El Incidente.

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Al siguiente día a primera hora me puse manos a la obra y fui a visitar al primer cliente de los seis que Kym y yo habíamos contactado. Mi ánimo no era el mejor y en mí mejilla aún se sentía el rigor de la bofetada que ella me había propinado.

Dentro de mí no dejaba de reprocharme lo tonto que fui esa noche. Ella, Kym, solo me veía como a un amigo más y yo no lo supe diferenciar, pero, algo que no me explicaba es que esos tres segundos que duro el beso ella lo correspondió. Si, si, si ya sé que no me crees, pero tendrías que haber estado en mí lugar para saber que hablo con la verdad.

Lo juro ella me acepto el beso, pero después me rechazo y simplemente me golpeo. Ni hablar, quizás moriría con esa duda, ¿o quizás no?

Basta de divagar primero lo primero, el trabajo.

Llegue con el primer prospecto a eso de las 9:30 am, era un hombre calvo y gordo.

Me contó que vivía solo desde hace cinco años y que buscaba un departamento pequeño, también me dijo que nunca se casó y que jamás tuvo hijos, su nombre era Benjamín.

Realmente parecía buena persona. El típico tío bonachón que cualquier sobrino quisiera tener, como sea...

El trato se cerró exitosamente y para las 12:00 pm ya estaba saliendo de su apartamento con un lindo cheque en mis manos.

Aún era temprano y podía visitar al segundo prospecto, realmente no vivía tan lejos así que en menos de media hora ya estaba tocando su puerta.

Él se llamaba Mike; buen aspecto, joven, atlético, bien parecido y lo mejor para mí, adinerado.

Mike vivía en uno de los suburbios de mejor status económico y social de la zona, el pobre hombre rico, solo quería un apartamento pequeño con vista al mar, ya saben, algo modesto, precisamente uno que ya habíamos anunciado semanas atrás. Me contó que tenía una pequeña empresa exitosa dedicada a fabricar zapatos, mochilas, carteras finas y artículos en cuero en general, lo de empresa pequeña no me lo trague ya que su casa era del tamaño cuando menos de seis departamentos como el mío, con la diferencia de que el no pagaba renta y era dueño de toda la casa, además de tres casas más, distribuidas por el país.

El pobre de Mike solo quería un departamento de descanso, ya sabes, para cuando el saliera de vacaciones, o estuviera en viajes de negocios y todas esas cosas de ricos, en fin. Yo tenía lo que él buscaba.

Es imposible decir que no sentía envidia por él. ¿La razón? él tenía como veintisiete años, es decir tres años más joven que yo, pero poseía como cien veces más cosas. Como te dije al inicio, creo que es la vida que me tocó vivir, jodidamente jodido, en el amor, en el dinero y en el trabajo.

En el amor, realmente nunca había tenido una relación seria, eran más bien amores de seis meses a lo mucho y en realidad nunca alguien me había gustado como ahora me gustaba Kym.

Económicamente toda mi vida había tenido que trabajar duro para por lo menos vivir decentemente. No es que me faltara, pero tampoco me sobraba, digamos que casi vivía al día.

Desde la muerte de papá me hice cargo de los gastos de la casa y también de mamá, quien, aunque no era vieja, solo había trabajado de cajera en una pequeña farmacia, con un sueldo muy modesto, así que me encargo actualmente de mi madre.

Hablando laboralmente, siempre he estado en trabajos medianamente buenos con bajo pago y horarios altos o a mí parecer injustos, hasta que llegue a la compañía donde actualmente trabajo y es que económicamente me ha ido un poco mejor aquí, sin embargo, el compañerismo está ausente por todos lados, aunque irónicamente el slogan de la empresa sea "Nuestros empleados en equipo, trabajan por ti", pff, si como no, paparruchas.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora