[Tonks]
Unas semanas después seguía recibiendo cartas melosas de Ginny contándome cosas sobre Harry. Las chicas le hacían preguntas tontas y tenían envidia, pero para Gin, la fama de Harry era nada, solamente lo quería por lo que era, un tipo flacucho sin chiste y muy torpe, y además... lo quería por lo que sentía ahora por ella.
Por otro lado, las cosas definitivamente no iban nada bien con el mundo mágico, mi padre... muggle, tenía que estar protegido con hechizos que mi madre hacía alrededor de casa pues los mortífagos comenzaban a desesperase.
Aquel día fue el que definió todo, por la tarde Kingsley me había dado la tarde libre ya que no se esperaba mucho, y al ser su preferida me consentía bastante, así que fui a casa de mis padres a comer.
—Tonks, quisiera ir al cine mañana—. Me dijo Liana.
—Bueno, ya veremos, si logramos cambiar en Gringotts por dinero muggle los galeones—.
—Sí... hay una película de caricaturas—. Miré a mi padre y él hizo una mueca.
—¿Le has dicho a alguien lo que somos?—. Pregunté a la pequeña.
—No, a nadie—. Asentí al escucharla.
—Bueno... entonces hablaré con tu padre—. Le sonreí.
—¿Me ayudas con mi tarea?—.
—¿Es sobre pociones? Soy mala... tal vez historia de la magia—.
—No... son matemáticas—.
—Lo siento nunca fui a una escuela muggle—.
—Ven Li-li, yo te ayudo—. Le dijo mi padre y se fueron.
—Me costará mucho criarla—. Admití delante de mi madre.
—Deben poner todo de su parte, si de algo sirve la magia es para facilitar las cosas... deben organizarse, oye, olvidé decirte que encontré un vestido hermoso en "Corazón de Bruja"—.
—¿De novia?—.
—Sí, mira esto—. Mi madre extendió la revista y pude ver un vestido blanco aperlado con motivos grises, no era exagerado, ni largo ni ampón, era sencillo y hermoso.
—Mamá... debo pedirlo ahora mismo—. Y ella me asintió.
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[Remus]
Era muy tarde, Aberforth y yo estábamos cerrando el negocio cuando la gente comenzó a gritar histérica, las luces comenzaron a apagarse, los murmullos de miedo me congelaron, al mirar el cielo, la gran serpiente que salía de la boca de la calavera estaba instalada en lo alto de Hogwarts, miré a Aberforth quien se metió al bar apagando las luces.
—¡Diantres!... Expecto patronum—. Grité y mi lobo salió corriendo. Imitándolo, fui al castillo tan rápido que sentí que el aire me quemaba mis pulmones, lo único que pensaba era en Harry y en como apenas Sirius y James veían eso y se volvían locos en tiempos de la primera Guerra. En la puerta ya no estaban los aurores, así que tuve que intentar por el bosque y estaba solo uno de ellos.
—Remus, corre aún no sabemos que pasó—. Quitó el hechizo protector y entré.
—Quédate aquí y dale acceso a Kingsley que ya debe venir, Moddy, Tonks y Diggle, no sé quién más venga... iré a averiguar—. Corrí aún más y entonces alguien me gritó.
—¡Remus!—.
—Dora...—.
—Apenas me enteré ¿Qué fue?—. La tomé de la mano sin soltar la varita y corrimos hasta el lugar donde provenían muchas luces.—Que no sea Harry ¡Merlín!—. Y no... no era Harry, allí en el patio mayor del colegio lucía el cuerpo del director del colegio. —Ay no... Dumbledor—. Dora se cubrió los ojos. En el patio estaba la multitud de estudiantes, llenos de lágrimas. Harry estaba sentado al lado del cadáver del director llorando, Ginny lo abrazaba intentando parecer fuerte. Solté un par de lágrimas y me acerqué a McGonagall.
—Profesora ¿Qué sucedió?—.
—No sé... no sé nada, lo vi hasta que ya estaba aquí—.
—Fue Snape... ¡Fue Snape! Les dije que era un mortífago... se los dije—. Reclamó Harry. —Yo lo vi, yo lo vi—. El muchacho seguía llorando. Tonks y Ginny se lanzaron miradas preocupadas mientras todos nos quedábamos en shock y buscábamos a Snape con la mirada... tonta idea... ya se había ido el muy maldito.
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[Tonks]
El colegio estaba paralizado, la Orden completa estaba allí, Harry ya nos había contado todo, la vigilancia se triplicó y el ministro también estaba allí. Ginny estaba sentada al lado de su madre quien sollozaba igual que todos. Harry no quería hablar con nadie. Hermione y Ron estaban sentados juntos intentando consolarse mutuamente.
—Hey—. Remus me llamó y saliéndome de todo, lo miré. —Hay que ayudar con la vigilancia—.
—La verdad no creo que regresen, esto apenas es el inicio, sin Dumbledor a cargo... sin Dumbledor en el mundo, él regresará y tengo miedo—.
—No pasará nada, debemos ser fuertes... tenemos que hacerlo—. Le asentí y me abrazó. —La profesora McGonagall ya se encargará de todo, ella sería una buena directora—.
—Sí, lo sé—. Entonces Ginny se levantó, tomó a Harry de la mano y lo volvió a abrazar.
—Pobre Harry... ha perdido mucho—.
—Sí, hablando de Harry, creo que debemos rehacer el plan, Snape lo sabía todo... por cierto, Moddy ya fue a Gimmauld Place a evitar que Snape utilice la casa o algo así—. Me comentó.
—No lo pensé... ese hombre piensa en todo—.
A otro día Remus y yo salimos de la cabaña vestidos de blanco, listos para el funeral del profesor, el cual fue en el bosque del castillo.
—¿Acaso Aberforth no acudirá?—. Pregunté.
—No... no quiere—.
—Es su hermano—. Reclamé.
—Y algunas personas lo llevan mejor en silencio—. Hice una mueca. Al llegar al castillo, todos llevaban ropa blanca, el cuerpo de lo que un día había sido el símbolo de valentía, lucha, paciencia y honor, lucía en un ataúd, pálido e inmóvil, la varita descansaba en sus brazos apoyada en sus manos. Remus y yo nos tomamos de las manos, los alumnos estaban melancólicos, los maestros tristes y los padres angustiados. Harry desesperado, enojado y Ginny a su lado con la cabeza gacha soltando lágrimas enormes.
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[Remus]
Luego del funeral de Dumbledor, Arthur y yo nos acercamos a los demás miembros de la Orden. Ginny llevó a Harry y se retiró.
—¿Cómo estás?—. Le pregunté.
—Pues...—.
—Harry... necesitamos que vuelvas a casa de los Dursley—. Le dijo Kingsley y él se sobresaltó.
—No... no volveré-.
-Potter, escucha, luego de esto, es necesario, no estamos listos para una guerra y eso sería lo único que provocarías, piénsalo, es verdad... necesitamos que estés seguro y regreses con tus tíos... ya hablaremos con ellos-.
—Harry... es necesario, yo no quería que regresaras, pero debes hacerlo—. Le dije y me miró.
—¿De qué serviría?—.
—Estarías seguro estos dos meses y nos darías tiempo, luego volverías a Hogwarts—. Le dijo Dora.
—De acuerdo—. Me dijo y yo asentí. —¿Podemos hablar?—. Le asentí y fuimos a otro lado. —Remus... eres el mejor maestro que he tenido, eres la única persona en la que más puedo confiar y debo pedirte que no digas nada... no regresaré, tengo algo que hacer... pelearé y no lo dejaré ganar—.
—Así se habla Harry... estoy contigo, debes hacerlo, bueno, debemos—.
—No... no, debo hacerlo sol—-. Sí... ya no éramos Sirius, James, Peter y yo. Harry debía hacerlo.
—Escúchame bien... no dejaré que algo te pase, y si eso debes hacer, hazlo, pero, cuentas conmigo—. Me asintió y abrazó, yo había sido tan poco en su vida que agradecí su confianza. Luego, regresé con Dora. Entonces llegó Ginny.
—¿Qué tienes pelirroja?—. Le preguntó Tonks.
-Terminamos—. Dora abrió los ojos.—Se irá y no volverá... no sabemos qué pasará, pero... yo no quiero, tuve que respetarlo pero... me duele—.
—Ginny... todo estará bien, él sabe lo que hace y vaya que lo sabe, no pueden vincularte con él ¿Sabes lo que significaría? Serías la primera presa de Voldemort... y no solo eso... toda tu familia—.
—Lo sé, pero... no quiero que le pase nada—.
—Aquí es dónde probarás que tan valiente eres—. Le dije y ella al oírme levantó la cabeza y asintió, luego se limpió las lágrimas, definitivamente era la chica más fuerte que había visto, claro... luego de la misma Tonks.