El bar ha ido llenándose poco a poco y la música suena más fuerte. Han abierto como una especie de pista de baile. Es como una discoteca, pero más tranquila y me gusta.
Hemos bailado después de varios chupitos y una tercera ronda de cerveza y los pies me están matando.
–¡Vamos a bailar Liz! –viene Juliana y tira de mi brazo.
–No, no quiero bailar más. Los pies me están matando.
–El de la barra es mi amigo. Ven, le diré que te guarde los zapatos.
Está muy borracha y no sé como puede andar. Yo solo me he tomado una cerveza y media y un chupito. He dicho que no quería pasarme y he cumplido. Estoy contenta y a diferencia de Juliana veo y camino perfectamente.
–Guárdale los tacones a mi amiga –le dice al chico de la barra –y traenos dos chupitos.
–Juliana, no. Si sigues bebiendo acabarás vomitando.
–Cállate aguafiestas –dice enfadada y miro a su amigo de la barra.
–No hagas caso a lo que diga, está muy pedo –le digo al camarero.
–Pues ya que no me dais mis chupitos, me voy a bailar, señora aburrida –y sin dejar que diga nada se va.
–Esto no va a acabar bien –digo mirando como se va.
–¿Un chupito? –me dice el camarero con una preciosa sonrisa –. Vamos, invita la casa –me guiña el ojo.
–No, no. Yo estoy demasiado bien, no quiero acabar como ella –me río.
–Venga, que no será muy fuerte –insiste y me pasa el vaso.
Con unos preciosos ojazos grises, me mira esperando a que me lo tome. Al final asiento y me lo bebo. Total, por un chupito no pasa nada...
–Me llamo Jared –dice el camarero.
–Yo soy Liz.
–¿Liz?
–Sí, es de Elizabeth –le sonrío.
–Bonito nombre.
–Gracias –digo y se va a atender a unas personas.
Me quedo sentada tal y como estoy observando al querido hombre que tengo en frente. Los músculos se le notan por la camiseta apretada que lleva y esos pantalones le hacen un buen culo.
Sus músculos se contraen al agarrar la botella y se me pone la piel de gallina.
No tengo ni idea de cuántos años tendrá éste chaval, pero no me importaría averiguarlos... «Liz, para».
–Y bueno señorita –se acerca otra vez a mí –¿qué le trae por este bar?
–Estoy con unas amigas.
–Nunca te he visto por aquí, ¿estás de viaje?
–No, vivo aquí pero salgo por otros lugares.
–Pues he de decirte que de todos los bares de la zona éste es el mejor.
–¿Lo dices por el camarero? –digo en tono burlón.
–Podría ser una de las causas –se ríe y siento que me derrito.
–Lo tendré en cuenta para la próxima vez –digo mirándole –. Por cierto, ¿me puedes decir qué hora es?
–Claro, pero con una condición.
–Espero que no sea ser cómplice en un asesinato...
–No, no –se ríe –. Solo quiero tu número de teléfono.
–¿Mi número de teléfono? –pregunto un poco confusa y él asiente –. Verás, no tengo móvil. Lo acabo de romper hace unas horas.
–Si no quieres dármelo solo tenías que decírmelo, ¿o es porque tienes novio?
–Pues... –hago una mueca pensando qué decir. «¿Tengo novio...? En teoría no».
–¿Eso qué significa?
–Es complicado...
–A ver cuéntame. Como verás, soy camarero –dice señalando su uniforme –y estoy acostumbrado a que los borrachos me cuenten sus penas.
–¡Eh! Que yo estoy sobria –le miro con la ceja enarcada.
–Vamos, habla o le diré al de seguridad que eres menor de edad.
–¿Cómo sabes que soy menor de edad?
–Porque ninguna veinteañera viene aquí a pasar la noche en la barra del bar.
–Vale, vale. Te lo contaré –digo levantando los brazos en señal de rendimiento.
–En ese caso toma –dice pasándome otro chupito –. Lo necesitarás –me guiña el ojo y yo niego la cabeza.
–Mejor pasame una coca cola con mucho hielo –digo abanicándome con la carta de bebidas –. Aquí hace un calor horrible.
–Marchando –dice y se va a buscar mi bebida –. Aquí tienes, una coca cola con mucho hielo. Ahora me debes una historia.
–Me falta una pajita.
–Eso no me lo has pedido –le miro con la ceja enarcada y busca una pajita –. Vale, ahora sí que puedes empezar.
–De acuerdo –digo con una sonrisa y le doy un gran sorbo a mi coca cola –. Tenía un novio llamado Ashton.
–Empezamos mal con ese tenía.
–Sh –le digo para que se calle y sigo –. Desde la primera vez que le vi conecté con él. Él es todo un caballero y le quiero muchísimo.
–Vaya, hasta te brillan los ojos hablando de él –dice mirándome –estás muy enamorada...
–Pero conocí a un chico que se llama Ethan y nos hicimos amigos. Él es un mal tío y yo no lo sabía hasta que me hablaron de él. Entonces le dije que no podíamos ser amigos.
–Me da a mi que esto acaba mal... –le lanzo una mirada asesina y se calla.
–Esa noche vino a mi casa a las dos de la madrugada y estaba muy borracho. Me preguntó por qué había sido tan dura con él y me besó.
–¿Pero tú estabas con Ashton, no?
–Sí.
–¿Y él lo sabía?
–Sí, pero él es un capullo y le daba igual. Me alejé de él aunque seguía persiguiéndome y quería hablar conmigo, hasta que finalmente accedí para que me dejase en paz.
–Mala elección.
–Muy mala –me río –. Mi psicólogo me propuso ayudarle y después de insistir mucho le ayudé.
–Espera, espera... –dice interrumpiéndome –¿por qué vas al psicólogo?
–Es un malentendido, a eso volveremos más tarde –me mira seriamente y le sonrío haciendo que él también sonría –. Mucho mejor. Bueno sigo, quedamos como amigos y después de una gran paliza que le dio mi novio, por varias cosas que pasaron, sabía que no debía acercarse a mí más de la cuenta. El viernes pasado fui a una fiesta y pillé a mi novio besándose con una rubita.
–¿Ashton? –yo asiento –. Espero que le hayas dejado.
–Esa noche estaba muy borracha y Ethan me acompañó a casa. Yo no podía parar de llorar y acabé besándole. Al día siguiente Ashton vino a mi casa y me contó que todo fue un malentendido. Esa tipa se le tiró encima.
–¿Y le creiste? –frunce el ceño.
–¡Claro que sí! Él no mentiría en eso, le conozco.
–Entonces sigue.
–Le conté que Ethan y yo nos besamos y me perdonó, total él se había besado con otra delante de mis narices... pero ayer quedé con Ethan y no sé cómo nos volvimos a besar. Se lo conté a mi novio en cuanto llegué a casa y me preguntó si me gustaba Ethan.
–¿Y qué le dijiste?
–Nada, yo no sabía qué decir. Me ha dicho que tengo que saberlo, hasta entonces no deberíamos estar juntos.
–¿Entonces ahora estás con Ethan?
–¿Estar con Ethan? Ese tío es un capullo. Me dijo que había roto con su novia y hoy me la encontré y me ha dicho que están muy bien juntos.
–Vaya...
–Sí, vaya... –digo de la misma forma que él –. En fin, ¿y tú qué te cuentas? ¿Algún problema amoroso?
–Sí, tengo un problema.
–Cuéntame –digo apoyando el codo en la mesa.
–La chica más guapa del bar tiene un lío amoroso con dos chicos y por culpa de ambos ya no puedo intentarlo yo –hace una mueca de disgusto.
–Eh –digo dándole un empujoncito en el brazo.
–Es la verdad.
–¿Por qué no has aparecido meses atrás? Eres guapo y tienes pinta de tío sin complicaciones.
–Lo siento ojos bonitos, pero a lo mejor el destino quiere que pases de esos idiotas y te vengas conmigo –dice enarcando las cejas y yo me río –. Es broma.
–¿Y tú no tienes novia? –pregunto por mera curiosidad.
–No, no hay ninguna chica en mi vida.
–Mejor, las relaciones son muy complicadas –suspiro.
–Qué me vas a contar a mí...
–No sé, cuéntamelo tú.
–El amor de vida está a muchos kilómetros de aquí. Ella se fue a estudiar a la universidad de California.
–¿No era que no había ninguna chica en tu vida? –hago una mueca.
–Y ya no la hay –se encoje de hombros –. Mantuvimos la relación a distancia durante un tiempo, pero un día decidió dejarlo. Nos seguimos queriendo, pero dice que la distancia puede con ella.
–Lo siento...
–Por eso te digo, la vida es complicada. ¿Qué tienes dieciocho? ¿diecinueve años?
–Diecisiete.
–Aún eres muy joven, así que disfruta. Si te gusta alguien házselo saber.
–¿Y cuántos años tienes tú señor "aún eres muy joven"?
–Veintitrés, pero no estamos hablando de mi edad. Entre amigos, ¿te gusta Ethan?
–Yo... no lo sé.
–Solo te voy a decir una cosa, si te lo preguntas tanto es porque sientes algo. Además le has besado y aunque no sea gusto de amor al menos te sientes atraída por él.
–Eres como mi mejor amiga.
–Me gustaría conocerla.
–Tiene novio –digo poniendo los ojos en blanco.
–No lo decía en ese sentido ojos bonitos.
–Liz, al fin te encuentro –me ponen la mano en el hombro y al girarme me encuentro con Lauren –. Juliana ha vomitado en el baño, está fatal. Dice que te necesita.
–Vale, voy –le digo y ella se va.
–Te olvidas esto –dice Jared entregándome los tacones.
–Ay sí, mis zapatos.
Me los pongo rápidamente y luego cojo mi bolso.
–Encantada de conocerte, ¿tienes un boli? –pregunto cogiendo una servilleta y asiente.
–Claro, toma –dice confuso y me lo pasa.
–Este es mi número de teléfono, me ha gustado hablar contigo. Eres un buen amigo –le paso la servilleta –. Envíame un mensaje, en cuanto tenga mi móvil nuevo lo recibiré.
¡Hola a tod@s! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado😊 Siento haber estado sin publicar estas semanas, últimamente estoy un poco bloqueada y no tengo inspiración a la hora de escribir... Pero intentaré seguir publicando como siempre😉
Gracias, como siempre, por seguir leyendo mi novela y no olvidéis dejar vuestros comentarios por ahí. Me encaaaaanta leerlos🙌
¡Nos vemos pronto con un nuevo capítulo!😎
Que tengáis un buen día, tarde o noche y muchos besos😚❤💋