Me bajo del coche preparada para ver a mi psicólogo, como todos los malditos lunes. Creo que no hay peor forma de empezar la jodida semana...
–Hola –me dice Ethan en cuanto entro.
–Adiós –le digo de forma antipática y me voy directa a la consulta.
No pienso mantener una conversación con él, pero mucho menos pienso escuchar de nuevo sus súplicas de que le perdone.
–¿Se puede? –digo llamando a la puerta.
–Claro señorita Coleman, adelante.
Abro la puerta y me sonríe de forma simpática. Yo le miro fijamente. «Si cree que esa sonrisa me ayuda se equivoca, me enfurece aún más».
Me siento en la silla de siempre y le miro atentamente. Espero que la sesión de hoy sea más amena. Más que esperar lo ruego.
–Tu madre me llamó el otro día, dice que no quiere que ayudes a ese chico y que fuisteis a la cárcel. ¿Es eso verdad?
–Sí, fui a la cárcel por su culpa y mi madre no quiere que le ayude.
–¿Y tú qué quieres?
–¿A qué te refieres? –le pregunto confundida.
–Pues a qué quieres hacer tú Elizabeth.
–Ah, yo quiero irme de aquí –le digo con total sinceridad y él se ríe.
–Muy graciosa, pero me refería respecto a Ethan.
–No quiero ayudarle.
–¿Lo dices porque tu madre no quiere o por algo en especial?
–Ese chaval quiere que seamos amigos, pero no podemos porque me besó. Quiere romper la relación que tengo con mi novio y aunque quiera ayudarle solo me trae problemas.
–¿Y por qué te besó? –pregunta sorprendido.
–Pues no sé, pregúntele a él y si consigue algo de información dígamelo. Me sería muy útil –le sonrío de forma amistosa.
–Solo si ayudas a Ethan.
–He dicho que no voy a ayudarle y deje ese tema –empiezo a alterarme.
–No, necesita tú ayuda.
–Pues ayúdele usted. Yo no puedo perder el tiempo, además mi madre me lo ha prohibido.
–¿No podría hacerlo de prueba? Aunque sea solo un día...
–He dicho que no.
–Solo un intento.
–No.
–Pero...
–No.
–Venga, Elizabeth. ¿Qué tengo que hacer para que digas que sí?
–No lo voy a decir y si no cambia de tema me iré –le advierto.
–Pero es por su bien, entiéndalo –al decir esas palabras me levanto –. Espera Elizabeth, no te vayas escúchame.
–No, ya he escuchado suficiente. Nos vemos la semana que viene.
–Pero...
–Adiós –digo saliendo por la puerta y me encuentro a Ethan sentado donde estaba antes.
Había quedado con Ashton después del psicólogo así que decido enviarle un mensaje. No voy a volver ahí dentro por lo que tengo el resto del día libre...
-Ven a recogerme cuando puedas, estoy en el psicólogo. He salido antes😜
Me siento en un banco a esperar a que Ashton me responda y venga a por mi.
El móvil me vibra y me encuentro con un mensaje de Ashton:
-Vale, en diez minutos estoy ahí.
Menos mal que viene a recogerme. No son ni las cinco y media y ya ha acabado la sesión de hoy. No debería insistir tanto en que ayude a Ethan.
Además hay que respetar las opiniones de los demás, ¿no? Si yo no quiero no pueden obligarme.
Lo bueno es que a mi madre tampoco le parece buena idea, y eso de: "lo que ella dice va a misa" me viene muy bien esta vez.
–Hola Eli –dice Ethan de repente sentándose conmigo en el banco.
–Déjame en paz.
–¿Por qué?
–Porque me meto en líos por tu culpa. Así que vete de aquí.
–Sigues enfadada, eh... –dice con tono burlón y lo miro seriamente.
–¿Y a ti que te parece?
Ashton llega y para el coche al verme en el banco. Yo le saludo con la mano y me levanto. En cuanto ve a Ethan sale del coche.
–Hola –le digo y le doy un beso –gracias por venir tan pronto. Tuve un problema ahí dentro.
–¿Un problema? –dice abriéndome la puerta.
–Sí –me río –un problema...
–Eh Eli –me llama Ethan y le miro –¿podemos hablar?
–Ni de broma.
–¿Quieres hablar? –le pregunta Ashton y él asiente –pues hablemos.
Yo me bajo del coche y lo miro para saber qué está tramando porque hablar con él no es la mejor opción.
Mi novio se acerca a él mirándole fijamente y de repente le da un puñetazo en la mandíbula. Me levanto del coche ante esta escena y aunque quiera ir mis pies no reaccionan.
–Esto es por lo que le hiciste pasar a Liz el otro día –se acerca y le pega otro puñetazo –. Esto por molestarla –y le pega otro puñetazo, esta vez en el ojo – y esto porque te lo debía. ¡La besastes sabiendo que no quería!
Yo me quedo petrificada al ver como se ha tornado la situación. Ethan ni siquiera se mueve. Le sangra el labio y el ojo lo tiene hecho una mierda.
Cuando consigo reaccionar cojo a Ashton del brazo y tiro de él.
–Es hora de irnos.
–Ahora no dices nada, ¿no? –le dice Ashton.
–Vamos –digo tirando de su brazo pero no tengo suficiente fuerza.
–Ven aquí y pégame –grita mi novio y entonces tiro más fuerte. Solo consigo que de un paso hacia atrás.
Se acerca a Ethan de nuevo y sé que por la rabia que tiene le quiere volver a pegar.
–No, para –digo poniéndome delante suya.
–Quítate Liz –me dice y sus preciosos ojos marrones están muy oscuros y llenos de furia.
–Ethan, vete –pongo las manos en el pecho de Ashton mientras le empujo hacia el coche –. ¡Vete antes de que te siga pegando, joder! –le aviso y al fin mueve el culo y se larga de aquí con la mano en el labio mientras sangra.
–¡Eso, vete y no vuelvas a molestarla más! –grita Ashton más fuerte y yo consigo darle un fuerte empujón que lo acerca al coche.
–Ya Ashton, métete en el coche de una vez.
Abro la puerta del copiloto y se sienta. Yo doy la vuelta y me siento en el lado del conductor.
Tengo el carnet desde los dieciséis años, aunque no conduzco porque no tengo coche. Me lo saqué a la primera y estaba súper emocionada por poder ir al instituto en coche.
Cuando mis padres me dijeron que tendría que ahorrar para comprarme un coche todas mis esperanzas se esfumaron.
Me pongo el cinturón y arranco el coche. Conduzco hasta mi casa y durante el trayecto ni Ashton ni yo nos decimos ni una palabra.
Sé que estaba cansado de todo esto pero no quería que todo fuese tan lejos. Yo no quiero problemas y al parecer lo que yo quiera es lo de menos.
–¡Me lo prometiste! –digo al aparcar en la calle de mi casa –Me prometiste que no le pegarías.
–Lo sé y lo siento, pero tenía que hacerlo.
–¿Acaso no sabes que eso es peor? –le pregunto intentando hacer que razone.
–Si quiere volver, que lo haga. Estaré aquí esperándole.
–¡No! Por eso no quería que le pegases porque volvería a por ti. Te has pasado con los puñetazos Ashton.
–Yo... solo quería que te dejase en paz. Sé que te lo prometí y lo siento, pero la rabia se ha apoderado de mi.
–Espero que no vuelva a pasar.
–No volverá a pasar. Te lo prometo.
–¿Esta vez va en serio?
–Sí, no quiero que te enfades.
–Estoy enfadada.
–Lo sé, sé que no debería haberle pegado pero no sabes lo bien que me siento ahora –dice con una enorme sonrisa y me hace sonreír a mi también.
–Eres un mentiroso –le digo mirándole de reojo.
–Y tú muy buena conductora. ¿Desde cuándo sabes conducir?
–Desde cumplí los dieciséis. Me saqué el carnet de conducir para ir al instituto... –y me doy cuenta de lo que está haciendo –no me cambies de tema. Sigo enfadada.
–Venga nena, no te enfades. Ya no puedo volver el tiempo atrás.
–El problema es que no estás arrepentido y si volviésemos a ese instante volverías a pegarle.
–Eh, eh –dice intentando tranquilizarme y me coge de la mano –. Mirame. Liz, nena mírame.
–¿Qué? –digo de forma antipática al mirarle a los ojos.
–Necesitaba pegarle. Sé que te prometí que no lo haría pero me estaba tocando demasiado las cosquillas. Prometo que no volveré a hacerlo a menos que tenga que defenderme.
–Vale, pero espero que esta promesa sí la cumplas –digo fulminándole con la mirada.
–Ya verás que esta sí que sí –me sonríe y me da un beso en el dorso de la mano –. Te quiero.
–Y yo a ti –le digo con una sonrisa y me acerco a darle un beso en los labios.
Él tira de mi y me lleva hasta su regazo. Pone una mano en mi cuello y la otra en mi cintura y comienza a besarme como el otro día en aquella habitación.
Me muerde el labio y yo gimo. Me encanta cuando hace eso.
–Vale Ash, vayamos dentro –digo cuando consigo deshacerme de sus caricias y sus besos que me ponen la piel de gallina.
–Pero qué pervertida Liz –dice mirándome con una sonrisa burlona.
–No lo decía en se sentido idiota –digo dándole con mi puño en su brazo y él se ríe.
–Sí, ya. Como si no estuvieras pensando en eso...
–Ash, para –digo mirándole –a ver si el que no para de pensarlo eres tú –digo enarcando una ceja.
–No, yo no tengo una mente tan pervertida como la tuya –arquea las cejas y me hace reír.
–Anda vayamos a casa, tengo que hablar con mi madre.
¡Hola a tod@s! Hasta aquí el capítulo de hoy, espero que os haya gustado😊
Gracias por leer, votar y comentar. Me hacéis muy feliz😳 Sois de lo mejor que hay🙈
¡Nos vemos pronto con un capítulo nuevo!😎
Que tengáis un buen día, tarde o noche y un beso😘💕