La luna se esconde y el sol se levanta, como todas las mañanas, tan brillante y bastante caluroso para ser Londres en Julio, casi agosto. Es otro día sin poder vacacionar, solo entrenamientos y más entrenamientos.
Me encontraba con la respiración agitada, el sudor deslizándose por mi frente, y bueno, por todo mi cuerpo, golpes van y vienen, lo peor de estar recibiendo golpes una y otra vez, es que tenía un público muy demandante, Bonie, Dylan, Charlie, y mi padre, tenían sus ojos puesto en el ring donde Jane me enseñaba boxeo, debo admitir que, lo que resultó parecer más fácil para mí, por el momento ha sido lo más difícil, Jane al ser más amable que Grace y hasta más que Sophia, pensé que sería menos dura, me equivoqué por completo.
Perdí la cuenta de cuantas veces he sido noqueada, la verdad es que subestimé demasiado a Jane, esta chica sí que sabe usar los guantes.
—Brooke, concéntrate —me pide papá. No ha dejado de decir cosas como: brazos al frente, ataca con fuerza, no la pierdas de vista, me ha gritado unas 5 veces para que ataque. Siento un golpe en la cara y caigo en el piso.
—Ya cumplí con decirte que hacer y cómo, de ahí tú sabrás como defenderte y vencerme —brama Jane y no se toma la molestia de ayudarme a levantar, creo que ha olvidado que es un entrenamiento. Y yo estoy demasiado exhausta, he tenido cuatro entrenamientos distintos y este incluido. Solo me he detenido para comer.
Dylan sube al ring en cuanto ya logro ponerme de pie, me lleva hasta la esquina del entarimado, y me obliga a sentarme en la silla.
—Toma agua —dice tendiéndome una botella de agua, no sabía que tenía tanta sed hasta que tuve la primera gota en mi lengua.
—Escúchame, sabemos que es tu primera vez en esto, pero si has podido ser buena, la primera vez de otros entrenamientos, ¿Por qué con este no? —susurra de pie frente a mi mientras me mira directo a los ojos.
—Tienes que relajarte, estar alerta de todo, presta atención a todos tus sentidos, eso te hará más rápida y audaz. —comenta—. Tu puedes, vamos. —Se coloca detrás de mí y frota sus manos en mis hombros, me coloco nuevamente el protector bucal, y vuelvo con Jane.
Nos movemos de un lado a otro, cada quien esperando el primer golpe, una vez más en combate, Dylan solo estaban diciéndome que hacer, en qué momento actuar, como esquivar los golpes.
—Así es Brooke, no la pierdas de vista, mantén el control. —Logro esquivar un golpe que iba directo a mi cara y así muchos otros.
Cuando finalmente el entrenamiento termina, estoy exhausta, sin aliento, le agradezco a Jane por no darme la paliza que pudo, y a Dylan por ayudarme a no perder la consciencia. En cuanto salimos del edificio, Charlie después de tanto silencio dice algo.
—Deberás esforzarte mucho para poder vencerla —comenta en cuanto mi padre y Bonie se van por otro lado, al parecer ya se ha arreglado el problema de la seguridad, el infiltrado era el guardia de seguridad en las noches. A quién imagino no le fue muy bien, conociendo a mi abuela, sé que no sólo lo despidió.
—Lo sé —susurro en repuesta.
—Tu padre dijo que ibas a necesitar más tiempo para poder hacerlo —comenta Charlie.
—No necesito más tiempo, terminaré todos los entrenamientos en tres meses —le aseguro y Charlie no dice nada al respecto hasta que salimos del edifico.
Esta vez yo conduzco, papá se queda en la empresa, quien sabe que puede estar planeando con Bonie, y la verdad estoy demasiado cansada como para averiguarlo.
—Creo que tu madre ha estado llamando y creo que tu padre le miente acerca de lo que realmente hace aquí —dice con desdén con su mirada en las calles de Londres.
—¿Cómo lo sabes? —cuestiono incrédula.
—Porque ayer, mientras estabas ocupada lanzando cuchillos, recibió una llamada de Brenna y lo único que escuché fue cuando dijo que todo iba bien con los inversionistas —responde ahora con su mirada puesta en mí. La verdad tiene sentido que ella no sepa lo que está sucediendo, de ser así ya estaría aquí, o me habría llamado cada día para asegurarse de que estoy bien. Lo hace de vez en cuando, pero no se ha comunicado conmigo desde que papá llegó a la ciudad.
—El terminará contándole tarde o temprano, lo sé, a él no le gusta guardarle secretos —le digo y Charlie no dice nada más, se queda en total silencio hasta que llegamos a casa.
Desde nuestra conversación y casi ruptura de ayer, las cosas entre nosotros han estado ligeramente tensas, y se cuál es la mejor forma para aliviar esa tensión. Charlie sube las escaleras junto a mí, sin decir ni una sola palabra, entra a su habitación y yo a la mía, espero unos segundos antes de colarme en su recámara, lo primero que escucho al entrar es el agua correr, y tengo una idea, una muy sucia de hecho.
—Brooke que... —Lo callo con un beso, él aún no entra a bañarse, aquí lo tengo bajo mi toque y medio desnudo, me aparto sin quitarle la mirada de encima y me despojo de mi ropa, quedando totalmente desnuda frente a él, noto su mirada en mí y puedo ver el deseo en sus ojos.
—Quiero y puedo bañarme contigo —susurro sobre sus labios.
—¿Sabes lo que pasará si nos bañamos juntos? —cuestiona, no puedo creer que el realmente lo esté preguntando.
—Claro que lo sé, tendremos sexo y aprovecharemos que tendremos pocos minutos solos en la casa, tranquilo, prometo ser discreta —murmuro al mismo tiempo que termino de quitar su ropa, esa que me empieza a molestar que la tenga puesta.
Charlie me toma por la cintura y me apega a su cuerpo, seguido de eso junta sus labios con los míos y no nos toma mucho tiempo para estar bajo la lluvia artificial, jadeando en susurros. Me estremezco bajo cada caricia de su parte, los juegos, las miradas, lo bien que se siente estar en el efecto de la lujuria, las embestidas, los te amo jadeantes. Él y yo conectamos tan bien, es como si leyera mis pensamientos y supiera exactamente qué hacer y cómo. Amo que el conozca mis puntos débiles.
—Joder —murmura con la respiración agitada—. Sí que sabes cómo divertirte. No esperaba que vinieras en busca de una travesura. —dice mientras yo termino de ducharme.
—Sabes que sé cómo sorprenderte —respondo al momento que termino de vestirme. Está tan sonriente que temo de que su quijada se rompa o algo.
—Tu móvil no ha dejado de sonar desde que entraste aquí —dice antes de salir del cuarto de baño. Antes de que pueda decir algo, mi teléfono vuelve a sonar.
Es Zayed, solo espero que no haya pasado algo malo.
—Hola hermanito —digo al momento que descuelgo la llamada.
—¿Que tanto haces que no me respondes? —pregunta tratando de parecer enojado, pero sé que no lo está.
—Muchas cosas —respondo sonriente. Por suerte él no puede verme o ya estaría molestándome al respecto.
—Parece que te encantó el regalo que te dejé antes de irme. —Evidentemente no me puedo librar de él.
—Zayed, ¿Para qué llamas?
—Samantha ha estado tratando comunicarse contigo, no te enviado señales de humo, porque no sabe cómo hacerlo, pero sé que no dudaría en hacerlo —comenta medio en broma. No volví a saber de ellos dos desde que papá lo mencionó, así que no sé en qué punto de la relación están, si ya se hicieron novios o qué demonios.
—¿Esta ella ahí contigo? —pregunto mientras vuelvo con Charlie. Sam debe estar muy enojado conmigo, no hablo con ella desde hace semanas, y se perfectamente cómo se pone, además, no he sido del todo sincera con ella. Lo he pensado y no sé cómo le diré todo lo que está pasando, preferiría contárselo cara a cara que por teléfono.
No hace falta que Zayed responda, porque no tardo en escuchar la voz de mi amiga de fondo, pero creo que no se dirigía a mí, porque mi hermano colgó en cuanto ella dijo pocas palabras, las cuales no llegué a escuchar.
Mientras Charlie y yo bajamos las escaleras, recibo una videollamada de Zayed, lo que me hace preguntarme ¿Qué demonios está pasando en Los Ángeles?,
—¿Por qué me colgaste? —pregunto sin mirar a la pantalla, tengo que ver donde piso o rodaré por las escaleras.
—Eres una muy mala amiga, siquiera me envías fotos de donde estas. —Levanto la mirada rápidamente al escuchar la voz de Sam, quien me mira con el ceño fruncido—. ¿Dónde diablos estas?, ¿En un castillo o algo parecido? Deja de caminar y préstame atención.
No me da tiempo a responder cuando Charlie tiene mi móvil en manos.
—Si te digo lo grande que es este lugar, no me creerías —le dice Charlie y ella grita de emoción al verlo. Por un instante se olvida de mí, y habla con Charlie, genial, el sí ha estado en contacto con nuestra mejor amiga, la única que será regañada soy yo.
—No sabes lo mucho que te extraño Charlie, pero no te preocupes, algún día nos volveremos a encontrar príncipe hermoso. —Samantha acostumbra a decirle príncipe a Charlie, casi siempre lo hace para molestarme, cuando en realidad no me molesta para nada, pero ella cree que sí.
—Yo también te extraño Samie —susurra Charlie sonriente—. Te dejaré con Brooke. —El deja mi móvil en manos y se sienta en el taburete frente a mí.
—Brooke Majid, ¿Tan rápido te olvidaste de mí? —Se está esforzando por tener un tono amenazante y enojado.
—He estado muy ocupada Sam, lo siento, quisiera contarte por aquí pero no puedo...
—No te preocupes tu hermano me ha mantenido al tanto —responde sin dejarme terminar de hablar.
—¿Acaso ustedes están juntos ahora? ¿Dónde están? —pregunto.
—Estamos en mi alcoba, y no somos nada oficial, siquiera nos hemos besado, pero algo me dice que hoy será el día en el que me comeré a tu hermano —dice en un susurro pegada al teléfono, tanto que solo puedo ver su cabello y su frente.
—Te noto muy segura —mascullo dejando el teléfono reposar en la encimera de manera que pueda hacer algo más mientras hablo con ella. La noche empieza a caer y la persona que se encarga de cocinar y todo eso hoy no está, tampoco pretendo esperar que Joshua o quien sea que vaya a hacer la cena, llegue.
—¿Sabías que le gustaba tanto a Zayed que me creía inalcanzable? La verdad no lo culpo, pero todavía no lo creo —murmura. Dejo de buscar en la nevera y me pongo frente a la pantalla para verle la cara. Todo este tiempo a Zayed le gustó Samantha y yo nunca lo sospeché. Fue muy bueno ocultándolo.
—¿Y qué espera entonces? —pregunto.
—Bueno, lo está tomando con calma, hemos salido juntos y déjame decirte que congeniamos mucho más de lo que te imaginas —presume ella aun en un tono de voz baja. No quiere que Zayed la escuche—. Tan solo míralo como está.
Me acerco a la cámara con una bolsa de patatas para pelar, veo como Sam discretamente voltea la cámara hacia donde se encuentra mi hermano, quien se encuentra de pie frente a la ventana con un libro en manos y sin camiseta, esta de espaldas a la cámara así que no puede verme. Que atrevido es.
—Procura recordar, aunque sea tu nombre —le chilla Charlie divertido. El toma unas cuantas patatas y me ayuda a pelarlas.
—Mierda Charlie —maldice Samantha y veo como casi se cae de donde está sentada, sé que está en el pequeño diván que tiene junto a su cama. Escucho la risa de Zayed.
—Tranquila, no he escuchado sus secreteos —dice mi hermano y veo como a Sam le brillan los ojos cunado posa su mirada en él. Sí que le gusta.
—Bueno amiga, tengo muchas ganas de regañarte y decirte lo estúpida que eres, pero mis ganas de besarlo son más grandes, así que adiós. —No nos da tiempo siquiera a responderle, cuelga al instante causando que Charlie y yo explotemos de la risa.
Charlie y yo terminamos de cocinar algo rápido para los dos, nada más que Bangers and mash, un plato de puré de patatas con salchicha bañada en salsa heavy. Nos olvidamos de Samantha y su obsesión con Zayed, comemos juntos en el pequeño comedor junto a la cocina. Para cuando empiezan a llegar el resto de quienes viven aquí, ya hemos terminado. Esperaba que cada quien se preparara para cenar en la mesa, todo tan formal como lo es en las mañanas, en cambio se preparan para una parrillada. Charlie y yo los observamos desde las bancas de concreto que se encuentran casi al final del patio.
Mientras ellos se organizan hasta con algo de música para ambientar, Charlie me cuenta de su entrevista en un laboratorio que queda bastante cerca de Cambridge, en una semana iniciará su proceso de prueba y ver si se queda con el trabajo, confío en que se quedará, él se ha preparado para ello. Sé que esta es su forma de seguir con el plan que teníamos, quizás dentro de poco se mude a la residencia de la universidad.
Veo a Dylan y a Grace preparar juntos la parrilla, me pregunto cómo es que ellos tienen energía para hacer estas cosas. Por el rabillo de mi ojo veo el reflejo de alguien en la azotea, levanto mi mirada y noto la silueta de papá en la terraza de la azotea, junto a la oficina de Bonie, el me hace señas que vaya con él, así que no me tardo en volver al interior de la casa con Charlie a mi lado.
—Estaré en tu habitación —dice cuando llegamos al segundo piso y yo sigo hasta el último piso, donde encuentro a mi padre y a Bonie reunidos.
—¿Qué pasa? —cuestiono.
—Tengo que irme dentro de un mes —dice papá—. Lo que quiere decir que tendremos que adelantar tus entrenamientos para poder ejecutar el plan para contra Connor.
Sabía que ellos iban a hablar de un plan para acabar con el hombre que ha intentado herirme en más una ocasión.
—Bien, no tengo problema con adelantar los ejercicios, pero si con lo de ejecutar el plan. —No han entendido la parte de que este asunto lo he descubierto yo, y quiero ser yo quien se haga cargo, de todos modos, iba a recurrir a ellos, pero parece que la abuela y mi padre quieren cortar el problema de raíz, apenas y me están considerando para ser parte de su plan. Como si creyeran que no estoy lista para hacerlo.
—Brooke, no empieces —ruega mi padre.
—Si lo haré, yo ejecutaré mi propio plan, con quienes yo quiera que participen, cuando terminen los entrenamientos hablaremos de qué haremos, mientras tanto, no quiero volver a tocar el tema de Connor —digo con firmeza, y ellos no dicen nada más, solo se quedan perplejos ante mi respuesta.
—Al menos sabemos que estas listas para dirigir —susurra Bonie con desinterés. Sigue enojada conmigo.
—Ustedes digan que tengo que hacer —digo sin responder a lo que mi abuela dice.
—¿Cuándo inicias la universidad? —pregunta papá.
—A finales de septiembre o a principios de octubre —contesto.
—Entonces, mañana mismo empiezas con Lucy, Helen, Amy y Elie —dice Bonie y yo solo asiento, sin nada más que decir vuelvo con Charlie, en el pasillo me encuentro a Joshua, quien me pregunta si recibí la carta de la universidad.
—No —contestó alarmada.
—Llegó esta tarde, luego de que Charlie se fuera, la dejé en su cama. —En cuanto Joshua dice eso salgo disparada a mi recámara. Estaba tan concentrada en hacer cosas sucias con Charlie que no me di cuenta que había una carta en mi cama y efectivamente, encuentro a Charlie con una de ellas en manos.
—¿Qué dice? —pregunto ansiosa, acercándome más a él.
—Fui aceptado, fui aceptado —dice emocionado, su felicidad es contagiosa, lo abrazo una vez.
—Sabía que lo ibas a lograr —digo sonriente.
—Abre la tuya —me pide con una sonrisa de oreja a oreja. Con las manos temblorosas y las emociones a flor de piel, abro mi carta. La sonrisa se borra de mi rostro en cuanto veo cual ha sido mi respuesta, tengo que leerlo una y otra vez para poder creerlo.
—¿Por qué no estas feliz? —cuestiona Charlie quitándome la carta de las manos. Siento todo mi cuerpo acalambrado, un nudo se forma en mi garganta y me empiezo a marear, en cualquier momento me desmayaré si no me siento a asimilar la noticia.
El porqué no fui aceptada es explicada de una forma demasiado formal y sutil, pero en resumen y muy claro, no fui aceptada por el pasado de mi familia, que digamos no fue muy limpio. No me sorprende mucho, la verdad no se por qué esperé ser aceptada en una universidad prestigiosa, solo me siento un poco mal porque Charlie vivirá en la residencia y yo me quedaré aquí en Londres. O sea, estaremos a una hora de distancia.
—No te preocupes, fuiste aceptada en otras universidades, ambos trabajaremos para vivir juntos —susurra Charlie sentándose a mi lado en la cama. Él sabe que quería entrar para estar cerca de él.
—Dejaremos que el tiempo hable, no te preocupes por mí, estaremos bien, no es como si te fueras al otro lado del mundo, ¿no? —digo con una sonrisa forzada, no quiero que vea lo destrozada y avergonzada que estoy en este momento.
—Tienes razón, ¿quieres ir a algún lado a despejar la mente? —dice el tomando el papel de mis manos.
—No, dame unos minutos, solo tengo que... —digo mientras me levanto de la cama—. Tengo que respirar un poco de aire.
Charlie se queda sentado en mi cama y yo salgo casi corriendo de allí, a medida que bajo las escaleras mis sentimientos cambian, paso de estar triste a enojada, necesito pegarle a algo, así que busco a Jane. Ahora estoy muy enojada porque yo tengo que pagar las consecuencias de las acciones de mi familia, y lo que me molesta es que yo estoy tomando el mismo camino, con la gran diferencia de que mis intenciones no son para nada como las que mi padre o mi abuelo Isacar alguna vez tuvieron.
—¿Dónde está Jane? —le pregunto a la pelirroja Amy, quien se dirige a las escaleras.
—No tengo idea —responde ella incrédula. Camino por el pasillo que da el exterior de la casa, puedo escuchar el pequeño bullicio y el olor a carne proveniente del patio, Jane debe estar allí. Paso rápidamente por la cocina, pero me da tiempo a notar la presencia de Helen y papá en el interior de la cocina y esa imagen no me gusta para nada, yo sé que pasó entre ellos antes de yo haber nacido. Me mantengo pegada a la pared y como toda una entrometida los escucho hablar, ellos están de espalda a mí, así que no pueden verme.
—Zack, tu hija no me quiere ver ni en pintura como se supone que la entrenaré —dice ella, si se acerca un poco más a mi padre, juro que aplicaré en ella todo lo que ha aprendido con mis entrenadores.
—Helen, no es posible que ella te odie, Brooke lo manejó muy bien cuando le dije lo que sucedió entre nosotros —responde papá. Doy un paso para interrumpir y no tener que saber algo que no quiero saber, pero me echo para atrás y escucho lo que ella tiene para decir.
—¿Qué le dijiste exactamente? —cuestiona Helen, como quisiera estar viéndole la cara.
—Solo le dije que paso, no le iba a contar como sucedió. —Ahora me da curiosidad saber cómo pasó, ya me resulta sospechoso que el evite a toda costa hablar del tema, no pudo haber sido algo tan horrible.
—Obvio que no se iba a enojar, porque no le dijiste que trataste a Brenna como mierda cuando vio con sus propios ojos lo que hacías, que casi la matas y te sentías tan culpable por ello que lo sucedido esa noche fue un intento de alejarla de ti, hablaste mucho esa noche. —Casi me caigo al escuchar las palabras de Bonie, papá solo me dibujó la punta del iceberg, él es experto en eso. Quiero pensar que lo hizo para no hacerme daño, pero eso de que casi mata a mi madre lo averiguaré.
—Estaba drogado y ebrio, como no iba a hablar. Además, ya la he decepcionado bastante, no quiero seguir haciéndolo. —Sé que esto es demasiado privado, pero mis ganas de saber son más grandes en este momento.
—¿Acaso nunca vamos a terminar con este tema? Brenna no sabe que estás aquí, de ser así no estarías aquí, hablando conmigo después de todos estos años —dice Helen—. Es decir, somos adultos, deberíamos dejar eso en el pasado ¿Acaso ella cree tu y yo haremos algo como aquello otra vez?
—Creo que ella siempre tendrá ese dolor en el pecho, sabe que no lo haremos, pero tiene toda esa ira guardada, no confía en ti cerca de mí, y supongo que Brooke tampoco.
«Supones bien padre pienso» pienso.
—Yo misma no confío en mi cerca de ti, me estoy conteniendo porque tienes una familia, y no quiero arruinar eso más de lo que ya lo he hecho, lo estoy superando —juro que si hace algo desataré todo el enojo que tengo en este momento y la de mi madre junta sobre ella, es obvio que entre ellos dos hay historia.
—Helen, solo quiero que cuides de Brooke mientras yo no esté cerca de ella, no sé qué haría si la pierdo, si perder a mi madre fue doloroso, no quiero ni imaginar que se sentiría perder a un hijo, ella es mi vida, mi familia lo es, y haré sea para mantenerlos a salvo, como lo he hecho en estos años. —Sonrío porque lo único que mi padre quiere es protegerme, es lo que siempre ha querido, solo me asusta que el haga cosas que no debe para mantenernos a salvo.
—No sé porque te empeñas tanto en decirme que la cuide, yo la cuido desde que llegó a esta casa, es lo único tuyo que puedo tener así de cerca —dice medio en broma, está obsesionada con mi padre, es una Samantha con Zayed, solo espero que la relación de estos últimos no sea así de complicada.
—Y así me dices que lo estas superando ¿hasta cuándo? —dice papá entre risas, ¿Cómo ellos pueden bromear de esa manera?
—Hasta que muera, no sé qué me hiciste, pero yo si te amé con cuerpo y alma, estás parado frente a mí y no te he besado o coqueteado, eso es señal de que lo estoy superando. —Santo Dios, debería irme de aquí y dejar de escuchar estas cosas, que alguien me saque de aquí y me diga que las conversaciones ajenas no se escuchan. Menos la de tu padre con quien fue su ¿amante?
—Debiste haberlo superado hace mucho, lo nuestro apenas duró unas semanas el resto fue más vaivén. Aún tienes tiempo de encontrar a alguien y superarlo por completo, no puede ser que todavía sientas lo mismo después de tanto tiempo. —Y ano están bromeando, esto es serio.
—Pues sí, siento lo mismo, solo que ahora sí acepto la realidad, tu estas casado con la mujer que amas desde hace años, tienen dos hijos hermosos, yo no puedo luchar contra eso, nunca he podido contra Brenna, ella es la mujer que pisó lava para salvarte, la que sufrió una y otra vez por estar con el hombre que ama, cómo no amarla, todos queremos ser salvados de nuestros demonios. —Me sorprende que ella realmente piense de esa manera, si mi madre escuchara lo que ella está diciendo en este instante creo que la vería con otros ojos. Yo no sé qué pensar.
—¿Sabes? Nunca estaré lo suficientemente agradecido con ella, por eso le digo a Brooke que esté segura de que Charlie sea el chico que le dará la mano en las que sea, que se asegure de que el realmente haría lo que sea por ella —dice mi padre en un susurro.
Si Charlie ha estado conmigo aun sabiendo el asunto de mi familia y de que yo estoy tomando un camino similar, él es el indicado, porque otro chico no lo hubiera soportado. Un largo silencio se hace presente y sospecho de él, me inclino un poco para ver qué hacen, lo único que veo es a mi padre con la mirada en el piso y a Helen mirándolo fijamente, esto es muy raro, la distancia entre ellos es la normal, y estoy segura que ella quiere estar más cerca, entonces papá la mira, y finalmente sucede.