Roommates

By lualvarezb

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(Continuación de "Brothers") Cassie Reed tiene el corazón roto, o parcialmente roto te diría ella. Cassandra... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo especial 1
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo especial 2

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By lualvarezb

Londres nunca se sintió más frío que en ese momento, no había bajado del avión y ya sentía que necesitaba otro abrigo. El cielo gris y restos de nieve en el suelo, un paisaje familiar, pero al mismo tiempo un paisaje nuevo, me sentía como un forastero, como un invasor de tierra de otro. No sabía cómo aquello era posible, me había criado en esa ciudad. Extraño, tal vez esa misma era la razón de mi desasosiego, me había criado en esa ciudad, pero ya no estaba quien me había criado, bueno, una parte importante del equipo que me había criado.

No había avisado a nadie de mi llegada, honestamente no quería ver a nadie, no aun, no al menos hasta que estuviera instalado y con la cabeza fría, quería estar seguro de que no iba a llorar frente a nadie. No tenía miedo de parecer vulnerable delante de la gente, solo no quería compartir esa conexión que solo se siente cuando se pierde a alguien amado, no quiero que alguien entienda mi dolor, quiero sentirlo, y solo sentirlo yo, sin nadie más.

Me sorprendió mucho ver a Ian Sullivan a tan tempranas horas de la mañana, en el aeropuerto, y sosteniendo un cartel que decía "El Luke". No pude evitar poner los ojos en blanco, él nunca dejaba de asombrarme, parecía que nunca podía estar enojado o triste, siempre feliz. Yo, por otro lado, era molesto y sacaba constantemente al mundo de sus casillas ¿o las descripciones eran al contrario?

—¿Qué haces aquí, Sullivan?— me pare en frente de Ian, quien aún sostenía el cartel mientras me miraba de arriba a abajo.

—Vine a recoger a un mar de lágrimas, quítate, lo tapas.

—Muy divertido— bufé.

Pase por su lado, me dirigí a la salida, no estaba para juegos.

—¡Jason, levántate! ¡Nos deja el mar!— fruncí el ceño, miré sobre mi hombro hacia atrás, Ian le había tirado el cartel a su amigo en la cara antes de comenzar a perseguirme.

Jason se levantó y le sacó el dedo del medio a Ian Sullivan, era justo lo que yo quería hacer, además quería estar solo ¿por qué el mundo parecía no querer hacer lo que yo deseaba? ¿Era mucho pedir ser complacido por una vez en la vida?

Bufé y seguí caminando sin esperarlos. Los individuos no tardaron mucho en alcanzarme. Deseaba tanto que se hubieran perdido o me hubieran perdido de vista a mí.

—¿Has comido?— Ian abrió su boca, quería cerrársela —Es hora de desayuno y tengo hambre, así que podríamos matar dos pájaros de un tiro.

—¿Dos?— pregunté.

—Sí, tu estómago y el mío— rodé los ojos, la comisura de mi boca se alzó un poco, era un idiota, pero sabía que tenía en mente no hacerme pensar en mi pérdida, y se lo agradecía. Él no fingía entenderme porque no lo hacía, y eso era realmente refrescante.

—Entonces serían cuatro— Jason habló, lo miré —Hola, Luke ¿Qué tan frío está Canadá?— me sonrió.

—Bastante— mis ojos regresaron al frente, seguí caminando —¿Por qué cuatro?

—Porque el tuyo, el de Ian, el mío y el de Summer.

—El burro por delante— refunfuño Ian.

—Pase usted— por el rabillo del ojo vi la reverencia que le hizo Jason, sacudí la cabeza, par de idiotas.

—¿Quien es Summer?

—La novia de Ian.

—Ella no es mi novia— hizo una pequeña pausa —Aun.

—¿Y por qué habría que alimentarla si no está aquí?— ignoré su afirmación.

—Porque en eso te equivocas— Ian palmeó mi espalda, ganándose así un levantamiento de ceja.

—¿Me equivoco?— atravesé la puerta de salida del aeropuerto.

—Sí, ella es la conductora hoy— sonrió Ian y me adelanto. Se detuvo al lado de un mini cooper rosa, abrió la puerta de atrás y señaló su interior —Su carruaje está listo, señor— agachó su cabeza un momento antes de mirarme a los ojos.

Eran increíble ver como el hermano de Sullivan estaba más loco que él ¿habría algún problema genético en la familia? ¿O solo en los hombres? ¿Habrían tomado agua contaminada de niños? Era probable, no eran completamente normales, eso estaba claro.

Puse los ojos en blanco e ingrese en el auto. Una chica de cabello rubio estaba tras el volante, se giró a observarme y me sonrió.

—Hola, soy Summer— me tendió su mano.

Acomode mi morral de viaje al lado, estire mi mano hasta atrapar la suya, la apreté brevemente y la sacudí.

—Soy Luke— aparté mi mano.

Jason tomó el asiento a mi lado, mientras Ian se sentaba al frente.

—Creo que no vamos a llevar muy bien— la chica aun me miraba.

Fruncí el ceño, no veía el por qué.

—¿Sí? ¿Por qué lo crees?— finalmente se giró, encendió el auto, me miraba por el espejo retrovisor.

—Porque siempre quise un amigo gay— la sonrisa más radiante del mundo fue transmitida por un espejo retrovisor de un mini cooper.

Ian carraspeó y Jason comenzó a reír, no entendía muy bien que estaba pasando.

—¿Qué tiene que ver eso conmigo?

—No seas tímido, Ian ya me lo dijo todo, no tienes que fingir, yo te acepto tal cual eres— otro carraspeo por el menor de los Sullivan y la risa de su amigo solo se intensificaban.

—Gracias, supongo, pero no soy gay, me temo que deberás seguir tu búsqueda— traté de no agregar un insulto al final o de no golpear al individuo en el asiento de copiloto, o el estúpido sentado a mi lado quien no dejaba de reírse.

—No es una búsqueda, bueno sí— intentó explicarse mientras se unía al resto de los autos en la autopista.

>>Un chico fue muy dulce conmigo el día de la introducción a clases y el campus y eso— en realidad no lo sabía, yo no fui —Y bueno, era gay, así que tengo esta idea loca que todos los chicos que aman otros chicos son así— pasó la lengua por sus labios, el menor de los Sullivan parecía muy interesado en esta acción.

>>Las chicas no suelen ser muy amables conmigo, ya sabes, tengo por nombre "Summer" y soy rubia, en los libros así suelen llamarse y verse las antagonistas, todas me tratan como la antagonista de sus libro y no tengo amigas mujeres— suspiró —Solo quería un amigo dulce con quien poder hablar de chicos.

—Ahí tienes a Ian— respondí en automático.

Gané una mala mirada por parte del copiloto, una risa por el pasajero a mi lado y un sonrojo por parte de la conductora.

—No puedo hablar de Ian sobre él, sería raro— abrió grande los ojos apenas se dio cuenta de lo que había dicho, se tapó la boca con una mano sin dejar de conducir con la otra. Una conductora ágil.

—¿Quieres hablar de mí con un amigo?— la cara de satisfacción estaba plasmada sobre todo su rostro.

—Yo, eh, yo, no— tragó saliva —¿A donde es que vamos?— sacudí la cabeza, no era la mejor evitando preguntas .

—Me gustaría saber la respuesta de esa pregunta— dije antes de que Ian pudiera abrir la boca e incomodar más a la chica.

—Al apartamento de Harry— Jason respondió mientras colocaba una mano en su abdomen y comenzaba a acariciarlo —Louis no está, anda recuperando el tiempo perdido con su novia— él e Ian se rieron, como si tuvieran un chiste interno.

Miré por la ventana, no quería ponerles atención, así que no lo hice, no quería preguntarles a qué se referían o por que se reían, así que no lo hice.

Sentía mi cuerpo pesado, solo quería recostarme en una cama, cerrar los ojos y tratar de no sentir nada, no quería pensar, porque ello solo me llevaría a recordar y recordar me llevaría al dolor. No quería que doliera, no quería sentirlo real, quería por un instante vivir en la ignorancia y creer que mi mundo era perfecto y no se había fragmentado. Quería ser yo, el yo que se cree cupido y trata de unir a dos de sus amigos, el yo que no piensa mucho en el hecho de que su madre biológica renunció a él por unos cuantos pesos, el yo que casi podía asegurar ser el ser más feliz del mundo, aunque no lo fuera completamente, pero al menos tenía cierto grado de paz interior otorgado por una mujer que no se cansó de abrazarlo o de cuidarlo cuando estaba enfermo. Solo quería sentir la paz que me transmitía mi mamá.

Llegamos al apartamento, el portero nos dejó pasar sin problemas, seguro estaba acostumbrado al inconfundible auto rosa en el cual nos encontrábamos, no es como si el color abundara en los diferentes vehículos de la ciudad.

Los seguí en automático, con mi bolso abrazado como si mi vida dependiera de ello. Y tal vez lo hacía, era lo único que me sostenía en pie.

Fui guiado hasta el cuarto que solía ser de Harry, o eso es lo que dijo el hermano menor de Sullivan. Recuerdo asentir, y no decir nada más mientras él cerraba la puerta tras de sí. Guarde el bolso en el armario y me senté a la orilla de la cama.

Miré mis manos, no muy seguro de cuál era el siguiente paso o si había alguno en absoluto, no estaba seguro de nada.

Tres golpes en la puerta me regresaron a la realidad. Escuché un "pase" salir de mi boca, pero no estaba seguro de haberlo vocalizado conscientemente.

La chica Summer estaba parada en la puerta, sosteniendo un plato en una mano y un vaso en la otra, no estaba muy seguro de cómo consiguió tocar la puerta. También llevaba un suéter rosado como su auto, le daba cierto aire de dulzura e inocencia.

—Come esto, el vacío en el estómago será menos profundo— dejó las cosas sobre la mesa de noche a mi lado y salió de la habitación, cerró tras de ella.

No era de muchas palabras, al menos no intentaba forzar las conversaciones cuando la otra parte no estaba cómoda, eso era bueno, a veces el silencio es mejor.

No pude evitar el alzamiento de una de las comisuras de mis labios al ver las galletas de chispas de chocolate en forma de corazón y el vaso de leche. Summer no lo sabía, pero había dado justo en el clavo, en uno de los recuerdos de mi infancia.

—¿No te gustaron?— Summer estaba parada en la puerta, llevaba un plato con más galletas, ni siquiera escuché cuando se abrió.

—No es eso— tomé una y la lleve a mi boca, di un pequeño mordisco, estaba deliciosa, con el chocolate siendo lo único dulce para no hacerla hostigante, además de lo crocante que podía ser, derritiéndose en tu lengua, dejándote con ganas de más —Están perfectas, solo me trajeron recuerdos, eso es todo— sacudí la cabeza, no podía comenzar a llorar frente a alguien quien apenas conocía.

—Está bien llorar ¿sabes? no te hace débil— aún seguía de pie en la puerta.

—Lo sé, solo no quiero compartir el dolor con nadie— di otro mordisco.

—Culpa— alcé la cabeza y la miré a la cara, ella dio un paso más dentro del cuarto y cerró la puerta tras de ella —Es lo que sientes— dos pasos más y se sentó en la cama, no espero a que yo la invitara a hacerlo, lo hizo por sí sola y como si estuviera en confianza. Puso el plato sobre su regazo antes de tomar una de mis manos entre las suyas.

—¿Qué haces?— intenté alejar mi mano de las suyas, pero no lo permitió, tenía fuerza para ser una "niña", no debía subestimarlas.

—Demostrarte que no es el fin del mundo.

—Sé que no lo es— hale de nuevo mi mano, pero ella no cedía —Devuélveme mi mano.

—No— cerré los ojos, tomé aire, no debía reaccionar mal, ella solo intentaba ayudar, sí, eso hacía, solté el aire, abrí los ojos.

—Solo estoy verdaderamente incómodo en este momento.

—Lo sé, apenas nos conocemos y me estoy tomando libertades como agarrarte la mano e incordiarte— su agarre se relajó, pero no me dejo ir —He pasado por lo mismo— abrí la boca para objetar, pero ella no me lo permitió —No hablo de la muerte de alguien, habló de la culpa que sientes por algo que le dijiste mientras estaba viva— abrí la boca para interrumpirla, pero una vez más me venció en ello —Reconozco las señales, las expresiones, cerrarse al mundo, yo lo viví cuando mi padre murió— la comisura de su labio se alzó un poco y sus labios se fruncieron —Le dije que lo odiaba solo horas antes de que tuviera un accidente y muriera— inhaló profundo —No se hace fácil, y más cuando piensas que no podrás decirle que en verdad lo amabas, o que solo lo dijiste en un momento de rabia, o que el odio fue momentáneo pero no significa nada en comparación a todo el tiempo que llevas amándolo en la vida— hizo una pausa y tomó aire.

>>No hay forma de estar seguro que escucharon, pero hay una forma de hacerte escuchar— apretó mis manos haciendo que mirara brevemente esa unión, regrese mi vista a su cara —Cuando mi papá murió y entendí que no lo volvería a ver y que no podría decirle todo, tuve este tiempo de autocompasión donde no quería que nadie sintiera lo que yo sentía. Obviamente esa no era la solución y tuve que ver a un psicólogo que no me sirvió para nada.

>>Leí en algún lado que las fotos conservan un pedazo del alma de la persona, así que pensé que tal vez en las fotos de mi padre estaba parte de su espíritu, así que le hable a su alma desde lo más profundo de la mía y le dije todo lo que no había podido decir— se encogió de hombros —La sensación de alivio que tuve en mi pecho fue lo único que me dijo que él me escuchó— no dijo nada más al respecto, apretó mis manos fuerte, me soltó y se levantó de la cama.

>>Come más galletas, las hizo Ian, son realmente deliciosas— sonrió y salió de la habitación.

Miré mis manos, las volví en puños y las apreté fuerte, no sabía que iba a hacer.

.

—¿Quieres hablar?— niego con la cabeza y regreso mi vista a la ventana del auto —Has estado muy callado, Luke, me preocupa.

—Aun estoy procesando todo, es solo eso— sigo con la vista en el exterior.

—Yo también voy a extrañar a tu mamá.

—Lo sé, papá— cerré los ojos —¿Puedes conservar el silencio como cuando era niño y tú leías el periódico y yo armaba rompecabezas mientras mamá horneaba algo?— suspiró y giró mi cabeza en su dirección antes de abrir los ojos —Es de mis memorias favoritas— intentó sonreír, pero sé que fallo.

—También de las mías— aprieta mi hombro antes de pasar un mano por su pelo y luego acomodarla en su regazo.

Miré al frente, solo para ver la carroza fúnebre girar a la izquierda e internarse en el cementerio. Tome aire, aunque pasó con dificultad por mi garganta, mi pecho dolía y mis manos estaban siendo apretadas con tanta fuerza que las sentía entumirse.

Cerré los ojos una vez más y deje todo el oxígeno abandonar mi cuerpo, yo podía hacer esto, yo podía decir adiós, podía hacerlo, era Luke Hilton, tenía que poder.

El auto se detuvo, y todos los ocupantes del vehículo se quedaron quietos, nadie quería ser el primero en dar un paso y hacerlo todo más real de lo que era.

—No quiero hacerlo— miré a mi lado, mi padre tenía los ojos abiertos y miraba al frente, las lágrimas caían lentamente por sus mejillas, casi como si no se diera cuenta de que ello estaba pasando —Ella prometió dejarme ir primero, no es justo, lo prometió— con una mano cubrió su rostro y dejó que las lágrimas fluyeran con libertad.

Apreté la mano libre de mi padre, esa que aún estaba en su regazo. De repente sentí un cuerpo colisionar con el mío y el peso de una cabeza en mi pecho. Estaba algo sorprendido, mi papá estaba llorando en mi hombro, lo estaba viendo derrumbarse y no sabía como detener su caída.

Rodeé con un brazo sus hombros y lo dejé desahogarse, él había perdido el amor y la compañera de su vida, todos habíamos perdido algo y no sabíamos cómo exactamente seguir sin ella, al menos no en ese momento.

—Lo siento, hijo, sé que debería ser yo quien te asegurará que todo va a estar bien, pero tu madre era mejor para esto que yo— dijo luego de separarse de mí y limpiar sus lágrimas con un pañuelo que llevaba en su bolsillo.

—Está bien, incluso ella tendría problemas en una situación como esta.

—Pero no tantos como yo, ella tenía el don de resolverlo todo y hacerlo perfecto— guardó el pañuelo en el bolsillo, ya no habían lágrimas en su rostro, pero sí el color rojo como secuela de que algo sucedió allí —Lo hizo con nuestros tres hijos, los hizo hombres maravillosos— apretó de nuevo mi hombro —Estoy orgulloso de ti— asintió y finalmente salió del auto.

Miré mis manos, ojala yo pudiera decir que estaba orgulloso de mí.

.

—¿Y esa cara?

—No me da el ejercicio de matematicas.

—Es una ecuación, es simple, solo debes despejar la x.

—Sigue sin darme el resultado, definitivamente lo mío no son los números, mamá— bufé, no me gustaba leer y no era bueno con los números ¿Qué iba a hacer con mi vida?

—Lo tuyo es todo aquello que desees conquistar, porque no importa cuanto tardes en cruzar la montaña, lo importante es lo que está al otro lado— mamá pasó su mano rápidamente por mi pelo, seguramente despeinándolo. Hago un sonido de queja antes de agachar mi cabeza para alejar mi pelo de su mano.

—¿Y si no soy lo que esperas que sea?

—Seguirás siendo mi hijo, Luke, no importa lo que yo espere que seas, sino lo que quieras ser— besó mi cabeza, alborotó un poco más mi pelo y camino hacia la puerta, se detuvo allí y me miró —Eso sí, no seas un criminal, yo seré la primera en llevarte a la policía— me guiño un ojo y salió por completo de mi cuarto.

Sacudí la cabeza, era mejor que encontrara esa x rápido.

.

Su cuerpo descendió hasta desaparecer de tierra firme. Era un cuerpo sin alma, era solo la imagen de mi mamá, pero no su esencia. Era extraño como mi mamá era y no era el cuerpo que yacía dentro de un cajón de madera.

Me quedé allí parado hasta que terminaron de cubrirla con tierra. Hasta que por fin se hacía real mi miedo de no volverla a ver.

—¿Vamos a casa?— la mano de mi padre estaba en mi espalda, trayéndome de vuelta a la realidad.

Lo miré, pero no podía enfocarlo bien, estaba empañada su imagen, y mis labios apretados, además que sentía la inclinación de mis cejas y la arruga en mi frente.

—Solo unos minutos más— mi voz estaba más gruesa de lo normal y mi garganta se sentía rasposa.

—Está bien, no tardes.

Asentí. Vi a mi padre desaparecer con mis dos hermanos, rodeando sus hombros y tratando de mostrar su apoyo, tratando de ser el apoyo de todos cuando en el auto demostró que él era de los que más necesitaba apoyo.

Miré la tumba una vez más, la tierra era completamente visible en medio del paisaje blanco, pero en un par de meses con la llegada de la primavera habría pasto creciendo.

Apreté las solapas de mi abrigo negro, cerré los ojos y tomé aire antes de meter la mano en el bolsillo interno de la prenda. Tomé el papel entre mis dedos e hice una pausa antes de sacarlo.

—Esto es tonto— murmuré.

Sacudí la cabeza y finalmente saqué la fotografía de mi mamá.

—No sé por qué le hago caso a alguien que acabo de conocer— sacudí la cabeza y apreté el papel tratando de no arrugarlo.

>>Es extraño que siendo un abogado en este momento no tenga buenos argumentos para mi defensa y como sin importar que serás una juez implacable que solo me sentenciara a una porción más pequeña de pastel para el postre— pasó una mano por mi pelo —No sé cómo hacerlo, mamá, te faltó enseñarme cómo rebobinar el tiempo para no decir esas palabras que nunca debieron salir de mi boca, esas que te hirieron aunque fingías que no, cuando dije que no eras mi mamá cuando has sido la única que merece ese título en mi vida— cerré los ojos tratando de no recordar el dolor en sus ojos aquel día —Esas palabras no eran para ti, sino para esa mujer que había ido a la salida del colegio a buscarme y contarme la historia de cómo llegué al mundo, de esa mujer que nunca te hable por miedo a que sus palabras te hirieran más a ti que a mí, por miedo a dejar de ser lo que era para ti, entonces te herí y termine haciendo lo último que quería, pero todo lo que esa señora quería.

>>Descubrí que fue su vientre el que me albergo por nueve meses, pero no por eso la considero mi mamá, tal vez un tipo de incubadora humana— veo una gota caer e impactar el papel entre mis dedos y sé que no es una gota de lluvia —Perdón, nunca te lo dije porque quería olvidar que ese día había pasado, pero me arrepiento tanto de no habértelo pedido entonces y dejarte en claro que sí eres mi mamá, eres la única mamá que he conocido y lo siento si alguna vez te hice pensar que no lo eras— apreté mis labios —Te amo, mamá, siempre lo hice y siempre lo haré.

Una gota más sobre el papel, luego un copo de nieve justo a su lado. No creo que mis lágrimas se disimulen con la nieve cayendo.

.

—Dile gracias a Summer— le digo a Ian mientras ajusto el bolso en mi hombro.

—¿A mi Summer?— Ian parece casi ultrajado por la sugerencia de yo teniendo algo que ver con "su" Summer.

—Sí, a ella.

—¿Por qué?— ladeo la cabeza. Jason pone los ojos en blanco.

—Ella sabe, no seas metiche.

—Se te ves mucho mejor, no me agrada, vete— me empuja.

Sonrió, este par de idiotas son los únicos que no me han tratado como un muñeco de porcelana roto, tal vez solo por ello no los golpee.

—Cuídala, es linda y no la mereces, pero sé que sabrás cuidarla, o eso espero— alborote su pelo causando que empujara mi mano y la comisura de mi boca se alzara.

—Obvio que la merezco, soy sexy.

—Y tonto, aun no la invita a salir— Jason bufó.

—Tranquilo, Jason, hay otros que no serán tan tontos— di unas palmadas en su hombro y lo apreté —Nos veremos en vacaciones.

—A la próxima trae regalos, gracias— Ian y sus comentarios.

—Veremos— me encogí de hombros —Adiós, tarados.

Doy media vuelta y me alejo de ellos, palmee el bolsillo del abrigo cerciorándome de tener la fotografía conmigo, tal vez necesite hablarle de nuevo a mi mamá, pero esta vez desde mi casa.


Otro lunes, otro capítulo especial... más en camino

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