Aléjate de mí

By cmr18_

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La vida de Elizabeth Coleman da un giro cuando todos los que la rodean creen en algo que es totalmente un mal... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Nota
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92

Capítulo 67

69 37 17
By cmr18_

–Vale, ahora no te asustes al entrar –dice avisándome –. He ordenado un poco el piso, pero mis compañeros son unos desordenados así que... No sé con que te puedes encontrar.

–¿Cadáveres en el salón?

–No creo, aunque no me sorprendería encontrarlos –dice abriendo la puerta y entro detrás suya.

Al entrar me encuentro con el salón, los sofás son marrones y la pared es blanca. Todo está ordenado y muy tranquilo.

–Vaya, parece que hoy no será el día de encontrar cadáveres –me mira y yo hago un puchero.

–Jo, era lo que yo quería...

La cocina está unida al salón y tiene una barra americana. La encimera es blanca y los taburetes son de los que giran. He de decir que me encantan, siempre doy vueltas hasta que acabo mareada y bueno, luego me arrepiento de haberlo hecho.

En el lado izquierdo hay un pasillo, que supongo que llevará a las habitaciones. Sale un chico alto y de pelo castaño con una camiseta negra y unos pantalones de chándal.

–¿Acabas de volver? –dice el chico mirando a mi hermano con cara de confusión.

–Sí, ¿por?

–Porque no sabía ni que te habías ido, la verdad –mi hermano pone los ojos en blanco.

–Liz, este es mi amigo Mark –dice señalándolo –. Mark, esta es mi hermana.

–Ey Liz, bienvenida a nuestra humilde morada –me sonríe.

–Hola –le devuelvo la sonrisa –. ¿Solo vivís vosotros dos?

–No, también vive otro chaval. Lo que pasa es que estará hibernando.

–Vaya Liz, ¡como tú! –dice mi hermano en tono burlón y le doy un manotazo en el hombro.

–¿Hibernando? Pero si son casi las cuatro de la tarde.

–Sí, el día de la resaca se lo pasa durmiendo.

–Ya decía yo... –hago una mueca.

–Por cierto, ¿tienes hambre, sed? ¿quieres algo? –me pregunta mi hermano mientras abre la nevera.

–Liz, estos cereales están de puta madre –dice Mark sacando la caja del armario.

–Adoro esos cereales –digo mirando la caja –, pero solo quiero agua –mi hermano me pasa una botella de agua y luego me siento en el sofá.

–Y bien, ¿qué te parece mi casa? –suspira y se desploma conmigo en el sofá.

–Es bastante guay.

–¿Lo dices en serio? –dice el tal Mark y se sienta con nosotros en el sofá.

–Sí, al menos vivís solos. Yo por independizarme me iría hasta a una habitación de dos m² –Mark y mi hermano se ríen.

–Ya te tocará a ti también vivir sola, tranqui. ¿Cuántos años tienes?

–Diecisiete.

–Eh, eh, para tío –dice mi hermano mirando a Mark –. Deja de intentar ligar con mi hermana –lo mira enarcando la ceja.

–No estoy ligando con ella.

–Sí, ya... será lo mejor. Escúchame Liz, este tío –dice señalando a su amigo –no es buena influencia. Es de lo peor. Tú aspiras a algo mejor.

–Eh –dice él y le tira un cojín.

–Gracias por el consejo.

–A ver, lo que te iba a decir es que vas a dormir en mi habitación –se levanta y me da un papel –y aquí tienes la contraseña del WiFi. Envíale un mensaje a tu madre ya o te va a matar.

–Oh, gracias –digo apuntando la contraseña –. ¿Y tú donde vas a dormir?

–En el sofá, es un sofá cama –dice lo último restándole importancia y niego con la cabeza.

–Eh, no. En todo caso yo me voy al sofá –digo haciendo énfasis en ese "yo".

–En mi cama hay un hueco libre... –dice Mark en tono burlón.

–Creo que los cereales desean ese hueco más que yo –le respondo y mi hermano me interrumpe.

–Eres la invitada, no vas a dormir en el sofá –coge mi maleta y la lleva a la habitación. Yo le sigo con mi mochila en la mano y la dejo en la cama.

Su habitación es pequeña, pero mola. Las paredes están pintadas de azul y la cama tiene una colcha negra a juego con el estampado de las cortinas. Hay varios pósteres de grupos de música y una pequeña cómoda. También tiene algunas fotos por la pared y un marco en la mesita de noche, al lado de la lámpara.

–Todo tuyo –dice mi hermano y después de dejar la maleta sale –y aquí tienes el baño –dice señalando la puerta de en frente.

–Vale, pero yo me quedo en el sofá.

–Liz, no vas dormir en el sofá.

–Tú si que no vas a dormir en el sofá –digo yendo al sofá y me tumbo en el.

–Pf... –resopla. «Parece que no sabe lo cabezona que soy».

–¿Sabes qué? Puedes dormir en la cama conmigo, es de matrimonio.

–Liz, te dije que somos hermanos. ¡No podemos salir juntos! ¡Es incesto! –dice con su habitual tono burlón y me hace reír.

–Idiota –digo todavía riéndome por los gestos alarmantes que hace –. Tú decides, duermes conmigo o me voy al sofá.

–Está bien, dormiremos juntitos y te contaré el cuento de caperucita roja.

–Uy no, el cuento no hace falta. Mejor cuéntaselo a Mark, tiene pinta de que le va a gustar.

–A mi me gustaría que me lo contases Ian... –dice mirándole de forma tímida y mi hermano se acerca a él.

–Tranquilo, te lo contaré esta noche –dice guiñándole el ojo y ambos se ríen.

Lo cierto es que me gusta su amistad con Mark, parecen de esos mejores amigos que están bromeando todo el día. Me hace extrañar a Wendy. Aprovecho y le respondo a los mensajes.

–Pero bueno Pato –dice Mark en tono burlón cuando sale el otro chaval del pasillo –has decido salir de la habitación.

–Seguro que tiene hambre -dice no hermano.

–Pf... –dice el chaval que sale en calzoncillos y camiseta de manga corta –. Tengo hambre y necesito aspirinas –entra en la cocina y empieza a rebuscar por los cajones.

–¿Ves? –le dice mi hermano a Mark y este le da cinco dólares –. Gracias.

–Uy, hola –dice el chico saludándome con la mano cuando se percata de mi existencia.

–Hola, soy Liz.

–Encantado Liz, yo soy Pato –dice sonriendo.

–¿Pato? –le miro confusa y desvío la mirada hacia mi hermano y Mark.

–Sí, me llamo Donald... –empieza a hablar pero Mark le interrumpe.

–Pero nosotros le llamábamos Pato de broma, hasta que se le quedó el nombre así.

–Decidme que no le llamáis Pato por el pato Donald –digo mirándoles con una ceja enarcada y ellos asienten –. En fin... –suspiro haciendo un paréntesis y termino de contestarle a Wen.

–¿Planes para esta noche? –pregunta Mark.

–Pues no sé...

–Hoy es miércoles, noche de cervezas en el bar Jupiter.

–Hoy no voy a ir –le dice mi hermano y me mira.

–¿Por qué? –le pregunto con curiosidad y bloqueo mi móvil.

–Porque estás aquí, prefiero hacer algo contigo. Podemos dar una vuelta por la ciudad.

–Estoy aquí hasta el domingo, si quieres que vayamos podemos ir. De verdad que no me importa.

–Esa es la actitud –dice Mark señalándome.

–Espera Ian, ¿ésta es tu hermana? –pregunta Pato desde la cocina.

–Sí, ¿por qué?

–Porque creía que era un ligue de Mark –dice riéndose –. ¿No venía el miércoles?

–Patito hoy es miércoles –digo mirándole y Mark e Ian se ríen.

–Joder, pues sí que estoy perdido... –se rasca la cabeza avergonzado y se va a su habitación.

–En fin, haced lo que queráis que yo me apunto.

–¿Pero te gusta la cerveza?

–No, sabe asquerosa.

–¿Entonces...?

–Pero –digo interrumpiéndole –habrá más cosas para beber allí, digo yo...

–Sí, eso es verdad –dice Mark y le suplica a Ian con la mirada para que diga que sí –. Venga, solo serán dos cervezas.

–Mentira, luego son tres.

–Pues solo serán tres –dice cogiendo el mando de la tele y baja el volumen.

–Mira, hoy vamos allí y os tomáis algunas cervezas –digo antes de que mi hermano vuelva a poner una queja –. No estaremos allí hasta muy tarde y eso va por ti Mark –digo señalándole y él me mira con expresión de "¿por mi? pero si yo no soy" –. Y mañana por la mañana me llevarás por ahí, ver la ciudad y etc, etc. ¿Te parece bien?

–Me parece bien –asiente con la cabeza.

–¿En serio? –le pregunta Mark con la ceja enarcada y cierto entusiasmo en su voz.

–Totalmente en serio.

–¡Bien hecho Liz! –yo sonrío de forma petulante –. Choca esos cinco pequeña -levanta la mano y le choco los cinco.

–Pero de pequeña nada –le digo con una ceja enarcada.

–¿De qué hablais tíos? –dice Pato viniendo del pasillo y se sienta en el sofá. A diferencia de antes, ya está vestido e incluso se ha peinado. Antes tenía el pelo como Edward Cullen.

–Nos vamos a tomar unas birras en Jupiter, ¿te apuntas? –dice Mark y yo aprovecho para quitarle los cereales.

–Claro que sí, voy a por mi chaqueta –Pato se levanta y me entra la risa.

–No, ahora no, decíamos luego –dice mi hermano riéndose.

–Ah, en ese caso vuelvo a sentarme.

–¿No tenías resaca? –le pregunto mirándole atentamente y me muerdo el labio para no seguir riéndome. «Este tío es un caso aparte».

–Liz, si vas a pasar la semana aquí debes saber que la resaca no es un problema para mi –dice en tono burlón y chasquea la lengua. «Menuda semana me espera aquí entonces... ».


¡Hola a tod@s! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado mucho😊

Gracias por leer y no olvidéis dejar vuestros comentarios por ahí, me encanta leerlos todos😋

¡Nos vemos el miércoles con un nuevo capítulo!🙌

Que tengáis un feliz domingo y un beso enorme😚❤😍

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