Then and now... And always

By LDaydreamer_

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Adele con la ayuda de Simon ha podido olvidar los acontecimientos del pasado que la atormentaban y la habían... More

El sueño
Los colores
El primer paso
Sencillo
Ayuda
Peanut
Todo bien
¿Que has hecho?
Josh
Melody
Una sonrisa
El de antes
No te vayas
Ídolo
Cartas
Secretos
La cámara
Mamá...
Recuerda
Aquí estoy
Te necesito
Amiga del alma
Perdón
Tiempo
Se fue
Paparazzi
Noticias
Hablemos
Detente
Desde cero
Mi culpa
Disparo
De vuelta al inicio
Irresponsable
Adiós
Ella
Por fin
Tranquilidad
En el escenario
¿Tan sencillo?
El final
Epílogo

Amor

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By LDaydreamer_

Louisa se separó de Angelo cuando Liam volvió a subir a la camioneta. Ruborizada bajó la mirada y siguió abriendo todo lo que había comprado para curar a Angelo. Él la veía con una sonrisa. Le encantaba como besaba y le dejaba sentir su verdadera esencia y como se convertía después en la chica tímida que siempre había visto al lado de Melody. Louisa levantó la mirada con la pomada lista para aplicarla en las heridas. Vio la sonrisa de Angelo y sonrió aún sonrojada.
—Ponte el hielo—le dijo sonriendo y poniendo el hielo sobre su ojo—. Sostenlo ahí.
Comenzó a aplicar el ungüento por la herida de la frente. Angelo seguía viéndola con la sonrisa y unas ganas enormes de volver a besarla.
—Deja de verme así—dijo ella sonriendo con la atención puesta en las heridas.
—Solo tengo un ojo sano, deja que haga lo que quiera.
Louisa rió un poco y después con delicadeza cerró el ojo sano de Angelo.
—Que mala eres con un herido.
—Cierra la boca—dijo divertida.
—¿Esta seguro que no quiere que lo llevemos al hospital para que lo revisen?—dijo Liam nervioso.
—De seguro harán lo mismo que mi enfermera aquí presente.
Louisa le dio un golpe en el hombro.
Siguió curándolo y hasta que se dio por terminada arrancaron la camioneta de nuevo.
—Gracias—dijo Angelo sosteniendo aún la bolsa de hielo.
Louisa solo asintió, aún apenada por ser la causante de todos esos golpes.
Liam condujo hasta la casa de Laura para dejar a Louisa. Ella se despidió con la mano desde la escalera y esperó a que la camioneta arrancara para subir hacia su departamento.
No podía dejar de pensar en los besos de Angelo. Con una media sonrisa en el rostro subió los tres pisos hasta llegar a su apartamento. Buscó sus llaves y en cuanto las introdujo en la cerradura la puerta se abrió y Laura furiosa apareció frente a ella.
—¿Qué horas son estas de llegar?—dijo haciéndola pasar.
Louisa nunca había hecho nada malo, nunca había mentido ni se había ido a algún bar a salvar al chico que le gustaba. Pensó a toda velocidad.
—Estaba con Lily y se nos fue el tiempo volando mamá—dijo intentando con todas sus fuerzas no parecer nerviosa.
—¿Bebiste?—dijo Laura viéndola con detenimiento.
—¡No! Yo no bebo mamá. Solo platicamos y ya.
—Pero ¿por qué no respondiste mis llamadas? ¿Por qué no contestaste mis mensajes? Estuve a punto de llamar a la policía para que te buscaran. Llamé a Lily y me dijo que estaba en su casa desde hace una hora. ¿Y tú? ¿Dónde estabas?
Louisa volteó a ver el reloj. Era la una de la mañana y se mordió el labio inferior.
—Me encontré a unas amigas de la escuela y me quedé con ellas. Perdón mamá—dijo apenada.
—Nada de perdón. Casi me da un infarto.
Su padre apareció en el recibidor.
—Louisa, por fin. Déjame llamar a tus abuelos para decirles que ya apareciste.
—¿Hasta a los abuelos llamaron?
—No aparecías a estas horas ¿qué esperabas que hiciéramos?
—Ya no soy una bebé mamá—dijo Louisa enfadada—. Puedo salir sin que me pase nada. Tengo diecisiete...
—A mí no me importa la edad que tengas. Soy tu madre y me obedeces y respondes mis llamadas o...—Laura se quedó desconcertada. Nunca había regañado a Louisa porque nunca había hecho nada así que tuvo que pensar en un castigo—. Tendrás un castigo. Nada de salir por una semana. Ni con tus amigas, ni con Lily. De la escuela directo a casa y ya.
—Es lo que hago siempre. Solo he salido varias veces la última semana.
—Ni con Melody dos fines de semana. Nos acompañaras con los abuelos estos siguientes fines de semana.
—¡Pero mamá!—dijo Louisa con ganas de llorar.
—No me dejas otra opción. Y tu padre me apoya, ¿verdad Daniel?
—Si Louisa—dijo Daniel tapando el auricular del teléfono—. Ha sido muy irresponsable de tu parte. Y tus abuelos están contentísimos por verte.
Louisa furiosa se fue directo a su cuarto y cerró la puerta de un golpe. Se tiró en la cama y lloró hasta que se cansó. Cuando se calmó se puso a pensar en Angelo, en su sonrisa y su buen humor regresó un poco. Pero se dijo a sí misma que no podía volver a hacer lo que había hecho, tenía que alejarse de Angelo para poder asimilar la situación y hacer que a su madre se le bajara el enojo.

•Narra Adele•

Se separó un poco, solo un poco de mí para verme a los ojos. Dejé escapar las lágrimas que me impedían verlo con claridad y tomé su rostro.
—Te extrañé Simon—le dije en un susurro. Temiendo que el simple hecho de levantar la voz me despertara de este hermoso sueño, arruinara este hermoso momento—. Extrañé tenerte tan cerca de mí y tus besos, tu amor.
—Estoy tan arrepentido de haber actuado como un imbécil y de haberte ignorado—también soltó unas lágrimas—. A ti y a los niños.
Volví a darle un beso, corto pero solo quería sentir sus labios sobre los míos de nuevo. Nuestras respiraciones estaban mezcladas de lo juntos que estábamos. Pude ver su aliento del frío que estaba haciendo. Me recosté sobre su pecho y volteé a ver la chimenea intentando que el calor del fuego se impregnará en mi cuerpo. Entonces una punzada de dolor en la cabeza me hizo soltar un pequeño grito ahogado. Simon se separó de mi asustado. Apreté los ojos con fuerza y toqué mi cicatriz.
—¿Estás bien?—dijo poniendo su mano sobre la mía.
—Me dolió un poco...—dije sintiendo como se disipaba el dolor.
—¿Necesitas alguna pastilla?
Asentí apretando los labios por el dolor.
—La caja azul, una.
Simon se levantó rápidamente y fue hasta la mochila. Sacó las pastillas y se sentó de nuevo al lado de mi. Me dio la pastilla y la botella de agua. La tomé esperando a que pasara por mi garganta. Le di la botella y después de dejarla a un lado volvió a abrazarme.
—Lamento haberme convertido en otra persona...—dijo Simon—. Pero sabes que me gustan las cosas inalcanzables. Me parecía inalcanzable ser el jefe y me cegué para poder conseguirlo. Lo lamento. Es una de las peores decisiones que he tomado.
Ya no dije nada, solo me recosté en su hombro.
Sentí su mano en mi barbilla y volteé a verlo. Me besó y yo cerré los ojos para que el dolor desapareciera, para solo pensar en el hermoso beso que me estaba dando. Ese besó empezó a despertar tantas emociones que habían permanecido dormidas todos estos años. El aire me faltó y tuve que romper el beso.
Vi los labios de Simon, ambos con las respiraciones agitadas. Tomé su rostro y lo vi a los ojos. Tomó mi mano y la besó, después me besó de nuevo en los labios y sentí como mi corazón empezaba a latir bastante fuerte. Acelerado de emoción, excitación. Quería a Simon, quería sentirlo de nuevo tan cerca como no lo sentía hace años y me alegró ver que él quería lo mismo.
Sin dejar de besarme puso sus manos en mi abdomen debajo de mi abrigo y mi blusa y sentí un escalofrío en toda mi espalda. Mi cuerpo empezó a temblar pero no de frío.
Simon empezó a levantar mi blusa. Sin dejar de besarlo y sin abrir los ojos me quité el abrigo y levanté los brazos para que quitara mi blusa. Nos separamos y me despojó de la prenda. Abrí los ojos y lo vi, viéndome fijamente con la boca entreabierta y la respiración entrecortada. Me mordí el labio inferior y lo tomé del rostro para acercarlo a mí y besarlo de nuevo.
Poco a poco las prendas fueron desapareciendo, dejándonos al descubierto. Con gentileza empezó a recostarme en el sofá. Se puso sobre mi sobre mí y empezó a acariciar mis piernas, de ahí subió a mi cintura y después mi espalda haciéndome suspirar y volverme loca. Estaba tan excitada que no me di cuenta de cuando quitó mi sostén y empezó a acariciar mi pecho. Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje a mí para besarlo mientras seguía acariciándome. ¡Dios! Había olvidado lo bien que se sentía tenerlo tan cerca, tener sus manos sobre mi cuerpo, su aliento mezclado con el mío.
Bajó y me quitó las bragas. Sentí su mano en mi entrepierna y gemí al sentir sus labios en mi abdomen y bajando hasta lugares que solo él conoce bien. Lo detuve, me volteó a ver confundido y agitado. Me senté y lo besé con pasión mientras quitaba su ropa interior.
Cuando por fin estábamos completamente desnudos se recostó sobre mí haciendo espacio entre mis piernas. Entró lentamente en mi haciéndome soltar un gemido y sentir un dolor extrañamente placentero. Nos quedamos quietos un minuto, viéndonos, besándonos, sintiéndonos. Después Simon comenzó a moverse dentro de mí y yo no pude hacer otra cosa que gemir, soltar suspiros, susurrar su nombre y abrazarlo para acercarlo a mí lo más que pudiera. Escuché sus suspiros en mi oído y hundí mi cara en su hombro cuando empezó a aumentar su ritmo. Abracé su cintura con mis piernas para sentirlo aún más.
Me sentía en las nubes, no estaba en este mundo, estaba en un universo desconocido, solo Simon y yo. Simon besó mi cuello, mi oído, mi mejilla, mis labios. Luego se levantó y me sentó sobre sus piernas. Lo tomé del rostro.
—Simon...—susurré entre suspiros mientras lo sentía entrando y saliendo de mi—. Te amo... Te amo... ¡Ah!—me arqueé al sentirlo aún más dentro. Besó mi pecho y me abrazó con fuerza.
—No sabes... Lo mucho...—comenzó entre besos—. Que extrañé esto.
Su ritmo empezó a aumentar a tal grado que no pude hacer mucho, solo me dejé caer sobre su hombro y gemí hasta que llegué, solo pocos segundos antes que él.
Agitados, sudados, cansados, nos quedamos abrazados y esperando a que nuestras respiraciones se calmaran. Salió de mí y me recostó para recostarse a mi lado. Me abrazó y besó mi cuello y mi espalda. El fuego frente a nosotros ya no era nada comparado a nuestros cuerpos. Me quedé viendo las llamas con una sonrisa y los párpados pesados.
—Te amo—me susurró y sonreí aún más.
Tomé su mano. La besé y la puse cerca de mi corazón.
—¿Sientes eso Simon?—dije volteándolo a ver—. Eso es lo que me haces cuando eres tú. Mi corazón se vuelve loco. Por favor, por favor no vuelvas a irte de mi lado.
—No lo haré—me volteó para que quedara de frente a él. Besó mi cabello y recargó su cabeza en la mía—. No lo haré porque tú causas lo mismo en mi. Te amo Adele, te amo demasiado.
Me quedé acariciando su pecho, el sueño amenazaba con vencerme. Entonces recordé las indicaciones del doctor.
—Tengo que quitarme la venda—susurré. Simon me tenía abrazada así que no podía mover mis brazos.
Con cuidado Simon movió mi cabello y quitó la venda despacio. Me besó y volvió a abrazarme.
—Tenía tanto miedo. Cuando vi la pistola apuntándome, cuando desperté y no había nada en mi mente, cuando estaba en el hospital encerrada en mi propio cuerpo sin poder moverme. Tenía miedo de no poder hacerlo. Aún más miedo que después del accidente. Tenía miedo de no recuperarte y de no poder seguir con mi vida, con nuestros hijos.
—En serio lamento tanto haberme ido. Yo también tenía miedo. De perderte, de que no nos recordaras. Tenía miedo de vivir sin ti. Encontraremos al culpable Adele, y habrá justicia.
—Ya ni siquiera me importa—dije cerrando mis ojos y acercándome más a él—. Ya te encontré a ti de nuevo, te tengo de vuelta y es lo único que me interesa.
Poco después de eso me quedé dormida.

•Narra Simon•

Me levanté con cuidado de no despertar a Adele. Fui a la habitación y tomé una cobija. La sacudí y me la llevé a la sala. Cubrí a Adele para que no se resfriara. Me acosté a su lado y la abracé.
Ese privilegio de tenerla entre mis brazos, de admirar su cuerpo, de hacerla mía, es lo que me da ánimos para seguir. No sé cómo llegué a pensar la opción de dejarla. No podría vivir sin esta hermosa vista de su rostro relajado a mi lado, sin sus besos, sin su aroma, sin Adele o mis hijos. No podría soportarlo.
Me quedé dormido poco después.

Desperté al sentir que Adele se movía. Volteé a verla y vi que me estaba sonriendo y que un rayo de luz le iluminaba la mitad de la cara. La moví un poco para que no le molestara el sol.
—No fue un sueño Simon—dijo adormilada—. Creí que había sido un sueño.
—No no lo fue—dije y le di un beso—. Buenos días.
—Extrañaba despertar entre tus brazos.
—Yo también extrañaba despertar y tenerte entre mis brazos.
Nos quedamos un buen rato así abrazados y dándonos besos.
—¿Qué hora es?—me preguntó.
—Las...—me estiré un poco para alcanzar mi celular—. Siete de la mañana.
—Deberíamos irnos, para ver cómo están los niños.
—Estarán bien. Tranquila. Vamos.
Asintió.
Nos levantamos, nos vestimos y después de estar listos nos fuimos directo a la camioneta.
—Prométeme que volveremos pronto—dijo viendo hacia atrás mientras nos alejábamos por el sendero.
—Claro que lo haremos. Lo prometo.

Llegamos en una hora a casa. Adele se fue directo a la habitación de Angelo, yo a la habitación de Melody.
Toqué a la puerta.
—Melody, cariño, hemos llegado.
—Pasa...—escuché su voz adormilada.
Entré y la vi en su cama. Es sábado y son las ocho apenas.
—Buenos días—dije sentándome a su lado.
Se sentó y después de estirarse sonrió.
—Buenos días—dijo después de un bostezo—. ¿Cómo les fue?
—Muy bien. Tú madre y yo ya estamos bien.
—¿Es en serio?—dijo alegre—. ¡Es lo mejor que pudiste decirme!—me abrazó por el cuello—. ¡Oh papá que feliz estoy por ustedes! Gracias por volver.
—Yo también estoy muy feliz Melody. Los extrañé mucho—le di un beso en la mejilla.
—¿Y mi mamá?
—Con Angelo.
Melody se quedó viendo la puerta y seguí su mirada. Adele había pasado rápidamente hacia las escaleras. Ambos salimos de la habitación.
—¿Qué sucede?—le pregunté. Adele iba a media escalera.
—Angelo tiene el ojo morado y golpes por toda la cara—dijo entre enfadada y preocupada.
Volteé a ver a Melody y su mirada de sorpresa me dejó ver que no sabía nada. Fui a la habitación de Angelo. Estaba sentado en el filo de la cama.
—¿Qué pasó Angelo?
Volteó a verme y en efecto, tenía el rostro destrozado.
—Una pelea. Nada grave. Oye, en verdad la contestaste ¿eh? Me vio así y no me castigó ni nada—dijo con una sonrisa.
—Ay Angelo. Eres un caso perdido. Ven, vamos a llevarte al doctor.
Adele entró en ese momento con una bolsa de hielo y el botiquín del baño.
—Ten, sostén esto en lo que le pongo el hielo—me dio el botiquín.
Adele se sentó frente a Angelo.
—Ayer me curaron y todo eso—dijo Angelo antes de quejarse por el hielo.
—¿Quién te hizo esto? Simon pásame el desinfectante—se lo di.
—Robert. Ya sabes, lo de siempre.
—Tienes que alejarte de ese chico...
—¡Ouch! Mamá, cuidado—dijo Angelo.
—Lo siento... Owww ven aquí—abrazó a Angelo y él confundido le devolvió el abrazo a su manera. Sonriendo me levantó el pulgar y articuló un "gracias".

•Narra Melody•

—¿Dónde te metiste ayer? La tía Laura me llamó histérica—le dije a Louisa por video llamada.
—Fui con Lily y se me fue el tiempo pero no escuché el celular y adivina quien está castigada.
—¿Disculpa? Creo que no escuché bien.
—Si si lo hiciste. Yo, Louisa Dockrill, estoy castigada.
—Wow–dije en verdad sorprendida—. ¿Y cuál fue el castigo?
—Tener que ir con los abuelos.
—¿No vendrás mañana?
—No, ni el próximo fin de semana. Muero. Es decir, amo a mis abuelos pero no soporto escuchar una y otra vez las historias de mi abuelo y la granja y el olor a humedad de la sala de mi abuela.
—Owww Lou...
—Lo sé, pobre de mi. ¿Y tú? ¿A qué hora te vas?
—En media hora. Theo vendrá por mi. Quería que me ayudaras.
—A la próxima te voy a cobrar Melody.
—Jajajaja lo siento.
—Bueno, a ver, ¿cuales opciones de atuendo tenemos hoy...?

Después de arreglarme me despedí de mi madre y mi padre. No le dije que iría con mi novio porque ni siquiera sabe que tengo uno y estaban muy ocupados en investigar a Angelo y en llevarlo a que le revisarán el ojo que no se le veía nada bien.
Theo llegó a la hora indicada y me fui con él a su casa. Dijo que sus padres querían invitarme a comer y que aún me debía ver esa película que habíamos quedado.

—Mi madre es vegetariana pero yo amo la carne al igual que mi padre. Si hay alguna pelea por favor discúlpame—dijo estacionando su coche en el garaje.
—Tranquilo jaja. Estoy acostumbrada a peleas en la mesa. Mi hermano y yo solemos ser los protagonistas.
—Bueno jaja. Solo quería disculparme de antemano.
Me abrió la puerta y me ayudó a bajar. En cuanto entramos una flecha de juguete casi lo golpea en la frente. Asustada vi la flecha pero él parecía estar acostumbrado a ese tipo de ataques.
—¡Fallaste!—gritó al aire. Entonces vi a su hermano saliendo de una esquina.
—Rayos...—dijo enfadado y salió corriendo con arco en mano hacia la sala.
—Lo lamento. Gracias a dios que no te dio a ti.
—¿Siempre lo hace?
—Siempre. Al principio lo lograba, justo en la frente. Pero uno se acostumbra y toma práctica. Gracias a él tengo buenos reflejos.
Entonces una flecha lo golpeó en el hombro.
—¡Si!—celebró su hermano y no pude evitar soltar la carcajada.
—Buenos reflejos—dije riendo.
—No cuenta, no estaba viendo. Mejor vamos jaja.

Llegamos hasta el comedor donde ya estaba puesta la mesa. Su madre salió de la cocina con un plato enorme lleno de papas.
—Hola hola—dijo sonriente. Dejó el plato y me abrazó—. Bienvenida querida Melody, siéntate donde quieras. En un momento vendrá Fred. ¡Tommy! A comer.
Me senté al lado de Theo. Su padre me saludó de la misma manera y su hermano se sentó al otro lado de Theo sin siquiera ver la silla, estaba ocupado llenando una pistola de Nerf con balas naranjas.
—Que bueno que viniste Melody—dijo la madre de Theo sirviéndome aún más comida—. Estamos muy contentos de tenerte con nosotros.
—Gracias por invitarme—dije sonriendo.
—Claro, como no estar contento de tener a la hija de una gran estrella en nuestra mesa—dijo su padre.
Sonreí un poco incómoda.
—Y como novia de nuestro pequeño...
—Mamá—dijo Theo.
—¿Qué? Estoy muy contenta de que seas novio de esta pequeñita. ¿Acaso eso está mal?
—Y dime, Melody, ¿cómo sigue tu madre?—me dijo Fred.
—Mejor, gracias.
—¿Es cierto eso de que se va a divorciar de tu padre Mely querida?
—No—dije un poco molesta—. No es cierto.
—Que bueno. Con eso de que no estaba en las fotos...
—Oye Melody. ¿Tú madre tiene en mente otro álbum? Sus discos son los más vendidos en las tiendas últimamente. Sería muy bueno que saque otro...
—La verdad no...
—¡Imagínate! Si hace otro y graba unas cuantas canciones para una versión especial con nuestras tiendas. Podríamos hacer un buen trato.
—Con tan hermosa voz como no va a vender tantos discos—dijo la madre de Theo.
Estaba muy muy incómoda. Estaba pasando lo que siempre pasa. Me usaban para información de mi madre y Theo no decía nada. Volteé a verlo.
—¿Qué tal si voy por el postre?—dijo nervioso.
—Claro querido claro.
—¿Por qué no le preguntan a Melody sobre su presentación a próxima semana? Hará una audición para presentarse en el Royal Albert hall—dijo antes de ponerse de pie e irse a la cocina.
—¿En serio Melody?
—Si...—dije picoteando mi comida—. Será el lago de los cisnes.
—¿Y tú madre va a cantar o asistirá?—dijo el padre de Theo.
—Pium Pium—Thomas empezó a disparar a todos lados. Esquivé una bala.
—Mi madre no...
—¿Te imaginas? Que tu madre cantara en tu presentación. ¡Hermoso!
—Si—dije harta. Me limpié la boca con la servilleta y me puse de pie—. Gracias por la comida pero recordé que tengo que irme con mi madre—hice énfasis en las últimas palabras y salí del comedor. Una bala rozó mi oreja.
Estaba muy enfadada, caminé decidida hasta la entrada principal y saqué mi celular para llamar a David pero, al salir lo vi parado en la calle de enfrente. Iba a bajar las escaleras cuando sentí que me tomaban del brazo.
—Melody, espera—dijo Theo.
—Ya no lo soporto Theo. Tus padres están peor que los paparazzis y tú no los detuviste.
—Lo siento Melody. En serio. Por eso fui por el postre para que dejaran de hablar y...
—Tengo que irme Theo—dije soltándome de su agarre.
—Espera...
—¡Te lo dije!—volteé enojada—. Te dije que siempre pasaba lo mismo. Creí que iba a ser la excepción pero no, siempre es lo mismo.
Corrí, corrí hasta la camioneta y me subí sin ver a Theo.
Me puse a llorar del coraje y la decepción en el camino a casa.
Al llegar a casa cerré de un portazo. Angelo apareció en el recibidor con un pedazo de carne en el ojo.
—¿Qué suce...?
—Nada—dije enojada.
—¿Qué te hizo el noviecito?
—¿Qué novio?—dijo mi padre viéndome confundido.

...
Aquí está el capítulo 31. Comenten por favor :)
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