Buenas Relaciones.

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Ya han pasado dos meses desde mí salida al cine con Kym. Nuestra amistad creció demasiado. Nunca me imaginé hasta donde llegaría con ella, todos en la oficina nos miraban un poco extrañados, en especial a mí, que tenía fama de pocos amigos. No te engañare diciendo que la veía solo como a una amiga, ella realmente me gustaba al igual que a media oficina. Estoy seguro que ella lo sabía, pero no quería tocar el tema. Lo que sí es un hecho es que ella se sentía muy tranquila y a gusto conmigo así que no me atrevía dar un paso más allá de ese punto. Mientras tanto en mí empleo el ritmo de trabajo era muy ajustado, me pedían proyectos e informes con tan solo plazos de dos o tres días cuando en realidad se necesitaba por lo menos una semana por reporte para que fueran medianamente decentes. Por otro lado, el odioso de Steve tenía razón, realmente ya estaba a un paso de ser Supervisor y peor aún, sería mí jefe inmediato. Lo que suavizaba las cosas, era mí nueva relación con Kym, en el trabajo ella me hacía visitas espontáneas a mí cubículo, me llevaba agua o algún pequeño refrigerio o simplemente me enviaba mensajes de texto para decirme que la mirara y al tiempo que hacía gestos graciosos para hacerme reír. Me encantaba su imitación de E.T y le salía genial, sin mencionar que a la hora del almuerzo ya nos sentábamos juntos.
¿Se podría tener más suerte? Tal vez, pero de eso me enteraría más adelante. Posiblemente en este punto estás dudando de mí historia y de todo lo que te cuento, sin embargo, juro que es verdad e incluso hasta para mí es muy raro. Pero debes de tener la mente muy muy abierta ya que si esto se te hace raro no tienes ni idea de lo que te espera más adelante. Ahora que me llevaba mucho mejor con ella me gustaban sus atenciones, en especial cuando el tonto de Steve me decía;

- Vaya vaya que sorpresa, el lobo solitario ahora tiene una novia y no una noviecita cualquiera sino la chica más linda de la oficina, aunque para ser sincero creo que es una nerd igual que tú.

Las palabras de Steve solo estaban llenas de envidia y eso me complacía al grado incluso, de preguntarle a Kym a propósito y en voz alta cuestiones banales para hacerme escuchar por todos en la oficina, como, por ejemplo; Si ¿iríamos de nuevo al cine? O Si saliendo de la oficina ¿iríamos a cenar? Me encantaba ver la cara de Steve, cuando ella me respondía afirmativamente. Pero había una razón, debido a que por un tiempo Steve intento seducirla con historias al más puro estilo Hollywoodense. Ella por su puesto no le siguió el juego cosas que no le gusto a mi seudo-supervisor. Tengo que admitir que algunos fines de semana seguían siendo más lo mismo lo admito, una pizza, un hot dog, un vaso de soda y más videojuegos o netflix. Pero esta vez había una nueva variable de nombre Kym.

Al llegar el lunes en la oficina a mí rutinario cubículo, ya había una pila de hojas de posibles clientes interesados en algún inmueble que la empresa ofrecía, pero, de entre doscientas hojas con posibles compradores, solo uno o dos estarían realmente interesado. Mi trabajo era encontrar ese uno o dos. ¿Cómo? Llamando por teléfono, fácil quizás, ¿aburrido? mucho, pffff...

La tarde avanzo sin contratiempos. El reloj ya marcaba las 6:00 pm y mí agonía aumentaba al ritmo del segundero de mí nuevo reloj digital.
No llevaba ni la mitad de trabajo, ni si quiera había salido a mí respectivo descanso con Kym según yo para adelantar mí trabajo. Todo apuntaba a que saldría muy tarde de la oficina.

- Parece que alguien no se irá temprano a casa he Jonhy.

Esa vocecita chillona y molesta solo podía pertenecer a Steve, amo y señor de los idiotas.

- Que observador eres Steve.

Ni bien había terminado de decir eso cuando de la nada y como si fuera un fantasma, salió Kym y dijo;

- Pobre Jonhy, ¿aún te falta mucho por hacer, cierto? Ya sé, si dividimos el trabajo entre los dos seguramente acabaremos mucho más rápido.

El Maestro Del Tiempo. ¿Y si?...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora