Capítulo 4 - El ataque (Parte II)

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Abrió los ojos lentamente y descubrió que estaba en una cama de dos plazas y en una habitación que no era la suya. Un reflejo de sol entraba apenas por entre las cortinas de un ventanal, las paredes eran blancas con algunos cuadros modernos y coloridos. Volteó para mirar a su alrededor y pudo ver la puerta que estaba entreabierta, aguzó el oído pero ningún ruido provenía de afuera. La primera sensación al tratar de levantarse fue un reflejo de dolor y un mareo. Se sentía con resaca, como si hubiera tomado mucho la noche anterior. Se levantó con sigilo y fue hacia la puerta, notó que estaba descalzo, miró alrededor buscando las botas y las encontró al lado de la cama, con rapidez se las calzó y advirtió que estaba hecho un desastre. Su jeans estaba manchado de algo negro que se había endurecido al secarse, entones un flash de la noche anterior acudió a su cerebro y recordó lo que había ocurrido. El corazón le dio un vuelco en ese mismo momento.¿Dónde estaba Lyra?. Abrió la puerta y salió de la habitación tropezando con el marco de la puerta.

 - Veo que ya estas despierto - dijo Súmmum desde la cocina.

Eldar se quedó petrificado, estaba en una estancia amplia que supuso era el living de la casa de Súmmum, frente a él una arcada con un pasa platos separaba la cocina modernamente equipada. Todas las paredes estaban pintadas de blanco. Amplios ventanales le daban una buena ventilación y luminosidad al departamento, todo estaba ordenado aunque lleno de libros por doquier.

Eldar quedó mudo ante la sorpresa, no esperaba encontrarse en la casa del brujo.

- ¿Dónde está Lyra? - pregunto desencajado.

- En su casa...supongo que descansando. Buen día.

-¿En su casa?

- Si - dijo Súmmum con naturalidad - Le di dinero para un taxi y se fue a su casa

-Pero... ¿La dejaste sola? - dijo Eldar un tanto molesto.

- Ella estará bien - dijo Súmmum mirándolo a los ojos con un poco de enfado - Me aseguré que se calme y se fuera a su casa, que es donde mejor puede estar.

-¡Bien! - exclamo Eldar fastidiado - Ya entendí ahora dime...¿Por qué estoy aquí?

- Si - dijo Súmmum rascándose la cabeza- Es una buena pregunta aunque primero deberías asearte y venir a desayunar, nos espera un largo día.

- ¿Un que? - dijo Eldar sin comprender - Es que... primero quiero que..

- Luego hablaremos tranquilos - le interrumpió haciéndole un gesto con la mano para que fuera al baño.

Eldar se metió al baño sin decir más. Se lavó la cara varias veces para despabilarse. Cuando levantó la cabeza, el espejo le devolvió una imagen desastrosa. Tenía el pelo revuelto y unos círculos oscuros rodeaban sus ojos; el cuello de la remera estaba manchado de sangre seca y una fina linea roja atravesaba su cuello en diagonal. A pesar de la sangre en su remera la herida estaba limpia y casi cicatrizada, tal vez Súmmum lo hubiera curado. Instintivamente se levantó la remera para verse la espalda donde el chico demonio le había hundido levemente la navaja, pero sus ojos se detuvieron en una marca enrojecida que tenía en la boca del estómago, parecían unas letras trazadas a la ligera; pasó la yema de los dedos por encima y comprobó que tenían un pequeño relieve. El recuerdo de la Daga De Los Mundos hundiéndose en el estómago del chico demonio le vino a la memoria, justo en el mismo lugar pensó, ¿Cómo podían aparecer esas marcas así de la nada?. Los recuerdos de la noche anterior comenzaron a aparecer en su mente como los flash de una cámara de fotos. Cada momento vivido en Ónix acudía sin cesar hasta el momento en que los vidrios estallaron y trató de cubrir a Lyra. Luego de allí, un gran dolor y la mente en blanco. Trató de recordar como había llegado hasta allí y llegó a la conclusión de que Súmmum lo había traído, pero ¿Cómo es que Súmmum lo encontró?. Estaba hilando sus pensamientos cuando unos golpes suaves vinieron desde la puerta.

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora