[Remus]
Vísperas de Navidad, Sirius había estado más que feliz porque el número 12 de Grimmauld Place estaba lleno de gente, esa noche con mayor motivo, su prima Andrómeda nos visitaría, los Weasley y sobre todo Harry estaban allí, también Hermione había asistido.
Me encontraba ayudándole a Molly con la cena, picaba cebolla y coles cuando un estruendo se escuchó en el pasillo.
-Nymphadora Tonks-. Coreamos todos.
-Hey-. Se quejó ella y luego escuché su risa. Enseguida abrió la puerta cargando un gran platillo en las manos.- Hola, nosotros trajimos los postres-. Saludó.
-Hola Molly, vaya que tienen contento a Sirius, hola Remus, eso luce delicioso-. Nos alagó Andrómeda y luego nos saludó.
-Ya casi está todo listo, vayan a sentarse ustedes, nosotros enseguida vamos-. Les dije pero Tonks no me hizo caso, se quedó allí observándonos. Su cabello lucía castaño con mechas doradas, lucía bastante bien.
Molly me miró y coqueteó con una ceja, yo la ignoré y luego escuché su carcajada, no pude evitar sonreír y luego la escuché salir de la cocina.
-Feliz Navidad Remus-. Escuché a Tonks.
-Feliz Navidad-. Ahora la situación era otra, ya no sabía si darle o no el gorro que había comprado para ella dos días atrás.
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[Tonks]
El día de Navidad, después de saludar a todos, corrí a sentarme con Ginny quien ya estaba ansiosa por saber que sucedía.
-Me has dejado sin noticias-. Se quejó.
-No ha pasado nada interesante-. Y me giré tratando de hacer que mi mentira se viera más creíble.
-Bueno... pues yo sí que he tenido acción-.
-¿A sí? ¿Qué sucedió con Harry?-. Y sentí la punta de su pie en mi espinilla.- Auch-.
-Nada... pero ahora salgo con Michael Corner... Ravenclaw-.
-Mmm... un niño listo, muy bien Gin-.
-¿Quién es el niño listo?-. Preguntó Sirius abrazándonos.
-Nadie Canuto...-. Le dije y Ginny se sonrojó.
-Vamos Andrómeda... cantemos-. Dijo Sirius y mi madre afinó su vos.
-Uno... dos... muggle...-.
-Hacia Belén va un hipogrifo...-. Comenzaron a cantar los dos y yo me cubrí las orejas sonriendo, no quería quedarme sin tímpanos. Todos los demás se sentaron a la mesa y poco a poco vi como gracias a los Weasley se vaciaban los platos. En eso estábamos cuando vimos como Sirius comenzaba a bailar y aplaudir. Cuando nos levantamos y Molly dio los regalos Remus me jaló y extendió una caja roja con bolitas amarillas.
-Feliz Navidad-. Me dijo.
-Gracias... ¿Uno más?-. Le sonreí.
-Sí, algo así, debo admitir que este es muy gracioso-. Aún serio, me apretó una mano y luego corrió a abrazar a Sirius. Observé a Ginny quien me coqueteó con las cejas, abrí levemente la caja, era un gorro blanco con miles de ojos por todos lados, tenía dos orejas de duende y al apretarle un botón salían dos enormes ojos de sapo y la voz de Umbrige diciendo "Ya basta, harán lo que yo ordene". Sonreí y luego morí de risa. Fred y George me miraron y observé sus rostros y luego me guiñaron el ojo, yo sabía quien había inventado ese hermoso objeto.
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[Remus]
Al finalizar la noche Fred, George, Ginny y Tonks estaban muertos de la risa con las frases del gorro que le había dado mientras los demás permanecían en el comedor con Harry, Hermione y Ron.
Miré ambos lados y luego me decidí por ir con los que estaban riendo, sonreí tratando de ser amable con los chicos y a verme Ginny le pellizcó las rodillas a Fred y George.
-Auch... ya, ya sabemos que tenemos que dejar a los tortolos solos-. Dijo Fred.
-Amigo... nada te costaba decirnos que el gorro era para tu novia-. Rió George. Dándome una palmadita en la espalda.
-¡Niños!-. Gritó Ginny y luego los jaló de las orejas.
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[Remus]
-Auch... Acuh-.
-Niña agresiva-. Se escuchó un pum y los gemelos desaparecieron de las manos de Ginny.
-Agg, me choca-. La pelirroja hizo un berrinche y luego nos sonrió guiñándonos el ojo.-Están en su sala-. Nos dijo.- Bueno, en la de Sirius, pero siéntanse como en la suya-. Cerró la puerta y luego escuché un "Ya basta harán lo que yo ordene". Me giré y sonreí.
-Fred y George son unos genios-. Dije.
-Lo son...-. Me dijo seria.
-Me encantó lo que hicieron con el gorro, inicialmente era sólo un pedazo de tela con muchos ojos, pero... esos chicos lo mejoraron, creo que deberían dedicarse a eso-.
-Debería financiarlos, ganarían mucho-. Ella se quedó pensativa y fui a sentarme a su lado.
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[Tonks]
Las manos me sudaban de sentirlo tan cerca, recordé mi patronus, un lobo, ahora todo tenía sentido, eso sólo significaba que terminaríamos casándonos. Bien, omitan eso.
-Y ¿Te gustó al cena?-. Me preguntó y me giré a verlo.
-Mucho, estuvo deliciosa, te felicito-. Le di unas palmaditas en la espalda. Me sonrió y entonces no lo resistí, lo abracé dejándolo congelado.
-Me alegra-. Nos quedamos así y de pronto me miró a los ojos, a los míos, no al gorro, nos acercamos lentamente y justo cuando lo sentí a unos cinco centímetros cerró los ojos, apretó los puños y se levantó.- No... ya basta, aléjate de mí-.
-¿Qué?-. Me levanté alarmada.
-Ya no puedo... no, no quiero que estés cerca-.
-¿Y cómo se supone que me alejaré si tu mejor amigo es mi tío?-. Le grité furiosa.
-Pues... ya veré que haré, pero aléjate, nosotros no podemos estar cerca, ya no-. Se encaminó a la salida.
-Lupin... Lupin, Remus Lupin no me dejes hablando sola-. Volví a gritar pero él me ignoró. Estaba furiosa, tomé el gorro de mi cabeza y lo aventé en el sillón. Ya había hecho lo necesario para alejarme de él y no habíamos logrado nada, eso solo significaba entonces que no podríamos contra eso, sin embargo, estaba de acuerdo, no volvería a poner un pie en casa de Sirius ni en ningún otro lugar donde estuviera Remus John Lupin.
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[Remus]
La nieve parecía intensificarse, los días había pasado lentamente y con ello el regreso de los chicos a Hogwarts, ese día me encontraba en mi cuarto leyendo un par de libros mientras los demás corrían como locos por toda la casa cuando...
-¡Lupin!-. Escuché gritar a Alastor, giré los ojos y bajé las escaleras. Allí estaba Tonks, con los brazos cruzados, al verme rodó los ojos e hizo cara de fastidio.- Muy bien, les toca escoltar a los chicos a Kings Cross, asegúrense de que todo este tranquilo, una vez allí, los alcanzaré, hoy son la guardia de Harry-.
-¿Quiénes iremos?-. Preguntó ella, lucía el cabello verde pistache y su túnica negra, hacía varios días que no la veía.
-Tú niña... te lo estoy diciendo... tú y Lupin-. Dijo Alastor.
-¡¿QUÉ?!-. Gritamos los dos y Sirius rió.
-No... no, no-.
-¿Te has vuelto loco?-.
-He dicho los dos y punto... no me interesa si son un par de niños chiquitos que ya no se gustan, van los dos y punto-, Ella y yo suspiramos fastidiados de aquello, y Sirius riendo, él me las pagaría.