Love me like you do-Cover Nicole Cross
Esa misma noche, en el último vuelo que salía hacia México, iba de regreso con mi familia. Apenas y había tenido tiempo de hacer una pequeña maleta pero no estaba dispuesta a dejar que pasara un día más. No quería darle oportunidad a Damián para que siguiera pensando en esa absurda ideffa del divorcio.
Antes de subir al avión, Tadeo me había abrazado como llevaba semanas sin hacerlo.
—Sabía que recapacitarías, esto es lo mejor, ellos son lo que necesitas—murmuró.
—Lo sé, lamento tanto haberles hecho pasar un mal rato. Gracias por estar a mi lado a pesar de todo, por ser un increíble hermano—las lágrimas no habían parado de salir de mi rostro en toda la noche.
—Gracias por llegar a nuestra vida, créeme no te desharás tan fácil de nosotros. Estaremos molestándote por el resto de tu vida.
—Eso espero...
Después de abrazar y repartir besos a todos, darles las gracias por ser tan increíbles personas y acompañarme en estos últimos años, subí al avión que me llevaría a mi destino, a mi esencia. Sería el vuelo más largo de mi vida.
16 horas de vuelo y 2 escalas me tenían con los nervios a flor de piel, llegué finalmente a media mañana. Nadie sabía que vendría, no me dio tiempo de avisarles por lo que me sorprendió encontrarme a mis padres esperando por mí.
—Fue una grata sorpresa recibir esa llamada de tu ángel guardián—murmuró mi padre, haciendo referencia a papá Joe, pues ellos realmente creían que los Ferrer fueron ángeles guardianes en mi vida.
Me estrechó en sus brazos y me llenó de besos. Dios, no había nada mejor que esto.
—Me alegra saber que no te tomo tanto tiempo descubrir quién habita en tu corazón—agregó mamá conmovida.
—Solo tenía que poner las cosas perspectiva, pero estoy lista para recuperar mi vida—aseguré.
—¿Qué esperas? Vamos, que tu esposo y tu hija esperan por ti, corazón—apremió mamá. Asentí y emocionada fui al encuentro con los amores de mi vida.
—¿Él lo sabe? —Averigüe.
—No, solo nosotros. Esta mañana nos llamaron tus padres, decidimos venir sin decirle a nadie, queremos que sea una sorpresa. No tienes idea de cuánto te echamos de menos, de cuanta falta nos haces a todos, mi amor.
—Lamento tanto haberlos hecho sufrir—murmuré con arrepentimiento.
—Eso ya no importa, cielo. Es parte de todo... lo cierto es que dimos cosas por hecho, sin tomar en cuenta lo que significaba para ti tal descubrimiento, sin ponernos en tu lugar sobre lo mucho que habías sufrido estos dos años. Seguiste con tu vida, fuiste valiente y no te dejaste caer, eso es de admirar, mi niña y no tienes idea de lo orgullosos que estamos de ti...—dice mamá, absolutamente emocionada.
—No hay manera de que podamos culparte por tu actuar... reaccionaste como cualquiera lo hubiera hecho en tu situación, hija y como dice tu madre, no podemos estar más que orgullos por salir adelante después de lo que viviste. Así que no nos queda más que decirte, que aproveches esta segunda oportunidad que la vida te dio... ¡vive, mi niña! —Y escucharía las palabras de papá, viviría y disfrutaría cada momento junto a los que más quería.
***
No sé qué hizo mamá exactamente, pero había conseguido que viera a Damián en nuestra casa, pues desde que me fui habían estado quedándose con sus padres. Según ella, necesitamos tiempo para hablar y lo mejor sería hacerlo a solas, estuve de acuerdo, aunque moría por ver a mi hija.
Mi corazón latía con fuerza cuando aparcaron frente a esa construcción que era mi hogar, que era mi lugar en el mundo... esa casa que estaba impregnada de momentos maravillosos, tristes pero esos mismos la hacían tan especial, tan única. Deseaba con todo mí ser convertirla de nuevo en ese refugio, que estaba segura, fue durante los dos años increíbles que estuve con Damián. Me despedí de mis padres, quienes me infundieron valor hasta el último momento con palabras cariñosas, antes de marcharse.
Respire varias veces antes de caminar hacia la puerta. Estaba muy nerviosa, no tenía idea de cómo saldrían las cosas, de si Damián ya había tomado una decisión y no me escucharía. Toqué con timidez, esperando que sea suficiente para que lo escuchara y cuando momentos después sus pasos del otro lado se dejaron oír, largué un último suspiro intentando controlar mi respiración acelerada así como el golpeteo frenético de mi corazón. Ni siquiera lo había visto y provocaba todo ese mar de emociones en mí.
No hay palabras para describir su rostro cuando abrió y me vio parada ahí. Estaba totalmente sorprendido. El momento quedó suspendido en el tiempo... ninguno era capaz de reaccionar, él porque no esperaba en absoluto encontrarme allí y yo porque todo lo que quería decirle, simplemente no salía de mí, estaba totalmente deslumbrada por tenerlo enfrente de mí, por poder perderme en esos ojos azules tan cálidos que eran mi hogar.
—Hola...—murmuré después de infundirme valor.
Cerró los ojos un segundo, como no creyendo lo que veía.
—Valeria...—la palabra salió como un suspiro de sus labios y un escalofrío recorrió mi cuerpo, amaba como se escuchaba mi nombre en él.
—¿Puedo... puedo pasar? —Pregunté con una pequeña sonrisa después de un momento de silencio. De verdad que no se esperaba esto, estaba en shock.
Asintió, haciéndose a un lado, sin despegar su preciosa mirada de mí.
—¿De verdad eres tú? —Su pregunta me hizo sonreír. Le parecía tan inverosímil... se me ocurrió una manera de demostrarle que estaba aquí, que había venido por él.
Acaricié su mejilla y con suavidad pegué mis labios a los suyos, tardó un par de segundo en reaccionar y rodear mi cintura con sus brazos, pegándome a él. ¡Santos Dios! No había nada mejor que esto, que estar en sus brazos, que saborear sus labios. Cuando el aire comenzó a faltarnos, pegó su frente a la mía. Ambos jadeantes, con los ojos cerrados, disfrutando de ese momento único, no había necesidad de hablar, la electricidad que corría entre nosotros lo decía todo.
No sé cuánto tiempo estuvimos así... pudieron haber sido horas y no me importaría, lo tenía junto a mí, nada era mejor que eso. Pero necesitamos hablar, necesitaba dejarle en claro que lo elegía, pedirle perdón por herirlo... había tanto que decir.
Deposite un rápido beso en su mejilla y tomando su mano, lo arrastre hasta el sillón más cercano.
—Necesito que me escuches...—asintió sin decir nada, con una sonrisa en su rostro—. Primero que nada, perdón por haber estado tan ciega, por herirte y herir a nuestra hija en el camino—hizo amago de decir algo, pero lo detuve—. Fue así, Damián y aunque no era mi intención, fue así... pero todo tenía una razón, tal vez no era lo mejor, sin embargo, creía que era lo más correcto, lo más honesto.
"Cuando volví, lo último que me esperaba era encontrarme con esto, con ustedes... fue un verdadero shock para mí y estaba aterrada, mi mayor temor siempre fue no saber cómo encajar mi antigua vida con la que estaba construyendo y resulta que fue exactamente lo que ocurrió. Y ahora que veo todo en perspectiva, sé que me estaba aferrando a Martín porque era lo que me daba seguridad, lo que conocía pues apenas llevábamos seis meses juntos, era absurdo que si quiera pensemos en boda...—sabía que Martín no era un tema del cuál a él le gustara escuchar pero era parte de todo—. Lo cierto es que, incluso antes de saber de ustedes, me había resisto mucho a aceptarlo. Estuvo meses a mi lado siendo mi amigo, dándome el espacio necesario para acostumbrarme a mi nueva realidad... en mi interior yo sentía que alguien me necesitaba, que tenía que volver y cuando me cansé de esperar, que mis recuerdos volvieran, que los detectives encontraran algo... decidí seguir con mi vida. En ese momento pensé, ha pasado más de un año, si alguien hubiera estado buscándome, si tenía a alguien especial en mi vida, seguramente avanzó, me superó—ni bien había terminado de decir lo último, Damián negó.
—Eso nunca, si hubiera sabido que estabas viva, hubiera movido cielo, mar y tierra para encontrarte—aseguró y estaba convencida que hubiera sido así.
—Lo sé, pero ni ustedes tenían manera de saber, ni yo podía recordar... fue una situación fuera de lo común. La cosa es que cuando decidí darle una oportunidad a Martín, yo estaba convencida de que era lo mejor, de que no podía seguir dependiendo de mi pasado y había dado por hecho que lo amaba, que lo que sentía por él era lo suficiente para aceptar ser su esposa, aunque en el fondo sabía que solo acepte para tener algo de seguridad, pues justo me lo pidió antes de encontrarme con ustedes, cuando supimos lo que había pasado. Pero ni en mi más increíble sueño imaginé esto, encontrarme con una vida hecha. No sabía que edad tenía exactamente pero suponíamos que no debía pasar de los veintipocos y eso nos hizo asumir que tenía la vida de una joven común, creo que mis padres nunca pensaron que pueda estar ya casada y con hijos—sonrió ante mis palabras.
—Sí, no era fácil de imaginar, lo cierto es que siempre tuvimos cuidado pero en un descuido... bueno, ahí tienes a nuestra Mel. ¿Sabes? Mamá Tina siempre dijo que por algo sucedían las cosas y con todo esto, tengo claro por qué Dios nos envió a nuestra hija tan pronto. Ella te hizo volver a nosotros, ella nos dio fuerza para continuar mientras te creíamos perdida... ella es la luz que ilumina nuestras vidas—y no podía estar más de acuerdo, eso significaba nuestra Mel, nuestra princesa.
—La cosa es, Damián, que aunque desde el primer momento que te vi causaste sensaciones desconocidas en mí, tenía miedo, muchísimo. No quería renunciar a mi nueva realidad. Además estaba confundida pues no sabía que significa Martín en mi vida, que significabas tú... cuando estuvimos juntos, cuando me entregué a ti sin siquiera dudar, comprendí que era a ti a quien quería, que los elegía. Pero aún estaba Martín en el medio y lo cierto es que, también sentía algo por él...—tenía que ser honesta, aunque me parta el corazón ver lo que mis palabras le estaban causando—. Todos daban cosas por hecho, todos creía que tenía que hacer lo correcto y quedarme junto a ustedes pero... no quería hacerlo si eso significaba no poder entregarles lo que se merecen, si una parte de mi aún dudaba, tenía que asegurarme que realmente lo hacía porque era lo que mi corazón quería, porque lo deseaba y me fui... Bruno supo lo que estaba haciendo y me insistió en que te dijera la verdad, que era una especie de prueba, pero yo no quería ilusionarte, ilusionar a nuestra Mel, pues si al final resultaba que quería más a Martín de lo que imaginaba, los decepcionaría aún más y sería peor... creí que podría manejarlo, rogaba porque cumplieras tu palabra y aunque sonara egoísta, cruel, porque me esperaras.
"Y ¿sabes? Desde el primer momento que pise Valencia, cuando me encontré con Martín lo supe, era tú, siempre fuiste tú y no veía el momento de regresar junto a ustedes, a mi hogar. Sin embargo, por un problema en su trabajo él tuvo que salir de viaje el mismo día que llegue y no ha regresado, no podido hablar con él, no he podido cerrar ese capítulo de mi vida... cuando ayer mencionaste el divorció, enloquecí Damián, no podía permitir que si quiera lo consideraras. Tome el primer vuelo hacia aquí, tenía que asegurarme que supieras que te amo, que mí corazón te elige y que si me aceptas de vuelta, quiero continuar con esa maravillosa vida que teníamos junto a nuestra hija... y aunque no los recuerde completamente, quiero crear nuevos y maravillosos momentos junto a ustedes—termine, con el corazón a mil por la emoción y expectación.
Le tomó largos minutos asimilar mis palabras pero cuando una enorme sonrisa apareció en sus rostro, lo supe. Mi vida y la suya estarían ligadas hasta que uno de nuestros corazones dejara de latir, incluso después.
—¿Tienes idea de cuentas veces soñé esto? ¿De lo mucho que le pedí a Dios que sucediera? Te amo, princesa, siempre ha sido así y te prometo que aún si no recuerdas aquellos preciosos momentos que vivimos juntos, lo haremos desde cero. Comenzando de nuevo, construyendo nuestra historia sobre lo más puro que tenemos, nuestro amor, nuestra familia—las lágrimas recorrieron mi rostro mientras escuchaba esas dulces palabras que me hacían volar.
—Te amo, Damián—murmuré, enredando mis dedos en su cabello, pegando mis labios a los suyos.
—Te amo, mi Val, mi vida—suspiro sobre mis labios antes de fundirnos en un beso lleno de amor, de ilusiones. Con el sentimiento a flor de piel, con la sensación de que estas en casa, en tu lugar en el mundo. Justo así me sentía en sus brazos.
Y me entregué a él de nuevo, con plena conciencia de que es lo quería, lo que tanto ansiaba. Sin culpas, sin sentimientos no expresados solo viviendo ese amor tan fuerte que nos unía, que sobrevivió esa larga e interminable espera, a esa prueba que el destino nos puso. Estaba segura que después de esto, sería muy difícil que algo pudiera separarnos pues lo nuestro era de acero, inquebrantable.
***
—Esto es un sueño, preciosa... —dice, apretándome en sus brazos. Suspiré, escondiendo mi rostro en su cuello, inhalando su aroma, guardándolo en mi memoria—. ¿Sabes? Tengo algo que confesarte—levante mi mirada hacia él, curiosa por su tono—, ofrecerte el negocio fue plan con maña, era una especie de prueba también, si aceptabas sin más quería decir que no querías que luchará por ti y aunque me doliera el corazón, estaba preparándome para darme por vencido. Sin embargo, sabía que aunque tú no te dieras cuenta, aún te importábamos, lo supe en el momento que te derrumbaste en mis brazos el último día que hablamos y quise ejercer algo de presión, asustarte... no sé cómo explicarlo correctamente sin que suene a chantaje, porque tampoco quería eso, al contrario, entendí que no podíamos obligarte a estar junto a nosotros, que tenía que nacerte... —intento explicarse, pero le entendí de inmediato. Fue su manera de luchar, jugó su última carta y salió vencedor.
—Pues funcionó, porque no espere ni un momento más antes de regresar. Sabía que si dejaba pasar más tiempo tú ibas a rendirte, podía perderte y eso sólo no iba a permitirlo...
—Y no tienes idea de lo feliz que soy por eso—compartía el sentimiento, me sentía plena, completamente feliz.
—Sin embargo, tengo que regresar Damián, necesito cerrar ese capítulo de mi vida. Si quiero comenzar de nuevo a tu lado, no quiero que nada se interponga.
—Lo sé. Pero déjame acompañarte, por favor. No soportaría saberte lejos ahora que tengo de nuevo tu corazón—pidió.
—Si, ven conmigo, vengan conmigo. Quiero que conozcan lo que ha sido mi vida este par de años... además, quiero que mi princesa vea la sorpresa que le tengo.
—Oh, no se lo recuerdes. Ha estado de gruñona al respecto—reí ante sus palabras, ya imagino a mi princesa, impaciente por su sorpresa—. Es igual a ti en ese sentido.
—La extraño tanto, muero por tenerla en mis brazos—murmuré.
—Déjame disfrutarte un momento más porque nuestra hija es una acaparadora y no te comparte con nadie—suelto una carcajada ante eso pues era totalmente cierto. Mi Mel no se separaba de mí.
—No tienes idea cuanto extrañe ese sonido—dice, acariciando mi mejilla con suavidad. Largue sus suspiro, perdida en ese azul hermoso que es su mirada, completamente enamorada.