Estoy fría, inerte, mi corazón se aprieta en mi pecho, ahogándome.
Sin respiración, sin sentido, volvía a morir.
Volví a ser un saco de huesos, y esta vez mi corazón murió conmigo.
Las emociones se arremolinan a mi alrededor me dejan en un confundido mar de llanto, enojo, resignación e incredulidad.
Una parte de mi está gritando, rogaban do y llorando que fuera una broma, que nada fuera real... todo lo demás no valía, lo único por lo que imploraba era que no hubiera muerto. Que no me haya dejado. No de esa forma. No de nuevo. No de forma definitiva.
Por dios, el había sido más un padre que mi hermano, pero luego que se fuera, luego de que huyera, y me dejara, la primera vez para que pudiera ser libre, para que mi madre no lo vendiera tal como me ven dio a mí, para no ser una utilidad, se fue para ser libre. No para morir...
NO.PARA. MORIR.
Estaba enojada, no me hablo por años, no paso por mí, no dio señal alguna de visa y ahora... ahora viene a decirme esto....
Y yo le dije... le dije... que no iba a darle mi ayuda. Él quería mi ayuda, lo único que me pidió en años, lo único que esperaba de mí y yo le dije que no se la daría. Y no...
Es decir, no solo recibes una llamada para esto. No puedes aparecer solo para decir que solo no te veré una vez más.
Es decir...
Mi hermano está muerto
Mi hermano había muerto y tenía un bebe.
Había muerto dejando a una hija y atrás de sí y dejándome como la única apoderada. Todo quedó relegado a un segundo. Plano, yo, Michael. Todo. El niño se había quedado huérfano...
No...
Peor...
Se había quedado conmigo. Por dios que iba a hacer con un niño, ¿es siquiera un niño? ¿Es niña? ¿Estaría bien? ¿Estaría herido? ¿Cuantos años tendría? ¿Cómo le diría que sus padres habían muerto?
Mi mundo se está desmoronando a mis pies y lo único que me mantenía unida era la mano de Dawson sujetándome firmemente mientras avanzábamos.
—Alana... —finalmente hablo cuando nos detuvimos en una luz roja—, tienes que llamar a tus padres.
Asentí. Y saque mi celular, no llegue a nada, mis manos temblaban. Tan violentamente que apenas podía mantener el celular agarrado, lagrimas bañaban la pantalla mientras intentaba buscar los entre los contactos a mi padre.
Las lágrimas no me dejaban ver. Mis dedos abrían cualquier nombre menos el de mi padre. Golpe mi puño en mi pierna resignada y frustrada de que nada terminara bien. Niego con la cabeza en resignación, le tiendo el celular a Dawson él lo toma con una mano mientras maneja con la otra. Habla en susurros, siendo conciso y serio.
No se trata de una broma.
Oigo el grito desgarrador de mi tía en la otra línea.
Oigo el bullicio que hace mi padre.
Oigo la voz seca de mi madre.
No quiero verla, no quiero que lo vea, ni siquiera en estos momentos.
Llegamos al hospital y mis piernas están temblando, si Dawson no me agarrara estaría regada en el piso. El llanto cesa, mis ojos arden y tengo miedo de entrar. Pero lo hago.
Doy un paso, luego dos, y luego corro, atropello a cuantas personas se interpongan en mi camino, nada más me importa. Choco contra informaciones, grito el nombre de mi hermano mientras la enfermera me mira con ojos asustados. Un doctor aparece en ese momento. Me dice que me tranquilice. Lo ignoro y vuelvo a demandarle a la chica que me diga dónde demonios está mi hermano.
Dawson me aleja del mostrador, apretando mi cara en su pecho para que deje de gritar.
—Ha sido llevado a piso, están en la 309 listo para su traslado a la morgue o a un velatorio.
Empujo a Dawson y tomo las escaleras, no estoy cansada, ni siquiera agitada cuando abro la puerta de la habitación 309, veo dos cuerpos en a tenue luz de la habitación, cubiertos con sábanas blancas.
Camino, no sé si estoy respirando o no, no me importa.
Me acerco al cuerpo más imponente, sé que es mi hermano, estoy temblando conforme llevo mi mano al final de la sabana, tan pálida como la misma, la retiro delicadamente.
Tiene el cabello largo, del mismo tono de azabache que envidiaba, suave cuando paso mi mano por él. Mi garganta quemando por el esfuerzo que hago de no gritar. Mi mano se desliza a la piel de su mejilla, fría, áspera. Nunca le gustó afeitarse.
Quiero descender más la sabana, para ver donde estaba el daño, para convencerme que estaba muerto, porque ahora para mí parecía dormido.
Una mano toma la mía.
Dawson está detrás de mí. Negando con la cabeza.
—No necesitar ver eso.
Tragué en seco.
—¿Cómo...? ¿Cómo murió? —mi voz sonó ronca. Un medio apareció detrás de nosotros. Mi vista cayó en él mientras le repetía la pregunta.
—Un camión los golpeo de frente —dijo el señor acercándose a mí y jalándome lejos de la sala—. El timón golpeo todo su pecho, una costilla perforó uno de sus pulmones.
Hipé, me aferro de la camisa de Dawson para no caer. Miro el otro cuerpo a su lado y camino a él, jalo la sabana, y un leve grito que me encargo de cubrir sale de mi boca. A diferencia de James ella tiene raspones, y varias partes de su cuerpo están moradas, pero... aun así sigue siendo hermosa. No del tipo común de James, pero aun así...
—¿Y ella?
—El carro dio vueltas de campana, protegió al niño pero ella no lo logro.
El niño...
Oh por dios, él bebe.
—¿Cómo está? ¿Dónde está? ¿Tiene algo? Yo no...
El médico asintió.
—Ahora está en chequeo. No sufrió mucho daño, solo unos golpes. Se quedará aquí hasta que arreglen el papeleo. Tengo entendido que usted es la única con la potestad.
Asentí.
Una enfermera entró.
—La familia ya llego.
Todo se mueve en cámara lenta, mi padre llego y al igual que yo entra desesperado a la habitación, llorando la muerte de su hijo. Mi tía bajo a planta para arreglar todos los papeles del traslado a la morgue de los cuerpos. La chica, al parecer era huérfana así que también verían por ella. Mi padre sale con los ojos rojos, en algún momento, Dawson me había jalado a una silla y estaba sentada. Miro a mi madre, su cara perfectamente impasible, con un mueca de tristeza dibujada.
No le importaba.
—¿Tenía un hijo? —preguntó mi madre, mirando al médico.
Todo se volvió un zumbido, no oí nada, no sentí nada, solo sé que me pare, firme, decidida e irritada.
—Bueno al menos cuando crezca nos servirá más que James. Si lo criamos de la manera correcta...
El golpe resuena en toda a habitación, mis ojos desbordándose en lágrimas aunque mi expresión es dura, todos me miran atónitos, mi madre levanta su mano a su mejilla donde recibió el golpe. Luciendo horrorizada.
—¿Nos servirá? —grité, sin importarme que alguien me escuchara—. SOMOS TUS HIJOS, NO HERRAMIENTAS. JAMES SE FUE PORQUE HUYO DE TI.
—Y mira donde termino —me espetó de regreso mi madre.
—No lo habría hecho si no quisieras cambiarlo por un hotel. ME VENDISTE A MÍ PARA SALVAR TU EMPRESA, ya no tienes más hijos y por mi vida
Miro a mi padre, mi tía y finalmente vuelvo a mi madre.
—¡NO TOCARÁS AL HIJO DE MI HERMANO! No le harás lo que nos quisiste hacer a nosotros, ninguno de ustedes lo hará.
—¿Alana... hija de que estás hablando? —no miro a mi padre, mi vista sigue impresa en mi madre.
—No te enteraste. Me vendieron para salvar la empresa.
—Pero tú y Michael...
—Todo era una farsa. Era completamente mentira.
Volví el rostro a mi padre, él sabía y lo aprobó creyendo que amaba a Michael. Él lo sabía pero pensó que me haría feliz y no lo evito. Suspire, repentinamente cansada.
—Él bebe está bajo mi potestad. ―digo firmemente, molesta, finalmente cortando todo este asunto con mi familia―. Ninguno de ustedes se le acercará. Ni a mí. Ni a ese bebe.
Salgo del hospital sin mirar atrás, sin saber si Dawson me seguía o no. Pero algo tenía claro cuando saco el celular y llamo a Michael. Tenía una idea y sabía como funcionaba el sistema legal. Para proteger y tener a ese niño. No me importaba si hacia un pacto con el mismo diablo.
—¿Alana? —contesto.
—Tengo un trato.
Michael ríe.
—¿Y qué me interesaría de ti que ya no tenga?
Tomo una respiración.
—Mi entera devoción. —Michael se calló, así que seguí—. Quieres algo que los demás deseen y ya no puedan tener, ellos saben que no quiero esto, imagínate si actuara como si lo quisiera. Ese es mi trato.
—¿Cómo sabes que ellos saben que no quieres estar conmigo?
—Me conocen. Y sabes que si les pido el favor a cualquiera de ellos aceptaran.
Michael ríe.
—No hay nadie tan buen postor como yo, amor.
—Hay uno. —Silencio—. Dawn. Ya oíste lo que paso, y mi madre solo quiere dinero o a ti. Si Dawn puede salvar la compañía no habrá problema.
—¿Qué quieres que haga?
—Facilítame la adopción de mi ahijado y seré tuya. Sin quejas, sin reclamos, eso quiero.
Más silencio.
—Hecho, solo algo más.
—¿Qué?
—No quiero que vuelvas a hablar, acercarte, o incluso ser amiga de Chistopher, aceptas a eso y lo tienes todo.
Mi corazón se congela, alejarme de la única persona que siempre estuvo allí. Joder. Quiero gritarle muchas cosas en este momento, nada agradables, pero estoy en un callejón sin salida, hay un espada empujando mi pecho y llevándome directo a un acantilado. Y caigo. Entera.
—De acuerdo.
—Paso por ti para hacerlo de una vez.
—¿La fiesta?
—Primero los negocios. ¿Dónde estás?
—Encuéntrame en mi departamento y contacta a tu abogado, ya estoy yendo para allá —suspire.
—Nos vemos.
Colgó la llamada. Levanto la mano para parar a un taxi. Sintiéndome extrañamente vacía.
—No puedo creer que hayas hecho eso. —me giro para ver a Dawson detrás de mí. Su rostro descompuesto, herido. Se acerca y me toma del hombro―. Bates dime que no harás esto.
Trago en seco, miro el piso. Ahora... seré yo quien rompa esa promesa.
—Es lo único que me queda. Mi madre no parara hasta tener al bebé en sus manos.
—Yo podría ayudarte. Sabes que ahora yo puedo...
Niego con la cabeza.
—Eres el único amigo que conservo Dawson —mi voz se rompe, miró el taxi en la acera—. No puedo arrastrarte conmigo. Te mereces decidir a quién amar y querer, no solo tener un trato. No cargarte con un niño.
El hace una mueca de incredulidad y toma mis hombros.
—Tú sabes que no sería un trato. Alana tú siempre me has...
—Eres una estrella ―lo corto―, las adopciones de personajes famosos vuelan en los medios, será más complicado.
—No te rindas, apuesta. Es como en las carreras, quien no arriesga no gana.
Hago la mueca de una sonrisa. Y asiento tristemente. Terminaría con esto de una vez. Pero dejándole totalmente descolocado, respondo, consciente de lo que digo:
—Efectivamente, Christopher. El problema es que ya perdí todo. Y no apostaré la vida de un niño, del hijo de mi hermano, por algo tan vago...
—No te pido...
—Michael es mi mejor opción Christopher ―me mira herido cuando digo su nombre―, me enamoré de él una vez puedo volver a hacerlo, no es malo, como dijo estamos a mano.
—Alana...
Suspiro. Aquí termina todo.
—Hazme el favor de no involucrarte con esto ―digo seria mirándolo a los ojos―, ya no es una broma, es mi vida y solo a complicas cada vez que apareces. ―perdóname por favor, perdóname Dawson, veo a mi tía aparecer detrás de nosotros, la miro fijamente―. Ah... y por cierto con lo del príncipe... Eres azul oscuro. —él levantó una ceja, digo en voz más alta—. Perfecto para Dayanne. Terminé con mi trabajo. No se vuelvan a cercar a mí.
De inmediato, su mirada se endurece.
Me separo de él, dándole un empujón, y camino hacia el taxi. Dawson no me sigue. Intuyo que se ha quedado parado por lo que acabo de decir mientras sé que me observa mientras me alejo.
Derramo mis últimas lágrimas, prometiéndome jamás volver a llorar.
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Hola!!!
Esas veces... cuando sabes que estas haciendo algo mal pero igual lo haces... Alana estas loca y desesperada... literalmente un trato con el demonio y pobre Dawson que culpa tendrá el...
Espero que les guste el capi, votito y comenten
Besos a todos
Fer.