Capítulo 62

90 35 5
                                    

El bar ha ido llenándose poco a poco y la música suena más fuerte. Han abierto como una especie de pista de baile. Es como una discoteca, pero más tranquila y me gusta.

Hemos bailado después de varios chupitos y una tercera ronda de cerveza y los pies me están matando.

–¡Vamos a bailar Liz! –viene Juliana y tira de mi brazo.

–No, no quiero bailar más. Los pies me están matando.

–El de la barra es mi amigo. Ven, le diré que te guarde los zapatos.

Está muy borracha y no sé como puede andar. Yo solo me he tomado una cerveza y media y un chupito. He dicho que no quería pasarme y he cumplido. Estoy contenta y a diferencia de Juliana veo y camino perfectamente.

–Guárdale los tacones a mi amiga –le dice al chico de la barra –y traenos dos chupitos.

–Juliana, no. Si sigues bebiendo acabarás vomitando.

–Cállate aguafiestas –dice enfadada y miro a su amigo de la barra.

–No hagas caso a lo que diga, está muy pedo –le digo al camarero.

–Pues ya que no me dais mis chupitos, me voy a bailar, señora aburrida –y sin dejar que diga nada se va.

–Esto no va a acabar bien –digo mirando como se va.

–¿Un chupito? –me dice el camarero con una preciosa sonrisa –. Vamos, invita la casa –me guiña el ojo.

–No, no. Yo estoy demasiado bien, no quiero acabar como ella –me río.

–Venga, que no será muy fuerte –insiste y me pasa el vaso.

Con unos preciosos ojazos grises, me mira esperando a que me lo tome. Al final asiento y me lo bebo. Total, por un chupito no pasa nada...

–Me llamo Jared –dice el camarero.

–Yo soy Liz.

–¿Liz?

–Sí, es de Elizabeth –le sonrío.

–Bonito nombre.

–Gracias –digo y se va a atender a unas personas.

Me quedo sentada tal y como estoy observando al querido hombre que tengo en frente. Los músculos se le notan por la camiseta apretada que lleva y esos pantalones le hacen un buen culo.

Sus músculos se contraen al agarrar la botella y se me pone la piel de gallina.

No tengo ni idea de cuántos años tendrá éste chaval, pero no me importaría averiguarlos... «Liz, para».

–Y bueno señorita –se acerca otra vez a mí –¿qué le trae por este bar?

–Estoy con unas amigas.

–Nunca te he visto por aquí, ¿estás de viaje?

–No, vivo aquí pero salgo por otros lugares.

–Pues he de decirte que de todos los bares de la zona éste es el mejor.

–¿Lo dices por el camarero? –digo en tono burlón.

–Podría ser una de las causas –se ríe y siento que me derrito.

–Lo tendré en cuenta para la próxima vez –digo mirándole –. Por cierto, ¿me puedes decir qué hora es?

–Claro, pero con una condición.

–Espero que no sea ser cómplice en un asesinato...

–No, no –se ríe –. Solo quiero tu número de teléfono.

Aléjate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora