Capítulo 12 - huyendo del Castillo (Parte II)

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Eldar miró una vez más el lugar por dónde había desaparecido Súmmum y luego tomó la mano de Lyra y tiró de ella escaleras arriba. Detrás de ellos se escuchaban los chillidos del animal que intentaba levantar el vuelo. La escalera estaba llena de nichos en los que fácilmente entraba una persona parada, a Eldar le recordaba a esos museos en los que hay momias metidas en las paredes detrás de un cristal. No sabía si alguna vez había habido algo dentro de aquellos huecos, pero no podía dejar de reparar en su existencia. Los escalones se sucedían unos tras otro en un ascenso empinado que parecía no tener fin, la escasa luz que manaba de su arco, apenas si iluminaba los peldaños desgastados y resbaladizos. Al final, en lo alto, podía distinguir una línea vertical rojiza que se ensanchaba a medida que iban subiendo la interminable escalera.

- Espero que esa sea la salida - dijo Lyra agitada por el esfuerzo de subir.

Eldar advirtió el cansancio de ella y se detuvo apoyándose contra la pared frente a uno de los nichos abiertos en la roca.

- ¿Estás bien? - le dijo acariciando su mejilla suavemente.

- Si, solo estoy cansada - dijo ella imitando su gesto - ¿Qué pasará al llegar arriba?¿Qué haremos si nos están esperando afuera de la cueva?

Eldar levantó la mirada hacia lo que parecía ser el final de la escalera y suspiró profundamente.

- Esto es una locura Lyra - dijo afligido - No se como saldremos de esto, pero pase lo que pase no te separes de mí.

- Confío en ti - dijo ella en voz baja - Me da mucho miedo este lugar, aún no sé cómo estoy aquí. No comprendo cómo estoy viva aún después de pasar el portal.

- Yo tampoco lo entiendo - dijo él - Pero eso no importa ahora, lo que importa es que pude encontrarte y estás bien.

Un ruido sordo llegó desde lo alto de la escalera y la luz de una antorcha estalló en la oscuridad. Eldar tapó con su mano la boca de Lyra que ya se abría para emitir un grito y la empujó dentro del nicho que estaba frente a ellos y se apretó junto a ella, justo en el momento que unos pasos retumbaban por los escalones que cada vez se iluminaban más. Apenas entraban en el nicho, solo había unos centímetros entre la espalda de Eldar y el umbral de la cavidad en la roca. Lentamente retiró la mano de la boca de Lyra, podía sentir en su cuerpo el ligero temblor de ella. El tibio pecho de Lyra pegado al de él.

- Tranquila - le susurró apenas.

Los pasos por la escalera eran cada vez más cercanos. Cuando estuvieron más cerca, Eldar se apretó mas al cuerpo de Lyra, estaban tan pegados que ambos podían sentir los latidos del otro; el de ella desbocado; el de él increíblemente tranquilo. Lyra miró por encima de su hombro y vio pasar una sombra por detrás de Eldar. Uno de los demonios que la había capturado llevaba la antorcha y se detuvo justo detrás de ellos olfateando el aire.

- No están lejos - dijo uno de los demonios.

- Recuerda que la chica virgen y el hijo del amo deben llegar vivos - dijo otro demonio.

Por un momento Lyra contuvo el aliento y un terror paralizante se apoderó de ella creyendo que los habían descubierto, pero segundos después el demonio continuó la marcha seguido de otros diez o doce demonios más. Ella alzó la vista y se encontró con los ojos de Eldar, eran serenos, pero estaban oscuros y la miraban fijamente.

- No temas - le susurró él en su oído.

Poco a poco, los escalones se fueron volviendo oscuros nuevamente y el sonido de los pasos se fue alejando, pero ambos permanecieron en sus posiciones durante un buen rato hasta que la oscuridad fue absoluta y el único ruido era el de la respiración agitada de Lyra.

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora