Aléjate de mí

By cmr18_

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La vida de Elizabeth Coleman da un giro cuando todos los que la rodean creen en algo que es totalmente un mal... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Nota
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92

Capítulo 10

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By cmr18_

Gracias por traerme a mi casa –le digo con una sonrisa.

No es nada, me he divertido –me sonríe y me mira a los ojos.

Siento como se va acercando a mi y no me aparto. Se acerca lentamente y junta su boca con la mía. El beso al principio es lento, pero va tomando intensidad.

Nuestras lenguas se entrelazan y pone su mano en mi cadera. Poco a poco lo va haciendo más suave y me muerde el labio. Sin querer gimo y vuelve a besarme, finalmente se aparta.

Llevo toda la tarde queriendo hacer eso dice mirándome a los ojos. Tiene las pupilas dilatadas.

De repente poco a poco todo comienza a desvanecerse y abro los ojos. Miro a mi alrededor y estoy en mi habitación. Cojo el móvil y todavía son las tres de la madrugada. Lo dejo y me acuesto otra vez.

«¿Por qué diablos he soñado eso?»

No entiendo nada, pero absolutamente nada de nada. Esto no me gusta ni un pelo. La situación no me gusta. Espero que haya sido un simple sueño.

Intento volver a dormirme, pero el resto de la noche la paso dando vueltas en la cama una y otra vez. Sin poder parar de pensar en el maldito sueño, aunque más que un sueño yo diría que es una pesadilla.

Cuando por fin suena la alarma indicándome que ya son las siete de la mañana me alegro. Me levanto y antes de nada cojo mis cosas para darme una ducha que consiga despejarme.

«Hoy va a ser un gran día» me digo a mi misma con mucha ironía.


Llego al instituto casi a las ocho y cuarto. Llego tarde y la profesora ya ha llegado. Interrumpo la clase y me muero de vergüenza al pasar por toda la multitud de gente mirándome.

Me siento al lado de Wendy que está mirándome con una sonrisa. Seguro que pensaba que ya no iba a venir.

–Hola, pensaba que ya no vendrías –me dice afirmando mi intuición.

–Es que he tenido una noche un tanto... agitada –le digo intentando encontrar la palabra correcta –. Bueno, más que agitada interminable.

–¿Y esas ojeras? –pregunta mirándome un poco confusa.

–No he podido pegar ojo en toda la noche. He tenido un sueño que me ha dejado un poco... –de repente me callo y Wendy me mira esperando a que siga.

–¿Un poco...? –repite y es que no sé que decir.

–No sé, un poco confuso –digo pensando otra vez en el sueño. «Maldito Ethan»

–¿Y qué tal ayer el psicólogo? –pregunta preocupada.

–Ese es el problema, no fui.

–Anda que bien, ¿te libraste al final? –me está poniendo un poquito de los nervios.

–Sí, bueno no... Me fui con un chico –le digo y abre los ojos como platos.

–¿Qué? –dice completamente confundida y sin comprender nada –. Creo que he oído mal...

–Tranquila, has oído perfectamente –digo mirándola a los ojos. 

Le cuento todo lo que pasó literalmente. Con todos los detalles e incluso le cuento el sueño. Wendy se queda de piedra.

–Espera, espera –me dice confundida –. ¿Te fuiste con ese tío desconocido y esta noche has soñado con él? –yo asiento derrotada.

–Sí, Wendy todo es tal y como te he contado –suspiro –. ¿Por qué soy tan tonta? ¿Por qué?–digo dándome golpes en la cabeza con la mesa.

–No es que seas tonta, solo gilipollas. ¿Quién se monta en la moto de un completo desconocido?

–Es que...

–No Liz, es que nada. ¿Tu madre no te ha dicho nunca que no hables ni aceptes cosas de los desconocidos? –me interrumpe. 

–Vale, vale tienes razón, pero ponte en mi lugar. Cualquier cosa era mejor que estar allí. ¿Qué querías que hiciese? –le digo irritada.

–No sé, pero lo que hiciste no era la mejor opción –me dice con el mismo tono que emplea mi madre para echarme la bronca.

–Sí, lo sé. No he dicho que hice lo correcto y ahora deja de echarme la bronca y ayúdame –le suplico.

–Bueno –se ríe –, no te preocupes. Todavía falta mucho para que le veas. A lo mejor estaba confundido o qué sé yo... –la miro con cara de pocos amigos –. Lo del sueño debe ser porque al preguntarte que habría pasado si no te hubieras alejado tu cerebro te ha respondido de esa manera.

–Entonces ya no me haré más preguntas –le digo y apoyo la cabeza en mi mano –. Oye, ¿el viernes vamos a ir a la fiesta? –digo cambiando de tema.

–Eso quiero saber yo. Mike me lo ha preguntado y quería saber qué decías tú, sin ti no pienso ir.

–Pues no sé, es que Ashton me preguntó... –de repente pienso en Ashton «Mierda».

–¿Qué pasa? ¿Qué te preguntó? –me pregunta Wendy sin entender por qué he parado de hablar.

–Nada, nada. Me preguntó que si íbamos a ir o no para hacer planes conmigo aunque no fuésemos a la fiesta.

–¿Y tú qué quieres? –me pregunta con cierta curiosidad.

–No sé que quiero. Pero si sigo soñando y pensando en lo de ayer, prefiero ir a la fiesta y beberme todo lo que haya allí.

–No ahogues tus penas con alcohol, no me seas borracha.

–¿Prefieres que me suicide, pero esta vez de verdad? –le digo de broma y niega con la cabeza.

–No por favor, no me quiero quedar sin mejor amiga –dice haciendo pucheros.

La mañana se pasa muy rápido y Wendy me ayuda levantándome el ánimo. Hablamos en todas las clases sin parar. Algunas veces nos llaman la atención porque no nos callamos, pero nosotras seguimos a lo nuestro. Me ayuda a distraerme tanto de Ashton como de Ethan.

Cuando me doy cuenta ya son las tres y estamos saliendo de clase para irnos a casa.

–Lizzie ahí está Ashton –me dice Wendy señalando con la cabeza donde está.

–Joder, no quiero verle ahora –me pongo la capucha para pasar desapercibida y agacho la cabeza para que no me vea.

Está apoyado en la pared, solo espero que no me vea y si es así que no venga.

–Te ha visto...

–¿Qué? –digo mirándola con los ojos muy abiertos. «Espero que sea de broma».

–Se está acercando –me advierte Wendy en voz baja.

–Joder, mierda –mascullo entre dientes.

–Eh, Liz –me dice con una sonrisa y yo se la devuelvo –. Hola Wendy –ella le sonríe.

–Hola –digo siguiendo mi camino con Wendy. Él se une y Wendy se aparta un poco para darnos intimidad.

–¿Estás bien? –me pregunta preocupado –. Te he estado llamando y enviando mensajes y no me has contestado –se encoge de hombros.

–Es que he estado ocupada –hago una mueca –. Lo siento...

Se para y me coge del brazo para que me de la vuelta y lo mire.

–¿Estás segura de que todo va bien?– me pregunta sin dejar de mirarme y me siento mal por mentirle.

–Sí, de verdad –le miro a los ojos y le sonrío –y siento no haberte contestado.

–No pasa nada, me alegro de que estés bien –me sonríe y yo quiero irme a mi casa. Ahora.

–¿Y tú qué tal? –le pregunto por cortesía mientras seguimos caminando.

–Bien y más ahora sabiendo que tú también lo estás –dice y sin dejar que hable continúa –. Bueno, mi coche está allí –lo señala con la cabeza.

–Gracias por preocuparte –le digo y le doy un abrazo.

Es que es tan dulce que no puedo ser borde aunque lo haya estado evitando.

–No es nada –sonríe –. Háblame luego si quieres –dice mirándome y yo asiento.

–Vale, hasta luego –le digo intentando poner una bonita sonrisa.

–Adiós Ashton –dice Wendy.

–Adiós –le contesta él y camina hacia su coche.

–Se ha dado cuenta de que lo has estado evitando –susurra Wendy en cuanto Ashton se aleja.

–¿Tú crees? –le digo un poco asustada en el fondo.

No quiero espantar a Ashton. Me sigue gustando, aunque las pasadas últimas veinticuatro horas no hayan dejado de rondar por mi mente.

–Decide qué vas a hacer el viernes. Luego llámale para decirle si vas a la fiesta o vas a hacer planes con él.

 –Pf... ¿Por qué? –me quejo.

 –Porque Ashton no merece aguantar tus gilipolleces. Está muy ilusionado contigo, así que no la pifies. ¿De acuerdo? 

–Vale, le llamaré esta tarde –le digo pensando en qué hacer.

–Y después me llamas a mi y me cuentas tu plan, así puedo avisar a Mike.

–Lo pensaré para que puedas avisar a tu noviole digo resaltando la última palabra.

–No digas eso Liz –me pega en el brazo –. No es mi novio.

–Bueno, pero lo será dentro de poco –le digo arqueando las cejas una y otra vez.

–Ojalá... y ojalá que tú también salgas con Ashton –suspira.

–Sí, ojalá...–digo mirando al frente y suspiro.

–¿No quieres salir con él? –me pregunta con intriga.

–Sí quiero, bueno, no sé... En el fondo sí quiero, pero... –hago una pausa –. Pf...

–No te preocupes Lizzie –me acaricia el brazo –. Como se suele decir; las cosas buenas llevan tiempo.

–Te quiero –le digo y me tiro a sus brazos –. Eres la mejor amiga que puede existir –añado sin dejar de abrazarla.

–Ay, yo también te quiero un montón.

–Luego te llamo –me despego de ella y le doy un beso en la mejilla.

–Esperaré tu llamada –dice caminando hacia su calle y yo sigo adelante para llegar a mi casa.

Después de llegar a mi casa y comer subo a mi habitación. Creo que es hora de llamar a Ashton, él no tiene la culpa de nada. Me he portado mal cuando él ha sido muy bueno y dulce conmigo.

Cojo el móvil y busco su nombre. Lo encuentro y le doy a llamar. Al segundo pitido contesta.

–¿Sí?

Hola Ashton le digo un poco nerviosa.

Hola Liz –dice feliz –. ¿Cómo es que me llamas?

Quería pedirte perdón porque he estado mal y lo he pagado contigo. Te he estado ignorando cuando no has tenido la culpa de nada.

No hace falta que me pidas perdón.

, hace falta y no hay más que hablar. Siento ser una idiota...me siento en la silla del escritorio y apoyo el codo en la mesa.

Vale, no te preocupes. Te perdono si eso te hace más feliz dice rendido.

Joder, ¿por qué siempre tienes que ser tan dulce? le pregunto un poco enfadada.

¿Qué pasa?, ¿es que supone un problema?dice con tono burlón.

Sí, haces que me sienta peor –apoyo la cabeza en mi mano.

Pues no te sientas mal, ya me has pedido perdón. ¿Qué más quieres hacer? me pregunta y tiene toda la razón.

Nada es que me siento mal y encima me hablas así y pf... le digo y recuerdo para que lo he llamado –. Bueno, también te llamaba para decirte que el viernes nos veremos en la fiesta.

Me parece bien. Si no quieres ir no tienes por qué hacerlo, ya te he dicho que podemos hacer otra cosa.

No, no te preocupes. La fiesta está bien. Wendy quiere ir por Mike y además tengo que darte una paliza al beerpong.

Ya, claro. Como si pudieras ganarmedice con superioridad.

Pues , puedo y lo haré. Incluso me voy a entrenar.

Vale, estaré ahí para cuidarte después del pedo que vas a pillarse ríe.

Mientras que me cuides me va bien. Me quitas los tacones, me coges el pelo cuando echo la pota, me das mimos al dormir... ¿A quién no le gustaría que le cuides?

Bueno hay gente que no le gusta, te lo aseguro.

Pues serán idiotas todas esas personas le digo y nos reímos al unísono.

¿Cuál es tu sonido favorito? me pregunta de repente.

He de decir que tengo un nuevo sonido favorito desde que le conocí y es el de su voz. Quiero decírselo porque él siempre me dice cosas bonitas y porque me encanta, pero me lo guardo.

El de la lluvia en invierno. Me encanta estar en la cama y que se escuche el silencio con la lluvia de fondo. ¿Y el tuyo?

El de tu risa –al decir eso me arrepiento de no decirle lo que pensaba. Debería haberle dicho que me encanta su voz, pero no lo he hecho por miedo. Entonces no sé por qué pero me río. Una risa como esa. Nunca antes había oído una igual.

Gracias digo avergonzada –. Sabes... me gusta mucho hablar contigo por teléfono.

A mi me gusta más cuando estoy contigo en cuerpo y alma, pero hablar también está bien.

Te encanta hablar conmigo por teléfono no te hagas ahora el idiota.

Si ya lo sabes, ¿para qué quieres que lo admita? me dice con tono burlón.

Es que me gusta oírlo, solo eso...

–Vale. Liz, me gusta hablar contigo por teléfono. ¿Contenta?

–La verdad es que no, porque ya lo sabía –le digo riéndome.

–Es verdad, me dijiste que eras adivina –dice desternillándose de la risa.

–No, Dios. ¿Por qué recuerdas eso? Estaba muy borracha... –le digo intentando recordar las tonterías que le dije el viernes. «Yo solo rezo por que no fuesen muchas».

–Lo siento Liz, pero eso no se me va a olvidar –dice todavía riéndose y yo pongo los ojos en blanco. 

Seguimos hablando toda la tarde, hasta que me doy cuenta de que es de noche.

Llevamos toda la tarde hablando, son las nueve –digo sorprendida mirando el reloj.

Ya, deberíamos haber ido a tomar algo –me dice.

Para la próxima estaría bien –me río y él también lo hace –. Te tengo que dejar, gracias por haberme escuchado.

De nada, siempre tengo tiempo para escucharte. No te preocupes –me sale una sonrisa tonta.

Nos vemos mañana.

Claro, que descanses –y tras decir esas palabras cuelgo la llamada.

Bajo silenciosamente a la cocina en busca de comida. Me encuentro lasaña en la encimera y sin dudarlo la cojo y me voy de vuelta a mi habitación.

Me pongo a hacer los deberes, ya que hoy no he hecho nada, y envío un mensaje a Wendy sobre lo de la fiesta. Seguimos intercambiando algunos mensajes hasta que me llama.

¡¡Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy!! Creo que me quedó un poco corto... aunque espero que os haya gustado igual 😜

Gracias por leer y besitos😘😘

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