Aléjate de mí

By cmr18_

15.3K 4.5K 2.7K

La vida de Elizabeth Coleman da un giro cuando todos los que la rodean creen en algo que es totalmente un mal... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Nota
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92

Capítulo 41

97 40 29
By cmr18_

–Vale Liz –me dice Wendy –el plan de hoy es el siguiente...

–¿Qué plan?¿Teníamos un plan para hoy? –la interrumpo confusa.

–Es jueves y quiero ir a hacerme la manicura.

–¿Qué pasa porque sea jueves?

–No sé, suelo ir los jueves a hacerme la manicura.

–Ah, ¿quieres que vaya contigo?

–Sí, quiero que nos hagamos la manicura juntas. Suelo ir con Juliana pero está ocupada.

–Gracias por utilizarme como segundo plato –digo sonriendo de forma irónica.

–Ay, no seas tonta. Sabes que te quiero mucho –sonríe y pestañea de forma coqueta.

–Sí, ya... una pena que yo a ti no –le saco la lengua y ella se hace la ofendida.

–Qué falsa... Me amas, lo sé –dice guiñándome un ojo –. Ahora a lo que íbamos, la manicura la tengo a las cinco. Tardaremos menos de una hora luego puedes volver a casa. ¿Qué te parece?

–Genial, le diré a mi madre que tenemos que hacer un trabajo en la biblioteca.

–¿Has estado practicando para no ser tan mala en tus excusas? –pregunta burlándose de mí.

–No, creo que de tanto usarlas ya se me ocurren solas.

–Vaya, me alegro de que vayas mejorando –me da una palmadita en la espalda.

–Bueno, luego nos vemos rubia –digo cuando llegamos al final de la calle.

–Sí, te espero en mi casa a las cinco menos cuarto.

–De acuerdo –le digo y nos despedimos con un abrazo.

Cuando llego a casa busco mis llaves en mi bolsillo y no las encuentro. Acabo llamando al timbre y mi madre me abre la puerta.

–Hola cariño, ¿por qué llamas al timbre? –pregunta confundida.

–Creo que hoy me he dejado las llaves en casa.

–¿Crees? –dice un poco enfadada.

–Sí, creo.

–Como...

–Tranquila –la interrumpo – que no las he perdido.

–Eso espero Liz...

–Esperas bien –le sonrío de forma irónica y cuando se gira pongo los ojos en blanco. «Me exaspera».

–Papá dice que la comida está lista.

–¿Papá come hoy aquí? –digo con una sonrisa de oreja a oreja.

–Sí, así que ven a comer rápido antes de que se vaya al trabajo.

Dejo la mochila por ahí y voy casi corriendo a la cocina.

–Hola papá –me acerco a él y le doy un beso en la mejilla.

–Hola cariño, sientate que hoy te he hecho pasta para comer.

–Ay, papá ¡te quiero! –él se ríe.

–Lo sé.

–Mamá hoy he quedado en...

–Estás castigada.

–¿Me dejas terminar? –digo enfadada.

–Vale, pero estás castigada.

–Deja que se exprese Susan –le dice mi padre y ella asiente.

–He quedado en la biblioteca porque tengo que hacer un trabajo por parejas. Estaré una hora más o menos.

–Vale, es por cosas del instituto... En ese caso claro que puedes salir e incluso quedarte una hora más si la necesitas.

–No, tranquila. Creo que con una hora será suficiente.

–Vale, ahora a comer –dice mi padre poniendo delante de mi un plato de espaguetis con el que se me cae la baba.

–¡Qué aproveche! –digo y me voy directa al plato.

He de decir que están tan buenos como siempre, y teniendo en cuenta que como como una cerda me acabo el plato en unos minutos.

Dejo el plato en el frgadero y me voy a darme una ducha. El día de hoy ha sido agotador en el instituto y sé que solo una ducha podrá relajarme.

Después de la ducha me pongo unos vaqueros y una sudadera. Ropa normal y cómoda, nada del otro mundo. Supuestamente voy a la biblioteca hay que disimular. Me pongo los zapatos y bajo a por la mochila.

–Me voy, ¡adiós! –digo desde la puerta.

–Adiós Liz –dice mi madre con una sonrisa –. No te retrases si no quieres morir –me avisa y yo pongo los ojos en blanco.

No miro la hora porque seguro que voy a llegar unos minutos tarde. Wendy me va a matar, aunque está acostumbrada...

–Hola –le sonrío cuando me abre la puerta de su casa.

–Hola, pasa –dice bostezando.

–¿Estabas durmiendo? –le pregunto con la ceja enarcada.

–Sí, me he quedado dormida sin querer y por eso perdono tu impuntualidad.

–Que considerada –digo de forma irónica y ella pone los ojos en blanco.

–Me voy a lavar la cara y nos vamos. Dame un segundo –dice volviendo a bostezar.

–Eres como un jodido perezoso –se ríe.

–Sí, algo así.

–Hola Gordi –digo cuando su perro aparece –. Hacía tanto que no te veía... ¡Ven!

Gordi viene corriendo hacia mi y yo le acaricio. Se tumba en el suelo y se gira quedando boca arriba.

–¿Quieres que te acaricie la barriguita? –le pregunto y ladra –. Trato hecho.

–Vale, ya está. Vámonos –dice Wendy cogiendo sus llaves.

–Lo siento Gordi, pero tengo que irme...

–Gordi, fuera. Deja de seguir a Liz, tú no puedes venir –el perro ladra y Wendy coge una pelota y se la tira.

–¿Vamos a...?

–Calla y sal –me interrumpe –. Es la única manera de poder salir de casa.

–Pobrecito...

–Lo sé, pero es que no puede venir.

–Ya, bueno vamos.

–¿Por qué te traes la mochila?

–Porque tengo que disimular.

–Ah, claro.

Vamos a la peluquería que está a quince minutos de la casa de Wen. Suerte que no es la misma a la que va mi madre.

–Hola Wendy, ¿manicura?

–Sí, hoy traigo a mi mejor amiga –le sonríe a la chica joven de pelo negro –. Se llama Liz.

–Hola –sonrío.

–Hola, venid por aquí.

Nos lleva a unos sillones y nos meten las manos en agua. No sé nunca he ido a la peluquería a hacerme la manicura.

–Bueno Liz, ¿qué pasó con lo del psicólogo?

–Se puso pesado con Ethan y me largué.

–Wow, y después pasó lo de la pelea, ¿no?

–Sí, pero solo fue Ashton el que le pegó. Sinceramente no sé como Ethan no le pegó un buen puñetazo.

–¿Por qué?

–Porque Ashton le pegó tres y él ni habló.

–Se los merecía, Liz.

–Lo sé, pero siendo como es me pareció raro que no se defendiera.

Seguimos hablando mientras nos liman la uñas, nos las pintan y luego las meten en la lámpara para fijar la pintura. Es muy relajante estar ahí hablando mientras nos ponen las uñas bonitas. Además echaba de menos pasar el tiempo con Wendy.

–Gracias por venir chicas, ¡volved cuando queráis!

–Claro que sí, volveremos pronto –digo sonriéndole a la chica de antes y nos vamos.

–¿Qué hora es?

–Pues las cinco y media pasadas –digo mirando mi móvil.

–Vale, tenemos tiempo de sobra. ¿Quieres venir a mi casa?

–No puedo, le he dicho a mi madre que estaría ahí en una hora y como llegue tarde me va a matar. Literalmente.

–Jo –dice haciendo pucheros –. Bueno mañana es viernes planearemos algo.

–Sí por favor, no quiero quedarme en casa.

–¿Estás dispuesta a escaparte de nuevo?

–Ni me pillaron Wen, además me quedan tres semanas de castigo. No puedo estar encerrada tanto tiempo.

–Vale, te llamaré luego. Ten cuidado y te quiero.

–Lo mismo digo.

Nos damos un abrazo y me voy hacia mi casa. Al final voy a llegar más pronto de lo que creía.

Saco las llaves y abro la puerta rápidamente.

–Ya estoy...

Me callo en cuanto escucho los gritos de mis padres desde aquí. Cierro la puerta con cuidado y camino despacio hasta la oficina de mi padre. Ellos no saben que he llegado y creo que está pasando algo gordo.

Me quedo en la pared de al lado de la puerta y por fin oigo lo que dicen.

–¡No! Sabes que no va a reaccionar bien –le dice mi madre a mi padre.

–Te lo dije. Te lo dije y no me quisiste escuchar.

–Lo sé, lo sé...

–Pero tú solo has querido esperar y esperar. Ahora es peor, porque has esperado demasiado Susan.

–No me eches la culpa de todo esto.

–Claro que te la echo, sabes que se lo he querido decir cientos de veces y tú siempre me has dicho que no. "No cariño, todavía no es el momento" –dice imitando su tono de voz.

–Porque es la verdad, no era el momento de decírselo.

–¿Y cuándo es el momento? ¿Cuándo? Porque llevas esperando diecisiete años y todavía no ha sido el momento.

–No lo sé, ¿vale? ¡No sé cuándo es el momento! Llevo planeando como decírselo y no encuentro la manera.

–Díselo y ya está.

–Sí, claro. Qué le digo: oye Liz, tienes un hermano.

Cuando escucho esas palabras me quedo de piedra. ¿Tengo un hermano? Creo que he escuchado mal.

–Sí, díselo así Susan –suspira mi padre –. No hay otra manera y no puedes esconderlo más. De pequeña siempre nos decía que quería tener hermanos pero nosotros no queríamos tener más hijos.

–Sí, es verdad. Liz quería un hermano para jugar con él y no sentirse tan sola...

–Te doy dos semanas para que se lo digas. Si no lo haces lo haré yo. Llevo mucho tiempo guardándolo y no es justo que ni yo pueda conocer a mi hijo ni ella a su hermano.

El corazón me late muy fuerte y estoy muy confusa. Las lágrimas caen por mis mejillas y no me había dado ni cuenta.

–¿Tengo un hermano y no me lo habíais dicho? –digo en la puerta de la oficina.

–Oh Liz, ¿estábas ahí? –dice mi madre mirando a mi padre y se levanta.

–No, ¡no te acerques! –le grito y ella se detiene.

–Espera Liz, tienes que escuchar toda la historia.

–¿La historia de que tengo un hermano y me lo habéis estado ocultando? ¡He querido tener un hermano toda mi vida! ¡Toda mi jodida vida!

–No sabía como decírtelo cariño...

–¡Diciendomelo! Has tenido cientos de oportunidades y has esperado a que me entere diecisiete años después –digo mirándola muy furiosa.

–Liz cariño... –dice mi padre y yo le miro con los ojos entornados.

–No papá, no me hables. Me has decepcionado, creía que tú me lo contarías –me limpio las lágrimas con la manga de mi sudadera

–Liz, lo tuvimos hace mucho tiempo pero éramos muy jóvenes y se lo dimos a una familia que conocíamos para que le cuidaran.

–¿Y por qué me tuvisteis a mi? –pregunto enfadada –¿acaso es que él no os importa?

–Sí, sí nos importa.

–¡No mientas! ¡No me mientas más! Eres la peor madre del mundo. No me hables más en la vida –me doy la vuelta y mi madre me sigue.

–¡Espera Liz! ¿A dónde vas?

–¡Me voy de aquí!

–¡Estás castigada! –me grita enfadada.

–¡A la mierda el castigo!

Cojo las llaves de su coche y mi mochila de la puerta. Salgo corriendo hacia el coche y mi madre me sigue.

–¡Déjame! No me toques o llamo a la policía –le digo cuando me agarra del brazo. Consigo zafarme de su agarre y me voy hacia el coche.

–Pero Liz, no puedes irte. ¡Tenemos que hablar!

–Lo hubieras pensado antes Susan.

–No me llames así, ¡soy tu madre!

Me monto en el coche y cierro la puerta y los pestillos para que no pueda subir.

–Sí, una madre a la que ni conozco.

Después de esas palabras arranco el coche y me voy de ahí. Mi madre me sigue andando, pero mi padre la agarra del brazo y deja que me vaya.


¡Hola a tod@s! Hasta aquí el capítulo de hoy😊 Espero que os haya gustado. ¿Os pilló por sorpresa la noticia?😱

Gracias como siempre por seguir leyendo mi novela y por comentar y votar💕

Espero que tengáis un buen día, tarde o noche y un beso muy grande😘

¡Nos vemos pronto con un nuevo capítulo!😎

Continue Reading

You'll Also Like

621K 26.8K 46
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
964K 155K 151
4 volúmenes + 1 extra (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso justo...
594K 77.3K 77
*Fueron los libros los que me hacían sentir que quizá no estaba completamente sola, y tú me enseñaste que el amor solo es una debilidad.* Isis descub...
1.4M 100K 80
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...