Jonh comenzó a escribir la carta. En ella explicaba todo lo que estaba sucediendo. Abarcaba desde el encuentro conmigo mismo hasta la situación que tuve con aquellos yos del futuro. Le explicaba que yo fui el que los vigilaba y el responsable de que saliera bien librado de aquella noche en el Restaurante Don Asado, también de cómo en una especie de bucle temporal él se tendría que encargar de entregar la carta de nueva cuenta a Mike. De verdad quería darle una pequeña oportunidad a cualquier Gleen anterior a mí. Mientras Jonh escribía a toda velocidad, se mostraba impetuoso realmente hacia lo posible por ayudar. Esperaba que saliera bien librado de esta, pero a su vez había grandes posibilidades de que la vida de ambos terminará hoy mismo. No quise insistir en esa idea, el mismo debería lidiar con eso. Esperaba al mismo tiempo salvar a su Kym. Tenía que apresurarme. Analizándolo mejor ni si quiera quería verla, no deseaba que el hecho de volver a tenerla frente a mí, me removiera los mil sentimientos que tenía aun por ella, quería apresurar todo y largarme de allí. ¿A dónde?... ni yo mismo lo sabía.
Mientras el terminaba de escribir, yo por mi parte, me metí a la regadera. Quería darme un buen baño después de todo lo que había pasado. La herida de bala aun me dolía demasiado, por suerte la bala me había atravesado el hombro sin tocar algún punto vital, pero sí que dolía jodidamente horrible. También mí cabeza me dolía un poco. Era normal, después de aquel gran cabezazo que le di a ese pobre desdichado Gleen del futuro, no parecía ser nada grave, un par de aspirinas serían suficientes por ahora.
Salí de la bañera, Jonh me prestó un poco de su ropa, fue curioso volver a ver mí sudadera con capucha favorita entre sus cosas, no creí volver a verla, me la puse, y después de comer y descansar un poco aquel Jonh finalizaba la carta.
- Bien, termine de escribir la carta. ¿Quieres revisarla? – Pregunto.
- Sí que fue extensa y no, no es necesario. Confío en que lo hayas hecho bien. - Respondí.
- Me estas ayudando demasiado, de verdad me gustaría agradecerlo de algún modo.
- No te preocupes, incluso quizás lo que estamos haciendo no de resultado, así que agradece cuando todo salga bien. - Conteste.
- Aun así, estas ayudándonos mucho y te lo agradezco desde ya.
- Es pronto para eso, aún hay algo más. También tienes que encargarte de una tarea adicional.
- Seguro. ¿De qué se trata?
- Lo siento mucho, pero tú tendrás que encargarte de Gleen 2 ¡tienes que matarlo! – Dije ya sin tregua.
- Ma... ¿matarlo? Pero Jonh, dices que viajarás al pasado y tú te harás cargo de él, y además sabes que nunca en la vida he matado a nadie, es más, siento remordimientos al matar a una mosca.
- Lo sé, pero el Gleen del cual me haré cargo será del de aquella línea temporal. En la práctica, fue al Jonh Gleen del futuro que logre herir con una daga en la pierna del que tendrás que encargarte tú. De cierta forma estaremos asesinando a el mismo Gleen justo al mismo tiempo, ¿poético no? Cuando llegue la hora, debes de elegir. Eres tú y Kym ¿ó él? Tú decides.
- Tienes razón, ¿cómo lo haré? ¿Cuándo lo haré?
Esta era la parte dos de mí plan;
Le explique que una vez que regresara de entregar la carta a Mike, es decir, cuando volviera de cinco días en el pasado, el tendría que regresar a este mismo punto y nos encontraríamos a eso de las 7:00 pm. Si todo salía bien yo mismo le ayudaría a terminar el trabajo sucio, pero, si por alguna razón yo no me presentaba en el punto y la hora indicada, significaría que el solo tendría que hacerse cargo, y también significaría que yo, bueno yo, habría dejado de existir.
- Ojalá que no pase eso, realmente espero que puedas llegar al punto de reunión y me ayudes a terminar con todo esto. - Repuso aquel Jonh compungidamente.
- Créeme que yo espero lo mismo, pero si no lo logro, si no llego al punto indicado, esto es lo que harás:
Primero esperaras la contraseña por parte de aquel Jonh Gleen, es decir, su palabra clave "Yo soy tu, tu eres yo, los dos somos el infinito".
Deberás actuar y responder como si no supieras absolutamente nada, aquel Gleen no debe de tener la más mínima sospecha de que ya hablé contigo. Será fácil reconocerlo ya que la última vez lo herí con una daga bastante filosa, así que tal vez este vendado o no pueda caminar muy bien.
En cuanto puedas sin pensarlo, sin titubear ¡hazlo! termina con él.
- Bien, pero ¿cómo haré eso? - Pregunto.
Saque de entre mí ropa la daga. Aquella daga con la que el intento asesinarme la primera vez. Vaya que es irónico el destino, sería la misma arma que acabaría con él. - Pensé.
- Con esto lo harás. Le atravesarás directo el corazón. - Dije.
- ¿Así de fácil, sin más? Haces que suene tan sencillo todo. Solo espero que logres estar conmigo en ese momento. - Repitió.
- Lo intentare Jonh, hare lo posible por estar aquí cuando el momento llegue. - Respondí.
- Eso espero. Sabes Jonh, he llegado a la conclusión de que los caprichos de la vida nos ponen a prueba, ya que como te dije, mientras yo intentaré eliminar a Gleen 2 a la salida del restaurante Don Asado, casi, al mismo tiempo, tu intentaras lo mismo, justo con el mismo Gleen 2. No debe de haber pie a la equivocación, no podemos dejar que alguno de ellos huya, ya que intentaran una y otra vez acabar contigo y Kym, además de ponerlos sobre aviso.
- De verdad gracias, muchas gracias. - Dijo.
Gleen se acercó a mí e intentó abrazarme de una forma fraternal, de inmediato lo aleje con un fuerte empujón, al contacto de mis manos con su delgada camisa, un chisporroteo de luz azul brillante emano de ambos y a la misma velocidad en que apareció se fue. El empujón fue tan rápido y fuerte que aquel pobre infeliz fue a dar al piso, mientras yo le gritaba:
- No me toques idiota.
Aquel grito fue más por acto reflejo que por voluntad propia. Gleen que yacía en el piso, mirándome total y absolutamente confundido, se puso de pie y dijo;
- Lo siento, no quise importunar. ¿Qué me hiciste, que era esa energía? - Respondió al tiempo que se levantaba la camisa.
Levanto su camisa y bajo ella, perfectamente marcadas, yacían las siluetas de mis dos manos adornando el pecho de aquel incautó Jonh Gleen. Se trataba de una quemadura de segundo grado que fácilmente pudo volverse de tercero y aún más si no le hubiese empujado a toda velocidad.
- ¿Hacerte?... Lo que acabo de hacer fue salvar tu vida y la mía, aunque siento haberte empujado de esa forma, no tenía elección, discúlpame. - Repuse.
- ¿Salvar mi vida? - Pregunto.
- Así es Jonh. Es que acaso ¿aún no lo sabes? ¿nunca pusiste juntas las llaves que te deje aquella ocasión acompañada de la carta?
- No, de hecho, inmediatamente guarde las llaves idénticas que me dejaste en el cajón de mí buro, precisamente junto con la carta, pero mis llaves, aquí las tengo, mira.
Aquel Jonh Gleen introdujo su mano dentro del bolso de su pantalón y saco las llaves junto con el llavero de mí viaje a Disneylandía. Al parecer nunca pudo percatarse de que algo increíble pasaría si las unía una sobre otra en un mismo lugar. Creí que para este momento ya lo sabría, y es que así fue como yo lo descubrí también.
- Bien, permíteme tus llaves un momento, quiero que vayas a tu buro y saques las otras llaves y las traigas aquí. Pero antes te aclaro, no son parecidas, estas llaves son exactamente lo mismo, así como tú eres exactamente el mismo que yo, compartimos justo los mismos átomos al mismo tiempo - Explique.
- Bien, entendido, iré por las llaves.
Tres minutos después aquel confundido Jonh Gleen regresaba con las llaves en sus manos, extendí mí mano derecha y las tomé y en la mano izquierda tenía las otras llaves.
Luego agregue;
- Estás a punto de presenciar algo increíble, pero antes de que haga este pequeño experimento tendrás que escuchar una pequeña clase de física cuántica. – Dije.
- Sin problemas, adelante profesor Stephen Hawking. - Respondió un poco sarcástico.
Comencé.
- Esto que presenciarás es la razón por la que tuve que alejarte de mí de esa forma cuando me intentaste abrazar.
Aquí se combinan una poco de varias leyes físicas para formar una sola, por ejemplo;
* La ley de la impenetrabilidad, nos dice que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo.
* Ley de causa y efecto, habla sobre acción y consecuencias, es decir, a toda acción hay una reacción, totalmente dependiente de la causa.
* Teoría del caos. Esta es muy especial. Dice que es muy difícil obtener previsiones de hechos aislados ya que el resultado podría tener un millón de variaciones.
- Entiendo, quieres decir que las leyes de la física nos siguen a todos lados y tienen que cumplirse en mí línea temporal. - Pregunto.
- Sí y no Jonh. No estamos hablando de dimensiones paralelas, de lo que estamos hablando son de distintos puntos en el tiempo que, si bien varían de un Jonh Gleen a otro, no deja de ser eso, distintos puntos temporales o realidades alternas.
- Ya veo, creo entenderlo ahora. - Respondió.
- Jonh, después de adquirir mí habilidad investigué mucho sobre estos temas, leí muchos libros, vi documentales y las películas que tratan sobre todo esto, no están tan equivocadas, todas tienen cierto grado de verdad y cierto grado de exageración.
- Me lo imagino. Supongo que como siempre me han llamado la atención estos temas sobre física cuántica, también es normal que le llame la atención a cualquier Gleen de otra línea temporal.
- Exacto, a eso le podemos llamar una constante, pero ¿qué pasaría si le agregáramos una variable? - Pregunte.
- Te refieres a ¿un cambio? Insertar accidental o intencionalmente una pequeña variación a lo ya predeterminado.
- Bien, muy bien, veo que me sigues.
Pues en este caso la constante somos los Jonh Gleen de las distintas líneas temporales, llámese: presente, pasado ó futuro.
Ahora aquí viene lo más interesante de todo esto. Tal y como lo mencionaste, se puede actuar de una forma no contemplada, no planeada, eso sería crear una variable, los resultados querido Jonh, pueden ser insignificantes o abismales. A esto lo conocemos como "Efecto Mariposa" y precisamente eso es el resultado de todo lo que conlleva viajar en el tiempo, el efecto mariposa siempre estará allí, listo para actuar.
- El aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán al otro lado del mundo, eso es el efecto mariposa, ya había escuchado eso.
- Lo sé, y ese mismo efecto mariposa es el culpable de que la Kym de mí línea temporal esté muerta, pensar que ella es la causante de todo este embrollo.
Justo cuando termine de decir aquellas palabras, como si de un imán se tratara nuestros ojos se miraron mutuamente. Estoy seguro que ambos pensamos lo mismo, no me había quejado hasta ahora de la situación, pero instintivamente mencione a Kym como la culpable de todo esto y quizás, muy probablemente, por eso aquellos Gleens futuros deseaban detenernos con tanta insistencia, podría ser el principio de algo peor, después de todo, cada vez empeoraba más y más las cosas. Con esta idea en mí mente, me prometí que haría lo posible para ayudar a aquel Jonh Gleen del pasado. En cambio, para mí, ya no veía un cielo azul con su día claro, no podía visualizarme feliz, ni en paz, ni alegre o contento, mí línea temporal estaba totalmente fracturada, era un daño ya irreparable.
Gleen rompió el torbellino de pensamientos que me acechaban como un águila a su presa.
- ¿Es eso no? Es por eso que ellos la buscan con tanta insistencia, es la razón de todo este caos, ¿es por eso que ellos la quieren muerta? - Pregunto.
- No lo sé, pero la posibilidad es muy alta, y si fuera así, esto es solo el principio, algún evento aún más grande que todo lo que ya estamos viviendo debió de haberlos motivado a intentar acabar con ella y si es necesario contigo y conmigo también. - Respondí.
- No me importa si es ella la culpable de la tercera guerra mundial, no dejaré que se salgan con la suya. - Dijo enérgicamente.
El carácter de aquel Gleen me impresionaba, mientras yo comenzaba a dudar de todo esto, de preguntarme si estaba haciendo lo correcto, él se afianzaba más y más a sus ideales. Aunque después de todo era lógico, él había tenido ya mucho contacto con Kym, la amaba incluso me atrevería decir más que cualquier otro Jonh Gleen de cualquier línea temporal. Si tú estuvieras en su lugar quizás habrías hecho lo mismo.
- Y para eso estoy aquí, para ayudarte, suficiente de clases de física, presenciaras algo increíble.
Gleen solo asintió con la cabeza. La curiosidad y el ímpetu le iluminaban los ojos
- Hazlo, muéstrame, qué es eso que quieres enseñarme ¿Que tienen que ver las llaves en todo esto?
- No es que las llaves tengan algo que ver en esto, sino su estructura atómica. Como dije, los protones y átomos de ambas llaves son exactamente los mismos, y te repito no idénticas, como tú lo pensabas, es mucho más que eso. Te lo mostrare, solo no te acerques mucho.
Primero sobre la barra de la cocina coloque un pequeño plato de porcelana como base, y encima de este coloque las llaves de mí mano izquierda.
- Genial un truco de magia. - Rezongo desganado aquel impaciente Gleen.
- Te equivocas, verás algo increíble, solo quédate allí y repito no te acerques. - Le pedí de modo serio.
En mí mano derecha tenía las otras llaves que como explique, hablando molecular y atómicamente eran exactamente las mismas que yacían en el plato sobre la barra al mismo tiempo. Acerque mí mano derecha con las llaves clones en ella y antes de depositarlas agregue.
- Recuerda, ley de la impenetrabilidad; dos cuerpos no podrán ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, y, sin embargo, aquí están ambas llaves, justo al mismo tiempo y en el mismo espacio, cada una es una copia exacta, cada átomo luchando por volver a unirse uno a uno, regresar a su origen, y su origen es el todo cuántico.
Miré a Gleen directo a los ojos y sonreí, el no me devolvió la sonrisa, su cara era dura y tensa, pero ávida de conocimiento y de duda. Coloque las llaves justo una frente a otra, comprometiendo el espacio vital de ambas. Bastó un leve roce para que en ambas llaves se desatara una extraña reacción a nivel sub-atómico, y en una especie de danza cósmica comenzaron a emanar chispas en gran cantidad de un color azul rey ya conocido, como si de un pequeño volcán o un juego de pirotecnia se tratara, cientos de miles de chispas se elevaban hasta tocar el techo del departamento, pero en vez de lava o fuego, eran taquiones, esa hermosa partícula de energía azul que me acompañaría hasta el fin de mis días.
Aquel Jonh Gleen que en su ignorancia creía haberlo visto todo, abrió los ojos de tal forma que su cara se deformo en una expresión de gran asombro.
No te miento si te digo que no lo vi pestañear una sola vez. Yo, claro que había tenido ocasión de ver algo similar, sin embargo, no dejaba de ser asombroso aún ese momento. Pero lo que pasó a continuación lo fue aún más, claramente vi como dio dos pasos hacia atrás, lo que siguió haría cuestionar a cualquiera sobre las leyes físicas pre-establecidas por el ser humano.
Era maravilloso para él y loadmito también para mí lo que ocurrió posteriormente, te lo describiré a detalle...