Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
El de antes
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Aquí estoy
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Amor
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Irresponsable
Adiós
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
Epílogo

El final

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By LDaydreamer_

•Narra Adele•

Estaba en mi estudio tocando el piano. Me había llegado una idea a la mente y tenía que pasarla a las notas musicales. Empecé a escribir en una hoja que encontré aquí en el estudio, después la pasaré a mi libreta verde.
—Que milagro que se escucha una hermosa melodía—dijo Simon. Volteé y lo vi en el marco de la puerta con los brazos cruzados.
—Lo se, ya estaba echándose a perder aquí solo el pobre piano.
Me hice a un lado y golpeé el asiento para que se sentara a mi lado. Lo hizo y me abrazó.
—¿Melody sigue en la academia?
Asentí.
—David tuvo un problema familiar y me pidió permiso para ausentarse esta noche así que yo iré por Melody.
—Yo voy contigo. La recogemos y vamos a cenar, ¿que te parece?
—Excelente—sonreí—. Hace años que no cenamos afuera.
—Muy bien.
Seguí tocando el piano mientras recibía de vez en cuando besos de Simon en mi mejilla. De repente sonó mi celular y leí el mensaje de Melody diciéndome que ya fuera por ella.
—Hora de irnos.
—¿Quieres que llame a Peter?
—No. Quiero salir al menos un día nosotros solos.
—Entiendo. Vamos.

Simon condujo hasta la academia. Me sentía muy libre y relajada. Sentía como si estuviéramos en el pasado, cuando salíamos juntos y nos íbamos en auto hasta los lugares con los que siempre me sorprendía. Él me mostró Londres, cada rincón de la ciudad. Recuerdo cuando estaba completamente sola y solo iba de la oficina a mi casa en una ciudad completamente extraña para mí. A veces extraño Brighton y mi vida antes de mudarme pero no es nada comparada con la vida que tengo ahora.
Simon me sacó de mis pensamientos cuando tomó mi mano.
—Llegamos—dijo sonriendo—. Te perdiste un rato.
—Si jaja. Lo siento.
—¿La llamarás?
Asentí.
Saqué el celular y marqué su numero.
—¿A dónde iremos a cenar?
—No lo sé. Tu eliges. O mejor dejemos que elija Melody, para que sea celebración por el éxito de su actuación en el show.
Escuché los tonos hasta que me mandó a buzón. Volví a intentar pero volvió a mandarme a buzón. Le mandé un mensaje para decirle que ya estábamos afuera e intenté llamarle pero ella me mandó un mensaje antes.

•Narrador normal•

Maire había tapado la boca de Melody con cinta para que no se escucharan sus gritos, aunque no era necesario pues se había deshecho del guardia de seguridad fácilmente. Su plan era llevarse a Melody a otro lugar pero Adele llegó bastante rápido y no le dio tiempo. No le importó, solo quería vengarse, el lugar era lo de menos.
Melody estaba hecha un mar de lágrimas y ya no podía más con el pánico, no sabía que hacer. Maire la estaba amarrando de las manos cuando le llegó el mensaje a Melody de su madre. Volteó a ver el celular sin saber que hacer.
—Okay—Maire buscó el celular sin soltar a Melody. Ella empezó a retorcerse para intentar zafarse—. Mierda, ¡quédate quieta!—y dicho eso le soltó una cachetada que la dejó con la mejilla sobre el suelo e intensificó su llanto.
—Veamos—dijo Maire—. Vamos a decirle a tu mami que entre. De seguro querrá ver a su pequeñita bailarina tonta en este estado.
Maire comenzó a escribir la respuesta al mensaje. Melody en cambio, solo pensaba en formas de salir, escaparse y llamar a la policía. Le parecía imposible. Empezó a gritar pero sus gritos se ahogaban con la cinta en su boca.
Maire volteó a verla fastidiada.
—¡Podrías dejar de retorcerte! Maldita sea. ¿Cuántos golpes tengo que darte para que te quedes quieta?—se acercó a Melody y volvió a golpearla, esta vez en el abdomen. Melody se quedó quieta mientras apretaba los ojos por el dolor e intentaba recobrar la normalidad de su respiración pero era casi imposible.
Maire mandó el mensaje y dejó el celular lo más lejos que pudo de Melody. Volteó a verla y sonrió orgullosa.
—Por fin pagará lo que debe, lamento que tenga que ser contigo pero eres lo que más ama. El otro idiota de tu hermano lamentablemente se me escapó. ¿A dónde se fue? A una carcel ¿no? Jajajaja. Pero bueno—se puso a un lado de Melody y ella empezó a temblar—. Tengo que conformarme contigo—y sin decir nada más volvió a golpear a Melody sacándole un grito y muchas más lágrimas.

Adele recibió el mensaje en su auto. Lo abrió y leyó.
"Melody: mamá estoy en los vestidores, podrías entrar por favor. Necesito ayuda, estoy un poco lastimada de mi pie y no hay nadie aquí"
—Dice que necesita ayuda—le informó a Simon. Se quitó el cinturón y abrió la puerta.
—¿Qué sucede?
—Al parecer se volvió a lastimar su pie. En seguida vuelvo—bajó del auto.
—¿No quieres que vaya yo para cargarla hasta aquí?
—Primero déjame ir a ver que tiene, si es necesario te llamo, ¿Okay?
Simon asintió.

Adele entró a la academia que ya estaba iluminada solo por algunas lámparas. En efecto, ya no había nadie y el pasillo hasta los vestidores lucía un poco aterrador. Adele vio la puerta de los vestidores entre abierta.
—Melody cariño ¿dónde estás?—dijo Adele entrando. La luz estaba apagada, lo cual se le hizo raro. La encendió cuando por fin encontró el apagador. Los casilleros se extendían frente a ella y puso escuchar sollozos ahogados a lo lejos—. ¿Melody?
Adele caminó hasta el sonido y aterrada se cubrió la boca al ver a su hija en el suelo, amarrada y llorando sin ningún control.
—¡Hija! ¡Dios mío! ¿Pero qué ha pasado?—Adele aterrada de inmediato se hincó a su lado e intentó desamarrarla. Melody empezó a retorcerse para tratar de comunicarle qué había sucedido—. Espera Melody espera...—dijo Adele intentado desamarrarla y quitarle la cinta.
—Por fin...—dijo Maire cerrando la puerta de los vestidores con seguro—. Te tengo frente a mi.
Adele volteó aterrada y al verla un ola de enojo, rabia y furia la invadió.
—¿Maire? ¿Pero qué rayos haces aquí? ¿Tu le hiciste esto a mi hija?
—Digamos que... si.
Maire se acercó a Melody y se hincó a su lado. Adele intentó proteger a Melody pero Maire fue más rápida y tomó a Melody del cabello para hincarla a la fuerza. Melody soltó un sollozo de dolor.
—¡Deja a mi hija!—Adele se acercó pero se detuvo aterrada cuando vio la pistola en la sien de Melody. Melody se paralizó.
—Muy bien, ya nos vamos entendiendo—dijo Maire sonriente—. ¿Sabes lo sencillo que sería...?—Maire apuntó hacia Adele.
—¡Vamos!—dijo Adele aterrada fingiendo seguridad—. ¡Hazlo! Pero a mi hija no le hagas nada por favor—Adele empezó a llorar.
Melody gritó un "no" pero la cinta no le permitía expresarse.
—¡Cierra la boca!—Maire volvió a jalar el cabello de Melody y puso la pistola en su cuello ahora—. No te voy a matar Adele, sería muy sencillo y ya lo intentó una vez Josh, al parecer eres inmortal o algo parecido así que no me voy a arriesgar a fallar de nuevo.
—¿Cómo sabes que fue Josh?—dijo Adele intentando acercarse a Melody. Maire la descubrió y volvió a lastimar a Melody—¡Basta!—gritó Adele desesperada al ver el sufrimiento de su hija.
—No te quieras pasar de lista. Te vi. Bueno...—Maire se puso de pie y obligó a Melody a ponerse de pie también. La rodeó con un brazo por el cuello y puso la pistola en la sien de Melody de nuevo.
Adele también se puso de pie. Pensando a mil por hora que hacer.
—Se que lo hizo Josh porque veo las noticias y siempre salen noticias de la famosa Adele. La cantante adorada por el publico. Además, trabajo en una revista y casualmente me toca escribir sobre espectáculos y famosos. No sabes cuánto aborrezco que todo el mundo crea que eres un angel cuando en verdad eres una perra desgraciada.
—No entiendo ni quiero entender por qué dices eso pero ya suelta a mi hija maldita sea.
—Okay, ya que insistes te explicaré—Maire apretó el cuello de Melody.
—¡Déjala en paz!—gritó Adele desesperada. Sentía el dolor de su hija.
—Bueno bueno—Maire aventó a Melody al suelo—. Te le acercas y la bala cae directo en su cabeza—dijo apuntándole a Melody—. Te contaré mi gran historia.
Adele palpó con discreción sus bolsillos y con pesar de dio cuenta que no traía su celular. Podía recordar cuando lo puso al lado de su asiento en la camioneta.
—Siempre quise vengarme de ti. Desde que me despediste y arruinaste mi vida. Encontré a Josh y logre persuadirlo de que te disparara. Así me vengaba y no me manchaba las manos pero al parecer no funcionó. Así que decidimos hacer el maldito plan b. Atacar en donde más te duele—se agachó y levantó a Melody del cabello. Adele intentó acercarse por la desesperación de ver sufrir a su hija pero Maire puso la pistola—. Exacto jaja, exactamente. ¿Ves cuanto estás sufriendo? ¡Esto es justo lo que yo quería! Verte sufrir como tú hacías sufrir a todos perra. ¿O acaso no lo recuerdas? ¿Tu perdida de memoria te lo impide? Eras, eres una desgraciada. Todo mundo te odiaba, te tenía miedo. Yo tenía que aguantarte para que me subieras el sueldo y me pagaras todo. ¡Ja! Recuerdo cuando creías que era tu única amiga y te llevaba a bares para emborracharte y que tu pagaras todo. Que buenos malditos tiempos.
—Maire, se que fui una mala persona pero intenté enmendar mis actos. En cambio tú, siempre fuiste, eres y serás una desgraciada zorra. ¡Suelta a mi hija!
—¿Crees que me tragué el cuanto de "soy buena discúlpenme"? Por supuesto que no. Además, después de tus disculpas tontas me despediste y arruinaste mi vida. Ahora yo quiero arruinar la tuya—acaricio la mejilla de Melody con la pistola—. Contéstame una pregunta Adele... ¿que tanto le duele a una madre ver a su hijo sufrir?
Adele se quedó callada reprimiendo las lágrimas viendo a Melody llorando sin control.
—Mucho ¿cierto?—Maire volteó a verla—. Si jajajaja. Bastante, puedo verlo en tu mirada. Y así quería que fuera. Quería verlo con mis propios ojos. ¿Cómo crees que supieron el verdadero nombre del hijo de Josh en la oficina de policía? ¡Fui yo! Yo eché de cabeza a Josh, solo lo usé para que encontrará la academia de tu pequeño retoño, para que le mandara las notas de amenaza, para causarte temor porque dime, ¿cuándo sospechaste de mi? Exacto, nunca. Josh y yo teníamos un pacto. Si encontraban a alguno de los dos, no echaríamos de cabeza al otro para que se pudiera vengar de ti. Por eso cuando lo encontraron no dijo nada de mi. Vaya idiota.
Adele tenía tanto pánico y enojo mezclado que estaba a punto de desmayarse, necesitaba hacer algo, no podía quedarse ahí parada solamente. Intentó analizar la habitación buscando algo útil pero no había nada. Empezó a llorar de la desesperación.
—Maire por el amor de Dios, por lo que más quieras deja a mi hija en paz. Si quieres vengarte de mi pues mátame o lo que sea pero a mi hija no le hagas nada ya por favor.
—Déjame pensarlo... no.
Dicho eso le dio una cachetada a Melody.
—¡Basta! ¡Es suficiente!—dijo Adele acercándose a ella.
Maire preparó la pistola y la puso bajo la barbilla de Melody.
—¿Y cuanto sufre una madre al perder una hija?
—No...—susurró Adele.
Melody gritó "mamá" pero de nuevo, no pudieron escucharla bien.

Afuera en la camioneta Simon esperaba, al ver que tardaban decidió ir a buscarlas, ya que, se dio cuenta que el celular de Adele estaba en la camioneta. Entró a la academia y buscó los vestidores por todos lados. Al final de un gran pasillo escuchó un grito, lo cual le pareció bastante tenebroso. Intentó abrir la puerta pero estaba cerrada. Se acercó para intentar escuchar.
—...Por eso cuando lo encontraron no dijo nada de mi. Vaya idiota...
Simon conocía esa voz pero no recordaba de quién era. Siguió escuchando y cuando escuchó un sollozo y a Adele gritando se alarmó. Corrió por todos lados buscando a algún guardia pero no encontró ninguno. Estaba a punto de tirar la puerta pero lo pensó mejor. Tomó su celular y llamó a la policía.

•Narra Adele•

No puedo con este dolor en mi pecho. No hay forma de que mi hija se escape y yo no puedo hacer nada. Dios mío que hago.
—Maire te lo imploro, te lo imploro. Ponte en mis zapatos por favor. Suelta a mi hija.
—Ya quiero ver lo que voy a escribir en la revista "Cantante Adele desolada"—dijo orgullosa.
Vi a Melody a los ojos. Ella me veía aterrada. Analicé a Maire y vi que traía sus siempre fieles tacones enormes. Maldita zorra. Mientras Maire seguía hablando intenté indicarle a Melody que volteara para abajo. Me vio confundida pero captó y bajó la mirada. Me arrepentí porque Maire le volvió a jalar el cabello y Melody soltó un grito de dolor. Después de sollozar asintió y volteó a verme.
—¿Qué hacen?—dijo Maire descubriéndonos.
Era ahora o nunca.
—¡Ahora Melody!
Melody con las pocas fuerzas que le quedaban pateó a Maire en el tobillo y por culpa del tacón se le dobló el pie y cayó al suelo con un grito de dolor. Melod corrió hasta mi y la abracé con fuerza.
—La pagaran malditas—dijo Maire con los dientes apretados. Estoy segura de que se le rompió el tobillo porque no deja de agarrárselo. La pistola quedó a unos centímetros de ella. Se estiró justo cuando se escuchó un estruendo. Todas volteamos y vimos como unos policías entraban con pistolas en alto. Melody no dejaba de llorar en mis brazos.
Se escucharon disparos. Cubrí a melody y corrimos hasta la salida. Más disparos. Sentí que alguien me abrazó y aterrada volteé para encontrarme con Simon. Me soltó y empezó a desamarrar a Melody. Le quité la cinta de la boca con cuidado y volví a abrazarla. Ambas no dejábamos de llorar, Dios mío, creí que la perdía. Simon nos abrazó a las dos.
Vimos como sacaban a Maire en brazos, estaba herida e inconsciente pero no sentí la más mínima pena por ella. Se lo merece.

El policía nos pidió que contáramos lo qué pasó. Melody estaba muda, no podía dejar de llorar y temblar. Tuve que decirle lo que yo sabía y prometimos ir a la oficina de policía al día siguiente. Simon condujo hasta la casa, yo me fui atrás con Melody porque no quería soltarla ni ella quería que la soltara.
Al llegar a casa lleve a Melody hasta su habitación. La recosté en su cama y me recosté al lado de ella. Seguía temblando y sollozando sin control. Minutos después Simon entró a la habitación con dos tazas de té.
—Tranquilas—dijo dándonos las tazas—. Ahora si, por fin, los han atrapado.
Le agradecí con la mirada y una sonrisa triste. Nos dio un beso a ambas y salió para dejarnos descansar.
Cuando Melody empezó a tomar su té y a dejar de temblar me puse de pie.
—Mamá...—volteé a verla—. ¿Te quedas a dormir conmigo? Por favor.
Asentí. Volví a acostarme a su lado, puse la taza en el buró y la abracé. Acaricié su cabello para que se adormilara.
—Perdón por... no decirte de las notas—dijo con la voz temblorosa.
—No hablemos de eso Melody.
—Quiero, desahogarme...
—De acuerdo.
—Me llegaban pero creí que era broma. Después me llegó una que decía "la pequeña de mamá será el anzuelo". Pero atraparon al culpable y creí que ya se había acabado. Y no volví a recibir más notas. Lo lamento. No quería alarmarte.
—Está bien Melody. Ya pasó, pero para la próxima no me lo ocultes ¿está bien?
Asintió y ya no dijo nada más. Seguí acariciando su cabello para que se quedara dormida pero no logró conciliar el sueño por más de dos horas. Despertaba y lloraba. Entiendo lo que siente y odio que esté sintiéndolo. Lo único bueno es que ya está segura entre mis brazos.

Al día siguiente amaneció, o bueno, amanecimos con unas ojeras enormes. Nos arreglamos y fuimos a la oficina de policía. La pobre tuvo que contar todo y empezó a llorar de nuevo.
—Excelente, gracias señorita por la información. La usaremos para...—su teléfono comenzó a sonar. Nos pidió que aguardáramos y mientras abracé a Melody con fuerza. La cara del agente cambió drásticamente y después de colgar nos miro a las dos por un largo rato.
—Bueno...—se aclaró la garganta—, me acaban de informar que la señora Maire Bloom recibió un balazo en el costado y pues... falleció en el hospital.
Me quedé atónita al igual que Melody. Por alguna extraña razón me sentí mal. Recordé todas esas veces que me sentía sola y ella me llamaba y salíamos. Pero el sentimiento se esfumó al recordar lo de ayer y todo lo que me hizo y causó.
De regreso a casa le ofrecí a Melody comprar comida, comprar un helado, algo para que se alegrara pero me dijo que no. Se veía extremadamente cansada y aún aterrada.
Llegando a casa cerré la puerta y vi cómo subía las escaleras. En eso, tocaron la puerta. Abrí y vi a Theo con un ramo de flores.
—Hola buenos días señora Adkins, ¿está Melody?—dijo con una gran sonrisa.
Volteé a ver a Melody a mitad de la escalera. Ella estaba inmóvil viendo hacia la entrada.
—Si, pasa—le dije con una sonrisa.
Melody se echó a correr a los brazos de Theo. Theo la abrazó con fuerza y dejó que se desahogara.
—Melody... ¿qué te pasó?—dijo viendo su moretón en la mejilla.
Melody no contestó, siguió llorando en su pecho.
—Los dejaré solos—le dediqué una sonrisa triste y me fui a la cocina para hacerle otro té y el desayuno a Melody.
Cuando subí a la habitación de Melody y abrí la puerta los vi recostados en la cama, Melody profundamente dormida sobre el pecho de Theo y él viéndola con una mirada tan sincera y llena de amor que me derritió el corazón. Volteó a verme y sonrió.
—Gracias—le susurré.
Él solo asintió y abrazó más a Melody.

•Narra Simon•

Estaba muy distraído, no sabía ni que escribía en mi agenda cuando entró mi jefe.
—¿Listo para el nuevo viaje?—dijo mi jefe.
—¿Disculpe?
—¡Pasado mañana! ¿Lo olvidaste? Tu pusiste la nueva fecha.
—Oh, si claro. Yo...
—Simon, solías estar muy entusiasmado por este proyecto y ahora te veo mortificado.
—No no, es solo... cansancio. Lo lamento.
—Bueno, te espero en la junta de preparación.
—Si... claro.
Salí de mi oficina para ir a entregar unos papeles y para ir al baño. Pasé por el pequeño cubículo de Frank y vi que hablaba por teléfono.
—Saldremos de esta Ana. Hemos salido de muchas otras cosas... esto solo... solo es otro bache en el camino... si... si.
Seguí mi camino para no ser entrometido. Cuando estaba lavándome las manos en el baño se me ocurrió algo.

—Frank, podrías venir a mi oficina por favor—lo llamé justo después de la junta que tuve con mi jefe.
—Claro, enseguida voy.
Esperé y cuando tocó a la puerta lo dejé pasar.
—Siéntate—le indiqué—. ¿Cómo vas con Ana y los niños?
—Vamos... que es lo importante jaja.
Ese es mi mejor amigo. Con complicaciones pero siempre sonriendo.
—Bueno quería pedirte un favor.
—Si dime.
—Necesito que seas el presidente del proyecto Water For All. Faltan miles de viajes y estoy cansadisimo.
—Disculpa, creo que no entendí muy bien—dijo sorprendido.
—Te daré mi puesto. No tengo oportunidad de viajar y estoy seguro que Ana no te echará de menos—bromeé.
—No Simon. No voy a dejar que pierdas tu tan adornado puesto solo para dárselo a un viejo como yo.
—No lo estoy perdiendo, te lo estoy pasando a ti. Seguiré en el proyecto pero desde aquí. Ahora tu serás el presidente. Le dije al jefe y esta de acuerdo.
—Simon...
—Siempre me ayudaste en mi adolescencia cuando no teníamos nada. A mí y a Sam. Creo que es hora de pagártelo.
—Oh amigo—se puso de pie y me abrazó. Yo le devolví el abrazo—. Gracias, muchísimas gracias.
—Bueno, te explico todo...

*Meses después*

•Narra Melody•

—¿Llevas abrigo? Tienes que llevar, ¿que tal que hace frío en los lugares a los que irás y no tienes abrigo. Claro que puedes comprarte uno pero qué tal si no hay tiendas cerca y...
—Mamá... si tengo abrigo, ya lo llevo—dije divertida por los nervios de mi madre.
—Oh Melody como te voy a extrañar—dijo abrazándome.
Después de lo qué pasó hace algunos meses en la academia mi madre y yo casi no nos separamos. Y ahora que me iré a la gira de "el lago de los cisnes" mi madre está como loca.
—¡Moca! No muerdas mis calcetines—dije cargando a la pequeña cachorrita—. Voy a extrañarte mucho—la acaricié.
Mi madre me compró una cachorrita porque sabe que extraño mucho a Louie y ella también así que Moca llegó a la familia hace unos meses.
—Claro, extrañaras a Moca y a tu madre no.
—Jajajaja que cosas dices.
—Oigan señoritas... ¿ya bajarán o piensan quedarse ahí todo el rato?—dijo mi padre.
—Ya vamos—dijimos al unísono.
Me hicieron una despedida con todos nuestros amigos. Frank, el padre de Lily, no pudo venir porque estaba en un viaje del proyecto. Pero todos los demás vinieron a despedirme.
—Mujercita—dijo Theo y volteé a verlo—. ¿Me acompaña?
Extendió su mano. Sonreí, la tomé y lo seguí.
Me llevó al estudio de mis padres. Cerró la puerta y volteó a verme.
—Adivine quien aprendió a bailar.
—¡No puede ser!—dije burlándome.
—Si puede ser jaja.
Puso un vinilo en el tocadiscos. Me tomó de la cintura y el hombro y él me guío con la melodía. Me recargué en su hombro y bailé con él hasta que se acabó la canción. Me sentía en las nubes. Volteé a verlo y lo besé.
—Te quiero muchísimo Theo.
—Te voy a extrañar horrores.
—Yo igual.
Volvimos a besarnos.
—Bueno bueno ya—dijo Angelo entrando—. Mucha miel y muchos arrumacos aquí. Sigues siendo mi hermana menor y tengo que protegerte—se puso entre nosotros—. Mucho cuidado Theo.
—Eres un tonto jaja. Vamos con los demás—dije sonriendo. Abracé a Angelo por el cuello y revolví su cabello. Enfadado hizo lo mismo con mi cabello. Llegamos a la sala de estar peleándonos.
—Te voy a extrañar mocosa.
—Y yo a ti tonto.
—Querida Mely—Louisa me abrazó con fuerza—. Como te voy a extrañar. ¿Qué va a ser de mi sin ti?
—Emmmm... estoy aquí—dijo mi hermano.
—¿Eres mi mejor amiga? No así que silencio—dijo Louisa y volvió a abrazarme.
—Jajajaja yo también te voy a extrañar Lou. Pero volveré en unos meses y pasaron volando. Además te llamaré todos los días por FaceTime.
—¿Prometido?
—Claro.

Al día siguiente mis padres, mi hermano y Theo me acompañaron al aeropuerto. De la que me despedí al último fue de mi madre.
—Estoy—dijo en pleno llanto—. Muy orgullosa de ti Melody. En serio—se limpió las lágrimas, limpió mis lágrimas y me abrazó—. Brilla como la hermosa estrella que eres.
—Gracias mamá. Te amo.
Me despedí de ellos con la mano hasta que ya no pude verlos.

*Días después*

•Narra Angelo•

Respire hondo. Lo más hondo que pude. Chequé que estuviera encendido mi micrófono inalámbrico. Al parecer si lo estaba. Bien... puedo hacerlo. Claro que puedo. Respira hondo...
—Angelo Konecki Adkins—dijo el presentador y el público en el auditorio aplaudió. La mayoría de mala gana pero, ¿qué le vamos a hacer? Se como se sienten, y por eso estoy aquí.
A la primera que vi al salir fue a Louisa junto a mis padres. Me sonrió y levantó los pulgares.
—Hola a todos—dije un poco nervioso. Los chicos del internado me vieron con cara de disgusto—. No se preocupen. Hace poco yo estaba ahí y también quería matar al idiota que se paró en este mismo escenario.
Eso sacó varias risas y me demostró que estaba comenzando bien.
—Les juro que nunca me habría imaginado que yo iba a ser el tipo que ayuda a los demás, o al menos lo intenta pero la vida da muchas vueltas y las personas cambian—volteé a ver a mi padre y me sonrió orgulloso. Recordé cuando me lo dijo en la casa del árbol y también le sonreí—. Y como dije, yo estuve ahí, así que se como se sienten, por eso hoy voy a intentar ayudarlos con la conferencia "Jóvenes rebeldes, ¿el por qué?" Apoco no es un título larguísimo con una estupida pregunta.
Más risas y me relajé. Creo que si sirvo para esto.
A mitad de la conferencia me sorprendió ver entrar a Nathan, Ed y a varios de los amigos de Robert. Los saludé y continué. Me alegra que también busquen cambiar.

Cuando salimos me fui a comer con Louisa al parque. Hicimos una especie de picnic, y digo especie porque compramos pizza en vez de las cursilerías de la canasta y los sándwiches y eso.
—Creo que ya es buen tiempo—dije terminando mi rebanada de pizza.
—¿Para qué?—dijo ella divertida acercándose a mi con una servilleta y limpiando mi boca.
—Para pedirte de manera oficial que seas mi novia.
—Angelo...—dijo conmovida.
—Ponte de pie.
Me obedeció y yo me hinqué frente a ella.
—Louisa Dockrill, la más inteligente de la clase de física y de idiomas y de muchas otras. Una loca dramática. Mejor amiga de mi hermana menor. Hija de la mejor amiga de mi madre. ¿Quiere usted ser mi novia?
Abrí la cajita que contenía un anillo de plástico que me salió en el cereal.
Louisa se rió a carcajadas.
—Solo si prometes seguir hablando con ese acento sofisticado.
—Pero claro—dije con el mismo tono de voz.
—Eres un tonto—tomó la cajita y me besó. Le puse el anillo entre risas de ambos—. Si quiero ser tu novia Angelo.
La tiré en el pasto y así abrazados nos besamos por un buen rato. No podía pedir más.

*Tiempo después*

•Narra Adele•

—Quiero...—dije en llanto. La multitud no dejaba de aplaudir y gritar—. Agradecerles por dejarme entrar en sus vidas todos estos años a través de la música. Por dejarme cumplir mi sueño y ser unos fans fenomenales. Lo voy a extrañar, voy a extrañar esto muchísimo. Por favor no me olviden porque yo no me olvidaré de ustedes. Fue un honor ser Adele la cantante, pararme en escenarios y cantar para ustedes, pero tengo que regresar a ser Adele la esposa—volteé al balcón y vi a Simon que estaba en pleno llanto al igual que yo—. Adele la madre—vi a mis hijos que aplaudían sin parar—. Adele la amiga—vi a Laura, Emma, Angie y a Gabriela con Sam—. Tengo que volver a mi vida normal. Pero en serio, nunca los olvidaré. ¡Muchas gracias!
Levanté el micrófono y lo dejé en su base. Di unos pasos atrás e hice una reverencia. Volteé hacia mi banda que también estaban llorando algunos. Mis coristas estaban igual. Les aplaudí y aplaudí hacia el público. Me subí a la plataforma y me despedí. Fue mi último concierto.

Fue el final.

...
Aquí está el capítulo 42. Capítulo final. Espero que les haya gustado y muchas gracias por comentar. No me despido porque aún hay algo que tengo para ustedes. Comenten porfa.
❤️

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