Capitulo 4 - El Ataque (Parte 1)

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4 - El ataque

Necesitaba salir a tomar un poco de aire, los pensamientos giraban en torno a su cabeza vertiginosamente. Todavía no alcanzaba a entender todo lo que le estaba pasando; apenas horas atrás era un chico como cualquier otro, o por lo menos así se sentía, y de pronto se había transformado en una especie de fenómeno de estudio. Sencillamente todo era una locura demencial, algo que escapaba a todas las cosas normales y cuerdas, era como despertar de un sueño para descubrir que seguía soñando. Seguramente tenía muchas cosas que aclarar todavía, y Alma Vismark le debía un sin número de explicaciones, por que si de algo estaba seguro era de que durante todos los años de su vida había vivido bajo mentiras y eso lo irritaba al punto de ponerlo violento. Por eso antes de continuar descubriendo cosas de su nueva vida necesitaba tomar aire, un poco de distancia, intentar distraerse y aflojarse, todavía le dolía un poco la cabeza. Así que recordó a Lyra y lo angustiada que se había ido, ella no merecía su desplante, tenía que pedirle disculpas y tal vez hasta contarle lo que le estaba pasando aunque lo creyera loco y se burlara de él. Además ellos siempre habían estado juntos en todo y ahora necesitaba hablar con ella y descargarse para sentirse mas tranquilo. No se lo pensó dos veces. Fue hasta el estacionamiento del edificio y se subió a su motocicleta. El ronquido del motor lo relajó, era como volver a conectarse con algo familiar. Recorrió las quince cuadras que lo separaban de la casa de Lyra en menos de dos minutos puesto que casi no había mucho tránsito a esa hora. Ya eran las doce de la noche. Dudó un instante antes de tocar la puerta. Mirando la hora en su celular se dio cuenta de lo tarde que era. Miró las ventanas y vio que la de Lyra estaba iluminada. Decidió llamarla primero. El celular de Lyra sonaba insistentemente, pero solo lo atendió la cinta del contestador automático de la compañía telefónica.

- Todavía te dura el enojo - dijo guardando el celular en el bolsillo del jeans.

Pero Eldar estaba decidido a pedirle disculpas y contarle todo lo que le estaba pasando, así que se metió los dedos en la boca y emitió un silbido que Lyra conocía bien. Era su forma de comunicarse cada vez que él llegaba a esa hora, para no despertar a los padres de Lyra que se acostaban temprano. Al cabo de unos segundos las cortinas se descorrieron y la ventana se abrió. Eldar puso su mejor sonrisa.

- Mi hermana no está.

La cabeza de Erik asomaba por la ventana. Eldar borró su sonrisa. Erik era el hermano de Lyra. Tenía quince años y era bastante molesto a veces. Sus padres no lo dejaban salir demasiado, pero se colaba con ellos cada vez que podía. Su cabello rojizo estaba peinado con gel lleno de crestas; los ojos verdes delineados, porque según él “acentuaba la mirada”. Iba vestido de negro, como siempre y puso cara de entusiasmo al ver a Eldar parado bajo la ventana.

- Si quieres podemos ir juntos a buscarla - dijo mirando la VMW de Eldar.

- Probablemente - dijo Eldar subiendo a la moto - Como probablemente tus padres no te dejen salir. ¿Dónde esta?

- Si voy contigo me dejarán. No puedo decirte eso, Lyra me dijo que no te diga dónde fue. Si damos una vuelta tal vez la encuentres...de casualidad.

Eldar bajó la cabeza y sonrió. Lyra estaba definitivamente molesta con él.

- No voy a llevarte conmigo con los ojos pintados como una chica - dijo Eldar burlón.

- Ya te dije que el delineador es para endurecer la mirada - dijo Erik ofendido - Los darks lo usan.

- Ya comprendo. ¿Sabes que Lyra va a matarte si sabe que estás en su habitación?

- No se enterará si tu no se lo dices.

- Tal vez no se lo diga si me dices a dónde fue.

- No es justo que me extorsiones - protestó Erik.

Entre Ángeles y Demonios: La Daga de los Mundos (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora