More than this | Fan-fic de L...

By judiLimon

663K 25K 3.5K

"Nuestros ojos chocaron por sexta vez en la noche y me estremecí. ¿Qué había en ellos? ¿Estaba viendo deseo e... More

More than this
I. Miradas
II. Nunca había hecho esto
III. Cuenta hasta diez
V. Me gustaría mucho que fuera contigo
VI. Calma, preciosa
VII. Dime si quieres que me quede
VIII. ¿Eso es humillante?
IX. Desnúdate
X. Creo que somos muy parecidos
XI. No voy a llevarte a ninguna parte
XII. Esto es muy intenso
XIII. Nunca
XIV. ¿Por qué eres así?
XV. Lo prometo
XVI. ¿Y si se quedaba conmigo?
XVII. Poniéndome a prueba
XVIII. Puedes hacer lo que quieras conmigo
XIX. No eres tan duro como aparentas
AVISO
XX. Mía
XXI. Algo que he querido hacer para ti
XXII. El cuartel general
XXIII. Mucho, pequeña
XXIV. Hasta que me besó
XXV. ¿Qué me estaba pasando?
XXVI. Miedo
XXVII. Confía en mí (1/3 maratón)
XXVIII. No lo permitas (2/3 maratón)
XXIX. Gracias por cuidarme (3/3 maratón)
XXX. Especial
XXXI. Necesitaba sentirla mía
XXXII. A su lado
XXXIII. Querida
XXXIV. ¿Lo has hecho por mí?
XXXV. No quiero que nos vayamos ninguno
XXXVI. A cada paso que daba sin él
XXXVII. El muro, la fuerza y la valentía
XXXVIII. Tuyo
XXXIXL. Sólo sexo
XL. Ganamos los dos
XLI. Historia de amor
XLII. Blanco o negro
XLIII. No puedo
XLIII. Negro
XLIV. ¿Por qué no podía dejarme sola?
XLV. Haz conmigo lo que quieras
XLVI. Paraíso
XLVII. La decisión
XLVIII. Y siempre lo voy a ser | FINAL |

IV. Sabes perfectamente la respuesta

18.3K 728 48
By judiLimon

Viernes, 28 de febrero del 2014

Alice

Cuatro, tres, dos, uno...

Dejé el vaso sobre la barra y comencé a andar, aprisionando mi bolso con la mano izquierda y asegurándome de que seguía conmigo en todo momento. Esquivé de la mejor manera posible a todas las personas que se interponía, en mi caminar entre Louis y yo. Mantuve siempre una distancia prudencial con él; probablemente porque me sentía algo atemorizada por lo que estaba sucediendo. Por lo que estaba volviendo a suceder.

Atemorizada y también nerviosa. Lo seguía porque la atracción que ejercía sobre mí era escandalosa, casi ridícula. ¿Hasta dónde permitiría que llegáramos esa vez?

Enarqué una ceja cuando me sobrevino aquel pensamiento. ¿Es que tenía que establecer un límite? En nuestro primer encuentro ya le había dado todo de mí, ¿qué más podía entregarle? Nunca me había considerado una ''chica fácil'', ni quería que él me viera de esa forma, pero lo cierta era que a su lado había actuado como tal. Estaba actuando como tal.

Sacudí la cabeza y choqué contra un musculado hombre, que me lanzó una mirada de reproche. Pedí disculpas arrugando el gesto y busqué a Louis, de nuevo, con la mirada. Podía sentir su electricidad aún estando a varios pasos de él. Esa atracción escandalosa y ridícula que sentía podría explicar el comportamiento que había tenido días atrás; y también el que estaba teniendo en esos momentos. Lo explicaba, pero no podía de ninguna manera justificarlo. ¿Desde cuándo había sido incapaz de controlar mis impulsos, mis deseos, más ocultos? Él había supuesto una primera vez en muchos aspectos.

Louis encaró un pasillo tras haber salido del mogollón de gente y fui tras él, acelerando el paso. Ansiosa. Escondí una sonrisa tras verle apoyado en una pared, ya completamente alejado de la estancia donde se encontraba la muchedumbre. Pasó una de sus manos por el pelo, algo alborotado pero increíblemente cuidado, y giró su cabeza hacia mí cuando escuchó el sonido de mis tacones. Él no escondió la sonrisa.

— ¿En qué piensas? —Preguntó, como si hubiera adivinado el conflicto mental que llevaba arrastrando desde que me había dicho ese "cuenta hasta diez y sígueme".

— En nada —contesté, afable—. ¿Y tú?

Sus ojos llamearon. Unió nuestras manos e inició el paso de nuevo, en este ocasión hacia la puerta que teníamos frente a nosotros. Golpeó con fuerza la madera sin deshacer nuestra unión y, al no obtener respuesta, giró el pomo. Pude percibir cómo sonreía de nuevo.

— ¿No te parece increíble cómo, cuando se trata de ti y de mí, los baños nunca están ocupados? —Carcajeó, provocando una reacción parecida en mí.

Me cedió el paso haciendo una mini-reverencia, con mucha caballerosidad, y reí de nuevo.

— Si hubiera venido sola, hubiera tenido una cola de diez personas por delante de mí, seguro —contesté, siguiéndole el juego.

— No lo dudes ni un instante —cerró la puerta, echó el pestillo, se dejó caer contra ella y se cruzó de brazos—. Tendremos que empezar a venir juntos más a menudo.

Me situé frente a él y, de modo automático, me mordí el labio. Extendió su brazo derecho hacia mí y sostuve su mano al instante; recibí un tirón por su parte y acabé completamente pegada a él. Sus manos rodearon en seguida mis caderas y sus labios se posaron sobre los míos. Y entonces dejé de preguntarme si tendría que poner límites o no.

Repasé el exterior de sus brazos con anhelo, hasta que dejé descansar mis manos en su espalda. Una especie de americana negra y una camiseta blanca bajo ésta cubrían su torso y me encargué personalmente de que la primera no siguiera estando sobre él. Se deshizo de ella sin poner objeción alguna, dejándome ver los tatuajes que cubrían su brazo derecho. Los observé durante unos segundos, hasta que mis ojos volaron de nuevo a los suyos.

— ¿Te gustan? —Cuestionó, refiriéndose a los tatuajes.

— Me gustas tú —confesé, con rapidez.

Me obsequió con una amplia sonrisa que duró poco: sus labios devoraron los míos de inmediato, mientras sus manos ascendían por mi columna vertebral despacio. Muy despacio. Temblé cuando se refugiaron bajo mi blusa.

Temblé aún más cuando las llevó a la parte delantera de mi cuerpo. Desabotonó los dos primeros botones de la prenda e inclinó su cabeza para mordisquear mi cuello, mientras retomaba la tortura de sus manos deslizándose por mi espalda. Me mordí los labios y cerré los ojos ante la fantástica sensación que estaba provocando en mí. Su boca descendió hasta prácticamente mis pechos pero se detuvo antes de llegar y clavó sus ojos en mí. Levantó la cabeza y volvió a besar mis labios, pegando aún más su cuerpo al mío y haciéndome ver que la excitación se había adueñado de él.

Me instó a caminar hacia atrás poco a poco, dirigiendo mis pasos en todo momento, hasta que llegamos a donde él quería llevarme. Recostó contra el lavabo y se inclinó con fuerza hacia mí; tuve que esforzarme para poder hacerme con sus besos sin salir malherida.

No tardó en desprenderse de la falda que ese día llevaba y se ocupó, con más delicadeza, de mis medias, dejándome en ropa interior. Me sentí cohibida al quedar tan expuesta a él, pero sólo duró un instante. Pronto me sentó sobre el lavabo sin esfuerzo alguno.

— ¿De dónde sacas tanta fuerza? —Pregunté, sonriendo.

— ¿Qué pasa, tengo pinta de blandengue?

Reímos al compás y agaché la cabeza lo justo para que nuestros labios pudieran alcanzarse. La frialdad del lavabo era considerable y, sin embargo, casi hasta la agradecía. En ese cuarto de baño hacia un calor insoportable.

Invirtió el movimiento que había realizado anteriormente y me bajó del lavabo, pero sin ninguna idea de depositarme en el suelo. Enrosqué mis piernas en sus caderas y caminó hasta que mi espalda chocó contra una de las paredes. Pisé tierra firme de nuevo mientras él se desprendía de su camiseta. Traté de reprimir un suspiro que mucho decía de lo vulnerable que me sentía mirándole. Físicamente, era una obra de arte.

Desabrochó el botón de su pantalón, sacando antes su cartera de uno de los bolsillos, y, como él había hecho con anterioridad, lo hice caer hasta que tocó el suelo. Imitó mi gesto con la tela que aún cubría mis partes más íntimas y yo hice lo propio con la correspondiente prenda que cubría una erección cada vez más evidente. Desplazó sus dedos allí donde más lo anhelaba y los movió con agilidad, demostrándome una vez más que sabía perfectamente qué estaba haciendo. Eché mi cabeza hacia atrás, disfrutando de aquello, y cerré los ojos. Era consciente de que mi pecho se movía arriba y abajo por todo lo que estaba produciendo en mí, pero no encontraba forma alguna de esconderlo.

Escuché como un papel se rasgaba e imaginé que eso no duraría mucho más tiempo: pronto vendría algo mejor. Detuvo el movimiento de sus dedos y volví a dirigir mi mirada hacia él. Para mi sorpresa, sostuvo con firmeza y decisión mi trasero y se introdujo en mí con una fuerte embestida, tapando mi boca al mismo tiempo para impedir que gritara.

Sacudió su cuerpo contra el mío, una y otra vez, y convulsioné, aferrándome con más fuerza a su espalda. Perdiendo la noción del tiempo y la conciencia de cualquier tipo de límite.

Descubrió mi boca, probablemente porque ya era incapaz de sostener mi peso únicamente con un brazo, y gemí sin poderlo evitar.

— No puedes gritar —ordenó, pausadamente.

Gemí otra vez.

— No lo haré...

— No lo hagas.

Completó mis palabras y su ritmo se aceleró. Qué importaba que estuviera chocando contra la pared del baño de una persona que ni siquiera conocía cuando seguía experimentando la magnífica sensación de sentirle dentro de mí. Junté su boca con la mía, imaginando que era la mejor forma de reprimir todo tipo de sonidos. Sus movimientos se volvieron más consistentes, más veloces, y supe que no tardaría mucho más tiempo en alcanzar un nuevo orgasmo a su lado.

Entonces, llamaron a la puerta. Se paralizó al instante y aferré su rostro como queriendo protegerme de todo lo que se podía avecinar. Como si quedándome junto a él no fuera a pasar nada. El corazón comenzó a latirme a más velocidad.

— Chsss... —Susurró, instándome a que hiciera insonora mi respiración acelerada.

Carraspeó y volvieron a llamar.

— Ocupado —elevó el tono de voz, que también dejaba entrever una profunda agitación.

— ¿Louis?

Abrió los ojos como platos y supe que era una voz más que conocida para él.

— Sí, soy yo —dijo, a los pocos segundos.

Su expresión se convirtió en una mueca de desagrado y, con muchísimo cuidado, se separó de mí. Fruncí el ceño.

— ¿Te he hecho daño? —Susurró, con preocupación.

Negué con la cabeza y me besó con una ternura que agradecí. Se quitó el preservativo, lo envolvió con papel higiénico y lo tiró a una pequeña papelera que se encontraba junto a nosotros. Recogió toda nuestra ropa con rapidez y me la tendió para que me vistiera. Lo hice en tiempo récord, sin ni siquiera pensar qué estaba haciendo.

— ¿Qué hacemos ahora? —Pregunté, en voz baja.

Colocó sus brazos en jarra, juntó sus labios y chasqueó la lengua.

— Siéntate en la taza.

Señaló el lugar al que se refería e hice lo que me pidió.

— Tommo, ¿estás bien? —La voz al otro lado de la puerta llegó de nuevo hasta nosotros.

— Sí, sí —contestó Louis, aún mirándome. Se acercó a mí y susurró de nuevo—. Estás muy mareada, ¿vale? Y te he acompañado al baño.

Asentí y dejó un tosco beso en mis labios. Segundos después, abrió la puerta y Niall asomó la cabeza por ella.

— Estoy con Alice —anunció Louis, haciendo que su amigo me buscara con la mirada y me observara como si fuera un fantasma—. Se encontraba mal y le he acompañado por si... bueno, por si necesitaba ayuda.

Ofrecí mi mejor cara de malestar, recordando alguna que otra clase de teatro que había cursado, y me encogí de hombros, como si hubiera sido inevitable acabar allí.

Niall y Louis se enfrascaron en una conversación sobre si avisar a Perrie o no sería lo adecuado mientras yo sólo podía fijarme en el bulto que el último seguía teniendo bajo sus pantalones. Me crucé de piernas, sintiendo aún un profundo deseo, y me mordí los labios. No era justo no haber podido acabar con lo que habíamos empezado. No era ni mucho menos justo.

— Alice —mi nombre salió de sus labios y presté atención de nuevo—, ¿te encuentras mejor o quieres que avisemos a Perrie?

— Estoy mucho mejor —me incorporé lánguidamente y me acerqué a ellos—. No le digáis nada, se preocupa demasiado por mí. Es peor que mi madre.

Niall dejó escapar una risa preciosa que correspondí de inmediato. Acto seguido, me dirigí a Louis.

— Gracias por acompañarme —besé su mejilla, deteniéndome unos segundos, y sus ojos chispearon—. Ahora nos vemos.

Saludé con la mano y salí de allí bastante después que mi corazón, que hacía ya rato que había vuelto volando a España de un sobresalto. Sobresalto causado por Louis, sus labios, sus caricias, sus "no grites". Había conseguido que volviera a hacerlo: había conseguido que perdiera el control sobre mí misma y me entregara a él como nunca me había entregado a nadie.

Y, por segunda vez, me había encantado.

Caminé con impaciencia entre la multitud y Perrie me miró preocupada cuando me situé a su lado.

— ¿Dónde estabas? —Inquirió.

Realmente era mi segunda madre.

— Pidiendo algo y en el baño -me excusé, arrepintiéndome al instante al no tener ninguna copa en mi mano.

Por suerte, no se dio cuenta de ese pequeño detalle y no ofrecí más explicaciones al respecto.

— Has tardado muchísimo.

— ¿Has visto la gente que hay? —Reí, como si fuera evidente el motivo de mi tardanza—. Era imposible caminar dos pasos seguidos sin atropellar a nadie.

— Sí, la verdad es que tienes razón. Es un poco insoportable.

Louis y Niall aparecieron ante nosotros cuando Perrie finalizó la última frase y los ojos azules que más deseaba en el mundo se incrustaron en mí. Y los míos en él.

Y así transcurrió el resto de la noche, manteniendo las distancias el uno con el otro pero mirándonos siempre que teníamos oportunidad. Sabía, sin necesidad de que él lo dijera, que no quería que Perrie tuviera una mínima sospecha de lo que estaba pasando entre nosotros, por eso era mejor darnos un cierto margen. Hablamos, del mismo modo que hablé con todos, pero no hubo un roce por su parte, un pequeño gesto que me dijera un "sigo aquí para ti". Lo cierto es que lo extrañé, pero lo entendí como imposible.

A eso de las dos de la mañana, Perrie que ya había tenido bastante agobio y yo lo decidí con ella.

— Si la próxima vez que te invitemos a algo lo rechazas, te prometo que voy a buscarte y te obligo a salir veinte días seguidos con nosotros —me amenazó Zayn, con el dedo índice en alto.

Reí ante sus palabras y le abracé.

— No volveré a hacerlo, prometido.

— Eso espero.

Di un paso hacia mi derecha, donde se encontraba Louis, y pasé una mano por su cuello para besar su mejilla. Quise entender ese gesto como normal, pero probablemente estuviera lleno de una confianza que, para los demás, no teníamos por qué tener.

— Ni te imaginas las ganas que tengo de volverte a ver —susurró en mi oído, a gran velocidad.

Separé nuestros cuerpos y nuestros ojos hicieron lo que llevaban haciendo toda la noche: examinarse. Di por finalizado nuestro contacto y quise alejarme de él, pero sostuvo mi cintura con una de sus manos, sin presionarla demasiado, tratando de ocultarlo a ojos de los demás. Se inclinó de nuevo hacia mi oído y me estremecí.

— ¿Y tú? ¿Quieres volver a verme?

Lo pensé durante unos instantes. Un "sí" sólo haría aumentar su ego; un "no" sería mentir. Lo deseaba, claro que lo deseaba, ¿cómo no iba a desearlo?

Me decanté por la mejor contestación que podía darle.

— Sabes perfectamente la respuesta.

Me ofreció una sonrisa torcida, de esas que pueden dejarte sin aliento, sin respiración, sin pulso, y agachó la cabeza. Fue sumamente difícil reprimir todo lo que mi cuerpo estaba sintiendo, por eso decidí alejarme de él y despedirme de todos los demás, apartando de mi cabeza cualquier pensamiento que tuviera que ver con ese par de ojos azules que conseguían cosas extrañas en mí.

Perrie y yo nos marchamos de la fiesta comentando los mejores momentos de la noche, pero una vez que nos alejamos mi cabeza, como en días anteriores, sólo se concentraban en un recuerdo: el suyo.

______________________________________

¡Hola! :)

¿Cómo estáis, amores? Estoy muy contenta por las visitas, los votos y los comentarios que está teniendo el fic, así que... ¡Mil gracias! Ya estoy completamente decidida a seguirla hasta las últimas consecuencias.

¡Contadme qué os parece este segundo encuentro entre ellos! A partir del tercero cambiarán ciertas cosas... ¡Ya veréis! ¿No os encanta este Louis tan asdasdasd? :-)

Capítulo dedicado a Anotherlines, porque siiiiii ♥♥♥♥

Muchos besos

Twitter: @LookAfterYou28

Si tenéis alguna duda, alguna pregunta, o simplemente queréis comentarme algo, podéis hacerlo aquí -> http://ask.fm/LookAfterTomlinson :-)

Continue Reading

You'll Also Like

23.5K 1.4K 17
cuando tienes una vida llena de lujos y comodidades con unos padres descuidados , no esperas nada de nadie y te vuelves egoísta... o al menos eso me...
564 53 6
ー ¿Una colaboración con ese?, ¿pero vos estás en pedo?. Donde Emilia detesta a Duki, pero este hace todo lo posible para que cambie su visión sobre é...
170K 8K 41
Un día, dos chicas se encuentran en el metro. Violeta, que acaba de ser abandonada, se está recuperando de un corazón roto, y Chiara está lidiando co...
2.8K 63 8
t/n y su familia van cada verano a la casa de Cousins con Susannah (la mejor amiga de su madre) y sus hijos: Conrad (18 años), Jeremiah (17 años) y S...