Olivia y Noah subieron al mezzanine de la unidad para almorzar mientras los demás detectives continuaban con el caso que les había llegado hace apenas unas horas y esperaban su comida para trabajar y comer a la vez. Dani se había desaparecido del lugar y la única que se había dado cuenta de su cara fue Amanda. Ella esperaba a que regresara para tener una conversación con su nueva compañera, a sus amigos les había costado mucho formar lo que tenían y no iba a permitir que una recién llegada lo arruinara.
—Papi siéntate —pidió cuando Elliot terminó de poner en su sitio lo que almorzarían él y Olivia.
—Campeón tengo que seguir trabajando —contestó y besó su frente.
—Pero siempre comemos los tres.
—Comerás con mami. Yo subo en un rato para que vayas su oficina a pintar, ¿si?
Olivia se mantenía en silencio, no le agradaba comer sin Elliot pero era el trabajo y avanzarían mucho más rápido si él comía con los demás y avanzaban en la investigación.
—Nos demoramos demasiado en casa...
—¿Entró en nuestra casa?
—Liv... —respondió en tono de advertencia pero ella seguía con la mirada fija en él, esperando respuesta. Él suspiró y negó con la cabeza—. No, Liv. Se quedó en el auto. Tenemos que continuar con el caso.
Ella asintió.
—Lo sé. Vete ya antes de que me arrepienta y gane la novia embarazada en lugar de la Teniente de esta unidad —sonrió—. Nos haremos compañía los dos, ¿verdad cariño? —le preguntó a Noah—. Además que el postre sólo lo tendremos que compartir entre los dos —murmuró y al pequeño le brillaron los ojos.
—¡Sí!
—Hey, hey, hey, nada de eso —protestó Elliot riendo—. Subiré para el postre. Será repartido en partes iguales.
—Los bebés también cuentan en la repartición del postre eh.
—Que tramposa, Teniente —rió y aprovechando que estaban solos le dejó un tierno beso en sus labios.
Elliot bajó con su almuerzo para comer mientras seguían investigando. Dani ya estaba en su puesto con cara de pocos amigos mientras revisaba el video de las afueras del hospital. La víctima les había indicado que alguien la había llevado y que evitó que su atacante continuara golpeándola.
Amanda escuchó a alguien bajar y centró su mirada en Elliot hasta que se sentó en su puesto, sacó su comida y empezó a revisar los videos de una tienda cercana a donde se supone fue el ataque. Carisi había ido por el video y había llegado hace poco.
—¿Qué haces? —preguntó Amanda antes que él empezara a comer y él la miró con cara de confusión, no entendía su pregunta—. ¿Qué haces aquí abajo?
—Ahora iba a comer mientras revisaba esto —alzó un pendrive donde estaba la grabación.
—Veo —rió—. No me refería a eso exactamente. ¿Por qué si tu familia está ahí arriba, tú estás aquí abajo?
—Tenemos un caso y...
—Yo puedo revisar eso —lo interrumpió ganándose una mirada de muerte de Beck—. Seguro ya empezaron a comer.
—Elliot, ve a comer con Olivia y tu hijo. Nosotros continuamos con esto —intervino Fin.
—Gracias.
—Queremos tener a nuestra Teniente feliz —bromeó Fin.
Noah había empezado a hablar con Olivia sobre la obra que tendría en una semana, sería Peter Pan y estaba entusiasmado porque llegara el día de poder disfrazarse. Había querido hablar desde que salió del colegio de eso pero al estar Dani se cohibió un poco.
Olivia escuchaba atenta a su hijo mientras comían y ayudaba a su hijo a comer ya que este se lo había pedido.
—Mami...
—Dime cariño —sonrió, quedándose con una cuchara con arroz y puré en su mano.
—No fuiste por mí hoy y quería contarte y a papi —ladeó su cabeza y Liv dejó la cuchara en el plato.
—Papi estaba en la calle y yo aquí. Si me venía a ver para luego ir por ti a la escuela llegábamos tarde —acarició su mejilla—, pero ya estás aquí y me estás contando...
—Pero papi no —se quejó mirando hacia la escalera—. No me gusta esa señora. Me miró feo y quería dejarme en casa.
Olivia resopló y justo subía Elliot con su almuerzo.
—¿De qué hablaban? —preguntó él al escucharlos callarse cuando se acercó.
—Le estaba por decir a nuestro hijo que nunca más esa señora iría por él a la escuela —sonrió a su pequeño y él asintió feliz.
—¿Qué señora?
—La única señora con la que fuiste a ver a nuestro hijo y luego a nuestra casa —contestó seria—. ¿Vienes por el postre? —preguntó mirando la bolsa que había bajado minutos antes.
—No. Vengo a almorzar con el amor de mi vida y mis hijos —respondió acercando su mano a la barriga de ella.
—¡Sí! —gritó Noah—. Así te puedo contar de la obra, papi.
—¿El caso?
—Los chicos me cubrirán unos minutos —sonrió y le guiñó un ojo.
Estuvieron almorzando y conversando cerca de una hora. Cuando bajaron Amanda los esperaba para informarles que iría con Morales para que trabajara con el rostro de la persona que ayudó a la víctima a llegar al hospital, era una mujer de color pero no se distinguía muy bien su rostro. La calidad del video no era muy buena pero era lo que tenían por el momento.
Olivia dejó a Noah en su oficina, haciendo la tarea y salió a ayudar en el caso. Noah salía cada cierto tiempo a preguntar algo pero nunca haciendo un gran escándalo, ni se sentía la presencia del niño en la unidad.
—¡Alex! ¡Dios! ¿Hace cuánto que no te veo? —preguntó tomando sus manos y alejándola para observarla, usaba un vestido azul materno que hacía notar su barriga.
—No mucho —sonrió y la abrazó—. Es sólo que crezco a velocidad luz. Te ves hermosa.
—Gracias. Tú igual.
—¿Sólo entre embarazadas se aceptan los cumplidos? —preguntó Elliot acercándose a saludar a la rubia—. Haberlo dicho antes —rió y Olivia golpeó su hombro.
—Seguro no ayudaste mucho con la ropa hoy, Elliot.
—No me dejan ayudar mucho que digamos —murmuró haciéndola reír—. ¿A qué debemos su visita, abogada?
—Tengo el resto de la tarde libre. Vine a visitarlos y a recordarte que mañana tienes que estar a primera hora en la corte.
—El caso Martin.
—¡Exacto!
—¡Tía! —gritó Noah cuando salió de la oficina de su madre y vio a la rubia ahí. Corrió hasta ella y abrazó sus piernas.
—Pero miren quién está aquí, mi sobrino favorito —se agachó un poco para cargarlo—. ¿Qué haces aquí, cariño?
—Alex...
—Ya lo bajo, Elliot —besó la frente del niño y lo puso en el piso.
—Papi me trajo porque Lucy no podía cuidarme. Sólo había niñera para Oreo —todos volvieron a sonreír al escucharlo repetir lo que había dicho cuando había llegado a la estación—. Ya terminé la tarea —informó mirando a sus padres—. ¿Ya nos vamos?
—En unos minutos Noah —respondió Liv.
—¿Se van? —preguntó Alex y Elliot negó con un movimiento de cabeza.
—Liv y Noah, sí. Estamos con un caso.
Olivia se llevó a Alex y a Noah a su oficina para que los demás pudieran seguir con el caso. Conversaron cerca de media hora mientras mantenían a Noah dibujando. Olivia le comentó lo de la disminución de sus horas y que al día siguiente tenía reunión con Dodds sobre eso. Alex contó rápidamente lo que había pasado en esa semana que no se habían visto y cómo llevaba su embarazo. La rubia estaba entrando en su segundo trimestre y los síntomas de embarazo de los primeros meses no habían sido tan insoportables como los de Liv.
Alex terminó convenciendo a Olivia para llevarla a recoger a Oreo y luego a su casa. Ella aún podía conducir y ya que estaba ahí y tenía la tarde libre, no le importaba llevar a su amiga.
Minutos después las dos embarazadas de la unidad salían de la oficina de la Teniente junto a un niño de 4 años muy activo. Se despidieron de todos y Elliot las acompañó hasta el auto ya que no quería que ninguna de las dos hiciera esfuerzos con Noah. Le repitió a Olivia más de 10 veces que no cargara al niño y que lo llamara si sentía mal.
—¿Vas a llamarme? —preguntó antes de que Olivia se subiera al auto de Alex.
—Por milésima vez, sí —rió y besó dulcemente sus labios—. Y no cargaré a Noah, descansaré, comeré algo, etc.
—Creo que se me harán eternas estas horas que no te vea —sonrió—, pero sé que es lo mejor.
—También te voy a extrañar.
—¡Vamos tortolitos, despídanse ya! —interrumpió Alex—. Se van a ver en un par de horas.
Ambos rieron, se dieron un último beso y Elliot caballerosamente abrió la puerta del auto para que Olivia subiera.
Olivia, Noah y Alex pasaron el resto de la tarde juntos con los perritos en el amplio jardín de la casa de Liv y Elliot, conversando mientras veían jugar al niño con los cachorros.
Las horas se les fueron volando, era muy tarde y Elliot todavía no llegaba a casa. Había llamado a Liv hace más de una hora para informarle que seguían con el caso pero no volvió a hacerlo. Lo llamó un par de veces para preguntarle si lo esperaba pero saltaba el buzón y se cansó de seguirlo haciendo. Ella y Noah tuvieron que cenar solos y ella encargarse del baño del niño y de acostarlo. Él dio guerra para dormirse quejándose porque su papi no le iba a leer el cuento para dormirse.
Elliot llegó a casa y sólo estaba encendida una lámpara de la entrada, todo la planta baja de la casa estaba a oscuras. Se imaginó que ella estaría en la habitación así que subió a verla y a darle el beso de las buenas noches a Noah. Primero pasó por la habitación de él y recibió un "te amo papi" del niño en sueños y luego caminó a su habitación.
—Liv... amor, ya llegué —la llamó y ella no respondió pero escuchó ruidos en el baño así que supuso estaría ahí. Empezó a quitarse la ropa para poder darse un baño.
Olivia salió con cara de pocos amigos.
—Buenas noches, cariño —saludó e intentó acercarse para darle un beso que ella esquivó—. No sabes lo que pasó.
—No me lo puedo imaginar —contestó seria—. Sobre todo porque no supe más de ti después de la llamada que me hiciste.
—Se nos ponchó una llanta —informó y continuó desabotonándose la camisa—. Me ensucié todo cambiándola.
—¿Se nos ponchó?
—Estaba con Dani. Nuestra víctima nos llamó cuando salíamos de la estación —se quitó la camisa y la dejó sobre un mueble—. Vive en una zona bastante fea y alejada de aquí.
—Donde no llega la señal, por supuesto —añadió más enojada que antes.
—No me fijé.
Ella tomó la camisa de Elliot y sintió el perfume de Beck en ella.
—Estabas muy ocupado... tanto que no podías responder una llamada —murmuró lanzando la camisa lejos de ella—. Deberías irte a bañar.
—¿Dijiste algo? —preguntó ya que no la había alcanzado a escuchar—. ¿Qué pasa?
—Te llame más de cinco veces, Elliot, eso me pasa.
Él sacó su celular del bolsillo y se lo mostró.
—Batería baja —dijo y mantuvo presionado el botón de encendido y el celular sonó.
—Claro, está tan baja que prende.
—No entiendo.
—Ve a bañarte —repitió.
—Me doy una ducha rápida y regreso.
Elliot salió a los pocos minutos del baño vestido con un pantalón de pijama. Olivia se había puesto la crema que ponía en su barriga cada noche y se había acostado. Él recién se fijó en su enojo en ese momento. La luz de su mesa de noche estaba apagada y ella dándole la espalda.
—Liv, no sé qué pasó con el celular.
—Lo apagaste.
—No. Nunca haría eso. Estábamos con el...
—Sí, sí, Dani y tú. Escuché la primera vez, Elliot. Por eso tu ropa huele a ella.
—¡¿Qué?!
—Fuiste a dejarla a su casa.
—Liv...
—Ah... lo siento. Me olvidaba que eso hacían los compañeros.
—Estás malinterpretando todo, cariño.
—Dijiste que no la llevarías a su casa y ahora hasta traes su perfume encima —le encaró girándose bruscamente y se quejó.
—¿Qué pasó? ¿Estás bien?
—Quiero dormir.
—Olivia...
—Hasta mañana.
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Perdón la tardanza. No me maten por el final <3
Sweet