Una Visitante Inesperado.

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Domingo 26 de enero del 2015:

Entre chisporroteo de energía color azul rey, reaparecí en mí línea temporal original. Kym ya se encontraba sentada en el sofá. Nuevamente para ella solo habían pasado dos minutos desde que abandone el departamento.

- Jonh, ¿dónde estuviste? Ve tu cara y tu ropa, estas lleno de tierra, hojas y pasto, ¿Estuviste llorando cierto? Tienes los ojos rojos.

- Lo logre Kym, lo logre. - Dije entre sollozos.

Inmediatamente la abrace, era bueno tener a alguien con quien contar en ese momento, y más aún, que supiera lo que ocurría realmente. Me daba gusto contar en todo momento con Kym.

- En serio, no sabes cuánto gusto me da. Cuéntame todo.

La tarde se convirtió en noche y rápidamente se volvió madrugada. Era la una de la mañana cuando termine de contarle prácticamente todo a Kym, desde mí aparición en el parque, aquel 19 de enero de 1992, así mismo el encuentro conmigo mismo de niño y la pequeña charla con mi padre en aquella banca hasta lo de mí viejo gato Perkins, la forma en que me reconcilie con mi padre convaleciente y la huida de la ahora antigua casa de mis padres, el cómo casi mí yo del pasado me descubría tras los arbustos.

- Woow Jonh, pareciera que me acabas de leer algún libro de fantasía o quizás de ciencia ficción, pero dime algo;
¿Cómo pudo saber tu padre que venías del pasado, es decir de 1992 o de este presente 2015 que en dado caso sería el futuro para él en el 2007? o bueno tú me entiendes. Es tan confuso todo esto.

- Exactamente, es tan pero tan confuso todo, pero cada día se aclara un poco mas y te diré algo Kym, me gusta, me gusta todo este misterio, esta habilidad, ahora gracias a esto mí alma descansa tranquila, mi padre se fue en paz, y después de todo no es tan extraño que mi padre intuyera un poco de todo esto: Como te dije antes, el era un hombre muy sabio y muy listo. ¿Cómo no lo vi venir?
Me da gusto que se haya dado una idea de todo esto, el era muy intuitivo, ese fue mi error, haberlo subestimado.

- Pues por lo menos ahora ya estás mejor, ya no hay ninguna preocupación atrapada en tu cabecita, nada quedo inconcluso, al fin mataste al dragón del que tanto me hablabas, ese que daba vueltas en tu cabeza ¿o no Jonh?

Me hubiese gustado responder afirmativamente, aún no le contaba todavía acerca de un Jonh Gleen venido del futuro que quería verla muerta. No debía decirle nada, no todavía.
Por el momento tenía una mejor idea.

- Así parece ser mí amor, por ahora debemos de dormir, mañana tenemos que regresar al trabajo ¿recuerdas? - Le dije.

- ¡No puede ser! lo olvidaba. De regreso al mundo real. - Respondió de mala gana.

- Mañana en cuanto salgamos de la oficina tengo pensado visitar a Mike, la persona que tenía aquel químico azul, y es que todavía se me hace ridículo que, con esa sustancia en una cubeta común y corriente, yo sea capaz de desplazarme a través del tiempo

- Perfecto, yo te acompañó.

Nos fuimos a la cama. Esta vez dormimos como siempre lo debimos de haber hecho, en la misma cama, abrazados y con bastante acción (si sabes a lo que me refiero) Luego dormimos como bebés, por lo menos yo sí. Esa noche volví a tener un sueño, uno muy agradable. Mí padre y yo nos encontrábamos en un restaurante, el aire olía a su perfume favorito, un Hugo Boss. Se le veía alegre y jovial, era más al estilo de un viejo anciano sabio, casi al estilo oriental. Sabía que ahora todo estaba ya en orden.
Cada quien tenía un pedazo de pan recién salido del horno bañado en miel y acompañado con un típico desayuno sureño.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora