KYA 2 - Deborah Hirt ©

Da Deborahhirt

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"Ella no lo entiende, no me quiere escuchar, pero esto no es bueno y va a terminar mal" Max sigue siendo... Altro

Capítulo 1
Extra. Max
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Extra. Max
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Extra. Max
Capítulo 14
Extra. Max
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Extra. Max
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Extra. Max
Extra. Max
Capítulo 24
Extra. Max
Capítulo 25
Capítulo 26
COMUNICADO
Capítulo 27

Capítulo 3

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Da Deborahhirt

Max detiene el coche frente a una hermosa casa dentro de un barrio privado en el centro de lo que pude ver de Dulwich. Todavía no puedo creerlo, estoy nerviosa y no he dicho ni una palabra más desde que comprendí lo que significa realmente esto.
Creo que Max quería que me callara y dejara de molestar y lo logró.
Estoy aterrada y bastante confundida.
Max jamás habla de sus padres, sé que no los ha visto en los últimos años, y si lo hizo, nunca lo supe. Cuando pienso en Max es solo en Max, sin padres o familia, pero ahora estoy desconcertada.
¿Quiere qué conozca a sus padres?
Quiso que lo acompañará, pero... Ya no sé qué creer.
-Es nueva. La compraron hace unos meses y querían que la vea -comenta Max, señalando la entrada de la casa que se ve por sobre todas las cosas.
-¿A qué juegas? -pregunto de inmediato. Trato de mirar esa construcción, pero no puedo. Necesito mirarlo a él y tratar de entender.
Max hace una mueca y me interroga con ese gesto que tanto detesto, como si estuviese diciendo "¿Eres tonta?"
-¿De qué estás hablando?
-Max... Es la casa de tus padres, ¿qué te sucede?
Él suelta un suspiro y ese buen humor desaparece de sus facciones.
Oh, no.
-¿Por qué actúas así cada vez que trato de hacer las cosas bien?
Ese tono no me gusta y tengo que arreglarlo.
Ahora soy yo la que suelta un suspiro y lo mira, tratando de pensar en algo, pero él reacciona y hace un vago gesto con su mano, después acaricia mi pelo.
-Lo siento, no quería...
-Jamás hablas de tus padres, ni de tu hermana, nunca pensé que...
-Quiero hacerlo -responde sin dudar.
Acerco mi cara a la suya y apego nuestras frentes. No entiendo una mierda, pero voy a dejar de hacer preguntas. Sólo dejaré que él controle la situación. No sé qué pretende, pero quiero ver que sucederá. Esto no es malo, no puede ser malo.
-Dejaré de hacer preguntas -susurro, y después acaricio su cara.
-Bien, me gusta.
-Ni siquiera estoy bien vestida, no puedo saludar a tus padres así. ¿Y qué me voy a poner mañana?
Max sonríe, es extraño verlo sonreír así, pero me enamora mucho más.
-Deja de pensar tanto, Kya.
-Lo sé, pero...
-¿Vamos a bajar o no?
Asiento una sola vez y después beso sus labios por unos segundos. Ese max de hielo sigue siéndolo, pero hay veces en las que puedo sentir a mi Max real, como en este beso por ejemplo.
-Vamos.

Max me abre la puerta del coche, casi me desmayé la primer vez que lo hizo, pero noto que a él no le gusta que le ponga cara de tonta cada vez que es caballero, es decir, tengo que fingir que nada sucede, ni siquiera debo darle las gracias porque él lo detesta, pero por dentro sonrío como una estúpida.
Llegamos a la entrada, Max golpea la puerta de vidrio un par de veces, y después toca el timbre de la derecha. Tomo su mano y él la aprieta levemente, como si estuviese buscando algo de valor para hacer esto. Tal vez por eso estoy aquí.
Por lo que puedo ver desde aquí, la casa se ve nueva, completamente elegante y moderna.
A lo lejos, una mujer con la vestimenta de servicio gris se acerca a ambos, abre la puerta y nos recibe con una sonrisa.
-Buenos días. Soy Beth.
Max asiente, también parece perdido, pero yo no suelto su mano.
-Maxwell -responde con ese tono se sequedad que hace que le dé un leve codazo para que se comporte, pero no lo hace-. Ella es Kya, mi novia.
-La señora Pearson me avisó de su llegada, ¿les enseño su habitación?
Max la mira, parece de muy mal humor, y esto se pone cada vez más incómodo.
-¿Y mis padres?
La mujer sonríe como si intentase disculparse.
-La señora Pearson está en el club, como todos los sábados, y él señor salió muy temprano.
Max suelta una risita casi sarcástica y después niega levemente con la cabeza.
-Ya entendí. Llévanos a nuestra habitación.
-Por favor -agrego rápidamente al ver que Max se comporta descortés, y le sonrío a esa mujer.

Nuestra habitación es inmensa, tiene vista al jardín de la casa y está al final del pasillo. Lo malo es que no tenemos nuestro baño propio, y Max está molesto por eso desde hace unos minutos, pero no me importa. Sólo será una noche.
-Ya, deja de maldecir -le digo, sin contener mi sonrisa. Me acerco a la cama, muevo sus brazos y me siento en sus piernas.
Él no parece mirarme, está en otro mundo y noto que no le encanta estar aquí. Es el Max gruñón de nuevo.
-¿Qué sucede? -susurro sobre su oído, después beso su mejilla y acaricio su cabello.
Él por fin rodea mi cintura, pero sigue con la mirada perdida en algún lugar del cuarto.
-Nada, estoy bien.
-Puedes decírmelo.
Él suelta un suspiro y por fin me mira. Esos ojos grises se ven diferentes, hay algo extraño, algo que lo molesta.
-Nada. Es sólo qué... Nada sucede. ¿Tienes hambre?
Niego levemente, cierro los ojos cuando su mano recorre mi cabello, desde la raíz hasta las puntas, después beso sus labios, hundo mis manos en su cabello y me acerco mucho más a su torso.
-Max... -advierto cuando su mano se mete debajo de mi camiseta y sus dedos empiezan a tocar mis senos.
Él sonríe con malicia, me lanza hacia el colchón y se coloca encima de mi. Su cuerpo hace presión sobre el mío, respiro con un poco de prisa y espero para saber cuál será su próximo movimiento.
Me observa, después acerca su boca a mi cuello y empieza a besarlo muy lentamente. Cierro los ojos, me aferro a su espalda y separo las piernas para sentirlo más cerca.
Él quiere hacerlo y aunque me parezca que está mal, sé que él siempre va a salir ganando si se trata de esto.
-¿Y si viene alguien? -pregunto con una sonrisita, mientras que eleva mi blusa hasta descubrir los senos.
-Nadie, vendrá.
Lo miro a los ojos y ambos oímos como un coche se estaciona en la entrada. Es evidente que alguien ha llegado y sólo puedo reír.
-Creo que si vino alguien.
Max suelta un suspiro, pone mala cara, acomoda mi blusa y después toma mi mano para ayudarme a levantar.
-Debe ser mi hermana.
-¿Estoy bien así?
Max me mira, mientras que acomodo mi blusa y mi cabello.
Cuando lo veo a los ojos veo es cosa que no sé como explicar, su mirada es diferente, se perdió en mi por completo, como si fuese algo exótico y que lo deleita. Muy pocas veces he visto esto.
-Te ves hermosa -asegura en un murmuro. Le ha costado decirlo, lo sé, pero lo hizo y ahora noto que se ve incómodo.
No puedo saltar y gritar hacia él, sólo sonrío levemente, tomo su mano y dejo que él me guíe por la casa hasta la entrada.

Al bajar las escaleras vemos a una mujer y a un hombre. Ambos se voltean hacia nosotros, ella camina con prisa y se lanza a los brazos de Max.
-No puedo creer que estés aquí. Cuando mamá me lo dijo, no pude creerlo.
-Hola Tess -responde el con sequedad, no abraza a su hermana, no hace nada, sólo espera que ella se aleje.
La mujer en realidad no es tan mayor, debe tener treinta años como mucho, su cabello castaño le llega hasta los hombros y se ve amable.
Tess se separa de Max y él rodea mi cintura.
-Ella es Kya, mi novia.
Quiero gritar de emoción al oírlo decir eso por segunda vez, pero sólo sonrío y dejo que ella me salude.
-Lo sé, claro que me acuerdo de ti. Eres la hermanita de Alex. Te ví cuando eras una bebé... Te ves hermosa.
Max suelta un insulto por lo bajo y yo presiono su mano. Sé que odia esas palabras, pero tiene que contenerse. Eso ya es pasado.
-Es un placer.
-Y él es Connor, mi esposo.
El sujeto se acerca a ambos, estrecha la mano de Max y después me observa de pies a cabeza. Miro hacia otro lado y estrecho su mano también. Me incómoda un poco, pero Max lo nota y me siento más relajada.

Beth trae la bandeja con todo lo necesario para tomar el té. Max quiere largarse de aquí y yo también, pero eso sería completamente descortés.
Estoy sentada en uno de los sillones junto a Max, y Connor y Tess frente a nosotros. Ese sujeto me mira de vez en cuando y desvío la mirada lo más rápido que puedo.
-¿En qué trabajas Kya? -pregunta Tess cuando termina de beber su primer sorbo.
Estiro mi brazo y tomo una taza ya lista para Max y otra para mí.
-Trabajo en la empresa de mi padre. Estoy a cargo del piso seis. Contabilidad y algo de Arquitectura también.
Ella sonríe ampliamente y pone una cara que debo admitir que es realmente estúpida.
-Oh... ¡Fue así como se enamoraron! ¿Verdad?
Mira a Max y luego a mi, esperando que alguien responda. Sólo niego levemente con la cabeza y trato de decirle de alguna manera que no haga más preguntas.
-No, Tess. No fue así, para nada -responde Max de muy mala manera, pero ella no parece comprender.
-¿Y entonces cómo fue?
-Cariño... -Connor la abraza y nos sonríe-. Deja de ser tan curiosa, los estás incómodando.
Los minutos pasan, la conversación me resulta de lo más invasiva, Tess no deja de hacer preguntas y a cada una de ellas oigo como Max suspira a mi lado. Él no quería venir, ahora estoy segura de ello, pero... ¿Por qué lo hizo? Es algo que no logro entender.
Beth se lleva todo a la cocina y Tess y Connor se van a su habitación, finalmente. Max no ha dejado de soltar suspiros, lo noto tenso, algo alterado y más frío que nunca.
-¿Qué sucede? -pregunto en un susurro. Tomo su cara entre mis manos aunque él no quiera que lo haga, y lo obligo a mirarme.
-Nada. Tess es una entrometida, no quiero que le respondas nada.
Frunzo el ceño... No logro entender.
-¿De qué hablas?
-Mi hermana es una víbora, todo lo que has visto es actuación. A ella no le importas y lo único que quiere es sacar la mayor información posible.
Estoy un poco sorprendida al oírlo hablar así y admito que quiero hacerle miles de preguntas, pero prometí que no lo haría. 
El silencio nos invade, pero él me conoce y sabe que quiero más.
-Tess se casó con el primer idiota que se le cruzó por delante y lo hizo sólo para que la mantenga. Es chismosa y entrometida. Y su esposo es un tipo mil veces peor.
-Connor me estaba mirando extraño -confieso por lo bajo. Sé que él va a regañarme y no quiero que lo haga-. Pero no te enfades conmigo, no es mi culpa.
Ahora es Max él que toma mi cara entre sus manos y hace que lo mire, acaricia mi mejilla lentamente y después mi pelo.
-Lo sé, lo sé... No es tu culpa, pero ese tipo es un imbécil y ella una bruja. Quiero que te alejes de ambos.
-Si, pero...
-Me refiero a que no estés en la misma habitación si no estoy, no respondas sus preguntas y si quieres hacerlo, responde con algo que no sea verdad.
-¿Por qué?
-Porque de verdad son malas personas, Kya.
-¿Y entonces por qué estamos aquí?
Max pasa una mano por su pelo, pero no se ve tan alterado como antes. Sé que odia dar explicaciones, pero algo que he valorado siempre, es que tarde o temprano me las da, por más que no deba hacerlo, por más que esté molesto o por más que no tenga nada que ver conmigo.
-Mi padre se ofreció a ayudar en la deuda, y voy a aceptarlo solamente porque es mi padre.
Oír esto me decepciona y me rompe el corazón.
-Y yo soy tu novia.
Max cierra los ojos por un momento.
-Kya, no volvamos a eso, por favor. Yo jamás aceptaría tu dinero. Ya te lo dije.
-Pero...
-Kya.
-¿Y vienes aquí sólo por el dinero o porque de verdad querías que me conocieran?
Max está desesperado por dentro, pero ahora no me importa. Haré todas las preguntas que sean necesarias.
Él me acaricia una vez más.
-No quiero que los conozcas, no valen la pena, pero te traje porque sé qué esperabas este momento. Es solo una presentación, pero no me importa involucrarnos en nuestra vida. ¿Entiendes?
"Nuestra vida", acaba de decir eso y estoy a punto de desmayarme.
-Me estás confundiendo mucho.
-Mi familia no derrama amor como la tuya, Kya. Es diferente.
Cuando voy a hacer otra pregunta, se oyen los tacones de Tess en las escaleras y Max me calla con un beso.
Segundos después otro coche se estaciona en la entrada.
-¡Oh, es Hans! ¡Llevo meses sin verlo!
-¿Quien es Hans? -pregunto de inmediato y muy por lo bajo, mientras que Tess corre hacia la puerta.
-Hans es mi padre.
Frunzo el ceño y lo miro.
-¿Y por qué le dice Hans?
-Es una larga historia, te lo explicaré luego.

El padre de Max es agradable, y Tess también, aún no puedo creer que sea así como Max la describe, estoy empezando a creer que él es quien exagera toda la situación.
El señor Pearson nos invita al comedor a la hora del almuerzo y conduce la charla por los temas que a él le interesan. Max está a mi lado en silencio, soy yo la que responder de algunas preguntas, pero lo hago la mitad con la verdad y la otra mitad con mentiras.
Sí el me lo dijo, debe ser por algo. ¿Y la madre de Max? ¿Por qué no está aquí?
-¿Cuantas personas vendrán esta noche, Hans? -pregunta Tess, y yo doy un leve brinco en mi lugar. ¿Esta noche? Creí que era mañana.
-Tu madre ha invitado a todo el club, y algunos familiares. Son casi sesenta personas.
-Oh, pero está bien. Hay mucho espacio en la casa.
Ahora soy yo la que debe entrometerse, me siento en confianza y no me importa si Max se va a molestar, necesito preguntar.
-¿Y la señora Pearson?
El padre de Max me sonríe.
-Llegará en la tarde, tesoro. Tiene mucho que hacer con los preparativos.
Asiento, y vuelvo a comer. Max me mira de reojo, pero no dice nada en todo el tenso e incómodo almuerzo.
Es extraño estar aquí, no creo que sean malas personas como dice Max, pero todo es tan forzado, tan tenso, tan extraño...

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