Reencuentros amorosos

By sweet_svu

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Olivia, madre y mujer trabajadora, comprometida con su trabajo, nunca imaginó que su vida cambiaría por el re... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29 (+18)
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34 (+18)
Capítulo 35 (+18)
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43 (+18)
Capítulo 44 (+18)
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47 (+18)
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51 (+18)
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56 (+18)
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60 (+18)
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65 (+18)
Capítulo 66
Capítulo 67 (+18)
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75 (+18)
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86 (+18)
Capítulo 87
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92 (+18)
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99
Capítulo 100
Capítulo 101
Capítulo 102
Capítulo 103
Capítulo 104
Capítulo 105
Capítulo 106
Capítulo 107
Capítulo 108
Capítulo 109
Capítulo 110 (+18)
Capítulo 111
Capítulo 112
Capítulo 113
Capítulo 114
Capítulo 115
Capítulo 116
Capítulo 117
Capítulo 118
Capítulo 119
Capítulo 120
Epílogo

Capítulo 88

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By sweet_svu

Elliot llamó a Olivia varias veces para que despertara pero nada funcionaba así que decidió darse un baño rápido. Se recostó de su lado de la cama y se puso a su espalda. Besaba su hombro, cuello, mejillas, sien y en el espacio de cada beso le decía que era hora de despertar. La abrazó muy fuerte, levantó su blusa, acarició su barriga y susurró un "te amo".

—Ell tienes las manos heladas —se quejó dando un respingo y agarró sus manos.

—Vamos dormilona, arriba —repitió Elliot y ella rió.

—Quiero quedarme así un largo, largo tiempo.

—Apenas termine la fiesta nos quedaremos en cama todo lo que quieras —contestó besando su mejilla.

Una gota de agua cayó encima del rostro de Liv.

—Estás todo mojado, Elliot. La cama —regañó y se giró para verlo mejor.

—Bien, bien, dejo de mojar la cama. Tengo que vestirme antes de que mis hijos desbaraten todo antes de la fiesta.

Rió y le dio un corto beso. Empezó a vestirse mientras Liv se bañaba.

—Es increíble que todavía no sepa que voy a ponerme. Todos están listos y ya mismo vienen los invitados —dijo Liv frustrada mientras se sentaba en la cama cruzada de brazos.

—Mi vida, te verías bien hasta con una cortina puesta —aseguró Elliot con una sonrisa y ella le dio una mirada de muerte.

—Como tú no eres el que esta gordo y se ve gordo con cualquier cosa que se pone te das el lujo de bromear —murmuró alejándose de él y sacando tres vestidos del closet—. ¿Cuál de los tres? Elige uno.

Se quedó pensativo. "Si elijo uno se enojará pero si no lo hago dirá que no la ayudo. En serio se vería hermosa con cualquiera" se dijo observándola a ella de pies a cabeza, tenía puesta solo la bata de baño y su ropa interior.

—¿Entonces?

—¿El morado? —contestó más como una pregunta luego de respirar hondo, era un vestido magas largas que seguramente le llegaría a la rodilla.

—¿El morado? —preguntó poniendo los ojos en blancos—. Seguro parezco una remolacha con eso.

—¿Mejor el color menta? —preguntó él dudando, era un vestido del mismo largo que el anterior pero las mangas eran hasta el codo y escote en v.

—No estás eligiendo, Elliot. Ni siquiera los estás mirando.

—Cariño en serio se te...

—Ve a ver a tus hijos, Elliot. Ya entendí que no puedes ser útil en cuanto a ropa se refiere y si me vuelves a decir que me vería bien con una cortina pues dormirás en el sofá con una de pijama —dijo dejando dos de los vestidos en la cama y tratando de imaginar cómo se vería con uno de ellos frente al espejo

Él quiso reír por su ocurrencia pero no era el momento, la besó en la mejilla y bajó para ver si se olvidaba de algo que necesitarían en la fiesta.

Los Stabler y Noah que estaban seguros que dentro de poco también sería un Stabler veían una película en la sala para que el cumpleañero no sudara o se ensuciara antes de la fiesta.

Elliot bajó y escuchó todo muy callado. "La tormenta se avecina" pensó sonriendo. Ingresó en la sala y Noah fue el primero en pararse en el sofá para saludarlo y preguntarle por los invitados y la torta que sus tíos debían traer.

—Estás muy guapo hijo —aseguró mirando al pequeño de pies a cabeza.

—Apuesto papi. Eso han dicho mis hermanas —corrigió y todos rieron—. Tú te ves muy bien.

—Pues gracias —tomó a su hijo en brazos—. Todos mis hijos están bastante guapos hoy eh.

—Pues claro. Es el primer cumpleaños que pasamos con nuestro hermanito menor —contestó Kathleen y besó la mejilla del niño.

—El primero de muchos cumpleaños. Espero que Liv no se dé por vencida y los siga haciendo cada año —comentó Richard riendo.

—Esperemos —dijeron todos a la vez.

—Ya que estamos tan guapos todos, nos tomaremos una foto —llamó la atención Elizabeth, todos asintieron y se sentaron en el sofá grande, acomodándose alrededor de su padre.

—Selfie Stabler —comentó Maureen riendo.

—Aunque faltan dos —afirmó Eli refiriéndose a los gemelos.

Richard sacó la foto con la cámara instantánea de Elizabeth, luego otra con el celular de su padre, más con el de Kathleen con otras poses, haciendo caras, pucheros, en fin una sesión de fotos completa.

—Alex —saludó al responder la llamada de su amiga.

—Hola Liv. Ya vamos a salir de la pastelería. Quedó increíble el pastel —informó la rubia sonriendo y subiendo al auto—. Dime que todavía no llegó nadie. Aunque estamos a tiempo según yo eh —añadió riendo mientras veía la hora.

—No he escuchado el timbre. Supongo que nadie llega. Sigo en mi habitación —contestó sentada frente al tocador que tenía en su habitación, puso la llamada en altavoz y continuó maquillándose.

—¿Qué sigues haciendo ahí arriba?

—¡No sé qué demonios ponerme todavía! —resopló frustrada—. Elliot no ayudó en nada con respecto a que me pongo. En lugar de ayudar a elegir, preguntaba y dijo que me quedaría bien una cortina. ¡Una cortina, Alex! Claro, como él no está gordo.

—Espera —pidió la rubia dejándola en la línea y riendo un poco por todo el discurso de quejas que le habia terminado de dar.

—¿Qué pasó? —preguntó Allan al ver a su novia moviendo la cabeza de un lado a otro mientras sonreía.

—Es Liv. Está muy, muy enojada por no saber qué ponerse. Sé que no me debería reír porque puede que me pase igual pero no puedo dejar de hacerlo.

Tomó aire y cambio la llamada a video llamada. Olivia aceptó al instante.

—Muéstrame tus opciones. Veo que estás maquillada.

—Y bueno, tenía que avanzar en algo. Por cierto, estás muy linda —contestó y giró la cámara del celular hacia la cama donde estaban los tres vestidos.

—Creo que me pondré un jean y cualquier suéter grande por ahí.

—Ponte el blanco con estampado de flores y no quiero escuchar que te quejas. Nada de jean. Ese vestido te quedará perfecto —ordenó como si de una niña se tratase—. En 20 minutos estamos ahí y espero que estés lista.

—¿Zapatos? —preguntó sin querer discutir con otra embarazada sobre lo que le quedaría bien o no.

—Los que te sientas más cómoda. No tacos y podrían ser de color café —contestó Alex con una sonrisa, lo de ordenar que se debía poner si le había funcionado, esperaba más quejas de su amiga pero no.

—Bien, gracias. Te veo en un rato.

Diez minutos después de hablar con Alex, Olivia bajó lista para el cumpleaños de su hijo. Se puso el vestido que su amiga había elegido. Uno blanco con estampado de flores rosa, fucsia y pequeños detalles rojos y verdes, nada cargado, en cuello redondo, sin mangas y le llegaba a la altura de la rodilla. Se ajustaba justo donde terminaba su busto lo que hacía más visible su barriga de 5 meses que en realidad parecía de 6. Sandalias bajas de color café y accesorios del mismo tono. Dejó su cabello suelto y en ondas. Se veía radiante. No escuchó ruidos dentro de la casa así que asumió que estarían en el jardín. Ella caminaba hacia las voces de los chicos fuera y Elliot ingresaba a la casa dispuesto a ir a su habitación para tratar de ayudar a Olivia en lo que pudiera con la ropa así tuviera que dormir en el sofá después.

—Pareces un ángel —le dijo Elliot luego de unos minutos de observarla de pies a cabeza. Ella se sonrojó al instante, aún sus palabras tenían ese tipo de efecto en ella y él sonreía embobado al darse cuenta—. No, no, no. No pareces un ángel. Eres un ángel. Mi ángel. Seguro te están buscando allá arriba —se acercó a ella muy lento y señaló hacia arriba.

—No seas tonto.

—Eres increíblemente perfecta —ella sonrió y cruzó los brazos detras del cuello de él—. No me cansaré de decirlo. Lo diré hasta que me lo creas y cuando lo hagas lo seguiré diciendo porque me gusta decir la verdad —puso sus manos en su espalda baja y suspiró.

—¿Tenías preparado los elogios o se te ocurrieron de repente? —preguntó riendo y recorriendo su rostro con la yema de sus dedos.

—Se me ocurrieron de repente. Tú haces que las palabras salgan con toda facilidad de mi boca.

—Ya cállate y mejor me besas.

Una vez supo que ponerse y se vio al espejo lista pues su humor había mejorado. Olivia le llegaba un poco más abajo de sus ojos sin tacos así que se paró de puntitas y se acercó a sus labios muy lento. Se besaron con detenimiento disfrutando de ese contacto que era tan celestial para ellos.

—Te adoro, mi vida —susurró Elliot en sus labios.

—Y yo a ti. Mucho, mucho, muchísimo —aseguró refugiándose en su pecho—. Tú estás muy guapo eh.

Escuchó que Noah la llamaba y su momento romántico tenía que aplazarse. Le dio un corto beso y dirigió su mirada hasta donde escuchaba que la llamaban. Vio a su hijo y se lanzó a comérselo a besos de lo hermoso que estaba. Agradeció a los hijos de Elliot por encargarse de la ropa excepto a Maureen que había salido hace unos minutos para traer la sorpresa de Noah y de su padre.

Sus tíos llegaron. Allan llevaba el pastel y Alex el regalo de Noah.

—¿Crees que le guste a Liv el regalo de Noah? —preguntó a su novia antes de tocar el timbre de la casa.

—¿Cómo no va a gustarle si es tan precioso? Sólo míralo —lo acercó a él—. ¿No te derrite su mirada?

Él echó a reír.

—Claro que sí pero no sé si a ellos también.

Alex jugaba con el perrito que llevaba en brazos. El regalo de su sobrino era un golden retrivier con un inmenso lazo rojo en el cuello. Tal y como se lo había prometido hace más de un mes. El pequeño quería un perrito y pues ella le compró uno. También compró lo necesario para su cuidado, comida, los platitos, el collar que tendrían que enviar a grabar con el nombre y los datos y su cama.

Tocaron el timbre de la casa ambos respirando profundo ya que no sabían si se lo regresarían. Noah fue el primero en correr a la puerta seguido de su madre que iba caminando.

—Deben ser tus tíos —le dijo Liv a su hijo sonriendo.

Abrió la puerta y ahí se encontró con ellos. A Allan no se le veía la cara ya que el pastel lo cubría y Alex estaba ahí con una gran sonrisa.

—¿Es mío?

—Noah, primero saluda —reprendió.

Alex se puso a su altura y le dio un sonoro beso. Mantenía una de sus manos detrás para no mostrar el cachorrito, por suerte como era pequeño y en el camino fue dormido seguía tranquilo. Elliot y sus hijos salieron a saludar. Richard ayudó a Allan con el pastel para colocarlo en la mesa del jardín.

Era un pastel de 2 pisos altos. La base era del traje de Spiderman, el primero piso del de Batman, el segundo del de Superman con la capa incluida y la parte de arriba del escudo del capitán américa. Tenía el número 4 en las divisiones de cada piso y el el logo de Batman.

—Está increíble el pastel —comentó Kathleen y los saludó con un beso, todos hicieron lo mismo elogiando el gran pastel.

—No debieron molestarse —aseguró Liv abrazando a su amiga y luego a Allan.

—No es molestia. Nosotros te pedimos hacernos cargo de esa parte —dijo Allan sonriendo.

—¿Y mi regalo?

—¿Creíste que me iba a olvidar de el? —preguntó sonriendo y escucharon un pequeño chillido del cachorrito.

—¡Lo trajiste!

—¿Qué trajiste?

—El regalo de Noah, Liv —contestó inocente y mostró al cachorro. Noah lo agarró y lo besó. Luego sus hermanos hicieron lo mismo dándole mismos—. Se lo prometí. Es su regalo de cumpleaños. Además dijiste que estabas considerando la idea. Sólo lo adelanté un poquito.

—Es un golden —comentó Liv luego de unos segundos, seguía sorprendida.

—Sí y le compramos todas sus cosas. Están en el auto.

—Yo lo cuidaré y con Noah lo entrenaremos —le susurró Elliot a Olivia.

Ella vio la cara de felicidad de Noah y no pudo negarse a tenerlo. Dijo que lo pensaría pero se le habían adelantado. Noah agradecía a sus tíos con besos y abrazos. 


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Último capítulo de la semana. Ojalá lo disfruten. Que tengan un lindo fin de semana.

Sweet

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