Capítulo 87

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–¿Sí...? –digo al abrir la puerta, pero cuando veo a Ethan mi sonrisa desaparece –. ¿Qué haces aquí? –frunzo el ceño.

Supuestamente no iba a venir más, que poco le ha durado.

–Tenemos que hablar.

–Oh, no. El único que tiene que hablar eres tú –me apoyo en el marco de la puerta y me cruzo de brazos.

–Ven, te llevaré a un sitio –intenta agarrarme de la mano, pero me echo hacia atrás antes de que me agarre.

–No quiero ir a ningún sitio, habla. Ya –digo más enfadada.

–Eli, no voy a contarte eso en mitad de la calle.

–Lo único que quiero saber es por qué no viniste el lunes. ¿Tan difícil es? –le miro con una ceja enarcada.

–Sí, por eso quiero contártelo en otro lugar.

–Pues no pienso moverme de aquí.

–Vamos, no seas cabezota.

–He dicho que no –me cruzo de brazos –. Eh –digo cuando tira de mi mano y me saca de casa –. Suéltame, puedo andar sola.

–Vale, pero sube al coche.

–No.

–¿Te puedes callar de una vez y meterte en el coche? –dice señalando su coche con la cabeza.

–No quiero meterme en tu coche –vuelvo a cruzarme de brazos.

–Joder Eli –resopla –. ¿Quieres saber la historia?

–Sí –asiento.

–Entonces sube al maldito coche –dice enfadado y ahora no entiendo por qué se pone así. Yo soy la que debería estar enfadada, no él.

–De acuerdo –acepto y pongo los ojos en blanco. Mi curiosidad es la que está hablando, yo no...

–Gracias –dice de forma irónica y da la vuelta para subirse él también.

–Pero –digo antes de subir y pone los ojos en blanco –como sea alguno de tus juegos y no me cuentes nada te enteras –aclaro –. No pienso dejar que me tomes el pelo otra vez.

Me subo al coche de Ethan y me abrocho el cinturón. No me gustaría morir en un accidente, soy demasiado joven, y tampoco me fío mucho de Ethan, no os voy a mentir.

–¿A dónde vamos? –pregunto después de unos minutos.

–A mi casa.

–¿De verdad? –pregunto confusa.

–Sí.

Me parece muy raro que me lleve a su casa. No me lo esperaba. ¿No quiere contarme nada de él y de repente me lleva a su casa? Espero que no planee matarme.

–¿Vas... a matarme? –pregunto y le miro haciendo una mueca.

–¿Tú estás mal de la cabeza? –dice desviando la mirada de la carretera.

–No...

–Pues cualquiera lo diría, ¿por qué iba yo a matarte?

–Mira a la carretera –le digo señalándola con la cabeza.

–Vale, pero responde –dice agarrando el volante con fuerza y al fin pone toda su atención en la carretera.

–No sé, a veces haces cosas que no entiendo... –me encojo de hombros.

–Tampoco hace falta que las entiendas –dice de forma antipática.

–¿Perdona? –digo enfadada al escuchar su respuesta.

Aléjate de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora