cuando su estómago rugió, Riley no se resistió en ir a buscar la cocina y comerse cualquier cosa que encontrara en su camino. Se le antojaba pizza, pero no creía que nadie sea capaz de ir hasta allá a llevar algo. Ni siquiera estaba segura que hubiera una ciudad o un poblado cercano a la escuela, ese lugar parecía perdido en el espacio.

Después de perderse por el primer piso, al fin Riley encontró una cocina solitaria. Había un refrigerador grande que abrió apurada con la esperanza de encontrar comida, pero lo único que se le escapó fue un grito. Habían varias bolsas de sangre, eso parecía un hospital. Suponía que eran los aperitivos de la familia. Cerró la puerta con un fuerte golpe, esa cuestión de los vampiros empezaba a ponerla nerviosa. También había otro refrigerador, este lo abrió con temor, pero respiró aliviada al ver comida para humanos. Queso, jamón, leche, hasta huevos. Buscó algo de pan en la alacena y se preparó un sandwish básico para matar el hambre hasta la cena. Ahora si, era hora de ir con mamá. O con Max. El que le dé menos miedo.

Giró para buscar la salida y subir a su habitación, pero sintió como si se le paralizara el cuerpo. En la puerta de la cocina estaba Cassian mirándola fijamente. Ella se quedó quieta mientras él avanzaba silencioso, y sin quitarle la mirada, hacia la refrigeradora y sacaba una bolsa de sangre. Un bocadillo, suponía. Al menos ellos parecían "medio civilizados", con la delicadeza de tener reserva de sangre y no salir a comerse a un desconocido y esas cosas. Ahora que lo pensaba, no soportaba la idea de Max bebiendo sangre de un cuello ajeno, una chiquilla simpática que se le antoje, por ejemplo.

—¿Cómo has estado, Riley? —preguntó mientras empezaba a beber de esa sangre. Ella apartó la mirada, seguía sin agradarle ese asunto.

—No me siento muy bien.

—¿Estás enferma?

—No, es solo que estaba pensando. Todo esto es muy confuso.

—¿Y Max?

—Arriba, supongo.

—¿No estabas con él?

—Salí a pasear por la escuela con Jazmín y un chico llamado Howard.

—Ah, ya veo —ella lo miró nuevamente. Cassian, quién sabe en qué momento, ya se había acabado la sangre y dejó la bolsa a un lado. Le sonrío a medias, Riley sintió que ya empezaba a sonrojarse y él lo notó inmediatamente—. Quizá ya tienes que irte —sugirió él inquieto. Riley asintió, se dio la vuelta, pero entonces se quedó quieta. Pensó que tenía varias cosas que aclarar.

—Escucha, hay algo que debes saber.

—Claro, dime.

—Esta mañana me encontré con esa bruja Helena Relish, supongo que eso ya lo sabes. ¿Te contó la verdad sobre mi sangre?

—Si —respondió Cassian tranquilo mientras la miraba fijamente a los ojos. Sentía que le temblaban las piernas.

—Bien —suspiró. Tenía que tomarlo con calma—, se supone que estamos vinculados no solo porque soy descendiente tuya y tengo sangre especial, sino porque he heredado después de varias generaciones el alma de tu amada.

—Si Riley, tranquila. Ya me contaron eso.

— Aunque no sé si sea verdad...

—Eso no puede ser cierto —contestó Cassian tranquilo.

—Lo mismo pienso.

—Ni siquiera te pareces a ella.— Una parte de Riley hasta se sintió ofendida por ese comentario.

—Si, además si fuera reencarnación de Cassandra sabría cosas que solo ustedes dos sabían.

—Supongo —dijo pensativo. Por un instante se quedaron así, muy cerca y en silencio. Riley también creyó que quizá todo eso podía ser un truco, así que era mejor no tomárselo muy en serio, ¿verdad?—. Podemos poner a prueba aquello —propuso Cassian de pronto.

—Bueno, ¿haciendo algo como qué?

—No sé, dime tú. Después de todo eres la reencarnada.

—¡Ja! Muy gracioso —dijo fingiendo molestia. Apartó la mirada, esa una total locura. Ni siquiera se le ocurría algo de "vida pasada" como para confirmar lo que dijo la bruja. "Anda, te reto a que pienses...", se dijo a sí misma con voz burlona. Y fue casi como si no lo pudiera controlar.

Volvió la mirada hacia él, Cassian bajó los brazos y también la quedó viendo a la expectativa. Pronto supo lo que tenía que hacer para demostrar que ella tenía el alma de Cassandra. Y no pudo detenerse, todo le gritaba que no lo haga, pero ella siguió adelante. Lo miró fijamente y si hace unos segundos Cassian no se creyó lo que le dijo, de pronto lo vio inmóvil, pasmado. Como si hubiera reconocido algo en su mirada diferente, algo en su expresión que se lo dijera todo.

Riley se acercó a él, a la altura de su cuello, justo debajo de su oreja. Y sin detenerse le dio un beso ahí, uno suave y corto, pero lo suficientemente eficaz para ponerlo a temblar. Los labios de la chica bajaron despacio por su cuello y luego se apartó. Listo, estaba hecho.

—Así es como te gusta que empecemos —le dijo sintiendo que no hablaba con su propia voz, como si alguien se hubiera apoderado de ella de pronto. Solo lo quedó mirando unos segundos, Cassian tampoco salía de su asombro. Parecía hasta tembloroso, al borde del colapso emocional. Un ruido ajeno de afuera del palacio los alertó, Riley se apartó inmediatamente y chocó con una repisa echando unas sartenes al piso.

—Pero que....— Cassian estaba paralizado. Ella empezó a negar con la cabeza, sucedió lo que más temía. Era verdad y no pudo controlarse. Era momento de la huida.

—Yo no.... No quería esto en serio... no sé qué me pasó... tengo que irme.— Aprovechando que Cass aún estaba pasmado por lo que acababa de decir, salió corriendo de la cocina tan pronto como pudo. Llegó al segundo piso por la escalera principal y casi se cae por el apuro.

—Riley, ven acá —escuchó decir cerca de ella, se giró y Cassian estaba parado en la base de la escalera—. Tenemos que hablar sobre esto.

—No. No tenemos nada que hablar, tenemos que separarnos todo lo que podamos para no hacer una locura —sostuvo con voz temblorosa. Eso mismo, tenía que correr lejos de él, porque estaba segura que si se quedaban a solas y a oscuras iban a terminar haciendo algo que no querían.

—Esto es serio —Riley ahogó un grito cuando se dio cuenta de que Cassian había llegado con su super velocidad frente a ella—. No puedes salir corriendo siempre.

—Pero esta vez si, ¿no te diste cuenta lo que hice? —dijo con voz temblorosa—. Yo... yo te besé... ¡Claro que no quiero hacer eso! Estoy poseída o algo así, porque me niego a creer que tengo el alma de esa mujer.

—No es algo fácil de asimilar, lo sé. Ni para mi.— Y aún así estaba cerca de ella, mirándola a los ojos. Cassian posó delicadamente una mano en su hombro mientras se acercaba y la arrinconaba contra la escalera. Su otra mano tomó su mentón despacio y ella se quedó sin respiración—. No puede ser posible.— Era de alguna manera incómodo, no la miraba a ella, buscaba a la otra en sus gestos y en su mirada. Y lo peor es que no tenía el valor de separarse, esa posición no la incomodaba. Le daba algo de miedo de lo que podía pasar, pero le gustaba sentirlo cerca, hacía que todo el cuerpo le quemara y le latiera el corazón—. ¿En verdad eres tú? —susurró él sin dejar de mirarla. Pero Riley frunció el ceño, eso no podía seguir así, tenía que cortar todo.

—¡Que no! —dijo apartándolo con fuerza—. Está muerta y yo no soy ella. ¡Supéralo! —gritó antes de salir corriendo nuevamente y esta vez Cassian no la siguió.

Confundida por lo de hace un rato, corrió a la habitación que le asignaron. Su corazón dejó de latir alocado, ahora se sentía más tranquila. Casi lanza un grito de sorpresa cuando escuchó la puerta abrirse y Max entró. La vio preocupada y de inmediato su gesto se puso más serio. Se acercó a ella y la tomó de las manos.

—¿Pasó algo? Te escuché llegar corriendo.

—Quédate conmigo —dijo despacio. Max le sonrió y la abrazó. Riley cerró los ojos y se acomodó en su pecho. Tenía que borrar de su mente lo que acababa de pasar.


---------------

Y recuerda que cada vez que lees y no comentas, un gatito llora.

Piensa en los gatitos.



Continue Reading

You'll Also Like

15.8K 1.5K 18
Eloise Swan junto a su hermana Isabella Swan se mudaran a forks para darle libertad a su madre, después de tanto tiempo fuera del pequeño pueblo volv...
25K 3.4K 23
𝐒𝐀𝐅𝐄 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍━ ✧°*❝I wanna be yours❞✧°*. 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐐𝐔𝐄 Angela Weber encanta a Edward Cullen sin siquiera saberlo. Actualizaciones: Todos l...
6.7K 1.3K 12
Estelle Starshade tiene el mundo a sus pies. La fama, el dinero, la adoración del pueblo, y de los poderosos también. Estelle es la cantante de cyber...
699 57 2
A veces, no hacen faltan palabras o un tema de conversación. Una simple mirada dice todo y a la vez nada. (K.M) Estas historias serán escritas con ay...