Aléjate de mí

Capítulo 92

–Mmm –me quejo cuando suena la alarma indicándome que son las siete. La apago y vuelvo a cerrar los ojos.

–Elizabeth, despierta –dice mi madre a los pocos minutos pegando en la puerta –o vas a llegar tarde.

–No es nada nuevo eso de que llegue tarde –digo con los ojos cerrados en tono burlón.

Abro mis ojos y Ethan ya no está aquí. ¿A dónde diablos ha ido? Recuerdo haberme despertado en mitad de la noche y ver que aún seguía ahí. Cojo mi móvil de la mesita de noche y al ver la hora creo que es mejor que me levante ya antes de que se me haga más tarde.

Al dejarlo de nuevo en la mesita me doy cuenta de que hay un pequeño papel y escrito a mano con una letra, que más que letra parece un garabato, dice: "Te espero abajo".

Vaya, cuanta simpatía desde tan temprano, ¿no? En fin, solo espero que si ha salido por la puerta de mi casa que no le hayan visto mis padres. Preferiría ahorrarme un par de detalles como el hecho de que se coló por la ventana y también el de que ha estado en mi cama...

Miro la ventana y está abierta. Recuerdo que la dejé cerrada así que seguro que ha salido por ahí. Una sensación de alivio me invade al no tener que explicar nada ni responder a las numerosas preguntitas de mi querida madre.

Me visto rápido y meto los libros que necesito en la mochila. Voy al baño y me cepillo los dientes después de hacerme una trenza. Sé que dentro de unos minutos se me van a salir todos los pelos y que parecerá que no me he peinado, pero hoy me apetece ir al instituto así.

Cojo la mochila y mi móvil y bajo rápidamente las escaleras. Faltan quince minutos para que sean las ocho, más vale que corra si no quiero llegar tarde. Le doy un beso a mi padre, que todavía no se ha ido al trabajo, y salgo pitando de mi casa.

Me meto el móvil en el bolsillo y empiezo a caminar hasta que escucho un pito, no le presto atención y sigo caminando. Los tíos siempre pitan y hacen tonterías cuando ven una chica, si miro será peor.

Vuelvo a escuchar el pito y me giro dispuesta a decirle algo al idiota que no para de molestarme.

–¿Piensas hacerme caso o quieres que te siga con la moto hasta el instituto? –dice Ethan mirándome.

–Solo te voy a decir que te pongas el casco a menos que quieras morir.

–Hola Eli, buenos días. No, no llevo mucho tiempo esperando aquí. Gracias por preguntar –dice con su tono burlón de siempre y sonríe de forma irónica.

–Eres muy idiota –pongo los ojos en blanco.

–¿Te llevo o qué? –dice volviendo a su tono borde habitual.

–¿Tienes que hablarme así?

–¿Así cómo?

–Con ese tono.

–Venga, ¿subes o no subes?

–Pf, Ethan...

–¿Se puede saber qué mierda te pasa hoy?

–Eso quiero saber yo, ¿qué te pasa?

–¿A mí? Dirás qué te pasa a ti, yo estoy perfectamente.

–¿Y entonces por qué te has ido esta mañana así? –no me gusta que se haya ido como si nada.

–¿Cómo me he ido?

–Paso Ethan, ¿sabes qué? Llego tarde. Será mejor que me vaya ya o me llevarán al despacho del director de nuevo–y sin dejar que diga ni una palabra vuelvo a caminar.