Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
El de antes
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Aquí estoy
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Amor
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Irresponsable
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
El final
Epílogo

Adiós

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By LDaydreamer_

•Narra Angelo•

Es estupido como todo se puede arruinar en un solo jodido segundo. Como puedes echar a perder las cosas en tan poco tiempo y de la manera más estupida. Ver a Louisa entre los brazos del tipo ese, el tal español por el que todas mueren me hizo sentir una rabia enorme. Esa rabia se acumuló con mi rabia contra mis padres y contra todos, contra mí mismo. Solo quiero fumar o beber o lo que sea, algo que me relaje. Pero claro que no fue así. Mi padre me llevó de nuevo a casa cuando terminó de hablar con el director del colegio. Oficialmente ya no soy alumno de esta escuela, por lo menos este semestre. No me despedí absolutamente de nadie, ¿para qué? De todos modos voy a volver después y no soy muy sentimental o cariñoso que digamos. Mi padre me obligó a hacer la maleta. Solo la saqué del armario pero no le puse nada adentro. Mi padre se fue y me dejó en custodia de mi madre y de los guardaespaldas. Vi a mi madre hablando por teléfono con el agente Russell. Me importó poco, después me fui al jardín para subir a mi refugio de pequeño... La bendita casa del árbol.

No sé cuánto estuve ahí pero me acabé una cajetilla y casi me quedaba dormido pensando en todo lo que había pasado hasta que mi madre me hizo bajar.
—Angelo...—tocó mi hombro pero me zafé y me fui directo a mi habitación.
—¡Angelo!—gritó desde el otro lado de la puerta—. Ven a comer ahora.
—No mamá, no quiero. Vayan disfrutando de mi ausencia.
—Angelo por favor—dijo triste.
Ya no dije nada. Esperé a que se fuera para aventar las almohadas hacia la puerta con furia. Tenía que desahogarme de algún modo.

Desperté horas después. Las cortinas de mi habitación estaban abiertas y me dejaron ver que ya era de noche. Me senté en la cama sin saber qué hacer. Vi la maleta vacía en el piso y por mi mente pasaron miles de ideas de escape pero ninguna iba a ser exitosa así que me puse de pie, puse la maleta sobre mi cama y abrí mi armario. Alguien abrió la puerta y me sacó un susto horrible.
—Tranquilo—dijo Melody—. Ya te estás volviendo loco y todavía no te vas.
—Melody no estoy de humor para bromas ni nada. De hecho no estoy de humor ni para ver a alguien más en mi habitación. Así que—estiré la mano apuntando hacia la puerta.
—No me voy a ir tonto. Has lo que quieras pero no me voy—dijo cruzándose de brazos.
—Bueno si me crees tan tonto y me odias tanto ¿por qué te quedas? ¿Por qué mejor no te vas?
—Porque eres mi hermano Angelo. Comprende que a pesar de todos los insultos que te digo o me dices, de lo idiota que eres conmigo, te quiero—vi como temblaba su labio—. Y a pesar de todas las estupideces que hagas te quiero y mucho. Y...—la interrumpió un sollozo—. Te voy a extrañar mucho. Me voy a quedar sin alguien con quien pelear... Quiero aprovechar el tiempo que queda antes de que te vayas así que no me voy de aquí.
Me dejó sin palabras. Se acercó a mi armario y sacó mi chaqueta de cuero negra. Volteó a verme con los ojos acuosos y la aventó a la maleta.
—¿Te vas a quedar ahí parado toda la noche o que?
En mi mente le sonreía, la abrazaba y le decía que también la quería, pero solo me acerqué al armario y saqué más ropa.
Yo sacaba la ropa y Melody la metía a la maleta.
—Ten...
Melody volteó y tomó la prenda. Cuando se dio cuenta de que era mi ropa interior soltó un grito y la dejó caer.
—¡Angelo! ¡Que asco! Dios mío, pero no aprendo—dijo limpiándose las manos en los pantalones.
No pude evitar reír. Tomé mi ropa interior y se la aventé. Volvió a soltar otro grito y me la aventó de vuelta.
—Olvídalo, no te voy a extrañar por cosas como esta.
—Relájate exagerada jajajaja, esta limpio... Creo.
—¡Angelo!
Me acerqué a ella y la empujé.
—Chillona.
—Tarado.
Seguí riéndome y ella reprimió una risa.
Seguimos hasta que llenamos la maleta. Entre los dos la cerramos y nos sentamos en la cama a cada lado de la maleta.
—Necesitarás otra para zapatos—dijo Melody agachándose para tomar mis tenis. Se detuvo y volteó a verme.
—¿Qué?—le pregunté.
—¿Te la llevarás?
Vi lo que señalaba. Saqué la caja y la puse sobre mis piernas. Las letras "PEANUT" en la parte frontal me hicieron sentir algo muy extraño.
—No no me la voy a llevar.
—Son bonitos recuerdos.
—No me voy a ir para siempre aunque quieras Melody. Y si eso planean mis papás no lo permitiré.
—Mis papás solo quieren que estés bien—dijo Melody.
—Como sea—dije indiferente. Abrí la caja y vi un montón de juguetes. El que más me llamó la atención fue el elefante de peluche. Melody se asomó para poder ver el interior de la caja.

*Recuerdo*

—¡Mami!
—Espera peanut espera... ¿Listo?
—¡Si!—dije entusiasmado.
—Feliz cumpleaños mi vida—mi madre llevaba a Melody en sus brazos y ella sostenía con sus pequeñas manos una caja bastante grande.
—Peanut—dijo Melody contenta.
Mi padre no dejaba de sacar fotografías.
Tomé la caja y la abrí rápidamente. Rompí el papel y saqué el elefante de peluche que había visto en la tienda del mall un día con mi madre. Salté de emoción con el elefante entre mis brazos.
—¡Gracias!
Mi madre se agachó y me dio un beso en la mejilla.
—Te amo mi peanut...
***

—Houston llamando a Angelo...—dijo Melody moviendo su mano frente a mi cara—. Te has ido.
—Perdón. Estaba recordando.
—Déjame ver que hay.
Lo pensé un minuto.
—Pero no toques nada.
—¡Ja! Claro...
Lo primero que hizo fue tocar todos los juguetes. Los sacó y los observó. Me sentía muy incomodo viendo todas esas cosas y recordando todos los momentos de mi infancia.
—¿Por qué dejaste de ser peanut para convertirte en un tonto?—dijo Melody con una sonaja en la mano.
—Dame eso—se la arrebaté.
—Contéstame.
—No iba a ser un inmaduro para siempre Melody.
—Pero no eres maduro, eres un idiota.
Sonreí con el comentario, la abracé con brusquedad y revolví su cabello porque sé que odia que lo haga.
—Pequeña pulga tonta.
—No me digas así, sabes que no me gusta—pero aun así se estaba riendo—. Te voy a extrañar...
—Yo también te extrañaré—dije abrazándola torpemente—. Yo también...

•Narrador normal•

Al día siguiente Melody se fue al colegio. Angelo se iría a las cuatro de la tarde y ya n estaba inscrito así que se quedó en casa con Adele.
Melody entró como todos los días, fue a sus respectivas clases e intentó enfocarse en lo que estudiaba. Al salir de su tercera clase se encontró con Louisa para ir juntas a la clase de física.
—¿Qué tal el español?—dijo Melody caminando al lado de Louisa.
—Va muy bien. Ahorita está en su clase de inglés. Me da mucha ternura cuando no me entiende. Pone una cara de...—Louisa lo imitó de una forma graciosa.
—Jajajaja claro, ya me lo imagino. ¿Y sabías que todas las de la clase de economía te envidian?
—¿En serio? Jajajaja bueno, solo es mi pupilo.
—Un pupilo muy guapo vamos a aceptarlo.
—¡Melody! Querida, tienes novio—le dio un golpe en el hombro.
—Lo sé jaja y no estoy diciendo que me guste, pero esta guapo.
—Si si lo está. Pero bueno—Louisa bajó la mirada evitando el tema.
Llegaron al salón y se sentaron en los lugares de siempre. Sacaron sus libros y Louisa se puso de frente a Melody para seguir platicando.
—¿Vienes a hacer tarea a mi casa esta tarde?
—No lo creo. Tengo que acompañar a Angelo a King's Cross a las cuatro.
—¿Para qué?
—Para que tome su tren y se vaya a Manchester. Su vuelo sale a las siete en el aeropuerto de allá.
—¿Pero a dónde va?
Melody volteó a todos lados a pesar de que no había nadie.
—Mis padres se hartaron de su actitud, lo mandaran a un internado.
Louisa no pudo evitar mostrar su sorpresa. Melody solo asintió.

•••

En la camioneta manejada por Peter camino a King's Cross nadie decía ni una sola palabra. Todos iban inmersos en sus propios pensamientos. Angelo pensaba en alguna forma para escaparse de su destino, Simon y Adele en lo difícil que era mandar a un hijo lejos pero sabían (muy en el fondo) que era lo mejor para él, Melody pensaba en lo tonto que había sido Angelo para llegar a estos extremos.
Simon le ayudó a Angelo a bajar las maletas de la cajuela. Todos se dirigieron hasta el andén 18. El tren de Angelo salía en media hora y ninguno sabía qué hacer.
Adele se sentó en una de las bancas para esperar el tren. Simon hablaba con Angelo cerca de las vías y Angelo lo ignoraba. Melody se sentó al lado de Adele.
—Tranquila mamá—dijo Melody poniendo su mano sobre la de Adele—. Estará bien...
—Oh Mely, no sé si estoy haciendo lo correcto.
—Yo digo que si. Bueno, es por su bien ¿no?
—Exactamente.
Adele abrazó de lado a Melody. Cuando Simon se sentó a lado de ellas Adele se puso de pie y caminó hasta Angelo.
—Hijo...—Angelo volteó a verla con un gesto imperturbable—. No quiero que estés así antes de irte.
—¿Cómo quieres que esté mamá? ¿Celebrando?
—No, solo quiero que sepas que es por tu bien y que esto te ayudará.
—Como sea.
—Y que te amo tanto como para dejarte ir lejos de mí solo por tu bienestar... Porque...—el nudo en la garganta la enmudeció.
—Lo sé mamá, lo sé—dijo Angelo viendo hacia el andén de al lado.
Adele lo abrazó pero él no le devolvió el abrazo.
Adele fue a sentarse porque sabía que Angelo no cambiaría de opinión.

Angelo siguió viendo hacia la lejanía, a todos lados menos al lugar por dónde saldría el tren que lo alejaría de su ciudad, su casa, su vida. En el andén 17 algo llamó su atención. Unos colores azules bastante claros y llamativos en la blusa de una chica, con unas mallas a juego y unas zapatillas cafés. Su cabello recogido en un moño y volteando a todos lados. Angelo sintió como su corazón empezaba a latir más fuerte. Empezó a caminar hacia ella cuando se aseguró de que ninguno de sus padres lo veía. Peter lo detuvo.
—¿A dónde muchachito?
—Escúchame Peter, no pienso ir a ningún lado. Es la última vez que nos veremos en mucho tiempo y solo te pido un favor—Angelo lo volteó para que viera a Louisa—. Déjame despedirme de ella.
Peter indeciso asintió.
—Diez minutos.
Angelo sonrió por primera vez en el día y corrió hasta Louisa. Ella aún no lo había visto. Cuando volteó vio a Angelo caminando hacia ella. Se puso nerviosa e intentó parecer seria. Cruzó los brazos y frunció el ceño. Angelo también intentaba parecer serio pero la actitud de Louisa le encantaba.
—Hola—dijo Louisa—. Supe que te irías y...—los nervios la vencieron. Se aclaró la garganta para fingir seguridad—. Y vine solo a desearte suerte. Porque con tus estupideces espero que no te saque del internado y termines solo en la calle de una ciudad desconocida viviendo como un vagabundo y...
Angelo se acercó a ella y la tomó de la cintura. Estaban detrás de un pilar así que la recargó en él.
—Escúchame Angelo—Louisa lo alejó de ella—. Solo vine a despedirme porque eres el hermano de mi mejor amiga. Y no quiero que saques uno de tus ataques de locura y me beses a lo idiota porque ni siquiera sientes algo por mí y no quiero que me beses. No quiero que me des falsas ilusio...—Louisa se detuvo. No quería decir eso.
—¿Qué dijiste?
—Nada—Louisa bajó la mirada.
—Dijiste falsas ilusiones. Me quieres, y lo sabes.
—¿Y? Eso qué importa. Te irás y tú no me quieres así que quiero seguir con mi vida sin que me duela el corazón cada que esa puta te saluda, o cada que me desprecias por irte a emborrachar a un maldito partido de futbol. Así que adiós Angelo.
—Tienes razón. Yo tampoco quiero que te duela el corazón porque en verdad te quiero—Louisa volteó a verlo sorprendida por dentro pero seria por fuera y con lagrimas cubriendo sus mejillas. Las limpió con coraje—. Yo también te quiero y lamentablemente me iré y no podré arreglar bien las cosas contigo. Pero solo te pido un favor, uno solo.
—"Pasajeros del tren del andén 18, favor de prepararse para su viaje"—sonó en el altavoz.
—Adiós Angelo—Louisa empezó a alejarse—. Suerte en el internado.
—Louisa—Angelo la tomó de la mano—. Por favor...
—¿Qué?
—Perdóname. Eso es lo único que te pido para no sufrir más de lo que sufriré allá.
Louisa se quedó viéndolo con lágrimas en los ojos. Negó y se soltó de su agarre. Caminó algunos pasos alejándose de Angelo y cuando escuchó como se acercaba el tren que se llevaría a Angelo lejos se detuvo, volteó a verlo y corrió hasta él. Lo abrazó con fuerza y después se separó para verlo a los ojos.
—Te odio—dijo llorando—. Te odio tanto por volverme loca y por ser un tarado y por qué vas a irte... Te odio.
—Lo sé—Angelo sonrió y le dio un beso en la mejilla—. Gracias.
Louisa se separó cuando volvieron a anunciar la llegada del tren. Angelo volteó a ver a Peter que le indicó que era tiempo. Volteó a ver a Louisa de nuevo.
—Adiós...—dijo ella.
—Adiós.
Se acercó a ella y la besó. Ella se separó rápidamente de él y se mordió el labio inferior.
—Sigo odiándote—dijo con la mirada baja.
—Lo sé. Sé que lo haces—dijo y volvió a besarla—. Y te juro que si pudiera irme contigo justo ahora, si pudiera escaparme del maldito internado lo haría... Pero Peter está viéndonos.
Louisa volteó a ver a Peter, después de nuevo a Angelo. Le dio un golpe en el hombro con fuerza.
—Eres un tonto... Y te voy a extrañar demasiado—lo tomó de las mejillas y lo besó para que no se olvidara de ella.
El sonido del tren los obligó a separarse. Angelo la vio por unos segundos para tener presente su imagen en el camino, en el avión y en el internado. La iba a extrañar horrores. Pasó por su mente largarse de ahí con ella en ese mismo momento, volver a la playa como aquel día, pero Peter lo seguía viendo, no había oportunidad.
Tomó su mano y la besó. Louisa sonrojada se soltó y dio unos pasos hacia atrás. Después de decir adiós con la mano entre sollozos y lágrimas se fue.

Angelo se fue hacia el andén para subir al tren. Su madre lo abrazó con fuerza de nuevo entre lágrimas, su padre también lo abrazó. Angelo no les devolvió el abrazo. Melody también lo abrazó.
—Hasta que por fin hiciste algo bueno—le dijo al oído. Se separó de él y sonrió.
—¿Qué?
—¿Crees que no sabía lo tuyo con Louisa? Por favor no estoy tonta. ¿Tú estudiando? Es la peor excusa. Por eso te decía que eras un idiota. Louisa sufría mucho por tu culpa. Qué bueno que lo arreglaste antes de irte.
—¿Mi madre lo sabe? ¿Laura...?
—Creo que no. Pero gracias por arreglarlo. Louisa estaba muy cambiada.
Angelo le dio un golpecito en el hombro a Melody y subió al tren sin mirar atrás.
Ya sentado vio por la ventana a su padre abrazando a su madre que estaba llorando. Melody decía adiós con cara de tristeza y después los perdió de vista.

•Narra Angelo•

Cuando bajé del tren no tuve ninguna oportunidad de escapar, nos llevaron directo al vuelo a todos los que íbamos al internado. Yo y otros tres chicos. Todos parecían igual de enfadados que yo pero no hablé con ninguno. Lo intenté. Intenté ir al baño y cuando salí el hombre con el uniforme del internado estaba afuera esperándome. Creo que esto va en serio.
En el vuelo nos pusieron a todos en la misma área, como excluidos de los demás. La verdad no me molestó porque no tenía ganas de ver a nadie ni de estar con nadie.
Después de varias horas en el estupido avión el frío empezó a aumentar. Me puse de pie y el hombre uniformado volteó de inmediato. Levanté las manos para indicarle que no iba a hacer nada.
—Solo quiero mi chaqueta.
—Que sea rápido.
Saqué una pequeña mochila que había llevado y saqué mi chaqueta. Me la puse y volví a sentarme al lado de la ventana.
Cuando iba a cerrarla algo en el bolsillo me lo impidió. Lo saqué. Era un pequeño sobre.

"Angelo:
Te amo, siempre te he amado y quiero que lo sepas. No quiero que me odies por hacer esto porque te lo diré una vez más... Es por tu bien cariño. Lo hago porque quiero a mi pequeño peanut de vuelta. Ese pequeño sonriente, alegre, vivaz. No quiero que acabes tu vida, que te pierdas en el alcohol. Yo lo hice, o al menos intenté hacerlo y créeme, no es la mejor opción. Comprende mis razones peanut.
No sabes lo difícil que es esto para mí. Lo pensé tanto, y no quería dejarte ir, no quería mandarte lejos de mi Angelo. Pero no nos dejaste más alternativas. Pero te amo, te amo y quiero que lo tengas bien claro. Te amo. Aprovecha al máximo.
Adele"

Cerré el pequeño sobre y lo metí en la chaqueta de nuevo mientras me limpiaba con discreción las lágrimas de enojo y tristeza.

•Narra Adele•

Fue tan difícil verlo partir, intentaba convencerme de que era lo correcto, de qué serviría y estaría a salvo, pero no me entraba en la cabeza, y si a mí no me entra ya me imagino cómo está él.
Simon se fue al trabajo después de llevarnos a mí y a Melody a casa. No sabía ni qué hacer, se supone que tengo que calentar mi garganta para el próximo concierto pero no tengo humor de nada. Tampoco sale de mi mente el encuentro con Josh afuera del estudio. Todo va de mal en peor.
Cuando llegó Simon cenamos los tres juntos en el comedor. Ninguno dijo nada, todos estábamos viendo nuestra comida y lo único que se escuchaba eran los cubiertos. Extraño tanto las comidas de antes.

*Recuerdo*

—¡No avientes eso!—le dije a Angelo haciéndome a un lado.
—Jajajaja bomba—tomó un pedazo pequeño de pan y lo aventó hacia mi plato.
—¡Pan!—dijo la pequeña Melody en su silla aplaudiendo.
—No Melody no aprendas esas conductas del changuito loco de tu hermano.
Melody se rió y tomó un pequeño pedazo de pan, intentó aventarlo pero cayó en su plato. Todos reímos. Volteé a ver a Simon y estaba sonriendo viendo a Angelo jugar con las zanahorias en su plato. Volteó a verme y me sonrió.
***

¿Qué pasó con nuestra familia?
Ese pensamiento me dieron ganas de llorar. Me puse de pie, dejé los platos en el lava trastes y salí del comedor.
Tuve que irme al jardín para tomar aire y no echarme a llorar. Me puse a ver las estrellas pensando en dónde estaría Angelo en ese mismo momento y si estaría viendo el mismo cielo estrellado.
—Te traje un té—dijo Simon y volteé a verlo. Me dio la taza—. Angelo está bien. Estará bien. Mejor.
—Quiero volver a tener la familia que teníamos antes. Sin preocupaciones por delincuentes, sin  hijos en internados.
—Cuando Angelo vuelva y la policía encuentre al maldito de Josh todo volverá a la normalidad ya verás. Pero debemos ser pacientes.
Asentí mientras bebía mi té.
—Seré paciente.
Volteé a verlo y me dio un beso corto pero tierno. Me abrazó.
—Esta haciendo frío, vamos adentro.
Asentí y lo seguí.
Lo acompañé a su estudio y me senté en el sofá esperando a que terminara su trabajo. Puso música y empecé a calentar mi garganta para el concierto que se avecina. Después tuvo que ir al baño. Salió del estudio y me dejó sola con la música.
Entonces vi que su celular vibraba. Me puse de pie para ver quién era pero solo eran mensajes. Decía "jefe" antes de cada mensaje. Leí el último que le había llegado.
"Jefe: y necesito que cheques lo del viaje de este viernes"
Mi corazón cayó al suelo.

...
Aquí está el capítulo 36. Comenten por favor, saben que son muy importantes sus opiniones, sugerencias, reclamos, etc. :)
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