Capítulo 45

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Abro los ojos de repente y escucho el canto de los pájaros. Miro a mi lado y me encuentro a mi novio durmiendo como un angelito.

Es tan guapo que no puedo evitar quedarme mirando como duerme. Me encanta cuando su pelo castaño está despeinado. Lo miro embobada no sé cuanto tiempo hasta que se despierta.

–Buenos días –le sonrió cuando abre los ojos y le doy un beso en el hombro.

–Esto sí que son buenos días –me sonríe y me da un beso en los labios. Vuelve a tumbarse y me mira.

Me siento encima suya y entrelazo mis dedos con los suyos.

–¿Tienes hambre? –pregunta mirándome todavía.

–Bueno, lo normal...

–¿Cómo que te has despertado antes que yo? –me pregunta confuso.

–Ni idea, creo que he tenido una pesadilla.

–¿Y qué pasaba?

–Alguien me perseguía, pero no me acuerdo de mucho más...

–Tranquila, solo era un sueño –me acaricia la mejilla.

–Lo sé, no tengo miedo.

Mi móvil vibra y decido mirar quién es. Puede que sea Wendy, Ashton me lo pasa y es mi padre. Él no suele llamarme tanto como mi madre. Tal vez debería cogerlo...

–No sé si debería cogerlo...

–¿Quién es?

–Mi padre –digo mirando su nombre en la pantalla.

–Cógelo si lo sientes.

–No sé...

Me quedo mirando la pantalla y decido cogerlo antes de que cuelgue.

¿Sí?

Liz, al fin me coges el teléfono –dice mi padre alegre.

–¿Qué quieres?le digo de forma antipática.

–¿Cómo estás?

–Mal, sigo enfadada. Muy enfadada. No os pienso perdonar así como así.

–Lo sé... ¿Dónde estás?

–En casa de Ashton.

–¿Has dormido esta noche con él?

–Sí, he dormido con él.

Liz, sé que estás enfadada y lo entiendo, pero algún día tendrás que volver. Quería contártelo, en serio, pero tu madre no me dejaba.

–Ahora entiendo por qué te portabas tan bien conmigo y como era tan fácil que la convencieras.

–No, sabes que siempre he sido así contigo. No intentaba ayudarte para que ahora no te enfades conmigo.

–Sí, ya... En fin – me aclaro la garganta –, ¿quieres decirme algo más antes de que cuelgue?

–Sí, este fin de semana tu madre y yo nos vamos de viaje por negocios. Nuestro avión sale el viernes a las siete de la mañana y regresamos a las doce del lunes.

–Ah, vale. Gracias por decírmelo.

–¿Quieres venirte con nosotros? Vamos a...

–No –le interrumpo –. Me da igual a donde vayáis. No pienso ir papá, ¿estás loco o qué? ¡Estoy enfadada con vosotros!

Aléjate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora