La mentira despierta en cama en la noche
y piensa acerca de tu vida
¿Deseas ser diferente?
Tratar de dejarte a la verdad
—30 seconds of mars
—
Pareciese que hubiera ocurrido en segundos pesados; se mueven con una gota de rocío, que no quiere desprenderse de la hoja en la cuál se aferra.
—Feeling the song, party done, shadows walking home
Walking with our game on
You are my kind, classic mind and you look so fine, hmm. —Se escucha a Florentino cantar Say it de Flume.
Dylan al divisarme —que de hecho había olvidado mencionar que estaba caminando sin ningún tipo de filtro hacia ellas— me observa de una manera menuda; mas cuando enarca la ceja y se cruza de brazos. Se vuelve hacia Mistie, articula unas palabras antes de irse como la cobarde que es.
Al estar frente a Mistie, ella me evita la mirada; por alguna razón esa poco aprecio o premura que tenía de ella se fue desvaneciendo, porque algo no me cerraba completamente de su actitud. Cabe la posibilidad de que sea una buena mujer, pero hay una cosa que... Me preocupa, y no es realmente bueno.
—Disculpa, sé que no es mi asunto, pero me gustaría saber de dónde conoces a Dylan —exijo saber, pero de una manera tan tosca que ella se muestra más pálida de lo normal.
No es que le tenga en contra —bueno, ahora que lo pienso... Sí, quizás sea esa la razón—. Dylan y yo terminamos en muy malos términos, y más porque ella tenía actitudes muy menudas, por lo que llevó a nuestro rompimiento. Me preocupó en demasiada su forma de hablar en el momento en que Poppy murió; no es que tenía las ganas del mundo y me mostraba cabizbajo y reacio. Pensaba que me entendería, pero no fue así.
Dylan es una chica preciosa; única si me lo preguntan, y mi mayor error fue haberme fijado en este hecho: no haber visto el resto, por haberme cegado de su apariencia de diosa, pero lo que nunca pude notar, era la malicia de su sonrisa y la forma de contornear sus ojos, que te hacía dudar de sus intenciones.
—Es sólo una amiga que conocí hacía unos años, nada importante —me dijo sin enfrentarme a los ojos.
—No te conozco para nada, pero sé que no es tu manera de hablar normalmente así qué hay algo que no me estás contando. En esa mujer no confío para nada y me torna sospecho que de tantas personas, te conozca respectivamente a ti.
—No... me regañes, Junniper, por favor.
—No lo hago.
De reojo divisé a Agustín que nos observaba con una ceja enarcada, y se ajustaba la chaqueta para evitar que su rostro no se mostrara. Le susurró unas palabras a Lucky y este volteó el rostro hacia nosotros, y llamándonos con un ademán. En el momento en que nos acercamos, Lucky se acomoda en el asiento e instintivamente observa a su hermana, y este frunce el ceño.
—¿Qué pasa, mi niña? —le pregunta Lucky a Mistie.
—Nada.
Agustín me observa, y se anima más a preguntar cuando nota que aprieto los puños. De verdad no confío en Dylan. Aún recuerdo lo último que me dijo cuando le terminé.
"Cuando menos te lo esperes, te estrujaré cuerpo y alma, y usaré a quien menos esperas para lograrlo, Mi Junniper".
Admito que... siento temor.
—Espera —le escucho hablar a Agustín—. Junniper tiene algo que decir, lo conozco. Dinos qué pasa.
Ladeó la cabeza, aún inmutado por mis pensamientos —Es que algo me preocupa. Quizás son imaginaciones mías.
—¿Qué te preocupa?
Apretó los labios —Dylan.
—¿Quién es esa?
—Era mi pareja hace un tiempo y más que todo me preocupa es que ella tenía algo así como... Sed de venganza contra mía. Seré claro, me preocupa que se haya acercado a Mistie sólo para utilizarla contra mí.
Noto que Lucky no me prestaba especial atención porque se dedicaba a observar de manera de penetrante a Mistie, y está aún seguía sin decir alguna palabra que me tranquilizara de mis sospechas o prejuicios.
—Mistie, estuviste un tiempo fuera de casa, y cabe la posibilidad de que no encontraras personas no tan fiables. Creo que en la palabra de Junniper y estoy muy convencido de que no lo dice por mal alguno, pero yo la vi cuando te llamaba y me dio muy mala espina —aclaró Lucky apoyando su antebrazo en la silla y izando más su rostro para poder visualizar mejor a Mistie.
—No es mala... En cierto modo, le debo mucho.
—¿Qué cosa? —le pregunté.
—Por ella, me enamoré de ti.
Mis ojos se desorbitaron, y en el momento en que iba a articular unas palabras, Florentino encaramó el micrófono y dijo, observándome fijamente:
—Te dice que está enamorada de vos, cuando tuvimos sexo hace poco. Ya sabes, el cantante y su compositor hay que entenderse. Entiendo que me usaste, corazón y por eso... Te dedico esta sucia canción que canté, por lo mucho que me recuerda a ti. —Las últimas palabras las arrastró con descaro y por consiguiente, lamió el micrófono coquetamente.
Unos gritos de euforia se escucharon, y parecía que mi mandíbula tocaría el suelo en cualquier momento; mas aún me preocupaba que la mayoría del público tenía los teléfono en alto, grabando las palabras de Florentino. Mistie no saldría bien parada de la situación.
—Mierda, Mistie, ¡¿Qué hiciste?! —empezó a interrogar Lucky, levantándose—. ¿Sabes qué? Ahora no me interesa, primero mataré a golpes a ese pobre cabrón.
Agustín intentó calmarlo; casi lo logra, pero no pudo, y de improviso, y como si hubiera sucedido en una eternidad, algo inefable, dudoso, pero que tus ojos perciben, Lucky le dedicó un golpe tan fuerte a Florentino en el rostro que cayó directo al suelo.
Parpadeé varias veces, y ya mis oídos habían dejado sordo de los gritos dolor de Florentino y los insultos de Lucky. Posé mi mirada en Mistie, y esta tenía ambas manos en su rostro, sollozando por lo bajo mientras algunas personas la grababan sin ningún tipo de filtro.
En el momento en que intenté colocarle una mano en el hombro para consolarla, ella la apartó de golpe y a paso rápido abandonó el establecimiento.
—¡Mistie! ¡Espera! —dijo Lucky siguiéndole los talones. Agustín tenía una mano en el rostro y fue al escenario donde se encontraba Florentino —y ahora que lo pienso, no tengo idea en qué momento llegó a dónde estábamos porque no lo invitamos—. Cuando Agustín lo estaba reprendiendo el otro individuo empezó a vomitar, pero al notar la expresión de mi hermano hace un momento antes de que sucediera lo que acabo de describir, había arrugado el entrecejo posiblemente porque el hombre olía muchísimo alcohol.
Algunas personas me observaban porque parece que he otorgado mucho de que hablar, pero intento mostrarme cabizbajo. Con paso trémulo, abandoné el lugar y tomé una nota mental para no volver a pisarlo jamás; a Kester le dará mucha gracia que una vez más no le hice caso y tenía razón: no debía volver a este sitio.
La verdad no me molestaba lo que ella hizo; es completamente normal, además de que no tenía ningún tipo de compromiso conmigo. No me siento ni traicionado ni derivados, porque de hecho, a pesar de su aspecto físico, siempre supe que mi persona no era para Mistie, para bien o para mal.
Pero igualmente, no podía dejarla sola, no en este momento.
Las calles pedregosas del soho emparedaban el lugar, y el olor no ayudaba del todo. A mi izquierda estaba Agustín regañando a Florentino; me daba un poco de gracia como Agustín pone sus manos en las caderas para verse más "adulto". Lucky estaba a su lado, matando con la mirada al hombre. A mi derecha, sentada en el suelo, estaba Mistie, con la cabeza acunada en sus piernas, que las tenía recogidas y en el momento que venía unos fans arenosos, ella escondía más su rostro, con las mejillas coloradas que aún podía divisar a pesar de la oscuridad. Me acerqué a ella lentamente.
—¿Estás mejor?
Ella negó con la cabeza, seco totalmente de emociones. Después de estar un rato en silencio, ella habla, más que todo en un murmuro:
—Debes odiarme, y pensar que soy una terrible mujer.
Negué con la cabeza y me senté a su lado, cruzando las piernas.
—Por supuesto que no. Mistie, eso es algo completamente normal. No te mentiré, yo también he tenido sexo, y más que todo casual, que no estoy muy orgulloso de eso.
—Es diferente.
—¿Por qué?
—Porque soy mujer.
Río a lo bajo —Eso no tiene nada que ver. Primero, ¿eso fue cierto?
—Pues, sí...
—Entonces no te avergüenzas de lo que hagas, tus decisiones no deben mutarte nunca. No lo olvides.
Se encogió de hombros, sonriendo un poco —Tienes razón, es sólo que... Es algo del momento, ya pasará.
—Así se habla. —Le di una palmada en su nuca, y no separé mi mano, para así acariciar su cabello corto y negro; las puntas de las mismas me provocaban un hormigueo en la palma de mi mano.
—Junniper...
—¿Hum?
—Si te beso ahora... ¿Me corresponderías?
Reparé de su expresión, y no pude evitar bajar la guardia; la mía por otro lado, mostró tristeza pura, y mi armadura se descoloró a sus ojos. La razón de ello, es que esa expresión desolada que tenía esa mujer, se pareció muchísimo a Poppy, lo que me hizo flaquear. Pero, mis ojos recuperaron humanidad, y irguiendo mi espalda le respondí:
—No, no creo.
Y algo en ella —estoy seguro de ello— se rompió.
—¿Por qué? —me preguntó.
Porque si lo hago, me enamoraré de una ilusión. Aunque odie admitirlo, no quiero volver a ver Poppy; no físicamente.
—Prefiero hacer las cosas bien. Es decir, que cuando nos conozcamos mejor, y tenga verdadero deseo de hacerlo, lo haré. Es mejor de ese modo —fue lo que respondí realmente.
Después de un momento de silencio, llega Agustín a paso apresurado, con el teléfono entre sus manos; Lucky estaba a sus espaldas, sujetando a Florentino.
—Me llamaron de los Anonymous Awards. Es en dos días y nos pidieron que abriéramos los mismos. Es una oportunidad única para galardonar a los artistas debutantes.
Y a Mistie se le cortó la respiración, a la vez que sonreía de tristeza, sonrió porque al parecer, su futuro brillaba con más intensidad.