Epílogo

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Han pasado tres años de absoluta serenidad desde la última vez que vi a Kym en ese inolvidable día frente a su casa. Recuerdo que por un momento creí me reconocería. Aun veo su rostro cada noche acompañándome en mis más hermosos sueños. Recordar sus ojos era un gran aliciente durante las frías noches canadienses, lo cierto era que a partir de ese día 16 de junio del 2014, las cosas volvieron a la normalidad, o casi. Mientras jugaba con la moneda en mi mano, pensé;

- Creo que el tres será de hoy en adelante mí número de la suerte. Tenía ya 33 años, hace 3 años no he vuelto a ver a Kym, fuimos 3 los Gleen que conseguimos cambiar todo en 3 realidades distintas y por último y no menos importante también habían pasado 3 años desde la última vez que use mí habilidad. Era tal mí terror de volver a alterar algo que prefería dejar las cosas tal y como estaban al grado de ni si quiera intentarlo de nuevo, tal y como en algún momento me lo había advertido Jonh Gleen 2 ¿Quién diría que el gusto me duraría tan poco?

Aún no terminaba de acostumbrarme a los gélidos fríos de Canadá, pero aun así estos climas me encantaban. Y mientras me encontraba plácidamente sentado en mi pequeña cabaña, leyendo un libro de divulgación titulado "La ciencia de los viajes en el tiempo" bebía una deliciosa taza de café con canela, en un día especialmente frio de octubre.

El aroma a café tostado se esparcía por toda la cabaña de madera - Aquella sensación no la cambiaría por nada.

Todo parecía ir como debiera, cuando de la nada un viejo zumbido que hace tanto no escuchaba llamo mí atención. Deje mí libro por un momento y un poco, casi nada consternado, retuve la respiración por un momento para escuchar mejor, como aquel que cree haber oído su nombre cuando en realidad no era nadie.

- Tonterías - Me dije a mí mismo en voz alta. - Al tiempo que volvía a mí lectura con una sonrisa de nerviosismo.

En ese instante un gran resplandor luz color azul claro se coló por la ventana. Venia del exterior. Abrí la ventana de par en par, nada, no había nada ni nadie, de hecho, no tenía que ser nadie. Aquella sensación de deja vú que creí ya me había abandonado se hizo presente de nuevo. Trague saliva restándole importancia a ese evento. (Como si por ignorarlo hiciera que desapareciera) Volví a lo mío, la lectura. Quería pensar que todo fue producto de mí imaginación aun en rehabilitación después de haber vivido tantas aventuras en el tiempo.

- Un auto en la lejanía con los faros encendidos o quizás la linterna de algún explorador despistado. Sí, eso es. – Pensé

Ni bien habían pasado tres segundos de haber comenzado mi lectura en mi cómodo sofá cuando tocaron la puerta de madera como desesperados.

Toooc, toooc, toooc...

Era raro que alguien me visitara, en realidad pocos me conocían por estos lares. Ya era de noche, así que pensando que se trataba de alguien que necesitaba ayuda abrí la puerta de par en par. No me equivoque. Se trataba un chico como de 16 años aproximadamente. Tenía sangre en la cara, parecía que había reñido con alguien. De inmediato distinguí ciertos rasgos que se me hacían un tanto familiares. Ni si quiera me dejo hablar, inmediatamente al verme pregunto;

- ¿Señor Jonh?... Es usted ¿Jonathan Gleen Brown?

Debo confesarlo, me sorprendió bastante. Hace tanto tiempo nadie me llamaba por mí nombre completo, especialmente en un lugar en el que yo era un completo desconocido.

- Sí, ¿Quién eres?

Fue cuando me percaté que también tenía una herida bastante profunda en la pierna que iba dejando un camino de sangre a lo largo de su pantalón.

- Gracias a Dios te encontré. Mamá necesita ayuda.

- ¿Mamá? ¿Quién es tu madre? Creo que estas confundido.

- Lo siento papá, en verdad lo siento. No pude ayudarla, no pude hacerlo yo solo.

No pude cuestionarlo más, fue lo último que dijo, mientras se desvanecía ya inconsciente en mis brazos al tiempo que una energía de color azul que ya casi no recordaba emanaba muy tenuemente de las manos de ambos.

De pronto lo reconocí a él y a su energía. Era el muchacho que estaba mirándonos en la distancia a mí y a los otros Gleen aquella noche en que el tiempo se detuvo.

Fue arrogante de mi parte creer que el destino ya había terminado conmigo. Todo lo que había sucedido no había hecho sino comenzar.

Fin...

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora