Al día siguiente tuve que recoger mis cosas y llevarlas a la casa de la abuela, después de una larga y casi interminable discusión con mi padre, llegaron a la conclusión de que me quedaría en la casa de Bonie, aunque yo aun así a pasar la mayor parte de mi tiempo con mis padres, considerando que ellos estarán pronto en Los Ángeles.
Antes de irse de Londres mis padres decidieron hacer un pequeño recorrido visitando al resto de la familia. Nuestra primera parada fue en la casa de la tía Jenna y el tío Thomas, me gusta visitarlos porque siempre estamos lejos de ellos y a pesar de que hable de vez en cuando con mis primos por videollamadas no es lo mismo que estar aquí, frente a ellos. Además, la hermana de mamá es muy... moderna y demasiado genial, ni hablar del tío Thomas. Después de habernos puesto al día con mi primo Jerome y Hanna, con tía Jenna haciendo sus comentarios recurrentes que a veces o casi siempre le molesta a mamá, pero que al resto le agrada que ella sea así de directa, incluso si Zayed y yo estamos cerca.
Mientras me despido de mi prima Hanna, me doy cuenta de que cada vez se parece mucho más a su madre, incluso en la forma de ser, por eso en varias ocasiones ha peleado con la abuela Bonie, quien siempre trata de moldearnos como señoritas muy educadas y hermosas, pero Hanna nunca se le queda callada, es por eso que ella y yo nos llevamos tan bien, la única diferencia es que a veces se cuándo quedarme callada y cuando se trata de la abuela Bonie, lo hago.
Hanna es bastante parecida a la abuela Bonie, desde el punto de vista que le gusta tener siempre una buena imagen, siempre está muy a la moda y perfectamente arreglada, pero cuando la abuela quiere corregir su forma de vestir o de hablar, ella no tarda en decirle: "es mi cuerpo y mi vida, a nadie más que a mi debería importarle" y así es como empiezan las discusiones que el tío Thomas sabe muy bien cómo arreglar.
En cambio, yo, no soy tan apasionada a la moda como ellas dos, solo cuando me veré con la abuela Bonie me esfuerzo mucho para lucir muy bien, precisamente para no discutir con ella, en ocasiones tengo pintura o restos de tizas en los dedos, claro que Bonie se ha dado cuenta y medio me ha regañado por eso, así que me mantengo callada y no hago más nada que bromear al respecto y así es como logro hacer sonreír de vez en cuando a mi abuela, que siempre está tan seria.
Terminamos nuestro recorrido visitando a los demás, al tío Harry con su reconocido cabello largo y su forma de vestir bastante a la moda para ser un hombre de la misma edad de mi padre viste muy raro, en realidad creo que es el único al que le queda bien una camisa de flores en conjunto con sus pantalones. Claro que sus hijos también heredaron ese estilo, y cómo no, si su madre también luce como una modelo.
Por suerte encontramos al tío Lawson y Liam en casa de Harry, quienes pusieron casi toda su atención en mi hermano, que ahora es el más alto de nuestra familia, y ese fue motivo para molestarlo con el asunto de las chicas, y como de guapo se había vuelto. Yo seguía igual que la última vez que me vieron, que fue la navidad pasada, así que no fui objeto de atención, por primera vez y se sentía bien pasar desapercibida.
Nos enteramos que Nigel y el tío Bryan no estaban en la ciudad para esta fecha, así que ahí termino nuestro recorrido.
La noche había caído así que terminamos cenando en un lugar cerca de casa; durante todo el día no había pensado en todo lo que estaba pasando en mi vida, me encontraba muy ocupada hablando de chicos con mis primas, y por supuesto que para ellas Zayed había cambiado bastante, ha pasado de ser un niño tierno y lindo, a ser un chico muy alto y atractivo para las muchachas. Ser su hermana en este proceso de su transición no ha sido realmente fácil, ahora las chicas se acercan a mí a pedir su número, eso cuando no lo hacían directamente. Incluso mis primas admiten que está muy diferente. Para mi sigue siendo el mismo Zayed de siempre, solo que ahora se preocupa más por su físico.
Luego de haber cenado y escuchado los chistes malos de papá, dónde lo único que da risa es la carcajada sin sentido de Zayed, es como si solo el entendiera realmente de lo que habla nuestro padre. Para cuando llegamos a casa, ya no estoy tan cansada, así que decido salir a caminar por los alrededores con papá, el hacia esta clase de ejercicios después de cenar, por el asunto de mantener su salud estable por el trasplante de pulmón que tuvo hace años.
—Papá tu... —hago una pausa mientras pateo una piedra delante de mí—. ¿Mataste por mamá?
Escucho como él se aclara la garganta y permanece sin responderme por un minuto.
—Tuve que hacerlo por ti y por Zayed también, dearie —no me gusta ese apodo que me tiene, pero cuando lo dice con tanto cariño, lo olvido.
—Pero no es algo de lo que quisiera hablar contigo Brooke, así que mejor hablemos de ese novio tuyo —sonrío y asiento cuando el cambia de tema tan rápido, y precisamente para hablar de Charlie.
—Charlie, ¿qué quieres hablar de él? —pregunto con la mirada en el piso.
—Bueno, primero que nada ¿por qué parece tenerme tanto miedo? —Esa es una pregunta incorrecta, porque volveremos a caer en el mismo tema de antes.
—mmm... en realidad él sabe de ti, ya sabes, todo eso de la mafia, toda la escuela lo sabía menos yo, pero no hablemos de eso...
—Oh, bueno él debe de saber que no le haré nada a menos de que te haga algo a ti, así que...
—Dudo que lo haga, has hablado con él, has visto como es, además, que haya sido mi único amigo sabiendo, ya sabes —digo entre risas para suavizar el efecto de mis palabras.
—Bueno, lo he visto y si parece un buen chico, tal vez demasiado —bromea papá riendo junto a mí mientras caminamos de vuelta a la casa.
—Y... ¿le has contado?
—No, estoy esperando que llegue a Londres y buscar el momento correcto de decirle, no sé cómo se lo tomara, así que supongamos que lo estoy posponiendo —respondo en un susurro cuando llegamos a la entrada de la casa.
—Un consejo, no esperes mucho tiempo para contarle, o será peor —responde mi padre antes de podamos entrar a la casa. En el momento que papá pone su mano en el picaporte de la casa, todo se vuelve una completa locura, escucho disparos bastante cerca de nosotros y al instante chillo aterrada quedándome petrificada y sin saber que hacer.
—¡Joder! —grita papá mientras busca algo de entre sus pantalones y los disparos son cada vez más, el corazón me late desbocado y no sé qué mierda hacer. El intenta cubrirme y mis manos solo tiemblan mientras me aferro al cuerpo de mi padre.
—¡Zack! —Aparece mi madre como loca con una pistola en sus manos, ellos vinieron preparados para esto.
—¡Brooke, entra! —vocifera mi padre aun cuando los disparos se detienen.
—No te voy a dejar aquí papá.
Ambos estamos escondidos detrás de su auto, y yo detrás de él, miro por encima de sus hombros y un hombre con un arma bastante grande está acuclillado sobre el muro que divide la casa del exterior, no sé cómo demonios se subió allí, lo único que sé es que él ahora está disparando como loco, cristales rotos en el piso y mi miedo haciéndose más grande. El ruido que hacen los disparos es casi ensordecedor me sorprende que nadie del condominio haya salido o llamado a la policía.
—¡Maldita sea Brooke! —grita mi padre mientras intenta cubrirme y disparar al mismo tiempo. Empieza a caminar para acercarse más a la puerta de entrada. Nos hemos alejado sin darme cuenta, solo estoy con el corazón que parece que se saldrá de mi pecho, la piel de gallina, y todo mi cuerpo tiritando. Completamente aturdida.
—¡Papá cuidado! —Aparece Zayed con tan solo un pantalón puesto. Papá me tira al piso junto a él y se levanta de inmediato, yo gateo para llegar a la puerta que parece estar cada vez más lejos. Mamá se esconde detrás de un auto, y Zayed hace la cosa más estúpida, salir de la casa.
—Maldición Zayed, ¡¿qué demonios?! — le grita mamá echa una furia, pero mi hermano no le hace caso; tira de mí y ambos corremos para llegar vivos a la casa, me aferro al cuerpo de Zayed en cuanto entramos a la casa, mis manos no dejan de temblar y mi corazón palpita con tal fuerza que temo que se vaya a salir del pecho.
Desde el interior de la casa, con los labios secos y todo mi cuerpo tiritando, veo a mamá y a papá hacerse señas entre ellos detrás de los dos coches, me sorprende verlos así de... preparados, se lo de papá, pero que yo sepa mi madre nunca fue de llevar un arma con ella, ya veo que todavía hay cosas que no sé.
—¡Bienvenido a casa Zack Majid! —grita la persona que estaba disparando, por la voz chillona que tiene sé que es una mujer. En ese instante mis padres se levantan de detrás de los coches y mamá dispara una última vez, y la mujer se deja caer con una increíble flexibilidad, hasta que finalmente desaparece de nuestra vista. Papá sale de la casa corriendo detrás de la mujer, no puedo creer que el de verdad va a ir detrás de ella.
—Joder, ¿están bien? —cuestiona mamá mientras nos revisa todo el cuerpo con desesperación y seguido de eso nos abraza.
—Nunca en tu vida vuelvas a hacer algo como eso, salir en medio de un tiroteo, ¿en que estabas pensando? —riñe mamá con enojo y preocupación en sus ojos. Antes de que Zayed pueda decir algo, papá llega a nuestro lado, dejo los brazos de mi hermano para correr a los de mi padre.
—Tranquila, ya pasó —No es hasta que él me dice esas palabras que me doy cuenta de que estoy sollozando como una chiquilla. Y así se supone que seré jefa de una organización que trabaja parcialmente como la mafia.
—Y es por esa razón que no quería volver a Londres —dice con una voz suave y tranquilizadora.
—Papá no me sueltes —susurro en un hilo de voz. Todavía estoy muy asustada y nerviosa.
—¿Cómo demonios sucedió todo esto?, ¿a esto es lo que Brooke se va a enfrentar? —pregunta Zayed y ni siquiera espera una respuesta, hace su camino hacia ellas escaleras con la mirada en el piso.
—Zayed vuelve aquí —chilla mi madre y el con el ceño fruncido, gira sobre sus talones y camina hacia nosotros, notablemente incómodo.
—Llama a Bonie y dile que venga a aquí de inmediato —demanda mi madre, Zayed sin decir una palabra hace lo que mamá le pide.
—Te vas con nosotros mañana —comenta papá y yo lo miro completamente confundida.
—No —digo con firmeza.
—Brooke mira cómo estás —señala aún sin soltarme y la puerta se abre de golpe.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —aparece mi bisabuela hecha una furia, eso sí fue una llegada rápida, aun así ella viva cerca, fue demasiado rápido.
—Me gustaría saberlo, una mujer apareció de la nada, dándome la bienvenida a casa con disparos, tan sólo mira como está Brooke —Casi grita mi padre tirando de mi brazo hacía Bonie quien ahora le presta atención a mis manos temblorosas, con un semblante serio, Zayed aparece en la sala ahora con una camiseta puesta.
—Se va con nosotros mañana —le avisa mi madre.
—De ninguna manera, ya ella dio su palabra, está dentro —les responde mi abuela.
—¡Maldita sea, no está lista! —grita mi padre tan fuerte que me encojo en mi lugar.
—Lo estará, ¡yo tampoco estaba lista cuando tuve que aprender todo de la noche a la mañana! —le responde Bonie con otro grito.
—Joder, ella no es igual a ti —vocifera papá elevando la pistola al aire, reprimo un jadeo al verlo con esa arma apuntando al aire. Cuando lleva su mirada a mí se da cuenta de que temo de que vaya a disparar sin darse cuenta, sobre todo cuando esta así de enojado. Cuando el guarda el arma entre sus pantalones, pienso en lo raro que se ve mi padre con una, nunca noté que el siempre llevaba una pistola consigo, siquiera sabía que mamá tenía la suya propia.
—Pero a ti si —Bonie presiona su dedo índice en el pecho de papá.
Entre gritos y gritos, Zayed y yo no decimos nada, incluso él se da la vuelta con la intención de irse, pero papá lo detiene.
—No te muevas, vuelve aquí —le dice, pero Zayed no mueve ni un dedo, su silencio es lo que me asusta.
—No —dice casi entre dientes.
—¿Qué has dicho? —cuestiona papá con las cejas juntas. Zayed se queda en completo silencio aun sin detener sus lentos pasos. Noto como aprieta su puño y en ese momento me doy cuenta. Va a explotar, lo sé.
—Zayed ven aquí —papá no se rinde con él. Mi hermano se da la vuelta de manera brusca.
—Demonios, ¡yo no quiero escuchar sus malditos gritos toda la noche, si ella quiere partirse el culo siendo una mafiosa pues adelante, que lo sea joder! —grita al mismo tiempo que camina hasta donde estamos nosotros, ahora mirándolo con los ojos abiertos y los labios entre abiertos, es la primera vez que Zayed alza la voz. Antes de que alguien pueda decir algo, el continua.
—Primero dejan que tome su decisión, se pone en marcha todo, y ahora por un tiroteo quieren llevársela lejos de aquí, ¡no me importa joder!, desde que llegamos aquí todo ha sido acerca de Brooke, Zayed ha arriesgado su puta vida por su hermana y eso nadie lo ve, en cambio lo único que recibo es un regaño.
—Zayed... —doy un paso hacia el con la intención de tranquilizarlo, esto ya me pasó una vez y no quiero que él tenga que pasar por uno de los horribles castigos de papá. Además, es probable que se arrepienta luego.
—No te metas, no quiero escucharte, todo lo que se respira aquí es Brooke —dice quitando con rabia el cabello que cae en su rostro.
—Ustedes no parecen notar que cuando ella sea la líder de esta maldita organización de la que tanto hablan, se olvidará de ustedes, y quien estará ahí cuando eso pase, ¡yo! —vocifera señalándose con el dedo hundido en el pecho—. Siempre soy yo quien está ahí, ¡y estoy harto maldita sea!
Su grito hace que me estremezca en mi lugar, al igual que mi abuela. El parece notarlo, así que deja caer sus brazos al cerrar sus ojos y respirando profundo.
—Puedes ser parte del grupo si quieres cariño —Bonie se atreve a ofrecerle un lugar en la organización cuando es lo último que Zayed quiere en éste momento, ¿acaso solo yo lo noto?
—De ninguna maldita forma, yo no soy como ustedes, no quiero tener que ver con nada de esa mierda —dice en un tono alto, pero sin llegar a los gritos.
—Deberías...
—¡No quiero ser parte de tu maldita banda! —grita con estrépito, y me espanto al verle el rostro con las mejillas rojas, por cómo aprieta la mandíbula y sus puños sé que está más enojado de lo que pensé, el solo necesita descargar su furia.
—Hijo... —papá decide ponerse en medio de Zayed y nosotras, deja caer su mano en el hombro de mi hermano pero este se aparta como si el toque de papá le hubiese quemado la piel debajo de su ropa. Miro la escena sin pestañear, todos hemos notado eso, papi se ha quedado estupefacto y con la mano aún alzada hacia Zayed, quien lo mira fijamente a la cara, hay dolor en sus ojos, y temo que la causa de ese dolor sea papá, de ser así, esto se va a poner feo.
—No me toques... —dice entre dientes, por alguna razón que desconozco mamá se coloca junto a papá, quien sigue allí parado, con la confusión siendo protagonista en su expresión.
—Yo era quien lloraba por ti todas las noches porque no estabas, preguntaba por ti todos los malditos días, no tenía recuerdos de ti conmigo y aun así quería ser como tú —musita con los ojos llorosos. Sé que mamá sabe algo porque sostiene la mano de papá en modo de apoyo.
—Zayed... —susurra mamá por primera vez. El levanta su mano y susurra un no al bajar la cabeza y apretar sus ojos para luego volver su mirada a papá.
—Hasta que por fin llegaste, y recuerdo perfectamente la felicidad que tenía al verte, me sostuviste y jugaste conmigo por meses, eso duró tu atención hacia mí, meses, no recuerdo cuando ni cómo demonios, pero dejaste de notarme papá —Puedo sentir el dolor en sus palabras, si no estuviera tan enojado y dolido estaría abrazándolo, pero lo conozco muy bien y sé que quiere su espacio en este momento.
Camina hacia nuestro padre con los labios apretados en una fina línea, mientras papá lo mira con pesadumbre.
—No recuerdo cuando fue la última vez que me dijiste buen trabajo hijo o un estoy orgullo de de ti, mamá puede decirte todas las veces que he te he gritado estoy aquí y tú ni me miras —Su voz empieza a quebrarse, hunde su dedo índice en el pecho de papá y siento una lagrima rodar por mi mejilla, la cual limpio al instante.
—Casi todo lo que hecho desde que por fin estuviste a mi lado, ha sido por ti, no te imaginas todas las cosas que he logrado.
Sus mejillas ahora están rojas por las lágrimas que ruedan por su rostro, casi nunca lo veo llorar, creo que es la primera vez, el siempre mantiene para el mismo lo que siente y es por eso que ha explotado. Nos da la espalda y camina de un lado a otro quitándose las lágrimas del rostro con rabia, tiene la atención de todos ahora, el silencio vuelve a reinar en la habitación, hasta que Zayed vuelve a dirigirse a papá, puedo sentir toda su desesperación y aflicción.
—Escribí un guion para el día del padre y no lo leíste, tuve una presentación importante en tercero de secundaria y mamá era la única allí, no sabes cuánto deseaba que estuvieras en ese lugar, me esforcé mucho solo para hacerte sentir orgulloso de mi, lo hice un millón de veces, pero, ¡¿dónde estabas tú?! —vocifera alzando los brazos al aire. Bonie me sostiene por los brazos, siquiera me he dado cuenta que estoy llorando en silencio y sufriendo el dolor de mi hermano.
—Todo el tiempo Brooke, cuidando de ella como si fuera un puto cristal, yendo a sus exposiciones artísticas, vigilando todo lo que hace, ¿y todo eso de que sirvió si ibas a dejar que fuera líder de una organización de esta clase?
Papá abre la boca para decir algo, pero Zayed no le permite decir una sola palabra. Siento que el corazón se me acelera porque ya no se trata de simples celos de hermanos, el realmente se siente excluido. Pero esta equivocado en algo, papá si está orgulloso de él, él debe saber que no tiene toda esa atención porque no es tan problemático como yo, nunca lo ha sido.
—Y así fue como me perdiste papá —murmura en un hilo de voz. Se da la vuelta para irse, pero entonces vuelve a darse la vuelta de manera brusca.
—Siempre hablas de querer ser un buen padre, que no quieres cometer los mismos errores del abuelo, pero desde que crecí solo te has preocupado por ser un buen padre para Brooke, a mí a penas y me ves —Habla en un tono más alto. Mi corazón no deja de palpitar fuerte en mi pecho y las lágrimas no paran de salir. Bonie me pide que la despida de todos, y a pasos silenciosos se va de la casa.
—¿Dónde has estado todas las veces que te necesitaba a mi lado?, ¡¿dónde estabas papá?! —solloza y siento como la bilis en mi garganta casi no me deja respirar, siento que mi pecho quema, quiero correr a abrazarlo y quitarle todo ese dolor, tenerlo yo, porque de verdad no soporto verlo así, menos por mi culpa.
—Estoy... estoy aquí Zee —murmura con la voz quebrada papá. Da un paso hacia mi hermano que se derrumba poco a poco.
—¿Por qué no me amas? —cuestiona con los ojos rojos y llenos de lágrimas. Camino con la intención de llegar a él, pero papá ya está a pocos metros de mi hermano.
—No digas eso, yo te amo y si estoy orgulloso de ti Zayed —susurra llevando sus brazos a los hombros de mi hermano, con miedo de que el rechace su toque una vez más.
—¿Dónde has estado? —solloza golpeando el pecho de papá mientras llora. Papá le sostiene los brazos a pesar de que él lo empuja lejos y le pega en el pecho.
—Estoy aquí, estoy aquí —Padre lo arropa con sus brazos y Zayed se rompe a llorar dejando caer su cabeza en los hombros de papá, que por cómo sube y baja sus hombros sé que también solloza. Las rodillas de mi hermano tiemblan y luego se deja caer en el piso, abraza a papá con todas sus fuerzas y llora en su hombro mientras papá lo sostiene y consuela.
Mamá se coloca frente a mí y limpia las lágrimas de mis mejillas, peina mi cabello y medio me sonríe. Ella sabe que me siento muy mal por Zayed y quiero que él sepa que estoy aquí para él.
—Ve a ducharte, luego hablas con él, tienes que recuperarte de todo lo que ha pasado esta noche —susurra ella y yo asiento antes de bajar las escaleras. Una ducha y un poco de reflexión me hizo sentir un poco mejor, no podía dejar de pensar en Zayed diciendo que papá no lo amaba y en cómo se quebrantó frente a todos. Nunca lo había visto tan triste, dolido y vulnerable.
En cuanto estuve en mis pijamas fui a su habitación y lo vi casi abrazando sus piernas, con el cabello negro húmedo.
—¿Puedo? —pregunto antes de entrar completamente, solo recibo un asentimiento de su parte. Cierro la puerta y camino lentamente hasta su cama, me acuesto a su lado.
—¿Quieres hablar? —le pregunto mientras nos arropamos con el edredón.
—No, solo quiero dormir —musita aun dándome la espalda, está en posición fetal con las manos debajo de su almohada. No digo nada más. Solo me aferro a él y lo abrazo, quiero que sepa que yo lo amo y que cuenta conmigo para lo que sea. No sé desde cuando se siente así, pero me duele en lo profundo de mi ser que él se haya guardado todo eso.