Entre Ángeles y Demonios: La...

By BeluRomiara

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Eldar despierta de una pesadilla el día de su cumpleaños y descubre que fue algo más que una pesadilla. A par... More

Capitulo 1 - El Príncipe Oscuro
capitulo 2 - Despertar (parte I)
Capítulo 2 - Despertar (Parte II)
Capitulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte I)
Capítulo 3 - El Consejo de las Sombras (Parte II)
Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)
Capítulo 4 - El ataque (Parte II)
Capitulo 5 - Eldar y el Consejo
Capitulo 6 - Lyra (Parte I)
Capítulo 6 - Lyra (Parte II)
Capitulo 7 - Contactos (parte I)
Capítulo 7 - Contactos (Parte II)
Capitulo 8 - Muchas cosas a ala vez (Parte I)
Capítulo 8 - Muchas cosas a la vez (Parte II)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte I)
Capítulo 9 - Un viaje lleno de peligros (Parte II)
Capítulo 10 - La tierra Oscura y las traiciones (Parte i)
Capítulo 10 - La Tierra Oscura y las traiciones (ParteII)
Capítulo 11 - La Ciudad de LAs Sombras (Parte I)
Capítulo 11 - La Ciudad de Las Sombras (Parte II)
Capítulo 12 - Huyendo del Castillo (Parte I)
Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte I)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte II)
Capítulo 13 - Secretos Revelados (Parte III)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte I)
Capítulo 14 - Entre Ángeles y Demonios (Parte II)
Capítulo 14 -Entre Ángeles y Demonios (Parte III)
Capítulo 15 - El portal Infernal (Parte I)
Capítulo 15 - El Portal Infernal (Parte II)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte I)
Capítulo 16 - Muerte y Redención (Parte II)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte I)
Capítulo 17 - El Regreso (Parte II)
Capítulo 17 - El regreso (Parte III)
Capítulo 18 - Momentos Cruciales
Capítulo 19 - De Vuelta al Ruedo
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (Parte I)
Capítulo 20 - Dos pájaros de un tiro (ParteII)
Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte I)
Capítulo 22 - Epílogo

Capítulo 21 - Ordenando el Caos (Parte II)

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By BeluRomiara

La noche era un manto oscuro lleno de estrellas que Alex podía ver desde la ventana de la casa de Súmmum. Si miraba entornando los ojos, las estrellas se disparaban en ases de luces tornasoladas. Un cartel de neón desparramaba sus luces de colores sobre la fachada del edificio de enfrente. Se preguntó como sería la gente que vivía allí; se imaginó familias compartiendo la cena, mirando la televisión o simplemente manteniendo una charla. Cualquiera de esas opciones, eran cosas que ella no podría hacer. Desde que se convirtió en cazadora siempre supo que no podría formar una familia, pero de alguna manera , en algún rincón de su corazón, guardaba una pequeña luz de esperanza. Ahora ya no tenía caso pensar en eso. Los vampiros no tenían hijos, ni familias, ni casas bonitas. Los vampiros vivían en la oscuridad; solos, ocultos del resto, moviéndose de contrabando entre la gente... escapando del Consejo de las Sombras.

Todo volvería a la normalidad ahora que Bruce estaba muerto. Wolfgann se recuperaba bajo el cuidado de las monjas de un convento que hacía las veces de hospital para los Cazadores heridos por algún demonio. Alma estaba en su departamento tratando de poner las cosas en orden para regresar a vivir allí. Eldar se reencontraba con Lyra nuevamente y Súmmum los acompañaría para protegerlos a ambos. Y ella, ella seguiría sola.

– Es una bella noche.

La voz cálida de Súmmum sonó a sus espaldas. No volteó para mirarlo, pero él sabía que una sonrisa triste se había dibujado en su rostro.

– Siempre será noche para mi.

Súmmum se apoyó en el alfeizar de la ventana muy cerca de Alex.

– Mucha gente vive de noche - dijo Súmmum mirando las luces de colores del cartel.

– Los vampiros también - dijo ella en voz baja.

– Alex, se que esto no es lo que mas deseabas en el mundo - dijo Súmmum buscando las palabras - Pero deberías verle el lado positivo.

– No hay lado positivo.

– Por que ves la mitad del vaso vacío.

– ¿Y cual sería la otra mitad?

Alex lo miraba de frente, con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas.

– El Consejo ha cambiado las reglas, por lo tanto puedes seguir haciendo lo que hacías. Solo que ahora cuentas con un arma nueva y poderosa. Eres mas fuerte, tu resistencia es casi inagotable. Tus heridas sanarán en minutos. Tendrás mas ventaja que el resto de los Cazadores del Consejo.

– Le pedí a Eldar que me mate. No quiso hacerlo, pero guardaba la esperanza de que lo hiciera. No quiero vivir así toda la eternidad. Albergaba la esperanza de que algún día podría tener una familia. Alguien que me espere al regresar a casa.

Súmmum suspiró profundamente y sacudió la cabeza.

– ¿Por qué Eldar y no otro Cazador?

– Porque es mi compañero de armas.

– No - dijo Súmmum limpiando una lágrima que corría por la mejilla de ella - Por que te enamoraste de él y es en los únicos brazos que aceptarías morir.

– No es cierto.

– Alex, no me mientas y no te mientas a ti misma.

– ¡Cierto! No se le puede mentir a un ángel sin que te descubra.

– Tal vez deberías pedir que te cambien de pareja.

– No, no puedo. Prefiero mantener las cosas así.

– Prefieres verlo de lejos a dejar de verlo para siempre.

– Algo así. No se lo digas a nadie. Por favor. Tómalo como un secreto de confesión.

– No soy un sacerdote.

– Eres un Ángel ¿No?

– Si

– ¡Entonces eres superior!

Súmmum meneo la cabeza a ambos lados.

– Esta bien, lo prometo -dijo sonriendo - Entonces eres como todas las mujeres. Una masoquista que prefiere sufrir al lado del chico que ama aunque esté con otra. Pensaba que eras menos vulnerable.

– No es tan así, pero de alguna manera tienes razón. Al principio sentí rechazo por él. Después, cuando corrimos todos esos peligros, me di cuenta que era el mejor compañero que había tenido. Creo que de alguna manera él hizo cosas por mi que nadie había hecho. Su manera de mirarme cuando me salvó de los espectros del barranco... sentí que si moría en sus brazos sería una muerte honorable.

- ¿Él lo sabe? - dijo Súmmum  estudiando la expresión de Alex - Quiero decir, si sabe que tu...

- Si. Se dio cuenta y me lo planteó cuando nos encontramos en su departamento. Cometí un error ese día.

- ¿Qué error?

- Le di un beso - dijo Alex avergonzada - En realidad fue fugaz, se lo robé. No se por qué me expuse de esa manera. Pero ya está hecho.

- Y él ¿Qué te dijo?

- Fue cuidadoso - dijo ella - Me aclaró las cosas. No quiere lastimar mis sentimientos. Ya le dije que sé cómo son las cosas. Se que ama a esa chica.

– ¿Sabes que Lyra ya se recuperó y que pronto estará aquí con él?

– Se que está recuperada.

– Eldar me llamó hace un rato - dijo Súmmum serio - Vienen para acá. Le dieron el alta a la chica.

– Eso no lo sabía - dijo Alex secando las lágrimas de su rostro con el dorso de la mano - Me alegra que esté bien ¿Pero no debería ir a su casa a terminar de reponerse?

– Ésta será su casa por el momento hasta que el departamento de Alma esté listo.

– No te entiendo.

– No lo sabes aún - dijo Súmmum mirándola con un gesto que a ella le pareció de compasión.

– ¿Qué cosa?

Los ojos de Alex se clavaron en los de Súmmum expectantes. Podía sentir que algo importante estaba pasando, pero en realidad no sabía si quería saber.

– Yo no debería decirte esto y se que Eldar va a matarme cuando se entere que te lo conté.

– Entonces no me lo cuentes - lo interrumpió ella - Si es algo importante él me lo dirá.

El timbre sonó en ese momento y ella se sobresaltó.

Súmmum se alejó de la ventana para abrir la puerta y antes de tomar el picaporte se dio vuelta y la miró detenidamente. Alex ya estaba repuesta y permanecía firme apoyada en la ventana. A simple vista parecía la misma de siempre, solo que un poco más pálida, pero él sabía que algo se había roto en ella. Ella le hizo un gesto con la mano para que abriera la puerta.

El picaporte giró y la puerta del departamento se abrió pesadamente sorprendiendo a Eldar y a Lyra abrazados. Ella se colgaba de su cuello, mientras que él la tenía enlazada por la cintura muy pegada a su cuerpo. Se besaban suavemente y ambos se sobresaltaron cuando Súmmum abrió.

– Lo siento, tardaste mucho en abrir - dijo Eldar sonriendo pero un poco ruborizado.

– Pasen - dijo Súmmum con una sonrisa amplia - Me alegra que estén aquí.

Súmmum le dio a Lyra un abrazo de bienvenida.

Eldar estaba radiante, su semblante era diferente; la expresión de dureza en su mirada se había disipado bastante. Cuando entró, fue directo al sillón a dejar una mochila que cargaba en el hombro, mientras que Súmmum abrazaba a Lyra. Fue entonces que se dio cuenta que Alex estaba junto a la ventana. Sus miradas se cruzaron; hacía días que no la veía y se sorprendió.

– Alex - dijo con una sonrisa cálida - No sabía que estabas aquí.

Alex se acercó a ellos con las manos en los bolsillos traseros del jeans, caminando lentamente. Lyra se desprendía de Súmmum con una sonrisa en ese momento.

– ¡Alex! - exclamó Lyra con un gesto de alegría.

Lyra iba directo a ella. La abrazó afectuosamente, como se abraza a una amiga que hace tiempo que no ves. Por encima de su hombro, Alex posó sus ojos en los de Eldar.

– ¡Que suerte que estás bien! - le dijo Lyra sin dejar de abrazarla - Tengo que darte las gracias por todo lo que has hecho por mi sin conocerme.

Lyra era sincera y Alex lo sabía; y ella en realidad no tenía nada en su contra, no podía culparla por haberse enamorado del chico equivocado. Correspondió a su abrazo sin dejar de mirar a Eldar a los ojos y esbozó una sonrisa.

– Solo hacía lo que se hacer - le dijo apartándola un poco para mirarla de frente - Solo trata de no meterte en problemas otra vez.

Eldar se acercó a Alex y aprovechó que Lyra se apartó para darle un abrazo apretado. El abrazo de Eldar fue como el abrazo que recibes de tu hermano al comprobar que estás bien. Solo eso, pero a Alex la reconfortó como ningún otro abrazo en su vida.

– Me alegra que estés bien compañera - le dijo al oído.

– Gracias.

– No sabíamos que estaba Alex - le dijo Eldar a Súmmum.

– Llegó hace un rato.

– Ya me voy de todas formas.

– No te vayas - dijo Lyra.

– Ustedes seguro tienen cosas de que hablar con Súmmum.

– Nada que tú no puedas saber - dijo Eldar - Eres mi compañera, no tengo secretos contigo y todos los que estamos aquí sabemos que Súmmum es un ángel. Así que todo queda en familia.

Súmmum se sentó en uno de los sillones y los observó a los tres.

– No puedo creer que estemos tan tranquilos . Creí que nunca encontraría la paz nuevamente - dijo Eldar

Se dejó caer en uno de los sillones arrastrando suavemente a Lyra con él. Ella se recostó sobre su hombro y lo abrazó con fuerza.

Alex se dejó caer al lado de Súmmum con aplomo.

– Me da envidia tanto amor - dijo Súmmum mirando a la pareja - ¿Puedo abrazarte Alex?

– ¡Ni lo sueñes!

– De acuerdo, pero salir con un ángel puede darte ciertas ventajas - dijo Súmmum, divertido. Le gustaba hacerla enojar de vez en cuando.

- ¡Aléjate de mi! - lo retó ella sonriendo.

 - ¿Cómo es que llegaron tan tarde? - preguntó Súmmum.

– Es que tuvimos que pasar por lo de Lyra a buscar unas cosas - dijo Eldar - no esperabas que nos dejaran marchar así como si nada. Primero tuve que escuchar un montón de recomendaciones de la madre de Lyra y por suerte el padre estaba trabajando.

– Que malo eres - dijo Lyra .

– No - dijo Eldar guiñando un ojo a Súmmum - ¡De verdad! Luego tuve que sacarme de encima a Erik. Estaba decidido a venir con nosotros y se puso denso como es su costumbre. Tuve que sobornarlo.

– ¿Sobornarlo? - preguntó Alex.

– Si - rió Lyra - Mi hermano le cuesta caro a Eldar cada vez que quiere sacárselo de encima.

– ¿Cómo lo sobornaste? - preguntó Súmmum - Eso es típico de los demonios.

– Cierra la bocota, a veces hay que negociar - dijo Eldar - Tuve que llevarlo en mi moto a la casa de unos amigos para que lo dejaran ir. Cuando volví a buscar a Lyra la encontré abrazada a su madre en una despedida como si el mundo fuera a acabarse esta noche.

– La vida en familia no es fácil - dijo Súmmum - Ya te acostumbrarás.

– Lo que pasa es que mi madre cree que ha perdido a una hija - dijo Lyra - En verdad ha ganado un hijo.

– Y algo más - dijo Súmmum.

Alex miró a Eldar esperando que aclarara a qué se refería el Ángel.

– Alex, lamento no haber estado contigo - dijo Eldar cambiando el tema - No quise fallarte, pero estaba jugando escapismo con Bruce.

– No importa - dijo Ella - Supe lo de Bruce y sus planes de una nueva raza.  Siempre fue delirante ese imbécil. Hubiese ido a ayudarte, pero estaba ocupada muriendo.

La conversación estaba girando en torno al sarcasmo entre ambos, podía notarse que Alex estaba molesta. Eldar por su lado, parecía usar su trato de siempre, pero algo en el tono de la chica le advirtió que las cosas no estaban del todo bien.

– ¡Ok! Entiendo la indirecta - dijo Eldar jugando con los dedos de Lyra entre los suyos - Tendría que haber estado contigo mientras pasabas el momento. Hubiera ido a verte de no ser por que estaba encadenado a un muro.

– Lyra, no te preocupes -dijo Súmmum - Esto es lo normal entre ellos.

– Ya me tengo que ir - dijo Alex levantándose bruscamente del sillón.

Súmmum aniquiló a Eldar con la mirada mientras que Alex salía hecha una tromba del departamento. Eldar se encogió de hombros y luego de darle un sonoro beso a Lyra, se levantó del sillón bastante fastidiado.

– ¿Qué? - dijo mirando a Súmmum - No se que le pasa. No pensé que estuviera enojada.

– Creo que a Lyra no le importará si hablas un momento con ella.

– No, adelante - dijo Lyra- Pasaron muchas cosas estos días y no debe ser fácil para ella haberse trasformado en un vampiro. No me molesta que vayas a hablar con ella, debes apoyarla, es tu compañera.

– De acuerdo - dijo Eldar besando a Lyra nuevamente - No me tardo.

– Estaremos bien - dijo Súmmum - Seguro Lyra querrá saber muchas cosas que pasaron estos días.

Eldar salió del departamento de Súmmum a toda prisa; sabía que Alex estaría ya en el estacionamiento del edificio poniendo en marcha su moto.

No se equivocaba; cuando la alcanzó, ella estaba montada en su motocicleta y se acomodaba el casco. El motor roncaba apagando los ruidos de los pasos de Eldar, por lo que ella no advirtió su presencia hasta que lo tuvo de frente. Eldar tenía ambas piernas a los lados de la rueda delantera y las manos apoyadas en la burbuja de acrílico de la moto. Estiró una mano y giró la llave apagando el motor. Sus ojos se cruzaron. La mirada de Alex era tan brillante como diamantes recién pulidos.

– ¿Qué pasa contigo? - dijo él - No quise ofenderte, solo trataba de distender las cosas, de encontrar una manera de hablar de lo que pasó sin ponernos dramáticos.

– Para ti es fácil ahora que tienes todo en su lugar de vuelta. Ya recuperaste tu vida. Volverás a la normalidad.

La voz de Alex sonaba entrecortada, con un tono quebrado y ronco.

– ¿Fácil? Nada es fácil desde que cumplí años. Nada volverá a ser normal para mi. Ya no soy el mismo. Entiendo que te sientas diferente ahora, pero no entiendo por qué estás tan molesta conmigo. Hice todo lo que pude, Alex. Me enfrenté al Consejo entero por ti. Si ellos hubieran decidido ejecutarte como pensaban hacerlo, no lo hubiera  permitido. ¿Es por que no estuve contigo después? —dijo con un gesto de fastidio.

– No —dijo ella en voz baja.

– ¡Muy bien! - exclamó Eldar - Te enojas conmigo y no me dices por qué.

– No tengo nada que decirte - dijo ella en ven el mismo tono.

La mirada de Alex se había vuelto sombría y una lágrima bajaba lentamente por su mejilla. Él estiró la mano para limpiarla, pero ella lo detuvo con un gesto brusco pasándose el dorso de la mano por el rostro. Se quedó mirándolo un momento y bajó la mirada, estaba enojada consigo misma y no tenía el valor de mirarlo a los ojos. Se sentía avergonzada de estar mostrando sus sentimientos en ese momento frente a él.

– Sí, estás enojada - afirmó Eldar dejando salir un suspiro - Alex, no se que hacer por ti. ¡Quisiera ayudarte, de verdad! Tendría que haberte acompañado a vigilar a Wolfgann y no lo hice. Estaba cansado, necesitaba relajarme. Para mi nada fue fácil en Argozz y solo quería descansar y ver a Lyra, pero ahora entiendo que no tendría que haberte dejado sola. En parte lo que te pasó es culpa mía y lo lamento.

– Tenías cosas más importantes que hacer - dijo ella sin mirarlo - Tu novia estaba mal.

Eldar dejó caer la cabeza en un gesto de cansancio, pero ya entendía por dónde venía el enojo de Alex.

– Es por Lyra - dijo llevándose las manos a la nuca.

Realmente no quería tocar ese tema, esperaba que ya estuviera superado y entendido, pero era evidente que aún no.

– No importa, lo siento - dijo ella - Olvida lo que dije. No tengo derecho a enojarme, ni siquiera a tener esta charla contigo. No soy nadie para hacerte un planteo y no tenemos que estar aquí ahora.

Alex tomó la llave de la moto para ponerla en marcha nuevamente, pero la mano de Eldar aferró la suya impidiéndole hacer lo que deseaba.

– Me siento una idiota. Nunca me comporté de esta manera —dijo ella esquivando su mirada — No se que me pasa.

– Alex, no se que decirte —dijo él buscando su mirada.

Ella levantó la cabeza y lo miró a los ojos inclinándose un poco hacia adelante sin darse cuenta de que de esa manera quedaba demasiado cerca de él.

– No tienes que decir nada —le dijo con voz firme.

– Es que ya te dije que no quiero que te sientas mal por mi —dijo  Eldar con un gesto de tristeza.

– Deja que me vaya - dijo ella en un susurro - Mañana será otro día, u otra noche. Solo... necesito tiempo.

– No puedo dejar que te vallas sin antes aclarar las cosas —le pidió él, estaba decidido a que ella acepte la situación.

– Las cosas están claras - dijo ella con una sonrisa triste - Nunca me alentaste a pensar nada y no me darás una oportunidad. Ni siquiera se por qué te digo esto.

Eldar se adelantó un poco y apoyó su frente en la de ella. Se sentía culpable por lo que le pasaba a Alex, pero no sabía cómo ayudarla. Lo único que podía hacer, era ser sincero con ella. Cerró los ojos y dejó salir un suspiro.

– Me gustaría corresponderte Alex —dijo con voz ronca —Pero no puedo. Sería injusto para ti y para Lyra. No podría darte nada... solo hacerte sufrir...

Estuvieron un momento en esa postura; él trataba de encontrar algo que decir para que ella no se sintiera mal, pero nada de lo que le dijera serviría.

– Si no vas a besarme, déjame ir - dijo ella de pronto con la boca temblorosa.

Eldar suspiró profundamente; en realidad se sentía incómodo y molesto por la situación. Lyra estaba esperando arriba y él sentía que no estaba haciendo lo correcto. Con cada acto, con cada palabra, sentía que lastimaba a Alex y no quería hacer eso.

– No voy a hacer eso, te confundiría mas -  le dijo apartándose de ella y dando un paso atrás - Tengo que ser sincero contigo aunque te duela... Tu no podrías ser la otra... y yo no podría engañar a Lyra, sencillamente por que la amo mas que a nada en el mundo. Estoy construyendo una relación formal con ella. Lo siento Alex, pero no puedo ser el que tu quieres que sea. Si te molesta como son las cosas, podemos pedir que nos separen y no te verás obligada a verme todo el tiempo. te aprecio y no quiero que sufras por mi culpa. Al menos hasta que esto pase.

– No, no encontraría otro compañero como tu. Más allá de lo que sienta por ti, eres el mejor compañero de armas que he tenido. Además no estoy pidiendo nada —dijo con voz entrecortada..

– ¿Prefieres resignarte a verme con Lyra siempre y fingir que no te afecta? - dijo él sacudiendo la cabeza.

– Si.

– Alex, no se cómo llegamos a esto —dijo Eldar pasando una mano por su cabello revuelto —Pero no me siento cómodo sabiendo que mi compañera de armas siente cosas por mi.

Alex lo miró de reojo, sus manos se aferraban con fuerza al manubrio de la moto. Se sentía avergonzada pero a la vez aliviada de poder decir lo que le pasaba.

– Lo sé - dijo sin expresión - No volverá a pasar, solo siento que me liberé de algo que me asfixiaba. Ahora ya lo sabes y no espero nada de ti.

– Hay algo que aún no sabes - dijo él metiendo las manos en los bolsillos - Tal vez no desees que te lo diga en este momento, pero lo sabrás de todas formas y quiero que lo sepas por mi y no por Súmmum.

– Tal vez no desee saberlo - dijo ella.

Alex encendió la moto y la hizo rugir como si descargara la ira haciéndolo.

– Lyra está embarazada - dijo él mirándola a los ojos - Viviremos juntos a partir de ahora. No quiero que eso sea una tortura para ti. Como compañeros de armas pasaremos mucho tiempo juntos y no quiero que te sientas mal, estamos a tiempo de cambiar las cosas.

Alex asintió con la cabeza en silencio y sonrió débilmente. A pesar de lo que le pasaba no podía sentir odio por lo que él acababa de decirle. Lo había dicho sin vueltas, así, de frente, como él era.

– Apenas hace unas semanas que te conozco. Esto que siento ahora se pasará de la misma manera en que vino. Soy vampiro ahora - dijo ella - Eso es algo que yo nunca podré hacer. Me refiero a eso de tener hijos. Supongo que debo felicitarte. A pesar de mi estupidez, me alegro por ustedes. Solo intenta tratarme de una manera menos gentil. Para que sea mas fácil volver a odiarte.

– Lo siento Alex, sabes que siempre puedes contar conmigo. Te apoyaré con esto de ser un vampiro y todo eso. Estaré a tu lado siempre que me necesites —dijo dando un paso atrás para apartarse de la moto —Estaré siempre para ti, pero como amigos, como compañeros.

– Como compañero de armas —dijo ella con una sonrisa triste

– Como compañero de armas —repitió el metiendo las manos en los bolsillos.

Alex se colocó el casco y puso el cambio. La rueda trasera de la moto giró en el lugar un segundo liberando un espeso humo blanco.

Eldar la vio alejarse a toda velocidad y perderse entre los autos que pasaban por la calle en ese momento. No había más que decir. El tiempo curaría las heridas del corazón de Alex, estaba seguro.

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