-Liz, tenemos que hablar -dice mi madre entrando en mi habitación sin ni siquiera llamar a la puerta.
-¿Qué quieres? -pregunto sin levantarme de la cama.
Es de noche y estoy haciendo unos deberes que tenía pendiente. Sin querer me he quedado dormida después de comer, y me he levantado hace poco.
-En primer lugar no me hables así, y en segundo lugar ¿cuántas veces tengo que decirte que el escritorio es para hacer los deberes? Es malo para tu espalda y...
-Vale, vale -la interrumpo y me siento en la cama -. ¿Eso era lo que venías a decirme?
-En absoluto -coge la silla de mi escritorio para sentarse junto a mí -. Papá y yo hemos estado hablando y me ha contado lo que ocurrió el viernes. No fue tu culpa.
-Disculpas aceptadas -digo haciendo una mueca.
-No te he pedido disculpas -pone los ojos en blanco -y cambio el castigo -yo sonrío de oreja a oreja -. Estás castigada un mes sin salir.
-¿Qué? -digo al escuchar su nuevo castigo -. ¿Un mes? ¡Eso es mucho mamá!
-Sí, un mes y cállate porque pensaba dejarte castigada unos tres meses.
-Sí, y de paso un año -digo con una risa irónica.
-Bueno, otra cosa que quería hablar contigo era sobre tu psicólogo. Me ha llamado esta mañana diciéndome que vas progresando muy bien y que si sigues así, pronto dejarás de ir.
-Ajam -asiento y me muerdo la lengua porque sino acabaré castigada un año.
-También me ha comentado que le gustaría mucho que ayudases a un chico llamado Ethan.
-Te estás metiendo en un terreno lleno de bombas, así que mejor no hables de ese tema -le digo irritada.
-Liz, ese chico necesita ayuda. Tiene que progresar y dice que últimamente va más desde que tú estás yendo.
-Ese chico solo quiere molestarme, ¿lo sabías?
-No sabes qué le pasa, a lo mejor eres la ayuda que necesita.
-No.
-Liz...
-Que no.
-¿Y por qué no? Si se puede saber.
-Vale. ¿Te acuerdas del chico que dejaste entrar en casa?
-Sí, el que tenía el pelo oscuro y dejé que se quedase en tu habitación... -yo asiento.
-Sí, ese. ¿Pues sabes qué? Por su culpa me detuvieron el otro día. Él es el que me metió las cosas en los bolsillos.
-¿Qué? -dice sorprendida.
-Tal y como lo oyes. Si no quieres que siga metiéndome en líos, no me hagas hacer esto.
-No, Liz. Al contrario, necesita ayuda.
-¡¿Qué?! ¿Vas a dejar que me vaya por ahí con un ladrón? ¿Te gustó que fuese a la cárcel?
-Sinceramente no me gustó nada, pero tienes que ayudarle. Hazlo por él. Necesita mucha ayuda y tú se la puedes dar. No vas a tener que salir con él todos los días, solo uno a la semana.
-Estás loca -digo llevándome las manos a la cabeza. -Loca, muy loca. Como una cabra. No estás escuchando lo que estás diciendo.
-No estoy loca y sé lo que he dicho. Solo piénsalo y no hagas que te obligue a hacerlo -dice en tono amenazante.
-Mamá sal de mi habitación. No tengo ganas de seguir hablando contigo y tengo que terminar los deberes para poder irme a dormir.
-Liz, ya sabes que...
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Aléjate de mí
RomanceLa vida de Elizabeth Coleman da un giro cuando todos los que la rodean creen en algo que es totalmente un malentendido. La única que la apoya es su compañera de clase Wendy, con la que poco a poco estrecha su relación y acaban convirtiéndose en mejo...