Un presente alterno 4. - La testigo.

6.5K 215 42
                                    

Era la primera vez que tenía algún problema legal. De hecho, ahora que lo pienso, lo más grave que he había cometido alguna vez era descargar música y videojuegos piratas.

Aún seguía divagando por lo vivido en el pasado, ya no por el mismo viaje en sí, sino por haber visto de nuevo a Kym y de pensar que hubiera la más mínima posibilidad de salvarla.

¡Viajar en el tiempo, Kym viva, sobrevivir a un rayo, y lo peor Jonh Gleen de camino a la cárcel!

En el trayecto a la agencia con los federales, miraba hacia el cielo azul y en mí cabeza formulaba y desechaba preguntas a toda velocidad.
¿Por qué agentes federales? ¿Cómo llegue a esto? ¿Sucederá de nuevo otro viaje al pasado? ¿Fue un caso aislado? ¿Yo tuve la culpa de la muerte de Kym?

- Baje por favor señor Gleen.- Dijo el agente Kingsley sacándome de mi mundo de preguntas.

Llegamos al departamento de policía, lo primero que hicieron fue tomar una muestra de la sangre de mis manos. La manzana la entregó a la criminalista.

- Ahora si estoy jodido - Pensé.

Mientras íbamos caminando hacia la sala de interrogatorios el agente Arthur Kingsley dijo;

- Sabe señor Jonh, inicialmente lo habíamos citado solo para corroborar las declaraciones de una pobre anciana loca, pero dada la forma en que reacciono en cuanto llegamos a su domicilio y la sangre de sus manos fue que lo detuvimos. Quizás después de todo, la señora Hopkins no está tan senil y haya algo de verdad en sus declaraciones.

No le respondí, solo baje la mirada, seguramente pasare unos veinte años en prisión como sospechoso de asesinar a mí novia, eso era común hoy en día. - Pensé.

- Antes de entrar al cuarto de interrogatorios le diré lo que tenemos hasta ahora señor Gleen; Una mujer joven de veintiocho años de edad de nombre Kym Stwart fue arrollada hace tres días por una anciana, Margaret Hopkins.
En su declaración ella acepta haberlo hecho, sin embargo, narra algunos sucesos un tanto extraño;

- Venia de hacer mis compras del supermercado y si, lo admito iba hablando por teléfono con mi nieto, pero iba atenta al camino, cuando un extraño resplandor de luz azul intenso llamo mí atención, ese brillo provenía de un hombre, mi reacción fue de terror ya que pensé que el pobre joven se estaba quemando, pero al pasar frente a él me di cuenta que no era fuego, era como electricidad y parecía no afectarle. Esa luz tan intensa que salía de él no es algo que se vea todos los días.
De pronto escuché un golpe seco, ¡diooos mío! era esa pobre chica, juro que no quise hacerlo, toda la despensa de la pobre mujer quedo regada por el piso. Varias manzanas y tomates rodaron por todos lados, fue horrible, pero lo que siguió fue lo suficientemente impresionante para olvidarme momentáneamente de lo ocurrido. Aquel hombre ahora estaba envuelto en una especie de manto brillante con una luz intensa y de pronto ¡puumm! una pequeña onda casi me derribo dejándome en el piso y de la nada desapareció, con un pequeño rastro de luz y un ruido hueco.

¡Maldición, rayos, maldita sea! La anciana había visto más de lo que quisiera. No pude articular palabra alguna, debía de pensar y rápido. Se me ocurrió algo y aunque era un poco cruel no tenía más opción.

- Bueno, no creerán todo lo que dice la mujer ¿cierto? Usted mismo lo dijo ya es un poco mayor de edad, ¿Gente que brilla? ¿Personas que desaparece de la nada? ¡Por favor agente, sea más serio!

- Lo mismo pensábamos señor Gleen. - Hablo uno de los agentes que todo el tiempo había estado callado hasta ese momento. - Me presento mi nombre es Simón O'Neill.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora