Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
El de antes
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Aquí estoy
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Amor
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Adiós
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
El final
Epílogo

Irresponsable

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By LDaydreamer_

Angelo entró a la oscuridad de su casa. Cerró la puerta intentando no hacer mucho ruido pero por su borrachera la azotó sin ninguna delicadeza. Se quedó quieto esperando algún regaño o algún grito pero no hubo nada. Celebró en su mente y caminó, como pudo, hasta las escaleras. Se perdió y llegó al estudio de su padre. Siguió buscando entre la oscuridad hasta que chocó con un escalón y cayó de sentón. Se rió un poco y se puso de pie. Tardó más de lo que separaba en subir las escaleras. Todo era borroso y se movía demasiado para él. Estaba completamente ebrio pero recordaba perfectamente lo que había hecho hace solo una hora. Recordaba exactamente los shots con sus amigos, la botella de ron vacía en su mano, los gritos de euforia de todos aquellos con la playera del equipo de Tottenham. La música, el baile y sobre todo recordaba los besos con Amanda. Y tal vez un poco más. Amanda era extremadamente buena besando, o tal vez era por la borrachera pero le había parecido fenomenal. Sino hubiera sido por culpa de la amiga de Amanda que intervino, Angelo y ella habrían terminado juntos en la camioneta.
Por fin llegó a su habitación, se quitó los zapatos torpemente y se tiró en la cama sin delicadeza. El mareo trajo consigo las nauseas y tuvo que levantarse para ir al baño a vomitar. Después de eso ya no supo nada.

•••

Adele lo había visto llegar, estaba en el recibidor esperándolo sin poder dormir. Lo había llamado un millón de veces y no había obtenido respuesta. Liam le dijo que ya iban en camino, después, escuchó el estruendo de la puerta principal y lo vio en la oscuridad. Angelo estaba completamente perdido, ni siquiera se había percatado de la presencia de su madre.
Adele extremadamente triste lo vio entrar a su habitación. Lo siguió. Al entrar lo vio tirado en la cama completamente dormido. Se sentó en la cama a un lado de él y acarició su cabello.
—Es por tu propio bien—susurró Adele en llanto—. Verás que es por tu propio bien...

•••

Al día siguiente Adele estaba haciendo los ejercicios de la terapia con el enfermero. Sus ojos se cerraban literalmente.
—Hola mamá—dijo Melody acercándose a ellos—. Buenos días—saludó al enfermero.
—Buenos días—dijo él mientras empezaba a guardar sus cosas.
—Hola Melody cariño. ¿Cómo amaneciste?
—Bien—le dio un beso en la mejilla—. ¿Tú?
—Amanecí, que es lo importante.
—Te ves cansada mamá... Demasiado. ¿Dormiste?
—No mucho.
—Insistió en hacer los ejercicios. No le puse unos muy duros porque en verdad se ve cansada.
—Deberías dormir mamá.
—Si... Eso haré. ¿A dónde vas?—dijo Adele viendo a Melody.
—Theo y yo vamos a ir a correr y después a desayunar. Quiere que celebremos mi actuación de ayer y espero que me acepten en el show. Vendré a cambiarme en unas horas y luego Theo me llevará a su casa para ver una película.
—Oh por dios Melody—dijo Adele recordando la presentación de su hija—. ¿Cómo te fue? ¿Cómo....?
—No te preocupes mamá, estoy acostumbrada a ser invisible por culpa de Angelo.
Fue lo último que dijo antes de irse.
Adele se sentía pésimo por haber olvidado algo tan importante para su hija.

Cuando el enfermero se fue, Adele se fue directo a su habitación. Abrió el agua caliente de la tina y se metió. Cerró los ojos y mojó una toalla para ponérsela en la frente.
—Adele...—escuchó que Simon la llamaba.
—En el baño—gritó sin abrir los ojos.
Escuchó como se abría la puerta y enseguida la voz de Simon.
—Okay. Angelo sigue fulminado en su cama pero yo ya llamé al internado. Acabo de entrar a la página de internet y ya leí todas las condiciones. No es tan complicado y...
—Simon...—Adele abrió un solo ojo y volteó a verlo—. ¿Recordabas la presentación de Melody?
—¿La pre...?—Simon se quedó pasmado y volteó a verla—. Oh no.
—Oh si. Lo olvidamos Simon. Nuestra hija estuvo sola ayer en algo muy importante. Me dijo esta mañana que está acostumbrada a ser invisible. ¿Cómo te hace sentir eso?
—Como un pésimo padre.
—Porque somos unos pésimos padres—Adele se puso la toalla sobre la cara—. Ya no sé qué hacer.
—Okay Adele escucha—Simon se sentó sobre el escusado y puso su mano sobre el hombro de Adele—. Tenemos que resolver el asunto de Angelo, después disculparnos con Melody.
—También me siento una pésima madre al mandar lejos a mi hijo.
—Pero es por su bien. Esto lo ayudará.
Adele se quitó la toalla de la cara y volteó a verlo. Su ceño fruncido le mostraba que él también estaba cansado. Estiró la mano y Simon la tomó.
—Todo se va a arreglar ¿verdad?—dijo Adele—. Todo va a salir bien.
—Si Adele, todo estará bien pronto, ya verás.

Después de que Adele saliera de la bañera se puso la pijama y se quedó dormida. Simon se fue a su estudio para trabajar en algunos asuntos que tenía pendientes y para poder decidir qué hacer con el viaje, cómo decírselo a Adele.
Mientras tanto Angelo estaba despertando en su habitación, con un horrible dolor de cabeza y nauseas. Corrió al baño y vio el desastre, decidió darse una ducha para volver en sí. Al salir se puso ropa limpia y se tomó una pastilla para el dolor de cabeza que no había servido de nada porque seguía doliéndole. Entonces sonó su celular. Era un mensaje de Nathan.
"A las cinco en mi casa. A curar esa cruda lobo"
Angelo sonrió. Vio el reloj, eran las dos de la tarde y apenas iba despertando.
Bajó a la cocina por algo de comer o de beber y sé encontró con su padre.
—Buenos días—dijo Angelo abriendo él refrigerador.
—No puedo creer que desobedecieras a tu madre de nuevo y llegaras en ese estado deplorable.
—Ese no es un bonito saludo.
—No seas cínico Angelo. Esta muy mal lo que estás haciendo. ¿Por qué cambiaste de nuevo? Ya estabas siendo...
—Tu mismo dijiste que las personas cambian ¿no? Yo solo quiero divertirme papá.
—Pero no seas un irresponsable. Estás viendo cómo está tu madre. No la estás ayudando y corres más peligro que antes. Recuerda que...
—Ya estoy bastante grande como para poderme cuidar solo. Y estoy seguro de que solo quieres que sea un angelito porque vas a irte de nuevo y nos vas a dejar solos. ¿No es así?
—¡No! Quiero que te comportes y te cuides por tu propio bien y el de tu madre.
—A mí no me vengas con eso que escuché cuando hablabas por teléfono y decías algo sobre el siguiente viaje. ¿Ya se lo dijiste a mí madre? Apuesto a que no. Así que..—Angelo le dio un trago al jugo de naranja—. Estás desesperado porque yo esté todo el día en la casa haciendo tarea y leyendo la Biblia para que mi mamá no se preocupe por mí y pueda estar tranquila mientras tú te vuelves a ir. Excelente papá—Angelo aplaudió—. Excelente.
—Estas muy muy equivocado Angelo. Por favor, no quiero que te consumas en el alcohol a tu corta edad, no quiero que te pase absolutamente nada porque eres mi hijo y te amo. Es por eso que quiero que nos obedezcas.
—Como sea.
Angelo salió de la cocina.
—Y hoy no vas a salir jovencito. No quiero que saques ni un pie de esta casa.
Angelo sin decir nada volteó a verlo, abrió la puerta del jardín y con una sonrisa en el rostro puso un pie afuera y después el otro.
—Ups. Ya están mis dos pues afuera.
—No tienes remedio—dijo Simon fastidiado.
Angelo salió y encendió un cigarrillo.
No pensaba decirle a su padre que saldría esa tarde, ni a su madre ni a nadie. Se iría solo para no tener ninguna traba y disfrutar de su sábado en paz.

•••

Adele se despertó por el sonido de su celular. Atendió la llamada más dormida que despierta.
—¿Podrías venir al estudio como a las cinco? Para determinar lo que se va a hacer ahora—dijo Jonathan.
—Si... Claro—Adele volteó a ver el reloj. Eran las tres y media—. Ahí estaré.
—Muy bien Adele aquí nos vemos.
—Si, adiós.

Adele llamó a Melody y le dijo que estaría con Theo todo el día. Que aún no le daban resultados y que la vería en la noche. Bajó y vio a Simon en la cocina.
—¿Qué haces?—dijo Adele entrando.
—¿Por qué te levantaste?
—Jonathan me llamó. En unas horas iré al estudio—Adele se acercó a las ollas y vio la pasta que estaba cocinando Simon—. Hace años que no como tú famosa pasta.
—Ya es tiempo de volver a probarla. A ver si todavía tengo el toque—dijo Simon sonriendo.
—¿Y Angelo?
—En el patio. No ha entrado desde que se despertó.
—Sabes, he pensado mucho en eso... Ya sabes que.
—Si....
—No sé si quiero hacerlo.
—Lo sé. Es una difícil decisión.
—Démosle otra oportunidad ¿no lo crees? ¿No crees que es buena idea?
—Tal vez. Pero si vuelve a hacer algo como lo de anoche no habrá otra opción.
Adele solo asintió.
Fue por Angelo al patio y lo llamó para que fuera a comer con ellos.
Angelo comió rápido y en silencio. No pronunció ni una palabra y cuando terminó se puso de pie y se fue directo a su habitación. Adele y Simon se quedaron platicando un buen rato. Simon luchaba consigo mismo por decirle o no del viaje pero al final no lo hizo.
Adele fue a arreglarse para irse y Simon siguió trabajando. Cuando Adele se despidió de Simon Angelo ya estaba preparando su salida. Vio cómo se alejaba su madre con Peter y aprovechó para salir sin llamar la atención de su padre. Había cerrado la puerta de su habitación con seguro para que pensara que estaba ahí, cuando en realidad estaría con Nathan.

•••

Al llegar al estudio Adele se sintió algo extraña. Habían pasado tantas cosas desde la ultima vez que había estado ahí. Era casi un lugar desconocido para ella ahora. Bajó de la camioneta, vio a un chico que iba en bicicleta y que se le quedó viendo con asombro. Adele lo saludó con una sonrisa y entró al estudio.
Jonathan ya la estaba esperando. Angie y Emma estaban en la sala donde se ponían de acuerdo para los shows y eventos. Adele se sentó y se quitó las gafas.
—¿Cómo sigues Adele?—dijo Angie.
—Voy mejorando poco a poco. Gracias—sonrió.
—Me alegra mucho escuchar eso—dijo Emma sonriente.
—¿Cómo va la empresa?
—Excelente. Las ventas de Sam están por los cielos y las de tu álbum ni se diga. Todo va muy bien por allá.
—Ahora quiero saber qué va a pasar con tus fans Adele—dijo Jonathan.
—Lo sé, no merecen ser olvidados—dijo Adele viendo el piso.
—Obviamente no vamos a hacer un tour ni nada por el estilo pero por lo menos un anuncio como el del hospital, un concierto pre grabado para que no se preocupen.
—Puedo grabar un mensaje para ellos ahora y después anunciamos que se re agendará el concierto que se interrumpió. No quiero defraudar a todas esas personas. Y esta vez será en un lugar cerrado si es posible jaja.
—Esa es una excelente idea, pero quiero saber si te sientes capaz de hacerlo.
—Claro. Ya estoy mucho mejor. Ahora solo tengo que comenzar a ejercitar mi voz jaja. En serio quiero hacer ese show, haría todo por mis fans.
—Muy bien. Entonces hagámoslo.

•••

Angelo llegó a la casa de Nathan a las cinco y media. Tocó el timbre y de inmediato salió Nathan.
—Bienvenido hermano. Pasa—lo dejó pasar y le dio una cerveza.
—¿Y ahora? ¿Por qué aquí?
—Casa sola hermano. Ya no tardan en llegar los demás. Entra, en la sala están todos.
—¿A quién invitaste?
—Ed, Charlie, el idiota de Trevor y muchas personas que no conozco. Pero entre más gente más ambiente ya sabes jaja. Y si te digo a quien invité me vas a amar.
—¿A quién?
—Amanda—dijo Nathan orgulloso.
—Excelente—dijo Angelo tomando su cerveza.
Por un momento Louisa había pasado por su mente pero era imposible.

Angelo se fue hacia donde estaban todos. Ya estaban tomando y escuchando música. Angelo no tardó en unirse a ellos. La fiesta empezó a descontrolarse de tantas personas que iban llegando. Todos bebían, platicaban y bailaban. Toda la casa estaba llena de gente por todas partes.
Angelo se fue hacia la cocina por otra cerveza cuando la vio. Amanda estaba platicando con una chica y, al verlo, sonrío ampliamente y lo saludó. Él solo levantó la mano a forma de saludo, tomó la otra cerveza que buscaba y se fue.
Horas después Angelo, y la mayoría, ya estaba completamente ebrio.
Unos chicos a los que no reconocía comenzaron una competencia de bebidas. Todos vitoreaban y bebían como locos. Después comenzaron las peleas y luego el tradicional juego de la botella. Nathan jaló a Angelo para que se uniera. Él no muy contento se sentó al lado de un chico que nunca había visto. Alguien giró la botella y señaló al chico desconocido y a una mujer, Angelo la reconoció, iba en su escuela y llevaba maquillaje en exceso. La chica se puso de pie "provocativamente" intentando no caerse y se fue con el desconocido.
Siguieron el juego, la botella giraba y giraba hasta que se detuvo señalando a Angelo y casualmente a Amanda. Ella se puso de pie frente a Angelo, con una sonrisa le extendió la mano. Angelo la tomó y se puso de pie de un salto. Él ni siquiera sabía que se tenía que hacer en el maldito juego pero siguió a Amanda. Poco después ya estaban besándose bajo las escaleras.
La ebriedad de Angelo no le ayudaba pero Amanda seguía besándolo sin control alguno y a él no le disgustó la idea. Cuando les faltó el aire se separaron y Angelo al abrir los ojos ya no vio a Amanda, sino a Louisa. Con esa sonrisa tímida pero coqueta y sus ojos verdes con la mirada que lo hipnotiza.
—¿Te cansaste?—dijo ella.
No era su voz, no era su marcado acento pero seguía viéndola frente a él. Sin pensarlo ni un segundo la tomó de la cintura y la besó.

•Narra Adele•

Al terminar de preparar todo llamé a Simon. Me dijo que seguía en casa y que me vería allá. Salí del estudio, apenas iba a guardar el celular cuando escuché los gritos. Levanté la vista y vi a un montón de gente con mis discos, fotografías y pancartas. Gritaban mi nombre y algunos me saludaban. Sentí algo muy hermoso en mi interior. No me han olvidado, mis fans siguen queriéndome.
Los saludé con una sonrisa. Algunos corrieron hasta mi y el guardia del estudio los detuvo. Pude abrazar a un chico.
—¡Estas bien! Oh por dios, Adele estás bien. No sabes lo mucho que te extrañé—dijo el chico emocionado.
—Si, estoy bien—dije conmovida—. Gracias.
Me acerqué a los demás y empecé a dar autógrafos, algunas fotos y abrazos y a platicar con ellos.
No eran paparazzis ni nada por el estilo, me sentía tan alegre de poder estar con ellos y platicar, reír y recibir algunos obsequios. Cuando volteé hacia mi camioneta vi algo que me quitó el aliento. Un hombre me veía, no pude verle bien la cara pero tenía una sudadera oscura y el gorro hasta la frente. Comenzó a alejarse de la gente y vi que traía las manos en la bolsa. Me congelé.
—Peter—dije asustada. Volteé a todos lados y lo vi justo a mi lado viendo al hombre. Me tomó por los hombros y me condujo hasta la camioneta.
Me despedí de mis fans y asustada subí al auto. Vi de cerca al hombre que me causaba escalofríos y no sé si fue por mí paranoia o en verdad lo vi pero pude ver una cicatriz en su rostro. Estaba viéndome con una sonrisa. Estoy casi segura que era Josh.
Llamé de inmediato a Melody para saber dónde estaba. Al parecer seguía con Theo, estaban en su casa viendo películas. Después llamé a Angelo y no se porque no me sorprendió que no respondiera mis cinco llamadas pero estaba tan paranoica que seguí llamándolo hasta llegar a casa.
—¿Dónde está Angelo?—le dije a Simon en cuanto entré.
—En su habitación. No ha salido de ahí en horas. Está cerrada su puerta.
Me dirigí de inmediato hacia la habitación de Angelo. No sé porque no me daba buena espina.
—Angelo—toqué la puerta varías veces—. Angelo ábreme.
Simon se puso a mi lado.
—No está Simon. Es demasiado silencio.
Llamé a su celular de nuevo y no se escuchó por ningún lado. Llamé a Liam pero me dijo que no lo había llevado a ningún lugar. Mis nervios estaban a tope. Corrí por una llave para abrir la maldita puerta. Cuando lo logré confirme que Angelo, en efecto, no estaba en casa.
—¿Dónde está Simon?—dije aterrada.
—Debió irse con sus amigos de nuevo. Llamemos a David a ver si...
—No, David está con Melody y Liam no sabe nada. ¡Dios mío dónde está!
—Tranquila vamos a encontrarlo. Lo más seguro es que regrese igual que ayer a pesar de que le dijimos que no lo hiciera.
—Ví a Josh Simon—su cara cambió drásticamente—. Lo vi, anda por ahí suelto y no sé qué está tramando pero ¿y si tiene a Angelo? No sé qué... Que haría sin mi hijo.
—Tranquila vamos a encontrarlo.
En ese momento se abrió la puerta principal. Bajamos rápidamente al recibidor y vimos a Melody entrando. Corrí a abrazarla y ella confundida me devolvió el abrazo.
—Que bueno que ya estás aquí—dije un poco aliviada—. ¿Sabes dónde está Angelo?
—No... ¿Apoco se perdió?
—Se fue sin decir a dónde y no me contesta.
—Él nunca contesta mamá. Tal vez está con los idiotas de sus amigos. Podemos llamar a uno. Creo que tengo el número de Nathan.
—Llámalo hija por favor.
—Okay espera...

Melody buscó entre sus contactos y encontró el número de Nathan pero no obtuvo respuesta. Después de diez llamadas llegamos a la conclusión de que ambos estaban igual de perdidos que siempre. Sin embargo no me quedé tranquila. No dormí ni un poco en toda la noche, vi pasar las horas del reloj y llamé varias veces a Angelo pero no hubo respuesta alguna. la oportunidad que pensaba darle de no mandarlo al internado se había esfumado.

*Día siguiente*

•Narra Angelo•

Una luz bastante fuerte me está iluminando la cara. Tuve que abrir los ojos para ver qué era. La luz del día se filtraba por las cortinas de la ventana. Me estiré un poco y bostecé. Cuando mi vista se fue adaptando me sentí completamente desubicado. La habitación no es mía, ni siquiera sé dónde estoy. Me moví un poco y me sorprendí al ver que hay alguien al lado de mi. El cabello de Amanda esta esparcido por la almohada. ¿Qué rayos hice? Me levanté un poco y confirmé lo que estaba pensando. Dormí con Amanda, tuve sexo con Amanda y ni siquiera lo recuerdo. El dolor de cabeza esta matándome.
Me levanté sin hacer ruido, me puse mi ropa que estaba tirada al lado de la de ella y salí de la habitación. La casa de Nathan está hecha un desastre. Vi a Ed dormido en el sofá de la estancia, preferí no despertarlo. Solo esquivé vasos y botellas vacías y me puse mi chaqueta al salir.

Llegué a casa media hora después esperando a que nadie recordara mi existencia pero no fue así. En cuanto abrí la puerta Melody se me lanzó como una fiera.
—¡Eres un tarado! ¿Dónde estuviste? Mamá tiene el alma en un hilo y tu perdido no sé dónde...
—¡Cállate Melody! Vas a hacer que me explote la cabeza.
—Wow sigues ebrio. Me sorprende que supieras cómo llegar hasta aquí.
—No estoy ebrio, se llama resaca—la hice a un lado para pasar.
—No puedo creer que hayas hecho algo tan estupido. No te importan nuestros padres, solo te importas a ti mismo.
—Déjame Melody.
En serio la cabeza no dejaba de dolerme, sentía como si un sonido más activara la bomba dentro de mi cráneo.
—Angelo...—escuché la voz de mi madre cuando iba subiendo a mitad de la escalera con Melody siguiéndome—. Ven al estudio ahora.
Su cara era pura seriedad y unas ojeras enormes colgaban de sus ojos. Se acomodó un poco la bata y se fue directo al estudio. Supongo que no espera que me oponga y por el dolor de cabeza prefiero ir de una vez y después poder tirarme en la cama. Estoy listo para otro estupido regaño.

Al entrar al estudio vi a mi padre sentado en su escritorio y a mí madre de pie junto a él. Cerré la puerta y ambos voltearon a verme.
—¿En dónde estuviste?—dijo mi padre con seriedad.
—En casa de Nathan. Hizo una fiesta y me...
—Y ¿por qué no nos dijiste?—continuó él.
—Porque seguramente no me iba a dejar y...
—Fue muy irresponsable de tu parte Angelo. No es aceptable. Ya casi cumples veinte años. No puedes seguir comportándote de esa manera. Además, corres peligro, más que antes y sabes muy bien porque—dijo mi madre con severidad. Pocas veces la había visto así de enojada.
—Bueno ya fue una fiesta y ya. No volverá a pasar.
—No... No volverá a pasar. Y no nos dejas más opciones.
—¿Qué?
Mi madre se mordió el labio inferior intentando cubrir el temblor. Levantó la vista para impedir que salieran las lágrimas y dándose por vencida me dio la espalda.
—Toda la noche, mientras tú estabas en tu fiesta—dijo mi padre—. Arreglamos todos los papeles. El martes te vas al internado Angelo.
—¿Qué que? No... ¡No pueden!—dije enfadado.
—No nos dejas otra opción. Es por tu bien—dijo mi padre.
—¡No! No lo acepto, no me iré a un maldito internado. Mamá... No lo haré.
—Que más quisiera yo que no te fueras pero no quiero que te pase nada Angelo. Eres mi hijo y te amo, no quiero perderte.
—¡No me va a pasar nada! Maldita sea deja tu estupida paranoia. Te dispararon si, pero fue porque eres famosa y la gente se quiere aprovechar de ti y tu fama. Yo solo quiero ir a divertirme con mis amigos. Nadie me hará nada. Lo único que quieren es deshacerse de mí—mi furia no me dejaba ni pensar.
—¡Angelo! Te irás quieras o no—dijo mi padre enojado—. No hay otra opción. El lunes iremos a darte de baja en la escuela. Y tú me vas a acompañar. No quiero que se te ocurra desaparecerte de nuevo.
—Ustedes son los que quieren desaparecerme.
—Todo esto es por tu bien. Ya lo entenderás—dijo mi madre.
—¡No no lo haré! No lo acepto.

•Narrador normal•

El lunes Angelo acompañó a su padre a la escuela. No logró librarse de lo que habían preparado sus padres. Se sentía pésimo, enfadado, desesperado pero no había más que hacer.
Al entrar a la escuela Simon se fue directo a las oficinas y dejó que Angelo se despidiera de quien quisiera, de todos modos Peter estaba en la entrada, no había escapatoria.
Angelo enfadado se quedó en medio del pasillo sin saber qué hacer. No se imaginaba alejado de la escuela o de sus amigos. De esas salidas durante clases.
La gente empezó a invadir los pasillos para buscar sus libros e irse a otras clases. Melody lo vio con pena.
—¿Despidiéndote?
—Cierra la boca Melody.
—Intenta ser un poco amable con tu hermana antes de irte—Melody bajó la mirada—. Eres un idiota, pero se te va a extrañar.
Angelo no dijo nada. Levantó la vista y vio a Louisa. Su corazón empezó a palpitar con fuerza. Su falda café hasta las rodillas, sus mallas a juego y su suéter de colores horribles le quedaban perfectos con su hermosa sonrisa. Se estaba riendo y eso hizo sonreír a Angelo. Pero su sonrisa se esfumó al ver porque se reía Louisa. Un chico más alto que ella iba haciéndola reír. Angelo sintió las mejillas calientes y apretó los puños.
—¿Y ese quien es?—dijo fingiendo normalidad.
Melody siguió su mirada.
—Oh ese es el chico del intercambio. Creo que es de España. Le asignaron a Louisa como guía. Es muy buena gente y habla muy chistoso. Y la mitad de las chicas de la clase de física están enamoradas de él.
—Vaya tonto—dijo Angelo.
—¿A dónde vas?—dijo Melody viendo cómo Angelo se alejaba.
—A buscar a mis amigos.
Angelo siguió a Louisa y al chico. Cuando llegaron a sus respectivos casilleros Angelo se acercó a ellos.
—Hola.
Louisa volteó a verlo y su sonrisa se esfumó. Cerró su casillero y se dirigió al chico.
—¿Nos vamos?—dijo Louisa.
—Oye espera déjame hablar con ella amigo—dijo Angelo deteniendo al chico. Él confundido vio a Angelo y a Louisa—. ¿No hablas nuestro idioma amiguito español? Yo... Y ella... Hablar... ¿Okay?... Shuu—dijo Angelo gesticulando exageradamente.
—¡Angelo!—lo reprendió Louisa.
—Te veré en la siguiente clase—dijo el chico con un acento español bastante marcado.
—No, espera...—dijo Louisa.
—Si gracias españolito, adiós—dijo Angelo y tomó a Louisa de la mano.
—¡Suéltame!—dijo Louisa pero Angelo la ignoró.
—Louisa escúchame...
—No quiero escucharte. Déjame en paz.
—Se que fui un idiota pero...
—Eres un idiota, engreído, tarado, presumido, loco...
—Bueno eso es suficiente. Pero escúchame. Perdóname ¿si? Yo...
—¡Angelo! Hermano—dijo Ed dandole un golpe en la espalda—. ¿Que fiesta eh?
—Lárguense—les dijo Angelo.
Nathan y Ed sorprendidos se fueron.
—Perdóname Louisa. Por favor.
—No te voy a perdonar porque yo no quiero que un tipo me use simplemente para su diversión. Que juegue con mis sentimientos y después los deseche. Yo no quiero eso. Si me disculpas...
—Angelo—dijo Amanda. Ambos voltearon a verla. Amanda sonriente le dijo adiós a Angelo. Louisa sintió como su corazón se encogía.
—Ahí está... Ella sí es de tu altura ¿no es así? Lárgate con ella.
Enfadada y triste, Louisa se fue hacia su salón. Angelo la siguió pero se detuvo al ver que el chico español abrazaba a Louisa. Ella estaba llorando y él la consolaba.
Angelo se sintió como una vil cucaracha.

...
Aquí está el capítulo 35. Comenten porfa :) gracias por leer y me alegra que si les interese la novela :3
❤️

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