No podía estar más cómoda al dormir con Charlie, es mucho mejor que dormir sola, sentir su respiración tranquila, escuchar los latidos de su corazón es todo lo que está bien en mi vida. Esa paz y tranquilidad es arruinada cuando escucho a la abuela llamar del otro lado de la puerta, despertándonos a ambos. Charlie talla sus ojos, mientras que yo me siento en la cama, miro la hora en su móvil y son apenas las siete de la mañana.
<< ¿Para qué mi abuela me levanta tan temprano?>>
—Brooke, tenemos muchas cosas que hacer, tienes cinco minutos para bajar a la cocina —demanda ella. Me pregunto dónde está la abuela dulce con la que alguna vez compartí. Me levanto de la cama y salgo de la habitación de Charlie para darme una ducha rápida, con suerte encuentro algo que no sea tan formal ni tan casual, opto por usar unos jeans cómodos y una camiseta simple, una vez lista, tomo mi bolso con mi móvil dentro, para luego salir de la recámara. Al parecer no era la única que estaba lista, Charlie por igual, si yo fuera él estuviera aun durmiendo, de todos modos, no es como que el tuviera que hacer algo.
—Buen día — digo en susurro.
—Buen día —murmura. Ambos caminamos juntos el largo pasillo, todo el trayecto al comedor sin articular palabra alguna. Para mi sorpresa la mesa no estaba tan vacía como la última vez que estuve aquí, en cambio solo había dos sillas libres, a cada lado de Bonie, me siento algo intimidada con todas estas personas aquí, son los mismos que estaban en aquella reunión cuando Bonie me presentó, no había nuevas caras.
<<Que gran familia>>
Saludo antes de sentarme frente a mi plato vacío, el que no tarda en llenarse con la comida, supongo Joshua ha cocinado, me parece que es el único que lo hace aquí.
—¿Qué haces despierto? —le pregunta mi abuela a Charlie, quien antes estaba concentrado en comer.
—Iré con ustedes —responde como si fuera la cosa más obvia. Ya veo que esto será difícil, él no puede ir con nosotras, no puede saber la verdad de esta manera.
—Lamento decirte que no será así mi niño, no puedes venir con nosotros —le responde Bonie sin siquiera mirarlo a la cara. Charlie me mira y luego a Bonie para volver a mirarme a mí. Yo sé que en este momento se está haciendo muchas preguntas. En respuesta a su mirada me encojo de hombros, no se me ocurre nada para decirle en este momento.
—Entonces, me prepararé para la entrevista con la universidad —responde casi con desdén. Yo solo observo y como en silencio.
—Eso es bueno, muy bueno —dice con estrépito Joshua, pero Charlie solo le da un asentimiento con una media sonrisa plasmada en el rostro.
—Bien, Brooke se preparará para ello en cuanto vuelva —No fue una pregunta, ni una afirmación, fue una orden bastante autoritaria, a la que yo solo asiento.
—¿Y tú quién eres? —Después de una largo e innecesario silencio, una chica de cabello negro, señala a Charlie con su tenedor.
<<¿Debería tener miedo?>> me pregunto.
—Charlie —Es todo lo que dice. Ya veo que mi novio no está muy sociable, menos de lo que acostumbra a ser.
—¿El será el sub-jefe? —Me atraganto al escuchar sus palabras, mientras que Charlie luce totalmente confundido.
—No —digo rápidamente antes de que él pueda decir algo acerca de ello y para mi suerte no dice nada.
—Creo que metí la pata —masculla la chica señalando con el tenedor, ésta vez hacía mí.
—Sophia, el tenedor —le advierte la castaña frente a ella, a quien observo con detenimiento y me doy cuenta de los guantes de boxeo a un lado de su plato. Ella me pilla mirándola, entonces frunce el ceño, dándole una expresión más dura y para nada agradable, así que aparto la mirada y vuelvo a llenarme la boca de comida.
El resto del desayuno la pasé comiendo y cruzando miradas con Charlie, sabía sobre manera que él tenía una lista bastante larga de preguntas que hacer. En cuanto todos hemos terminado de desayunar, cada quien se va por su lado, mientras tanto yo espero en la entrada junto a Charlie, la abuela se tardaba demasiado en llegar.
—Tenemos una conversación pendiente —advierte Charlie sin mirarme.
—Lo se.
—Bien —masculla.
—No hagamos esto, no quiero estar distraída en lo que sea que tenga hacer con mi abuela —le digo cuando noto que él no tiene intención de decir nada más.
—Hubieras empezado diciéndome lo que está sucediendo, así no tendríamos ningún problema, ¿no crees?
El verdaderamente está enojado conmigo.
—Charlie entiendo que estés enfadado conmigo, pero no tienes que ser tan borde —le digo y el me mira directo a los ojos sin decir absolutamente nada.
—Es difícil enojarme contigo, aun cuando no estás dispuesta a decirme tus cosas, cuando yo te cuento las mías, tiene que ser recíproco —finalmente dice.
—Entonces, ¿no estás tan furioso? —pregunto acercándome más a él.
—Oh no, sí que lo estoy, pero eso no va a impedir que te bese, porque realmente necesito hacerlo —comenta dando un paso más para quedar a escasos metros, y ambos unimos nuestros labios en un corto pero significativo beso.
—Prometo contarte todo en cuanto llegue —susurro sobre sus labios.
—Me parece bien.
—Vamos —Bonie aparece a nuestro lado con un bolso que no parece nada ligero, pero Nick no tarda en aparecer y llevar la bolsa por mi abuela, me despido de Charlie y sigo a Bonie hasta el coche, donde nos espera Nick.
El edificio seguía siendo sorprendentemente lindo y misterioso, quizás sea por el hecho de que sé que hacen aquí, o eso creo. Como es de esperarse todos saludan a Bonie, para mi sorpresa a mí por igual, supongo que están corriendo las noticias por aquí.
—Primero te mostraré el resto del lugar, luego tienes entrenamiento con Joshua —señala Bonie en cuanto se cierran las puertas del ascensor. Abro la boca para decir algo, pero llegamos al segundo piso en cuestión de segundos. En cuanto las puertas se abren me sorprendo al ver lo diferente que es este piso de los pocos que he visto. Mientras que el primero y el cuarto piso son elegantes y modernos, este es más simple, pero a la vez lleno de detalles bastantes peculiares.
—¿Te vas a quedar ahí todo el día?, camina —Me llama Bonie. Asiento embobada y camino detrás de sus pasos. Lo primero que veo es una columna totalmente de ladrillo rojo, paralela a las líneas que salen del techo haciendo un diseño bastante ostentoso y rustico a la vez.
Un montón de gente caminan de un lado a otro, vestidos con ropa de cuero, algunos con chalecos anti balas, me sorprendo al ver que la mayoría son mujeres. Un hombre alto y fuerte con una expresión muy seria y ruda, pasa por mi lado con un corte en su rostro y la sangre rodando por su mejilla. Pasamos junto a un grupo de mujeres que recargaban sus armas, que no eran para nada pequeñas o discretas. Podía sentir la mirada de todo el mundo puesta en mí, y al mismo tiempo atendían lo que hacían. El bullicio que había a mi alrededor me tenía aturdida, hay tantas cosas aquí que no sé a dónde mirar primero.
Mujeres y hombres vestidos en cuero negro, hablando y probando armas, practicando movimientos de combate y algunos limpiándose heridas pequeñas. Esto es mucho que asimilar.
Antes de doblar en la primera esquina a la izquierda, me doy cuenta que en el fondo hay un montón de chalecos muy bien colgados en la pared. Caminamos por el pasillo de paredes grises al igual que la alfombra del piso. A mi derecha noto un grupo de armas en la pared, frente a mi un largo y ancho ventanal que nos da una hermosa vista de Londres.
—Nosotros podemos ver, pero los de afuera no pueden ver hacia dentro —explica Bonie como si leyera mi mente. Al final del pasillo giramos a la izquierda una vez más y nos encontramos con una habitación que es mucho más amplia de lo que parece. En la entrada hay protectores de oído y gafas de tiro.
Hay muchas personas aquí, no tardo en darme cuenta de que es un lugar para practicar tiro al blanco, es bastante obvio por las cabinas y los blancos de tiro en el fondo. Me asusto un poco al escuchar los disparos, y trato de disimularlo considerando que estoy frente a personas que yo voy a dirigir.
—Este es el campo de tiro cerrado, está a cargo de Alan —dice Bonie señalando al hombre de estatura mediana, delgado y fuerte que nos da la espalda mientras le explica algo a uno de los tantos hombres qué hay en el lugar. Claro que se quién es Alan, lo he visto en muchas ocasiones, pero nunca le había prestado atención realmente y mucho menos hablado con él. Alan se acerca a nosotras y nos saluda con una sonrisa, cuando lo hace aparece sus líneas de expresión alrededor de sus ojos achinados de color verde.
—Un placer volver a verla, señorita Brooke —dice en cuanto está frente a mí. Siento que tengo a otra persona frente a mí porque las veces que lo he visto ha estado muy serio y no ha hecho o dicho nada más que un saludo.
—Es el mejor francotirador que hay —señala mi abuela igual de sonriente.
—Ella tiene razón —secunda Alan para luego despedirse de nosotras y continuar en lo suyo.
Cruzamos a la habitación del otro lado del pasillo, en la pared del fondo noto una vitrina llena de cuchillos de todos los tamaños y formas muy bien organizados. Entramos y no es un lugar muy diferente al campo de tiro cerrado, podría decir que es lo mismo, pero con cuchillos, un total de 6 cabinas donde según Bonie practicaré mis habilidades con las armas blancas, hay repisas con más cuchillos y otras dos cabinas con muñecos como blanco de tiro. Se nota que ha sufrido muchos cortes.
Volvimos al salón principal para terminar en el otro extremo de la sala, cruzamos por el pasillo que se encuentra en medio de dos salas que están una frente a la otra. La primera es un cuarto de ejercitación que sigue las tonalidades sombrías de la mayoría de las habitaciones en este piso, aunque este parece ser mucho más oscuro, supongo que es por el color gris oscuro de las paredes; hay un ring de boxeo en medio de la habitación, dos mujeres están peleando y todas las demás animan en la parte baja del entarimado. Esto es más un gym de boxeo que solo una sala para ejercitarse, me doy cuenta por los sacos, peras y punching de boxeo, y se de todo esto porque mi padre visita el gym de boxeo con frecuencia y a veces me llevaba con él o mamá me enviaba para vigilarlo de que no vaya a perder el control, aunque nunca lo he visto hacer eso.
Cruzamos a la otra habitación, donde según mi abuela aprenderé a manejar los nunchakus y usar la espada, ya veo que en este lugar aprenderé de todo con lo que pueda matar a alguien. Esta habitación está mucho más iluminada por la luz natural, un entarimado junto a la pared y frente a ella, repisas con armas que desconozco y que no me da tiempo a ver más porque Bonie prácticamente me arrastra hasta el ascensor, donde nos detenemos en el siguiente piso.
Al bajar del ascensor nos topamos con puertas de hierro en forma de pentágono completamente cerradas y la entrada a dos habitaciones amplias y luminosas, aquí el piso es de baldosas beige, que hacen juego con las columnas ovaladas de concreto, que siguen una secuencia en fila hasta el final de la habitación, con lámparas colgantes a sus extremos; hay casilleros grises junto a la pared a mi derecha, vitrinas con rifles y muchas cajas en todo el lugar, puedo adivinar qué hay dentro, más armas.
Me asombro al ver personas haciendo acrobacias sorprendente peligrosas sobre plataformas con filos en medio. Tan solo de verlo me aterra, tan solo la simple idea de que tendré que hacer esas cosas, utilizar armas totalmente extrañas para mí, bastante filosas y de todos los tamaños, me espanta, aunque me preocuparía más no estarlo.
Bonie solo me da tiempo a meter la cabeza en la sala que se encuentra en frente de donde estábamos, a penas y llego a ver muñecos de blancos de tiro y las mismas columnas de la otra habitación.
Sin que me dé tiempo a procesar todo, Bonie hace su camino a través de las puertas de hierro frente a nosotras que se abren automáticas a su paso y se cierran por igual, caminamos por una especia de túnel de paredes de concreto color verde oscuro y el piso de baldosas azules; todo el pasillo es iluminado por lámparas largas de pared y piso. Luego de cruzar algunas cuatro puertas automáticas, llegamos al final del túnel donde se encuentra una puerta cuadrada que pide una contraseña de ascenso.
—¿Lista? —cuestiona la abuela con una sonrisa cómplice en su rostro mientras digita los números en la pantalla táctil.
No respondo a su pregunta porque temo saber la respuesta, en este momento mi corazón empieza a latir muy rápido. Esta habitación está demasiado escondida y protegida, es decir, si alguien no me lo dice no me doy cuenta de que estas puertas son automáticas y se abren a tu paso, lucen tan seguras y pesadas que no pensaría que se abrirían con tal facilidad, se ven más bien como parte de la decoración.
Entro detrás de ella a la habitación y me encuentro con una sala no muy grande, de frente a la puerta hay una mesa con tres monitores que proyectan la imagen de cada salón y pasillo del edificio, a mi lado derecho noto una caja fuerte que ella no tarda en mostrarme su interior, un soplido jadeando se escapa de mis labios al ver todo el dinero qué hay organizado allí dentro, la caja fuerte tiene cuatro divisiones, y en todas tiene dinero, y por supuesto que no puede faltar el contador de dinero.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto cuando cierra la caja fuerte. Miro a mi alrededor esperando una respuesta de su parte.
—Este es mi segundo lugar secreto, que no es tan secreto, es dónde aseguro parte de las ganancias y... —Camina hasta mi con una sonrisa que no logro descifrar —. Desde aquí me pongo en contacto con la CIA, ellos se comunican conmigo a través de este teléfono sin GPS, previa a esa llamada me envían un mensaje cifrado diciendo que me llamarán.
Bonie señala el teléfono negro que se encuentra en la mesa junto a los monitores. Yo solo escucho atenta y cada cosa que dice me sorprende más.
—La información que recibes, ¿la compartes con todo el grupo? —pregunto con curiosidad.
—Solo la que es necesaria, también depende de la tarea o la información que ellos necesiten, luego verás cómo funciona —explica. Es bastante estresante ser jefe de una organización secreta, ¿así es como trabajan los mafiosos?, pensé que sería más de cobrar deudas, hacer mucho dinero ilegalmente, y matar. Al parecer no es tanto como mi padre cree que es, no es como él alguna vez lo hizo, es decir, la abuela está hablando de la CIA, eso no es poca cosa.
—Otra cosa, si mueves este mueble —señala el sillón azul del otro lado de la habitación—. Te deja libre la vía de escape de emergencia por si hay un incendio o alguien quiere hacer de las suyas y destruirte.
Bonie mueve el mueble a un lado y la alfombra por igual, levanta la tapa y logro ver los escalones de madera que da a un lugar bastante sombrío y casi tenebroso. Desde aquí parece más un pasadizo profundo considerando que estamos en un tercer piso.
—Con ese botón cierras el escondite con seguridad —señala el botón en la pared junto a los escalones—. Bajas las escaleras siguiendo el camino, para salir al otro lado de la calle donde nadie te verá ni salir ni entrar.
Estoy tan impresionada que no digo nada el respecto, que ella tenga un pasadizo secreto en una habitación "secreta" me deja mucho que pensar, porque quiere decir que es mucho más peligroso de lo que yo imagino.
Sin decir una sola palabra, bajamos a lo que bien podría ser un sótano, pero más bien es una pista de carrera al parecer. Es muy espacioso, con columnas enumeradas, luce como el estacionamiento de una plaza comercial, solo que un poco más futurista y un lugar con asientos. Esto si lo quiero aprender, siempre he querido montar a moto, pero papá nunca me deja hacerlo.
Por último, Bonie me muestra su primer lugar secreto, que se encuentra en el cuarto piso, el mismo en el que estuve la primera vez que vine aquí. Casi me caigo para atrás al ver que en la pared detrás del mostrador, es una pared secreta muy bien camuflada, que se abre con la huella de Bonie en la parte superior a la derecha.
La puerta se cierra automáticamente al nosotras entrar. Me sorprendo aún más al ver que las paredes a mi lado están forradas de casilleros y frente a mí una gran repisa con más archivos.
—Aquí mantengo cada detalle de los que investigo, los que me odian, los que yo odio y los que vigilo, todo eso —explica abriéndose camino dentro del lugar—. Solo la líder y el subjefe saben de este lugar, nadie más.
—Entonces la información confidencial que tienes en el otro cuarto, ¿de qué se trata? —pregunto confundida.
—Allí están los expedientes de cada persona que trabaja aquí y sus familias, Nick es el que tiene acceso a esa sala, así que por esa razón su archivo lo mantengo aquí, te aseguro que él será el mejor asesor que podrás tener.
Se nota que está orgullosa de su equipo de trabajo.
—¿Porque guardas todas estas cosas?
Este lugar me resulta mucho más intrigante que el resto del edificio.
—Imagínate que surge un problema con una mafia que quiere hacerte daño de alguna manera y ha salido de la nada, no sabes quienes son, ni cómo te conocen —empieza a decir ella y yo la escucho atentamente—. Entonces tienes que buscar saber el nombre del líder y el sub jefe, te muestro.
Me acerco a ella sin que me llame, y veo lo que tiene para enseñarme.
—En este casillero están solo los líderes, por orden alfabético —señala los que están a la derecha y luego se va a los que están a la izquierda—. Y aquí solo los sub jefe.
—Como ya se la inicial de sus nombres y apellidos, busco en estos dos archiveros el que más se parece, y leo, ¿esto para qué? —me pregunta y entonces comprendo todo.
—Una conexión —contesto.
—Exacto —me señala con su dedo índice—. Busca una conexión que te lleve a ellos, esto quiere decir que con cosas del pasado puedes resolver cosas del presente y tener un paso adelante.
—Eres inteligente, se te dará bien esto —alardea mi abuela.
—Entonces, si yo quiero saber el antecedente de alguien, ¿sólo busco su apellido? —pregunto. Quizás esta sea una manera para saber de la madre de Charlie, y entender porque ella tiene que ver con mi familia y que es realmente de Fernández. Bonie solo asiente sonriente.
Esto me está gustando.
—Bien, cuando aprendas tus lecciones de cada semana, vamos a hacer el proceso de cambios de contraseñas y registrar tus huellas dactilares —dice ella mientras observa por la pantalla en la pared cerca de la puerta y me doy cuenta porque lo hace, para asegurarse de que nadie está afuera, por suerte este edificio está completamente vacío, no hay nadie rondando por aquí.
—Ahora ve al segundo piso, al campo de tiro, Joshua debe estar esperándote —demanda mientras nos subimos al ascensor.
Antes de llegar, ella me hace saber que Nick me llevará a casa cuando Joshua crea que sea hora de irse, y que todavía hay algunas cosas que hablar acerca de lo que haré durante estos meses, gran responsabilidad la que tengo en este momento, y yo pensaba que mi gran responsabilidad sería solamente la universidad.
Cuando intento recordar el camino al cuarto para practicar mi puntería, recibo algunos saludos, sigue siendo raro que las personas de este edificio se dirijan a mí de esa forma, cuando todavía no he sido presentada como líder oficialmente. Es raro.
No puedo dejar de lado la emoción, pero tampoco las ganas de saber más acerca de la madre de Charlie.
Su nombre no sale de mi cabeza, ¿Quién es en verdad Caitlin Hale?