Miré a Jake con el ceño fruncido y el solo me sonrió devuelta mientras cogía el control remoto del televisor y lo apagaba. Una sonrisa pegada a su rostro mientras me miraba fijamente.
-¿Qué? –Le fruncí el ceño.
Me miró burlón acomodando su cabeza en mi regazo mientras yo peinaba su cabello con mis dedos.
-¿No querías hablar sobre algo? –Preguntó.
Recordé todo lo que quería decirle y lo miré mal. Su tono de burla me decía que nada de lo que dijera sería algún obstáculo para él.
-Mira Jake quiero que lo que estoy a punto de decir, te lo tomes en serio –Lo miré fijamente. Aunque sabía que no iba a hacerlo, no cuesta nada intentarlo. –Mira pondremos algunas reglas; no más salidas por la noche, no fiestas, nada de malas notas y nada de alcohol o lo que seas que hagas –Terminé.
El me miró con una ceja enarcada.
-Te estás volviendo muy mandona, hermanita –Dijo sarcástico. Estaba a punto de estallar en gritos pero el continuó hablando. –Tranquila, haré mi mejor esfuerzo para cumplirlas –Sus manos se levantaron en señal de inocencia, me reí porque podía ser cualquier cosa menos inocente. -¿Eso es todo? –Preguntó y yo asentí. –Está bien ¿me puedo ir a dormir? –Dijo sonriendo de lado.
Estaba burlándose de mí. Lo miré ceñuda y cogí una almohada del sillón mientras me ponía de pie y se la arrojaba. Esquivándole perfectamente al entrar por el pasillo y una risotada salió de su garganta. Una sonrisa se escapó de mis labios, mi hermano podría ser demasiado problemático pero eso me hace amarla más y querer cuidarlo no importa que.
Apagué todas las luces del apartamento y encendí la de mi habitación adentrándome a ella. Eran las diez de la noche y estaba terriblemente agotada. Menos mal que tenía el día libre mañana. Era domingo y no tendría nada que hacer. Tal vez lleve a mi hermano a recorrer la ciudad y a desayunar en algún lugar.
Despojándome de toda mi ropa, me coloqué mi ropa para dormir y me tiré entre mis sabanas. Miré hacia el techo dejando que los recuerdos del día de hoy me invadieran. Todo lo que pasó desde que fui al restaurante hasta que llegó Jake. No fue un día tan bueno, pero ha habido mejores. Antes de que me diera cuenta, había caído dormida.
~*~
Entré mis piernas por unos shorts de mezclilla y puse una sudadera en mi parte superior. Acompañé mi casual vestimenta con unos toms y peine mi cabello con mis dedos. No era de las chicas que se arreglaban mucho a la hora de salir. Desconecté mi celular del enchufe en el que cargaba y cogí dinero de mi bolso para echarlo en mi bolsillo.
-¡Jake! –Grité una vez que estaba en la sala.
-¿Sí? –Preguntó apareciendo en la sala con unos jeans y una camiseta.
-¿Nos vamos? –Pregunté.
-¿Dónde? No quiero salir –Hizo puchero con su labio inferior.
-Bien, saldré, quédate aquí. Vengo en un pequeño rato –Aclaré mientras lo miraba fijamente.
El se burló.
-No es como si fuera a quemar la casa –Dijo y yo negué con la cabeza bufando mientras caminaba hacia la puerta. -¡Cuídate! –Lo escuché decir en el momento que cerraba la puerta de un portazo.
Caminé por el asfalta hacia un restaurante continental, todo tipo de comida servido en un amplio y delicioso buffet. Quedaba a algunas cuadras pero no importaba mucho. Me adentré en el restaurante tras pagar el ticket de 5 dólares. Me serví un plato y fui hacia una mesa. Una mesera me llevó chocolate caliente a la mesa, lo cual, agradecí con una sonrisa.
La puerta sonó en el momento que la abrieron y mi mirada se enfocó en el rizado de ojos verde que habían ingresado al restaurante mientras conversaba con uno de sus amigos. Me escondí tras la taza de chocolate caliente tratando de pasar desapercibida por su mirada escaneadora. Centré mis ojos en la taza de chocolate, y cuando pensé que no me había notada, la silla frente a mi fue arrastrada.
-¿Sabes que aun te puedo ver? –Preguntó burlón.
Solo atiné a ignorarlo mientras miraba disimuladamente por un costado de la taza.
-Ignorar a las personas es de mala educación –Canturreó.
-¿Y si no te consideran una? –Pregunté pero luego me retracté.
-¿Qué dijiste? –Preguntó. Solo costaban pocas palabras para hacerlo enojar y llevarlo al borde.
-Nada, lo siento –Agaché mi mirada.
-Mírame –Se cernió por encima de la mesa mientras agarraba mi mentón.
Le di un manotazo apartando a su mano. No sé porque mi cerebro ordena a mi cuerpo y a mi voz a hacer y decir cosas tan idiotas que hacen que cabe mi propia tumba para ponerle de adorno a un criminal bailando sobre ella. Tragué saliva cuando sus pupilas se dilataron y su mano fue a mi mentón, el cual, agarró con fuerza entre su dedo índice y su pulgar.
-Salgamos de aquí, ya hay muchos ojos mirando la escena –Dijo poniéndose de pie.
-Aun no he terminado mi desayuno –Apreté mi mandíbula.
Sus ojos me miraron con burla y enojo.
-¿Crees que me importa? Vamos –Sacó dinero de su billetera y lo puso sobre la mesa.
Su grande mano se apoderó de mi antebrazo y me sacó a la fuerza de allí. Mis pies se rehusaban a seguirle pero cuando su mano se apretaba en mi antebrazo y el dolor punzante se hacía presente me echaba a correr detrás de el. Llegamos a su auto negro y se frenó.
-Verás de lo que soy capaz, perra –Escupió dándose la vuelta mientras buscaba sus llaves en el bolsillo.
Mordí mi labio inferior para no llorar ¿Qué me iba a hacer? Temblé bajo su fuerte agarre y él le dio a un interruptor para que el carro pitara y el seguro de este se quitara. Mi cerebro mandó una orden que mi cuerpo captó inmediatamente. Una de mis piernas fue llevada hacia atrás y cogiendo impulso la lancé hacia delante pegándole en la parte de atrás de su rodilla derecha.
Había aprendido en clases de neurología que la parte de atrás de la rodilla posee muchos nervios y el hecho de ser una parte tan sensible podría provocar que todo tu cuerpo se debilitara. Y eso pasó con Harry, su cuerpo entero se estremeció y cayó al piso de rodillas soltando mi brazo. Sin tomarme tiempo para observar su reacción salí corriendo como alma que lleva el diablo.
Corría camino a mi departamento. Mis piernas se movían con agilidad entre las personas que se encontraban caminando por el asfalta. Corrí en forma de zigzag entre ellas, agradecía ser de baja estatura ya que tenía mucha agilidad. También agradecí coger esas clases de tennis cuando era más pequeña ya que tenía suficiente resistencia física como para cansarme tan rápido. Giré la cabeza un instante para toparme con la cabellera del rizado corriendo en mi dirección, o mejor dicho, dando grandes zancadas. Sin perder mucho tiempo, seguí corriendo pero choqué con algo.
Más bien, con alguien.
Era un oficial, suspiré con alivio mientras me aferraba a sus piernas. Me miró ceñudo mientras yo estaba en el piso envolviendo mis brazos alrededor de sus piernas.
-Amor, levántate y vamos –La voz de Harry hizo que mi cerebro se pusiera en alerta.
¿Amor? ¿Qué?
-Niña, tu novio te busca –Dijo tratando de salir de mi agarre.
¿Novio? ¿Ese era su plan? El quería que el policía pensara que somos novios para así el no poder defenderme.
-No es mi novio –Dije con voz temblorosa.
Estaba asustada y también me dediqué a exagerar un poco.
-Vamos cariño, déjate de bromas –Habló Harry. Le miré de reojo y su mirada esmeralda chocó con la mía en advertencia.
-¡Es un maldito acosador! –Grité largándome a llorar mientras me aferraba al oficial.
Su mano me ayudó a ponerme de pie y me puso tras su cuerpo en protección.
-Señor, necesito que se largue antes de que esto pase fuera de nosotros tres –Su voz ahora se había convertido a una profesional.
Pensé que Harry rechistaría y me llevaría a la fuerza pero hizo todo lo contrario. Subió las manos en altos de manera burlona pero sus ojos brillaban con ira y salvajismo. Hizo que cada centímetro de mi piel se estremeciera mientras temblaba tras la espalda del hombre.
-Bien, me largo –Dijo mientras pasaba por mi lado. Se inclinó en mi oído y susurró algo. –Esto no se quedará así.
Cuando desapareció entre las personas el oficial se alejó unos centímetros de mi mientras escaneaba mi rostro.
-¿Todo bien? –Preguntó.
Negué con la cabeza.
-¿Necesita que la lleve a casa? –Preguntó.
Asentí.
Narra Harry:
Habían pasado los días desde aquel encuentro con Jessica. Recuerdo haber estado tan furioso como la mierda que salí a descargar mi furia con 5 inocentes personas, las cuales, actualmente, estaban diez metros bajo tierra ahora mismo. Hoy era miércoles y hoy sería el día en el que me aparecería en el apartamento de la rubia para cumplir mis palabras de que esto no se quedaría así.
Salí a la sala mientras cogía mis llaves de mi auto. Todos los chicos estaban reunidos en la sala de estar bebiendo cervezas y hablando entre ellos. Todos me miraron cuando estaba caminando hacia la puerta.
-¿Dónde vas? –Preguntó Louis desde atrás.
-¿Acaso tienen que saberlo todo? –Pregunté entredientes.
-Solo es por seguridad –Respondió Niall.
-Bien –Apreté los labios queriendo contener un par de insultos. –Voy al edificio Greig, en el centro de la ciudad, avenida 55 ¿otro detalle? –Pregunté sarcástico.
Niall negó y miró hacia su cerveza.
-¿Vas a lo de Jessica? –Preguntó Zayn.
Le había contado cada detalle de lo que pasó y ellos no evitaron sorprenderse debido a su actitud. ¿Quién se atrevería a golpearle a Harry Styles? Todos me temen, y ella debería de hacerlo. Asentí mirando a Zayn.
-Pero Harry… -Empezó a decir Liam y lo silencié con una seña.
-Yo te acompaño –Dijo Louis poniéndose de pie.
Bufé pero si eso les hacia dejar de hacer preguntas pues bien, que venga. Aunque sé que él viene para asegurarse de que al día siguiente no aparezca suspendida del techo de su propia habitación. Créanme que lo haría si es necesario. Siempre su boca inteligente y actitudes idiotas hacen que pierda la cabeza junto a todo el autocontrol que me queda.
Ya en el auto, pisé el acelerador desplazándome por las calles de Londres mientras Louis movía su pierna. Divisé su herida aun vendada, pero sin embargo, ya no le dolía y no cojeaba. Eso era bueno. La bala no llegó perforar ninguna vena. Solo la carne pero no se adentro más de allí. Según había dicho Zayn, el arma silenciada le había quitado potencia a la bala.
Aparqué frente a su apartamento y entramos a la recepción. No había nadie allí. El mostrador estaba vacío así que fuimos hacia el ascensor y subimos directo a su piso. Por mi mente pasaba lo que haría Jessica una vez que su melena rubia se asome por aquella puerta. El ascensor sonó mientras las puertas se abrían de par en par y yo, junto a Louis, entrabamos al pasillo.
Dimos con su puerta y tocamos. Louis tapó el pequeño lente que tenía la puerta para observar quien tocaba. Oímos unos pasos a los lejos, y aquí viene la rubia. La puerta se abrió y apareció un chico castaño de ojos verde tras ella. Louis en ese instante dio un paso hacia atrás mientras el chico nos escaneaba perplejo con la mirada.
Aun no caía en cuenta pero Louis se inclinó hacia mi oído.
-Es el chico del mostrador –Susurró.
Y antes de que pudiera reaccionar, el chico había tirado la puerta en nuestras narices.
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Hola c:
No puedo creer que Jake sea el chico de la bomba. :c Lo hacía mas de chico que bebía y se drogaba no que mataba, shorooooo :´c. Naaah, mentira xd si lo sabía hoho, lo sé todo. Pero ustedes no, soooo, AQUI ESTA JAKE AKA CRIMINAL. Ustedes creen que eso traiga problemas? Bueeeno. Ya veremos.
Bien, la fanfic esta en el puesto número veintiocho. Saben lo emocionante que es eso? Casi lloro cuando lo vi hahaha. Sería genial llegar al primero, ustedes puedes ahq. Hahaha, en fin. Sus comentarios han sido asombrosooos C: Lloro de emoción cuando me dicen lo mucho que les gusta mi novela y me hace sentir bien haha.
Finalizando, aquí esta su capítulo hahaha. Espero que les guste y voten y comenten mucho haha, un beso x